Jeongin dibujó círculos en el abdomen trabajado de Chan, luego le miró, ambos acostados en la cama entre las sábanas azules completamente desnudos.

—¿Alguna vez sentiste atracción por otro hombre o por mi antes? —preguntó Jeongin—. Es que tuvimos sexo, pero tú estabas por casarte con una mujer.

—En realidad, no que lo recuerde. Aunque admito que algunas veces me encontré viendo tu trasero.

Jeongin sonrió y lo golpeó en el pecho.

—No me mientas.

—No es broma, me parecía chistoso como se veía tu pequeño y plano trasero en tus pantalones apretados.

—Oye, acabas de follar este plano y pequeño trasero, deberías tener más respeto por el, ahora se siente triste.

Chan se carcajeó y atrajo a Jeongin, le beso una vez más y luego su cuello.

—¿Y tú? Pequeña mierdecita mujeriega, ¿alguna vez te sentiste atraído por un hombre?

Jeongin lo meditó y negó.

—Realmente no, me gusta el sexo de todos modos, así que no importa mientras se sienta bien, tú me haces sentir bien y yo juro por dios que no sé qué hacer si no estás a mi lado.

—Entonces no te preocupes, voy a estar encima de ti siempre, que desearás nunca a ver dicho eso.

Fin.

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