Pequeño

Azul y Negro chocaban.

El adulto lo inspeccionaba de pies a cabeza intentando adivinar quien era en realidad, pero nada llegó a su memoria, mientras que, el pequeño rubío lo miró con el ceño ligeramente fruncido ¿quién era? Por un momento cuando él se dió la vuelta para hablar con el otro hombre, le pareció ver la silueta de su abuelo de espaldas, quizá era más alto, pero el cabello le era conocido al igual que los ojos, pero era diferente.

Sus ojos solo eran azules y ya.

Su mamá le había contado que los ojos de su padre eran más azules que los de su abuelo y que solían brillar cada vez que sonreía. Su padre sonreía y también le dijo que tenía un rostro amable, de vez en cuando era serio: en la academía militar, pero aún así sus ojos transmitían amor y calidez.

Era lo que ese sujeto no tenía.

Sus ojos eran azules, pero los veía obscuros y vacíos como si fuesen un arma filosa que en cualquier momento te apuñalaría, su rostro era serio y para nada amigable, no sonreía y tampoco emanaba cálidez como el otro chico que estaba por irse.

Y como última diferencia: esa cicatriz.

Tenía una cicatriz que empezaba por el pómulo de su mejilla derecha y subía hasta interceptar una de esas cejas rubías.

--- Me voy entonces --- dijo Kagura despidiéndose de la mano.

--- Espera ¿qué haré con el niño?

--- No lo sé --- se encogió de hombros --- él llegó a tu depa así que es tu responsabilidad. --- rió.

--- ¿Qué? --- arqueó una ceja --- no tengo tiempo para estar cuidando chiquillos. Llévalo a la estación de policia o lo que sea.

--- Estamos a mitad de un ataque terrorista, Bolt. Sería peligroso.

--- ¿Y? No es problema mío.

Kagura suspiró --- espera hasta mañana, ya es de noche no será seguro para él.

--- Kagura... --- dijo con poca paciencia.

--- Es solo un niño ¡Solo por esta noche, hombre! Además quizá te quite lo amargado.

Se cargajeó ocasionando que el rubío rode los ojos.

--- Llévalo mañana al cuartel, ahí veremos que hacer ¿va? Solo es una noche.

--- Como sea ¡ya vete!

--- ¡Va!

El pequeño simuló que no escuchó nada y regresó su vista a la ventana. Tenía ganas de llorar, quería el calor de su madre y no la frialdad de ese sujeto.

Sintió que lo miraba a través del marco de la puerta, pero no volteó.

Le daba miedo.

Su estómago rugió y no pudo evitar avergonzarse, lo menos que quería era lucir débil frente a él, pero era la clara imágen que tenía. Solo era un niño de cuatro años.

Lo miró cruzar frente al comedor y supuso que se adentró a la pequeña cocina que tenía el departamento, creía pequeña ya que la de su casa era amplía y ahí solía jugar a guerra de harina con su mamá cuando preparaba pan. Esa solo era dividida por una barra desayunadora y los colores eran opácos.

Tristes y obscuros, no eran cálidos y llamativos como los de su hogar, las cortinas eran azul pavo y las paredes blancas, cuando en su casa eran naranjas con una ligera tela semitransparente amarilla que quedaba a la perfección con las paredes color crema.
Miró el piso y eran mosaicos blancos mientras que, en su hogar había un lindo piso de madera color caoba que le daba ese toque elegante, pero cálido.

¡Que hombre tan aburrido! Pensó.

Era lo opuesto a su familia ¿cómo pudo compararlo con su abuelo? Eran totalmente distintos.

--- Come.

Reaccionó al oír su voz y ver frente a él un tazón, era sopa y los fideos desprendían un aroma delicioso y vapor junto a las verduras y ese trozo de carne desmenusado. Era lo único cálido en ese lugar.

Lo observó volver a la cocina y escuchó con claridad el sonido de algo abrirse, dedujo que era el refrigerador y en cuestión de segundos un vaso con jugo de naranja estaba frente a él al igual que una cuchara.

No dijo nada más y solo desapareció en las escaleras, asechó si en verdad se habíd ido y comenzó a degustar del plato. Había pasado al rededor de un día o quizá más sin haber comido ni bebido por lo que pensó que cualquier cosa que sea comestible le sabría delicioso, pero esa sopa en verdad lo era. Los fideos estaban perfectamente cocidos al igual que las verduras y la carne era suave y fácil de comer para él, la había desmenusado como su madre lo solía hacer, y de nuevo la recordó.

Extrañaba a su madre.

Era común en un niño de cuatro años que siempre estuvo cerca de su madre, las ganas de llorar aparecieron de nuevo, pero no quería. Tenía que ser fuerte como su papá.

Tomó el tazón y el vaso con cuidado ya que eran de cristal y temía romperlos, lo menos que quería era hacerlo enojar y que lo regañe, si su voz normal daba miedo entonces ¿cómo sería si regañaba a alguien? Con un escalofrio meneó la cabeza intentándo no imaginarlo. Se puso de puntillas y alcanzó a dejarlos en la barra donde estaba el lavabo, hubiese hecho más, pero no llegaba.

--- Oye...

Dió un pequeño brinco por el susto y volteó enseguida para verlo de nuevo en el marco de la puerta.

--- El baño esta listo.

Boruto lo pensó y quizá lo juzgó antes, ahora se comportaba algo amable y...

--- Ni pienses que te dejaré subirte a mi cama estando sucio, así que date prisa.

Negó mentalmente y frunció el ceño para ir hacía donde él. El baño era lo peor ¿dónde estaba su patito de goma y las burbujas? Ni siquiera había tina, solo era la regadera que a penad alcanzaba, sin duda alguna extrañaba a su madre.

Al salir, la habitación estaba vacía, caminó con cuidado de no pisar la camiseta que tenía ya que le quedaba enorme y parecía una toga en su cuerpo.

--- Tu ropa estará lista mañana.

Miró que entraba por el pequeño balcón de la habitación y encendió la luz de la lamparilla para que iluminara de una forma tenue la cama.

--- Si te pasas de la mitad dormirás en el suelo. --- le dijó al poner una división de almohadas para recostarse en su mitad.

Boruto rodeó la cama para subir, pero era muy alta, recordó que le dió trabajo bajar, pero subir sería peor.

--- Señor --- susurró --- no me puedo subir.

El adulto estaba acostado de tal modo que le daba la espalda, abrió los ojos con pesadez y suspiró --- No es mi problema que seas pequeño.

Boruto frunció el ceño y miró el buro que estaba a lado de la cama, jaló una gaveta y se apoyó en ella para subir. Al otro lado de la cama Boruto cerró los ojos al sentir peso en el otro lado: ya se había subido.

Las horas pasaron y solo durmió dos horas y de nuevo estaba ahí a mitad de su cama con insomnio, suspiró con pesadez y se sentó en la cama para ver al niño hecho un ovillo en su lado, la noche era helada y olvido darle una sábana, él tampoco la pidió, pero por lo que veía era orgulloso. Con los pies descalzos caminó hasta el armario en donde sacó una manta y lo cubrió para intentar dormir de nuevo, pero no lo logró.

Por alguna extraña razón estaba acostumbrado a despertar a las tres de la madrugada y quedarse pensando.

¿Quién era?

¿Por qué justamente a esa hora despertaba todos los días sin falta? Ya era una costumbre y cerró los ojos a esperar que el sueño le llegue aunque sabia que era inútil, siempre lograba conciliar el sueño de nuevo exactamente a las cinco de la mañana. Solo tenía que esperar dos horas.

Justo cuando creyó que podría dormir un sollozo lo alertó, venía del bultito cubierto en mantas. Simplemente lo ignoró.

Era un niño lejos de su madre así que era normal que la extrañe ¿qué podría hacer? ¿Consolarlo? ¿Para qué o por qué? Solo tenía que llevarlo al cuartel y se libraría de él, no tenía porque involucrarse en su vida y ni pensaba hacerlo.

Y sí, Boruto era un niño pequeño y solo quería tener su vaso de leche tibía y dormir en los cálidos brazos de su madre.

El sonido del despertador resonó en la habitación, Bolt lo apagó enseguida y se extrañó, él solía despertar una hora antes de que sonara. Miró de reojo y la cama estaba vacía y sin saber porqué, se alteró. Buscó con la mirada enseguida y lo encontró viendo la ventana y ahí comprendio el porque no despertó a su hora de siempre. Estaba nublado y el sol de la mañana solía entrar por la enorme ventana y golpearlo directo en la cara.

Se frotó el rostro y un trueno hizo eco en el lugar mientras la luz del cielo iluminaba la habitación.

--- No andes descalzo --- ordenó y el niño lo miró --- hay rayos.

--- Tengo calcetines --- dijo sacando su pie de la camisa que le llegaba hasta el suelo.

--- Es lo mismo --- chasqueó la lengua y se levantó para ir al baño, necesitaba una ducha.

--- No te bañes --- dijo el pequeño y Boruto se detuvo antes de abrir la puerta para mirarlo --- Hay rayos.

Bolt arqueó una ceja y se llevó los cabellos atrás ¿quién se creía ese chiquillo?

--- Será agua calentada, niño --- hizo enfasis en lo último.

--- Es lo mismo.

Frunció el ceño y con la colera rebozando en los ojos abrió la puerta del baño y la cerró de un portazo.
Minutos después salió hechando chispas pues por más que quizo no pudo bañarse.

Lo buscó de nuevo y estaba caminando de nuevo por la ventana, le pareció gracioso ya que con su camisa parecía un fantasmita andante recordó su ropa y fue a verla en el secador donde la habia dejado.

--- Aquí esta tu ropa --- dijo dejándola en la cama. Luego se volteó para buscar la suya, había fresco esa mañana y era algo normal, estaban entrando en otoño.

Miró de reojo al niño mientras se abotonaba la camiseta de manga larga y por suerte traía un suéter consigo, y por lo que pudo encontrar en la pequela mochila que traía es que también llevaba una bufanda y guantes.

Sea quien sea su madre era precavida e intuitiva.

--- Señor.

Bolt chasqueó la lengua ¿señor? Si tenía veinticuatro años ¿tan viejo se veía?

--- Bolt. --- le corrigió.

--- Mi mamá dice que es de mala educación llamar a un adulto por su nombre --- dijo con total inocencia.

--- Tu mamá tiene razón, pero no soy un señor ¿si?

--- Pero usted es casado.

Él lo miró sorprendido y dirigio su vista hacia donde él veía, era su mano derecha, tenía un anillo de plata en el dedo anular.

--- Eres muy observador.

--- Entonces si es un señor.

Él bufó frustrado --- como sea ¿para qué me hablaste?

--- No puedo atar las agujetas --- dijo mirándo sus botas y él se acercó para luego agacharse y atarlas. --- ¿me llevará con mi mamá?

--- No tengo la menor idea de quien es tu madre así que no. Te llevaré con unos sujetos que la buscarán.

--- Si le digo su nombre... ¿la podrá encontrar?

Bolt ajustó los cordónes y pasó al otro pie --- Lo dudo. Bueno yo no, pero esas personas sí.

--- Mamá dice que no debo decir mi apellido.

--- ¿Tan importante eres, o tu madre es muy exagerada?

El se encogió de hombros ¿qué íba a saber? Solo era un niño.

Minutos después se encontraban corriendo entre las personas para no mojarse, fue mala idea salir sin paraguas. Bolt se detuvo en la estación de tren para esperar el suyo, se sobresaltó a la acción del niño.

Miró hacía abajo y él estaba viendo el lugar algo incómodo, pero lo que lo dejó anonanado  fue que haya tomado su mano, miró por unos segundos sus manos unidas y no protestó. Era lo conveniente pues habían muchas personas.

--- ¿Vamos al cuartel?

Bolt lo miró sorprendido de nuevo ¿sabía del cuartel?

--- ¿Cómo lo sabes?

--- El chico de lentes me dijo que vaya ahí, pero me perdí.

Quería preguntarle como es que llegó a su departamento, pero decidió no formar más charla.

Se sintió muy incómodo cuando veía a la gente pasar y se le quedaban viendo ¿era por el niño? Lo sintió tensarse y sujetar su mano con fuerza.

Lo miró y se estaba escondiendo detrás de él.

--- ¿Qué pasa?  --- le preguntó y se colocó a su altura.

--- Esas personas --- miró hacia un lado asustado --- me separaron de mi mamá.

Entonces se trataba de un secuestro, se irguió y lo ocultó detrás de él mientras observaba a los tipos. Claramente veían a cualquier niño que tuvieran en frente. Sujetó su mano con fuerza y comenzó a caminar entre la multitud para alejarse. Miró sobre el rabillo y lo seguían.

Maldijo a lo bajo porque el niño fuese rubío.

Su cabello resaltaba entre los castaños y pelinegros del lugar. Comenzó a caminar rápido y volteó de nuevo y sí, lo seguían.

Los tipos comenzaron a correr entre la gente.

--- Maldición.

Sin saber porqué, cargó al pequeño en brazos y comenzó a correr igual. La lluvía caía a chorro en las instalaciones y sus botas salpicaban tras correr.

--- ¡Tienen arma! --- dijo Boruto aferrándose a su cuello porque corría muy rapido.

Bolt volteó de prisa y lo apuntaban, se agacho y la bala resonó en el pasillo donde la gente corría y gritaba. Observó a lo lejos que un tren abrió sus puertas, era su oportunidad.

Alceleró, pero uno de los tipos se interpuso en su paso, justo cuando estaba tan cerca.

--- Corre --- le dijo al niño cuando lo bajó --- ¡Hecha a correr! --- gritó sujetándo al tipo que estaba a punto de disparar.

Boruto lo miró asustado, pero sabía que quedándose ahí solo seria un estorbo. Las puertas del tren estaban por cerrarse y corrió.

Cuando entró volteó creyendo que el señor estaría detrás de él, pero vio que no.

Intentó salir de nuevo, pero las puertas se cerraron en su cara y las golpeó para intentar salir.

El "señor malo" estaba tendido en el suelo sujetándo al tipo con el arma. Miró con horror que atrás venían los demás.

--- ¡Te encontraré! --- gritó Bolt y el lo escuchó con claridad mientras el tren comenzaba a avanzar.

Fue ahí cuando Bolt sintió desesperación sin entender porque, solo quería correr y seguir a ese tren.

Mientra que, el pequeño Boruto sentía su corazón oprimirse de nuevo. Era lo mismo que le habia dicho su madre.

--- ¡Te encontraré!

Ese sujeto no era malo como creía, había sentido el mismo sentimiento que con su madre y por primera vez, esos ojos azules que antes eran fríos, mostraban cálidez y amor, como su madre habia dicho.







Nota:

Actualizaré hasta la próxima semana por motivo de exámenes, espero les haya gustado el capítulo y el siguiente igual tratará de ambos rubíos 🤗

Hay un párrafo que tiene algo que los asustará, haber cuantos lo notaron 🙊

Solo diré algo antes de irme a la prepa.... el anillo de Boruto que le dió Sara era de juguete y estaba en el dedo meñique ;v

Gracias por su apoyo los quiero y nos leemos luego 🤗😉

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