Padre e Hijo

Los ojos de Kagura se abrieron como platos y su mandíbula se entreabrió tanto que Bolt creyó por un momento que se le caería.

--- ¿¡Cómo qué perdiste al niño!?

El rubío dejó escapar un suspiro pesado, lo menos que quería ahora era que le hecharan en cara el pésimo... ¿cuidador? Que era...sí, se sentía horriblemente mal.

Había perdido a un niño de cuatro años que era perseguido por matones como si su cabeza valiera millones. Ahora se arrepentía de no haberle preguntado quien era su madre porque estaba dispuesto a decirle, y según lo que habían dicho Denki y los demás, era que ni siquiera su nombre les quería decir.

¡Claro que lo intentó! Recorrió las estaciones del metro por horas y horas entre la fuerte lluvia. Eso le preocupaba más, la lluvía no cesaba y al contrario, se hacía más gruesa y helada y un pequeño estaba perdido.

Si hubiese sido por él, se quedaba hasta la noche para encontrarlo, pero lo llamaron del cuartel con urgencía, y ahora estaba sentado en ese cuarto cálido mientras ese niño estaba quien sabe donde ahí afuera donde había una tormenta.

Sin duda alguna se sentía perfecto...

--- Hubiese seguido buscando si no me hubiesen llamado por una ridicules.

--- No creí que fueras a perder al niño, te estabas tardando en llegar.

--- Y yo no creí que ese niño fuese víctima de un secuestro --- lo miró furioso --- ¡Por eso te dije que lo llevaras con la policia! Hubiese estado mejor ahí y quizá ahora con su madre que ha de estar preocupada.

Siguió hablando mientras sentía la frustración y desesperación. Un rayo impactó regando una luz destellante por la habitación ¡eso no ayudaba! La tormenta y el niño...todo le comía la consciencia...

--- Oye tranquilo...No creí que te afectara tanto...

--- ¡Es un niño de cuatro años, Kagura! Con matones siguiéndolo, estaba bajo mi responsabilidad ¿Cómo diablos voy a estar tranquilo? ¡Que no ves la horrorosa tormenta ahí afuera!

--- No tienes porque gritarme ¿por qué estas tan histérico?

¿Histérico?, se preguntó. Ni el lo sabía o incluso podía negar que estaba histérico, pero entonces ¿por qué se sentía tan nervioso, ansioso y preocupado?

Completamente decidido en dejar esa charla, salió hacía los pasillos que lo llevaban al exterior, quería aire fresco y afura había una tormenta ¿dónde se habrá metido ese chiquillo? Le dijo: Te encontraré, pero por más que buscó no lo encontró, preguntó en las estaciones y nada, incluso habló con las personas y nada.

Era como si se lo hubiese tragado la tierra o quizá lo encontraron...No, era ilógico, dejo a esos tipos casi inmóviles como para que lo pudiesen perseguir.

La única opción era que el se haya ido...por su cuenta...

--- Se donde está, pero me perdí.

Él sabía que se dirigían al cuartel y ahí estaría seguro...si un niño se sabe ubicar en el campo es por el sol, pero este día estuvo nublado...

Las manos de Bolt apretaron el varandal de metal, tanto que sintió la sangre helarse ante el tacto del frío objeto. Un rayo que impactó en un árbol le iluminó el rostro y su corazón bombeó desesperado.

¿Habrá intentado buscar el camino?

Sus ojos se agrandaron y bajó en seguida sin importarle que las gotas cayeran como granizo sobre él, solo había pasado la reja y estaba empapado. Aún más desesperado recorrió la cercanía del lugar con la mirada y a lo lejos divisó esos cabellos llamativos cerca de un árbol.
Era él sin duda alguna, corrió sin importarle el peligro de la tormenta pues aquel niño corría aún más bajo aquel árbol. Mientras se acercaba lo pudo divisar recostado ¿estará hérido? Pensó de inmediato frustrado.

En cada paso sentía sus botas hundirse en el lodo y que por más que avanzaba no llegaba.

Sentía una opresión en el pecho.

--- ¡Boruto!

Su voz se escuchó a pesar de la pésada llovizna y observó claramente como levantó su rostro y lo miró.

Esos ojos obscuros...

Cuando se dió cuenta ya estaba tan cerca de él y sin poder reaccionar se quedó quieto cuando lo abrazó. ¿debía responder? Él niño estaba asustado y era normal que hiciera esa acción, pero el se sentía verdaderamente confundido.

¿Cómo del día a la noche, un niño le importaba?

Sin saber porqué, lo cargó. Estaba helado y empapado, el agua chorreaba de sus cabellos y sus ropas estaban llenas de lodo. ¿Por qué se sentía aún peor?

Entró sigilosamente a la habitación que tenía en el cuartel para no llamar la atención, la puerta del baño la abrió de una patada y comprobó si había agua caliente, pero de nuevo recordó lo de bañarse mientras hay rayos.

Maldijo a lo bajo ¿por qué nada le salía bien? ¿tan difícil era cuidar a un niño? Y aún peor ¿por qué lo cuidaba? Llenó de agua caliente un cuenco para quitarle todo el lodo que traía encima, claramente lucía fatigado, ído y sobre todo agotado. El cansancio rebosava en sus ojos y su cuerpo estaba a punto de desplomarse. Al limpiar su frente comprobó que estaba ardiendo, era más que obvio que lo estaría. 

Dentró de su armario busco una de las camisetas que solía llevar debajo del uniforme: una blanca de manga larga, la tela era de algodón y bastante acojedora. Se la paso sobre la cabeza hasta vestirlo y como el mismo resultado de la mañana, parecía un fantasmita con su ropa.

Boruto pestañeó y se frotó los ojos con el dorso de la mano y luego lo miró.

--- Duele --- susurró tocando su cabeza.

Bolt de inmediato lo revisó, pero no tenía nada. Supuso que era por la temperatura. Tomó su mano y lo guió a la cama individual pegada a la pared.

--- Enseguida vuelvo.

--- Quiero leche --- susurró sentado en la cama y el lo notó, quería llorar.

Salió enseguida, tenía que darse prisa.

--- ¡Bolt! --- dijo Kagura al verlo pasar por un pasillo. --- creí que te habías ido.

--- Con esta tormenta ni loco --- dijo para luego entrar a la pequeña cocina del lugar.

Observó el lugar que era decorado muy simple...solo se preparaba comida. Miró a una mujer de cabello cortó que se paseaba por la misma mientras cargaba platos. 

--- Disculpa...

Ella pegó un grito y casi se le caen los platos del susto.

--- Lo siento...

--- ¡No! --- sonrió --- ¿Qué se le ofrece?

El vaciló un momento y se rascó la barbilla --- ¿Aquí hay leche?

Ella parpadeó confundida --- ¿Leche? --- Los militares no solían beber leche, si no licor o bebidas energéticas.

--- Sí...leche y...un termómetro...

--- Esperé un momento. --- dijo para luego perderse detrás de una barra y aparecer con un pomo --- ¡tiene suerte!

Minutos después corrió a su habitación para ver al pequeño en la misma posición.

Se acercó y tocó su frente y era más que obvio que estaba enfermo, pero debía comprobar la gravedad. Lo recostó y le introdujo el termómetro en la boca, y mientras pasaban los minutos intentaba preparar esa dichosa fórmula ¿Tan difícil era? Un pequeño sonido emitió el aparato y se acercó para ver cuanto de temperatura tenía.

¿Treinta y nueve grados era muy malo para un niño? Ni siquiera eso sabía y se frustró. Logró conseguir una pastilla, pero los niños no sabían tomarlas, sólo hizo lo que supuso que estaría bien.

Vertió en la leche los trocitos de la pastilla y la mezclo --- No te duermas aún --- le dijo para darle el vaso.

En otra ocasión a Boruto le hubiese importado que ese no sea su vaso, pero lo ignoro por el cansancio. Bebió hasta la última gota y al exhalar, su suspiro se dibujó en el aire. Hacia bastante frío.

Bolt cerró la ventana y remojó un trapo en el cuenco de agua helada para luego exprimirlo y acercarse de nuevo.

--- Esta helado --- dijo colocándolo en su frente.

Se removió, pero al instante se quedó quieto y cerró los ojos dejándose llevar por el agotamiento y malestar.

El rubio observó detenidamente al niño. Se sentía mal al verlo respirar agitadamente con las mejillas coloradas por su estado. Aprovechó que el Jersey que le puso le quedaba guango del cuello para bajarlo y ponerle otro pañuelo en el pecho. No supo cuanto tiempo tardó cambiando los trapos, pero se levantó sólo porque el agua ya había quedado tibia.

Cuando estaba por sujetar el cuenco para cambiarlo, se quedó quieto al escuchar los nudillos en su puerta y después una voz femenina, una en especial.

Maldito a lo bajo y apagó la luz mientras agradecía que la puerta al abrirse no tuviese vista a la cama.

Respiro hondo y giró el picaporte.

--- ¡Bolt!

Retrocedió un poco por la fuerza en que la chica lo abrazo y sólo correspondió dando leves palmadas en su espalda.

--- Creí que te quedarías una semana más en Japón --- murmuró apartandose un poco.

--- Ese era el plan --- dijo pasando sus brazos por su cuello para darle un beso, pero el ladeo el rostro de repente y esos labios carmín se estampado en su mejilla.

--- ¿Y qué pasó? --- preguntó tomando sus brazos con delicadeza para apartarlos sin ser tan obvio y poder cerrar la puerta detrás de él para que no entrara.

Ella arqueó una ceja extrañada --- Yo... bueno tuve inconvenientes, pero eso no importa ahora.

Apoyó su dedo índice en su pecho y frotó la tela --- estas mojado.

--- Estaba entrenando...

--- ¿Bajo la tormenta?

--- Sí --- se encogió de hombros --- y por ello me siento muy agotado, será mejor hablar mañana...

--- ¿Por qué no me dejas quedarme? --- hizo una mueca.

--- Quiero dormir y mi cama es individual.

--- ¿Ya pensaste sobre qué compremos una casa?

--- Sí y es la misma respuesta, nunca estaré sabes que estoy todo el día aquí.

--- Lo sé, pero...

--- Buenas noches, Sumire --- le dio un rápido beso en la frente y entró a su habitación.

Suspiro, quedándose un momento apoyado en la puerta. Se tocó la cabeza sintiendo de nuevo ese dolor al que creyó acostumbrarse.

Casarse con ella había sido el peor error de lo que recordaba de su vida.

En sí, nada.

Sumire se pondría furiosa cuando se enterara que tenía un departamento. ¿Furiosa? No...se pondría como loca.

Estaba pensando seriamente en escapar de ese mundo. Esa mañana lo había decidido, pero apareció ese pequeño y se interpuso en sus planes. Ya había planeado irse lo más lejos y empezar de nuevo, total...no recordaba nada. Su única atadura a Corea era ella, bueno eso creyó.

Después de despertar del coma todo era un completo caos en su interior.

Despertar y no saber quien eres era horrible, pero aún peor era que nadie que te conocía estuviese junto a ti.

Estaba solo.

Y ella apareció, le había dicho que estaban comprometidos y que le había prometido que después de la guerra se casarían.

Era una completa locura creerle cuando no sabía ni su propio nombre. Entonces ¿por qué lo hizo? Por la sencilla razón de que no quería sentirse sólo, quería sentir al menos que pertenecía a una "familia"

Ella le había dicho que su familia fue víctima de la guerra. Al despertar tenía la esperanza de ser encontrado como los otros militares, pero jamás pasó y tendría sentido.

Había perdido a su familia y estaba sólo.

Lo único cercano a una familia era ella, por ello aceptó y ahora se arrepentía.

¿Familia? Por más que intentó querer a esa chica que segun era "el amor de su vida" jamás ocurrió. Al principio sintió cariño que luego se transformó en frustración y aburrimiento.

No sabía porque, pero recordaba una frase, para el era bastante graciosa, pero cierto.

"El agua y el aceite no se juntan,
pero bien que pueden ir en el mismo frasco.

En primera, si el quería ser agua, Sumire igual lo era y ocurría lo mismo con el aceite y lo hacía totalmente aburrido.

No podía aprender nada de ella ni ella de él.

En segunda, no podían caber en el mismo frasco. No la soportaba, sabía que sonaba cruel, pero el convivir con ella era tedioso y...frustrante.
No podía hacer nada sin que lo siga o no lo dejaba en paz.

Tercero, No lo dejaba irse.

Se sentía extraño al estar en Corea como si nunca perteneciera ahí, por más que le había jurado que el era de ese lugar...no podía creerlo. Se lo había dicho varias veces, pero le decía lo mismo: Es tu pérdida de memoria, tu eres de aquí.

Su esperanza para no sentirse sólo se convirtió en u a correa. Lo tenía atado al lugar y siempre que quería ir de militar a otros lados el propio sistema se negaba como si no quisieran que saliera del lugar.

Por eso había planeado irse, quizá a otro continente, pero entonces...lo detuvo ese niño.

Se acercó ante el tintineo del aparato y sonrió al ver que bajó un poco. Sumergió un dedo en el agua y ya había quedado fría de nuevo así que comenzó con su tarea anterior.

Abrió los ojos de golpe como todas las noches y se removió al darse cuenta que se durmió sentado a lado de la cama. Aún aturdido se sobo el cuello y se quedó quieto al observar la cama.

Estaba vacía.

Se levantó ocasionando un ruido chillón de la silla al rasparse con el piso y volteo en seguida recorriendo la habitación.

Estaba de pie junto a la ventana.

--- ¿Qué haces ahí? Regresa a la cama.

Le tocó el hombro, pero se quedó quieto viendo la ventana. La luz de los rayos se reflejó en su rostro provocando un brillo en esos ojos negros.

--- ¿Te dan miedo los rayos?

El negó y lo miró --- ¿Cuándo llueve, es en todo el mundo?

Bolt lo miró confundido por su pregunta --- No...es en distintos lugares, pero no en todo el mundo.

--- ¿Entonces no está lloviendo donde está mi mamá?

--- No lo sé ¿de dónde es? --- dijo sentándose en la alfombra ya que no lo movería por nada del mundo.

--- De Japón. --- dijo sentándose a su lado.

--- Japón...--- repitió impresionada --- Vaya, pues quizá este lloviendo, no podría darte un pronóstico exacto. Hoy no escuche la radio.

--- Espero que no.

Bolt miró como fruncio ligeramente el ceño mientras veía las gotas resbalar en el cristal.

--- ¿Le tiene miedo a los rayos? --- preguntó curioso.

El negó --- mamá llora más cuando llueve.

--- ¿Llorar?

--- Sí --- Lo miró neutro --- mamá llora más cuando llueve porque cree que así no la escucharé, pero lo hago. Mamá siempre despierta a las tres, a veces habla sola o llora, finjo que duermo para que no se sienta mal por haberme despertado.

Jugó con las mangas largas del suéter e hizo una mueca de disgusto.

--- Aquel día que me pillo despierto se puso más triste y dijo que lamenta haberme despertado.

Bolt lo escuchaba atento mientras el sonido de las gotas golpeando la ventanilla, llenaban el silencio que se había formado. ¿Debía preguntar? Era un niño y por lo que veía no le afectaba hablar de temas así, era como si estuviese acostumbrado.

--- ¿Por qué llora?

--- Por papá.

Él sintió enojo de repente y se irguio pensando como continuar.

--- ¿Los abandono?

El negó --- papá duerme y mamá se siente sola.

《Dormir》se dijo en sus adentros, consideraba que la palabra muerto era algo fuerte para un niño y por ello usaba ese termino.

--- Lo siento.

--- ¿Por qué las personas dicen eso? No sienten lo que yo.

Bolt lo miró boquiabierto por la fluidez con la que hablaba ¿en verdad tenía cuatro años?

--- Eso dice mamá --- completó y lo miró --- pero si es cierto.

De nuevo el silencio reinó y ambos rubíos contemplaban la lluvía.

--- ¿Cómo es un papá? --- preguntó el pequeño llamando la atención del adulto.

--- ¿No...lo conociste?

El negó --- mamá dijo que se fue antes de que naciera. 

--- Ya veo --- regresó su vista ante la ventana --- supongo que...es lo mismo que tu mamá, pero es más como un amigo quizá...

--- Tu eres mi amigo. --- sonrió

Bolt balbuceó y alzó una ceja ¿amigo? Sólo se conocían por un día aunque era normal en un niño hacerse amigo de cualquier persona.

--- Compañeros --- le corrigió. Aunque sólo eran conocidos.

--- Amigos --- afirmó.

--- Apuesto que ni siquiera sabes que es un "amigo"

--- Si sé --- frunció el ceño.

--- Te escucho.

--- Mamá dice que es cuando quieres mucho a una persona, también hay amigos pla...fra...--- titubeó.

--- Fraternales --- le siguió y él asintió con una mueca 《odia equivocarse 》

--- Quiero a muchas personas, pero todos son familia --- dijo poniéndo un dedo en su barbilla como si estuviese pensando --- pero usted es la primera persona que quiero y no es familia.

Él se quedó callado al ver su sonrisa acompañada de él brillo en sus ojos, esos ojos eran tan profundos ¿existían? Era la primera vez que veía unos ojos tan obscuros como el carbón, pero brillosos como una noche estrellada.

Una noche interminable.

Ladeo su rostro y sonrió--- Apuesto que no sabes que significa querer.

Su sonrisa se amplió más al ver que frunció el ceño de nuevo, sus ojos se achicaban, su nariz se arruga con delicadeza y sus labios hacían u puchero.

Una expresión familiar.

--- ¡Si lo sé!

--- Claro que no --- rió mientras se levantaba --- venga, métete a la cama o te volverás a resfriar.

--- Pero ¿me escuchará? --- preguntó imitándo su acción.

--- Cuando te duermas me cuentas.

--- Bien --- sonrió corriendo hacia la cama, pero antes de subir se detuvo y lo miró. --- No podré contarle si estoy dormido.

--- Por eso.

--- ¡Es malo! --- se cruzó de brazos repitiendo su expresión de hace unos momentos ocasionando una pequeña carcajada de parte del adulto.

--- Esta bien --- lo subió y se apoyó en el respaldo de la cama --- Te escucho.

Sintió calidez al verlo sonreír ¿eso provocaba un niño? Ellos tenían un poder especial con los adultos y ahora lo comprobaba.

Eran cinco para las cinco y su mirada se perdió  en esa cabellera. Sus dedos con algo de temor acariciado su mejilla y luego revolvió sus cabellos.

¿Qué era aquello? ¿por qué sentía tanta calidez al estar cerca del niño? Recostado a su lado lo observaba, grabandose su rostro como si fuese a desaparecer y eso sucedería una vez que encuentre a su madre.
La necesidad de querer pasar un poco más de tiempo con él, le llegó.

Era imposible, mañana mismo empezaría a buscar a su madre. Por lo que sabía era hijo único y su madre debe estar muy desesperada, incluso más por lo de su padre. Lo mejor era que se encontrarán lo antes posible.

¿Cómo estaba? Se preguntó y paso por su mente poder consolar a aquella mujer, aunque más bien fue por su corazón.

Porque sí, tal y como el imaginó aquella mujer pelinegta yacía en su cama admirando la ventana impregnada por la llovizna que después de varias horas lograba cesar así como su llanto.

Era difícil despertar por recordar aquel día en el que vió su sonrisa por última vez, en el día que su mundo estalló como aquella bomba que acabó con su vida, pero ahora era aún más doloroso despertar y no tener a su bebé a su lado acurrucándose por el frío.

Su único recuerdo.

Apretó a su mejilla al señor ave, preguntándose si su hijo lo extrañaría al dormir o si le darán su porción de leche tibia antes de dormir y lo adormeceran como ella lo suele hacer.

Sabía que no y eso le dolía.

Poco a poco sintió los parpáfos pesados y a lo lejos divisó el reloj.

Las cinco.

Cayó en el profundo sueño como todas las noches al igual que cierto rubío quien ya con los ojos cerrados, permitía que el pequeño se acurruque en su pecho formando así una imagen perfecta de un lazo entre padre e hijo, sin saberlo...






《PRÓXIMO CAPÍTULO 》

Tan cerca, pero tan lejos.

Sus botas pisaron los escombros del lugar y se ajustó la máscara por la radiación, era muy baja, pero aún había. Varios soldados coreanos revisaban lo que quedó de aquella zona de guerra sabiendo que en algún lugar los rusos escondían su arma secreta.

Bolt se desvió un poco, dejándose guiar por su curiosidad llegó a una instalación que se le hizo parecida al cuartel en donde estaba, era una Academia y militar.

Se adentró y se topó con varios autos, pero uno le llamó la atención. Soltó un silbido al ver un modelo que le parecía cool era un auto negro, pero cubierto de polvo él cuál limpió el de la ventanilla y miró dentro para luego abrir la puerta.

Siempre quiso un auto, pero se tenía que conformar con el tren.

Sin poder resistirse se sentó y tomó el volante, miró a su lado y el libro en el asiento de copiloto le llamó la atención.

Sus guantes negros recorrieron la pasta que descubrió que era azulada después de retirarle el polvo.

--- ¡Bolt date prisa!

--- ¡Voy! --- respondió y metió el libro en su mochila para seguir su camino.

Nota:

Tienen suerte que terminando mi exámen me retiraron 😂 espero le sguste y poco a poco resolveré sus dudas, no se preocupen. Todo lo hago por una razón 🤗

Por ejemplo, él diario...sí, Boruto jamás lo leyó, no pudo hacerlo.

Actualizaré quizá hasta el martes que no tengo clases ya que está fin de semana me daré unas pequeñas vacaciones ya que en verdad es agotador escribir 😥

Sin más me despido, tengan linda noche y gracias por leer! 😉😙


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