El amor de una madre

Cada hora que pasaba era un martirio para Sarada, el saber que su hijo estaba secuestrado era motivo para llevar su preocupación a extremos, pero ahora que sabía a manos de quien estaba, se sentía realmente aterrorizada. Apretó los parpádos sintiendo como ese líquido salado intentaba escapar de sus ojos, y sin poder evitarlo sollozó.

Boruto quien miraba por la ventana del tren, la escuchó. Estaban solos en la enorme cabina del tren ¿por qué? Los demás estaban en la otra intentando tranquilizarse por el impacto de hace un momento y sin darse cuenta habían acabado ahí. Sarada estaba aturdida y no le había vuelto hablar, era más que obvio que no estaba en condiciones para hacerlo. Algo dubitativo se acercó, se suponía que era su esposa y debía apoyarla, era a su hijo a quien tenían, compartían el mismo sentimiento, pero sabía que el amor de Sarada sobrepasaba el suyo.
Ya frente a ella observó como las gotas caían en su falda roja, era un tono rojo vino que le pareció tan elegante y lindo, como si hubiese sido hecho sólo para ella, las mangas largas de su blusa beige cubrían un poco más de sus muñecas, tapando así, el inicio de sus guantes marrón. Frunció el ceño a lo último y con delicadeza la tomó del brazo levantándola de su lugar, Sarada lo miró confundida, pero no tuvo tiempo de reaccionar.

Sus manos tocaron con algo de temor el pecho en el que estaba aprisionada, como si tuviese miedo que desapareciera, aún le era irreal, a pesar de haberse amado hace unas horas, le resultaba algo imposible. Sintió la mano de Boruto subir por su espalda hasta llegar a su cabello para acariciarlo mientras le plantaba un beso en la coronilla.

--- No te diré que todo estará bien porque te estaría mintiendo --- dijo Boruto cerrando los ojos. Inhaló y ella sintió como su pecho se expandia y regresaba --- Sólo te diré qué los protegeré con mi vida.

Ambos brazos apretaron más a Sara hacia su cuerpo, y ella sin miedo alguno abrió sus brazos para rodearlo también.

--- Gracias --- susurró y se apartó un poco para mirarlo, él limpió sus lágrimas con su pulgar y besó su frente. --- necesito hacer algo...--- desvió la mirada hacia el otro vagón.

--- ¿Segura? --- preguntó dubitativo y ella asintió.

--- Aún tengo cosas que aclarar con ella...quiero...necesito hablar con ella.

Él asintió y la soltó, Sarada suspiro profundamente mientras se daba vuelta y se dirigía para a la puerta, el metal corredizo sacó a Sumire de su trance y miró a Sarada.

Incluso la superaba en su forma de andar, con pasos firmes y elegantes. Siempre creyó que Sarada era su ejemplo a seguir, pero se equivocó, lo que sentía era envidia y se arrepentía.

Desvió la mirada y apretó su falda en señal de ansiedad cuando sintió que se sentaba frente a ella.

--- ¿Ahora qué? --- preguntó Sumire esperando más de lo que sabía que merecía.

--- En verdad lo siento.

--- ¿Sentir qué? --- preguntó dubitativa Lo entendió al ver sus ojos cristalinos, ella no se disculpaba --- No puedes sentir lo que sentí.

--- Si lo puedo sentir, no lo digo con pena, es con sinceridad.

Sumire se levantó y le dio la espalda mientras suspiraba.

--- Eres estéril... ¿fue por ello?

--- Me habían dicho que lo más probable es que no vuelva a tener hijos por el aborto espontáneo, pero soy enfermera y creí que quizá era erróneo, pero me equivoque... mi cuerpo se dañó tanto como para poder concebir. --- guardo silencio un momento y luego la miró --- Te lo dijo el... ¿verdad?

Sarada asintió y se abrazó así misma.

--- Es idéntico a él. No había tenido la oportunidad de verlo tan de cerca, pero es hermoso, Sarada. Yo en verdad no sabía que tenías un hijo...

--- ¿Estaba Bien? ¿No estaba herido?

--- Sólo tenía un chichón en la frente, supongo que se calló de la cama, Boruto es muy descuidado, cuando recuperen a su hijo debes enseñarle a ser un buen padre...

--- Ni siquiera se si...

--- Lo harás. Quizá no lo demuestre, pero se encariño con el niño y ahora que sabe que es su hijo hará hasta lo imposible por recuperarlo.

--- Kawaki igual es capaz de todo.

--- ¿Qué le hiciste? Yo se que es estar obsesionado por alguien, pero no al punto de meter a un niño inocente.

Sarada bufó frustrada y se dejó caer en el asiento de cuero de nuevo.

--- Sólo lo rechaze. El compromiso fue arreglado de la nada y nunca me dijeron, me enoje y lo rechaze, pero no creí que llegará a tales extremos...

Pensó y pensó ¿qué hizo mal? El compromiso fue roto de una buena manera, su padre lo había arreglado, pero no creyó que ese tipo que era un total desconocido se obsesionara con ella. La obsesión superaba la de Sumire, él la intentó matar en la guerra y ahora tenía preso a su hijo, un niño que no tenía nada que ver en sus problemas.

--- Llegamos --- dijo Sumire viendo la ventanilla. Sarada miró de reojo y comprobó que decía la verdad --- ¿sabes? Me hubiera gustado que volviesemos a ser amigas, pero sería muy hipócrita de mi parte ¿verdad?

--- Sumire...

--- Lo que hice no tiene perdón y por ello no te rogare por el tuyo.

--- Yo puedo perdonarte... --- dijo con voz rota y la pelimorada  negó.

--- Es verdad, Sarada Uchiha. La única persona que conocí que sabía tener un corazón cálido así como frío ¿acaso haz olvidado tu lema? --- la miró y ella abrió los ojos sorprendida.

Yo perdono, pero no olvido...

--- De lo único que me arrepiento es de perder a mi bebé, quizá con él hubiese superado esta obsesión y ahora que lo pienso nunca estuve enamorada de Boruto --- tocó su pecho y apretó los botones de su chaleco --- Yo sólo quería recuperar lo que perdí y creí que con el lo tendría, pero jamás sucedió.

Miró su mano pálida aferrarse a la tela color lavanda, entonces el anillo de plata relucio en su mirada. Ese anillo que anhelo años atrás nunca significó lo que deseo.

¿De qué sirve tener el anillo si no tiene su corazón?

El anillo de la mujer va en la mano izquierda y el de el hombre en la derecha, ambos en el dedo anular para que cuando caminen juntos y se tomen de la mano sus anillos se dicen y de alguna forma representar que sus corazones estaban unidos.

El dedo anular esta unido al corazón por una vena, pero cuando caminaba a lado de Boruto tomados de la mano no sentía sus corazones unidos, sólo sentía carne y el frío tacto del metal, no sentía nada, nunca existió algo.

El tren se detuvo y los cabellos de Sumire revolotearon cuando la brisa azotó en su rostro.

--- Se feliz, Sarada.

Sus tacones retumbaran mientras caminaba, no le importó que las gotas  cayeran a chorros arruinando su peinado, era como si lo que una vez significó ya no tuviese sentido. No le importó que su bella falda de terciopelo beige se pringara de lodo ni tampoco que ese carísimo abrigo lavanda fuese una esponja ante la lluvia, su maquillaje yacía en el suelo y sólo caminaba un cuerpo vacío, así era como se sentía.

Miró los horarios de la siguiente estación y amplió sus ojos saliendo de su trance por el pequeño golpe que la sacó de su equilibrio, miró hacia abajo y encontró a una niña en el suelo. Estaba por agacharse a ayudarla, pero su madre apareció en seguida.

--- ¡Disculpe! ¿sabe dónde hacen los funerales a los del ejército?

Ella se desconcertó por su pregunta y la miró fijamente, era una chica que quizá aparentaba ser un poco mayor que ella, las ojeras abundaban en su rostro y vio claramente su reflejo. Piel pálida, ojos rojos, llorosos. La mujer lucía con pérdida de peso, quizá tuve una pérdida que le afectó bastante.
Miró hacia abajo y tenía tomada de la mano a una niña de quizá cuatro o tres años, tenía una boina algo grande para ella, pero podía ver que se le escapaban uno que otros cabellos obscuros.

--- En el cementerio de Corea, hay un área especial, si lleva tiempo será más fácil...

--- Es reciente --- susurró y observó como hizo más presión en el agarre de la mano de la niña, entonces la boina se hizo para atrás y alzó el rostro. Los ojos de Sumire se expandieron más de lo normal y sintió que su respiración de cortaba.

Cada  paso que daba era una tortura, sentía la grava crujir bajo sus botas con humedad.  Tenía que estar tranquila y seguir con el plan al pie de la letra, la vida de su hijo estaba en riesgo. Suspiro profundamente y tocó el timbre, la enorme puerta de mármol se abrió y dio paso a una habitación blanca, los mosaicos blancos y negros en forma de rombos eran horripilantes y temibles, las cortinas eran de un azul rey profundo, todo el lugar era serio y horrible para su gusto.

--- Hace años que no nos veíamos, querida.

La voz gruesa la sobresaltó y miró enseguida hacia su dueño. ¿Era él? Le parecía algo distinto, aquel chico que fue su prometido lucía elegante y tenía que admitir que si era apuesto, su corte, la tez morena y esos ojos azul metálico, pero ella sólo tenía ojos para su amado rubio de ojos celestes.

--- ¿Dónde esta?

--- ¿Por qué tanta prisa? Tenemos muchas cosas de que hablar, a menos que quieras cambiarlas por acciones.

Ella hizo una mueca y frunció el ceño: recuerda el plan, se dijo en su mente una y otra vez mientras el se acercaba.

--- Ya no eres una niña --- susurró tomando uno de sus mechones --- eres toda una mujer.

Sarada no pudo evitar asquearse cuando sintió su mirada recorrer su cuerpo.

--- Hay rubias, pelirojas y de todo tipo, pero tu sencillez te hace extravagante... ¿No te lo ha dicho tu marido? Supongo que sí. --- dijo y tomó su mentón mientras la miraba fijamente --- te quiero ahora, en este instante Sarada.

--- Quiero a mi hijo --- habló con sorna.

--- Ya te dije que está bien.

--- Quiero verlo, por favor...

--- Primero lo que quiero.

Ella apretó los labios y su cuerpo se tenso, el sólo imaginar sus labios y los de él...imaginar sentir sus manos era una total tortura, preferí a morir quizá, pero su hijo, tenía que seguir por su hijo...

--- Hazlo y le perdono la vida al mocoso, se que no eres la única aquí ¿creíste que soy un idiota?

--- No lo creo, lo sé.

--- No me dejaras las cosas fáciles. Bien ya lo veía venir de ti, querida.

Se separó y chasqueo los dedos dejando aparecer a unos hombres sujetando a Inojin, Shikadia y Mitsuki.

--- Bien Uzumaki ahora dime... --- paró en seco al no verlo --- ¿Dónde está el rubio?

--- Sólo a ellos encontramos señor.

Kawaki miró hacia arriba, las escaleras subían en forma de caracol, eran varios pisos, quizá diez. Eso no le importaba.

--- supongo que fue al último piso en donde está el mocoso --- miró a Sarada y luego a los hombres --- derriben el lugar.

Tomó a Sarada del brazo y ella lo miró boquiabierta ¿derribar? Vio como los hombres sacaban a sus amigos del lugar y fue cuando lo entendió. Habían bombas.

--- ¡No les hagas daño, por favor! --- gritó intentando liberarse --- iré contigo, haré lo que quieras, pero...

Su puño impactó en la mejilla de Sarada obligándole a callar.

--- No lo harás, No eres una mujer fácil.

Sarada pestañeó lentamente intentando recobrar el aliento. Kawaki tomó su mentón y la obligó a mirarlo.

--- Desde que pasaste este lugar me perteneces, mira el lado bueno. Padre e hijo morirán juntos.

La primera bomba estalló y ella miró horrorizada el lugar.

--- ¡Suéltame! --- gritó mientras pataleaba e intentaba safarze de su agarre.

--- ¡Llevársela! --- gritó Kawaki y el tomó una escopeta y se adentró de nuevo a la casa.

Boruto derribó la puerta de la última habitación, todo indicaba que fue esperado, no tuvo tanto problema en llegar y era la última habitación, sólo sabía que debía darse prisa.
Al adentrarse a la oscuridad su corazón se paralizó cuando un rayo alumbró toda la habitación dejando ver al pequeño atado en el centro. Un sentimiento se apoderó de él, uno incontrolable.

Tenía una hilera de sangre en su labio y estaba con la cabeza agachada, las salpicaduras de sangre en la habitación tampoco pasaron desapercibidas.

Sin pensarlo más se acercó a el y al tocarlo tembló y fue cuando encontró la venda en sus ojos se la quito de inmediato y cuando levantó el rostro débilmente su corazón se partió al ver sus ojos llorosos y los rastros de lágrimas que aún seguían en su rostro. Lo pegó a su pecho y acarició sus cabellos mientras apretaba los labios para contener la ira.
Reaccionó y le quitó las sogas junto al pañuelo en su boca. Los rayos iluminaron de nuevo el lugar y miró como los ojos de él se transformaron en horror, Seguidamente sintió el dolor punzante de algo chocar contra su cabeza y cuando se dio cuenta estaba en el suelo.

Se intentó levantar, pero sintió un puño en su rostro, usó su fuerza para terminar sobre su atacante y devolverle el golpe.

--- ¡Corre! --- Le gritó al pequeño quien estaba quieto y asustado.

--- Señor...

--- ¡Huye! En seguida iré por ti.

Tenía que salir porque no podría pelear libremente, ese sujeto tenía un arma y no se iba a arriesgar a que le hagan daño.

El niño se levantó con la poca fuerza que le quedaba y salió corriendo sin saber a donde ir, se detuvo al escuchar crujir las paredes. Era la sensación como si todo se viniese abajo.
Corrió detrás de una columna al ver una sombra y era ese sujeto que lo había golpeado, ese hombre malo que le había dicho que lo golpeaba por parecerse a su padre, cuando se perdió en el pasillo corrió hacia las escaleras, pero sin darse cuenta tropezó con un arma causando un sonoro ruido y tal como supuso el hombre lo encontró.

--- ¿A dónde vas?

Retrocedió hacia el barandal y pataleo cuando lo cargó.

--- Kawaki --- masculló Boruto cuando salió de la habitación.

--- Aquí estas...vaya que rápido.

--- déjalo ir.

--- ¿Quieres que lo suelte? --- miró al niño y luego a él para sonreír con malicia. Boruto mostró horror al entenderlo --- como digas.

--- ¡No!

Corrió de prisa al barandal, pero se detuve cuando le apuntó con un arma, algo aturdido intentaba asimilar que había pasado, ya no tenia al niño en brazos ni estaba en el piso con ellos, lo había soltado.
Kawaki rió, pero al instante se detuvo al no escuchar el impacto. Se acercó al barandal y observó como unos pisos antes del primero una chica lo ayudaba a subir.

--- ¡Oye! --- disparó y escucho un grito, pero logró escapar. Boruto distinguió esos mechones lilas al instante y aprovechó la oportunidad.

Se abalanzó contra Kawaki y le quitó el arma para pelear libremente, pero fue interrumpido cuando varios hombres lo atacaron, la diferencia era demasiada. Kawaki se liberó y tomó su arma de nuevo para bajar de prisa.

Sumire siguió bajando con el niño en sus brazos, pero se detuvo al ver a varios hombres subir, cambio de pasillo de prisa mientras su corazón bombeaba con fuerza, regresó porque tenía que decirle a Boruto algo urgentemente, pero ahora se encontraba huyendo de unos matones. Se quitó el enorme abrigo y lo lanzó para correr con facilidad.
Escucho un estallido y todo el lugar moverse, pero siguió. Llegó  a otro piso y el resultado fue el mismo, cada vez subía aunque sabía que debía bajar.

Las balas rozaban las cintas lavanda ajustadas a su cintura del vestido beige que traía, era un sentimiento nuevo que le resultó familiar. El sentir ese frágil cuerpo entre sus brazos, no le importó que las balas pudiesen dañarla, su instinto hacia que su cuerpo actuará sólo.

Sarada disparó a los hombres con los que forcejeaba Boruto, sin pudor alguno observó como las balas perforaba su carne. Respiro  agitadamente al ver los cuerpos tendidos. Conecto su mirada con Boruto y fue hacia él.

--- ¿Dónde...?

--- Arriba.

--- Esta cosa está por caerse --- respondió sin aliento mientras se levantaba con dificultad.  No fue fácil librarse de esos hombres.

--- Sal de aquí.

--- No lo haré.

--- Escuchame --- la tomó de los hombros y la miró fijamente --- te prometo que lo traeré. Volveré, Sarada. Lo prometo.

Su corazón se estrujo al recordar.

--- Eso dijiste la última vez --- sollozó y él acarició su rostro.

--- Y estoy aquí para cumplir por segunda vez, así como también podría hacerlo una tercera vez. Vete por favor.

Ella se aferró a sus brazos, pero era consciente de su estado, las heridas que tenía le hacia difícil correr, sólo sería una carga, No se trataba de orgullo, era la vida de su hijo.

--- Te amo.

El sonrió y besó su frente.

--- Yo a ti.

Sumire llegó  al último piso y dejó al niño en el suelo intentando buscar una salida. Lo único era la enorme pared de cristal, pero estaban a diez pisos. Observó la alberca, los golpes serían graves, pero podrían vivir.

No iban a tener tiempo de bajar esos pisos de nuevo, los primeros yacian en llamas y el lugar estaba por derrumbarse.

--- Aquí estas.

Miró con terror como ese sujeto aparecía y le apuntaba al niño, la bala sonó y su cuerpo actuó solo.

Sintió el dolor de la bala atravesar su carne y aunque sonará  doloroso rogó porque se quedara  en su cuerpo y no dañara al niño al cual cubría. Lo abrazo con todas sus fuerzas sintiendo su calidez. Si nunca hubiese perdido a su hijo ahora sería como él, de esa edad. Sollozó mientras se memorizaba su rostro y su olor, lo que pudo vivir se esfumó en un abrir y cerrar de ojos.

Mas balas se enterraron en su carne, pero no le importó, era un instinto protector.

--- Todo estará bien --- Le susurró acariciando sus cabellos --- te quiero...

Rompió en llanto y con el dolor atravesando su cuerpo se levantó, el bello vestido de seda estaba impregnado de sangre, pero no le importó.  Corrió hacia la pared de cristal y cuando esta se rompió por las balas, saltó.

--- ¡Sumire!

Reconoció la voz y varias balas al fondo, pero no había vuelta atrás. Fue tan rápido y cuando se dio cuenta sintió como el agua se adentraba a sus pulmones con brusqurdad, el doloroso impacto la dejó casi inconsciente, quería tener la fuerza para salir  y sacarlo a él del agua, pero su frágil cuerpo ya no podía con su alma.

No tardó y sintió un jalón de su brazo, Seguidamente la brisa helada junto a las gotas la hicieron estremecerse.

La llamaban, era la voz de Sarada, pero igual veía el rostro de Boruto. Parpadeo, pero las fuerzas se le iban.

--- Esta... --- dijo en un susurró casi audible. Buscó al niño con su mirada y estaba en los brazos de Sarada, respiraba, estaba bien.

--- Sumire...

Miró a Sarada ¿por qué llora? Le quiso preguntar, consideraba que no merecía sus lágrimas, sólo la muerte, pero no entendía que le dolía, a pesar de todo el día le dolía verla así con la ropa desgarrada y llena de sangre.
Era enfermera y sabía que no le quedaba tiempo, miró a Boruto: tenía que decirle. Se supone que por ello regresó, pero acabó en una situación distinta.

Con su mano temblorosa sacó la carta que tenía guardada en su vestido, estaba mojada, pero quizá la entendiera, porque hablar ya no podía. Dejó la carta en su mano y después de soltar un lo siento junto a una lágrima, cerró sus ojos para acabar con el dolor. Lo último que alcanzó a divisar fue las enormes llamas que prendían la casa, todo estaba acabado así como su vida.

Para ella la muerte significó poder estar con lo único que una vez amó de verdad.

Boruto miró la carta completamente aturdido y luego a Sarada. Su mirada estaba pérdida, en un estado de shock, ¿cómo no estarlo? El ver morir a alguien era algo desgarrador, Sumire le hizo mucho daño, pero a pesar de todo la quería.

--- Mamá...

Sus ojos se ampliaron más permitiendo que más lágrimas se deslizen por sus mejillas. Miró a su hijo quien se aferraba a su cuerpo, por fin después de tantos días lo tenía entre sus brazos. Rompió en llanto y lo abrazó más, como si fuese a desaparecer. Su aroma y calidez eran real, estaba bien.

--- Todo está bien, cariño --- acarició sus cabellos y besó su coronilla.

El pequeño rubio aceptó gustoso la calidad de su madre y desvió la mirada un momento, encontrándose así con Bolt, le sonrió y saludo con la mano, su corazón sintió calidez después de tantos años se sentía completo.

Las hojas de otoño se arrimolaban en las lápidas, habían filas a lo largo y ancho, todas las vidas perdidas en la guerra de hace cuatro años y otras recientes por los ataques, Kawaki era un terrorista y por ello tenía poder. Boruto suspiró y su aliento se dibujó en el aire mientras sus cabellos eran mecidos, odiaba ver el nombre de su amigo escrito ahí, No pudo hacer nada pata salvarlo.
Quizá lo reconfrontaba el saber que ese tipo estaba muerto, pero no era suficiente, había sido tan injusto. Kagura era mayor que él y tenía sus secretos tan bien, pero siempre estuvo ahí para apoyarlo y él haría lo mismo. Los secretos escritos en esa carta fueron suficientes para tomar decisiones drásticas de las que no se arrepentía.

Tomó su maleta y siguió su camino, saldría de Corea para regresar a su hogar, pero se le hacia difícil alejarse se él, la culpa estaba ahí.
Boruto siguió andando y cuando volteó para ver ese lugar por última vez la vió, fue sólo un leve segundo, pero al verla ahí tomando de la mano a esa mujer lo entendió, en esa milésima de segundo cuando la fría brisa de otoño removió sus cabellos, alcanzó a ver claramente esos ojos con un tono entre violeta y fucsia.

Eran únicos.

--- ¿Estas listo? --- preguntó Sarada y el asintió.

--- Volvamos a casa --- la miró perdiéndose de nuevo en su mirada.
Apretó su mano y sus labios se curvearon en una sonrisa.

Esa sonrisa que perdió años atrás iba apareciendo mientras pasaban las estaciones.







Nota:

Fin... 😊 se viene el epílogo, ya como final oficial. Espero les haya gustado 😥

Ando ocupada, pero hago lo que puedo, gracias por todo! 😉 nos leemos pronto, tengan lindo día chav@s

Espero que haya quedado emotivo y si, creo que notaron que hay una enorme sorpresa, su chicos si es lo que están pensando...🤗

Ahora si me despido, les quiero 😚😊

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