¿Amor?

Sarada miraba esos ojos amarillentos expectantes, tenía que cumplir lo prometido.

La explicación.

- ¿y bien? - preguntó la morena alargando la ultima sílaba - ¿sigues virgen?

- ¡Chouchou...! - la fulminó con la mirada completamente avergonzada.

- Vamos tomatito, le tuve que mentir a tus padres - la apuntó y ella desvió la mirada sonrojada, miraba como los arboles se perdían en la obscuridad de la madrugada.

El solo recordar lo de hace unas horas, le dejaba caliente la sangre, cerró los ojos inundándose con sus recuerdos.

Nuevamente sus besos llegarón más allá, las caricias, los toques, frotaron sus cuerpos y esta vez no callaron sus jadeos y gemidos, le encantaba estar atrapada entre el colchón y ese cuerpo, ese hombre...aún sentía sus labios en su cuello, aún sentía su...

- ¡Vuelve!

Pestañeó varias veces y la miró.

- ¿Qué tanto hiciste qué estas tan ida?- preguntó riendo - vamos contesta mi pregunta de antes.

Ella suspiró frustrada - no paso nada.

Quizá ese era el problema, aunque para el rubio si era el gran motivo de su frustración, por un pequeño momento creyó que sería suya, pero no fue así.

El conducía con ojeras porque no pudo conciliar el sueño, Sarada y Sarada, era lo único que ocupaba su mente, se erizaba cuando al recordar, la ola de calor lo abrazaba.

Practicamente quedaron igual que la última vez, estando en sus cinco sentidos sabía que debía detenerse, porque si seguía no iba a parar y estaría mal seguir por una simple razón.

No tenía ningún preservátivo.

No se iban a arriesgar a cometer un error, no es que no quisiera hijos, pero no estaban casados, ni siquiera salían...era tan confuso y si ocurría se iban a meter en grandes problemas, más bien Sarada, ante la sociedad y su familia, su apellido tenía mucha influencia y que la heredera del tal quedé embarazada a sus veinte años no era el problema, ya que saliendo de ese instituto están listas y preparadas para ser una ama de casa y madre, pero Sarada era distinta, además de que tenía que casarse primero y eso sería un problema por su apellido, ella lo perdería y eso no le agradaría a su familia.

Sarada Uzumaki...

Negó cuando salió del trance ¿en qué estaba pensando? ¿boda? Ni siquiera sabía en que terminos quedaron.

Se concentró en su camino y miró a una chica haciendo paradas y al instante era ignorada. Se detuvo frente a ella y bajó el cristal de la ventanilla.

- ¿ncesita ayuda? - preguntó, ella se sonrojó al ver esos bellos ojos azules en los que se perdió un momento. Asintió algo avergonzada.

- Necesito llegar a mi instituto.

-¿por dónde queda?

- El norte

El sonrió - Que bien, yo voy para allá, puedo darle un aventón si desea.

- No quiero...causar molestias...

- Para nada - dijo saliendo del auto, ella se sobresalto, era muy alto, quizá le lleve una cabeza o más, reaccionó cuando la llamó, estaba al otro costado del auto abriendo la puerta.

- Al menos fueron conscientes de las consecuencias - dijo Chou y ella asintió.

Se miró por ultima vez al espejo de mano que traía, después de acomodarse bien la mata de cabellos castaños bajó la ventanilla para respirar aire fresco, sonrió al recordar que a penas y la dejó irse, le tuvo que mentir y para ella lo más conveniente era seguir mintiendo.

Cerró los ojos y al abrirlos quedó en shok, era el, estaba a su lado en su auto negro ¿por qué se detuvieron en el mismo peatón? Sintió su corazón dar un brinco cuando la miró, el pestañeó varias veces y observó que se perdió en algo, luego ella recordó que algo no oculto, el corte en la mejilla...

Ambas miradas estaban conectadas, el pensó: una coincidencia, y cuando su duda estaba dispuesta a incrementar, se vió interrumpida por la chica a su lado.

- En esa esquina.

Sarada escuchó esa voz femenina y miró a su lado y sí, había una chica.

- ¿el de medicina? - preguntó el rubio y la chica asintió, pero Sarada lo escuchó claramente.

¿Quién era ella?

Fue lo primero que pensó, la irá la invadió. Luego escuchó un claxón y otro auto apareció, se detuvo a lado del de el.

- ¡Boruto! - eran sus amigos quien lo saludaban.

- Ya veo porque no nos quisiste traer- dijo el otro rubio - de nuevo una chica...

Lo escuchó reir y luego avanzó, no sabía que pensar ¿qué quizo decir con; de nuevo una chica? Su corazón se estrujó, lo obvió divagó por su mente, pero no podía ser cierto, el se demostrava sincero y...

- Será mejor que no te crees conclusiones sola - escuchó a su amiga decir, pero por más que quisiera no podía pensar en otra cosa.

Su mal humor lo demostró todo el día, se desquitó al entrenar y asusto a los otros chicos por la fuerza que ese "hombre" flacucho demostraba.

¿cómo no estar enojada? Ayer estuvo por entregarse a un hombre que quizás solo este jugando con ella, pero...no, Boruto no era esa clase de chico.

Toda la tarde intentó convencerse a sí misma, ya en la noche tenía que ir con Hima, no quería porque de ley lo vería, era el cumpleaños de Hinata y tampoco quería faltar, era muy amable con ella así que asistiría.

Tocó el timbre y para su sorpresa el le abrió la puerta. El rubio sonrió al verla, quería abrazarla y para su suerte Himawari estaba ocupada en la cocina con su abuela y su madre y el viejo aún no llegaban.

Estaba dispuesto a hacerlo, pero ella retrocedió - ¿Qué pasa? - preguntó desconcertado.

- Nada - dijo fría - luego hablaremos - paso a su lado y el tomó su muñeca.

- ¿Qué te sucede?

Ella frunció el ceño y el entendió que estaba más que cabreada y quería saber el porqué.

- Himawari ya llegué - dijo en voz alta, esa era su escapatoria. El la soltó al escuchar pasos acercándose.

- Sarada - le sonrió, estaba cubierta de harina, pero tenía una sonrisa esplendorosa - necesito ayuda, ve a mi habitación y envuelve mi regalo por favor - rogó.

《Maldición》

- Claro - le sonrió y subió de prisa a la habitación, a penas cruzó estampó la puerta para cerrarla y se arrepintió al escuchar un gemido de dolor en Boruto, le había aplastado la mano.

Retrocedió y el entró no muy amigable - ¿Qué le pasa? - preguntó exasperado

- No se acerqué - dijo retrocediendo.

- ¿no? - arqueó esa perfecta ceja rubia- ayer era usted la que no quería dejarme ir.

- Ayer - repitió ella haciendo enfásis.

El bufó frustrado - ¡Es una mujer bipolar!

- ¡Y usted un mujeriego!

Frunció las cejas - ¿mujeriego? - preguntó indignado.

- Si - lo encaró - ¡estaba con una chica esta mañana!

- Es verdad - dijo sin ninguna duda, lo unico que no encajaba era ¿cómo lo vio?

Ella lo miró colérica, ni siquiera lo negaba.

- ¿cómo lo sabes? - preguntó y ella supo que cometió un error.

- Una amiga de la facultad de medicina me lo dijo - se excusó rápidamente y el le creyó, ya que dejó a esa chica en la misma facultad.

- Entonces - sonrió galante y la tomó de la cintura ocasionándo un sonrojo en la chica - Esta celosa, señorita.

Ella jadeó con sorpresa - claro que no.

- Claro que si - tomó su mentón - le pide a sus amigas que me vigilen...

- No...- susurró desviándo la mirada, se apartó al recordat su enojo.

- No la conozco - sonrió con ternura, ella vio sinceridad en esos ojos - solo le di un aventón, es todo.

Ella aún así apartó la mirada, se sentía tan sumisa ante el. Boruto por su parte moría de ternura al ver ese sonrojo en sus mejillas, ladeó su rostro y rozó sus labios, le encantaban tanto, ella correspondió y la habitación se lleno de diminutos sonidos que daban sus labios al unirse repetidamente.

El deslizó su mano por su espalda, sientiendo la delgada tela de seda que sería tan fácil de romper...su respiración se aceleró cuando escuchó ese débil gemido escapar de sus labios.

Se separarón al instante al escuchar la puerta abrirse.

- ¿hermano? - frunció el ceño - no molestes a Sarada.

- No lo hago - chasqueó la lengua y la menor miró su regalo en el escritorio.

- ¿no lo haz envuelto?

La Uchiha lo recordó - ah es que...no lo encontraba.

Himawari rió - esta frente a ti - lo alzó- deberías usar de nuevo tus gafas...

El rubio se detuvo antes de cruzar la puerta, volteó a ver a Sarada, pero al instante su abuela subió.

- ¡Llegaron!

Himawari corrió al baño y Sarada envolvió rápidamente el regalo para bajar antes de que entren, el por su parte entró a su habitación en busca del suyo.

La cena transcurrió en un ambiente tan agradable que se olvido de todo, miraba de reojo a Sarada sonreir, ella interactuaba tan bien con su familia, no podía imaginar a otra mujer en su lugar.

Ahí fue cuando lo entendió, tampoco quería que ella estuviese con otro hombre, el lo imaginarlo le hacía hervir la sangre, esas caricias y gemidos solo el podía tenerlos, solo su nombre podía gemir cuando llegaba al orgasmo de caricias, solo el, nadie más.

Se veía tan bien con su familia, quería que ella forme parte de su familia.

Le había aceptado esa noche cuando vio a su madre sonreir y abrazarla, su hermana estaba feliz con ella, su abuela la adoraba y su padre igual.

No la quería, ahí se dio cuenta de todo.

La ama...







Tienen una suerte 😂 me inspiré y pues aquí esta, ahora si será el último ya que tengo muchas cosas que hacer 😥 espero les guste y me despido 😉😄







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