Amy, la bonita secretaría estadounidense que Jeongin había contratado, entró a la oficina al escuchar los ruidos y grito al encontrarse la escena de ambos hombres peleando, golpeándose uno a otro de forma violenta.

Salió corriendo a llamar a seguridad para que intervinieran y separaran a ambos hombres ya que ella no iba poder.

Después de un buen rato donde los guardias de seguridad intervinieron tratando de alejarlos y de que no se siguieran moliendo la cara a golpes, ambos fueron separados y enviados a la oficina del CEO.

El sermón fue bien recibido y aunque Chan aún quería matar a Jeongin, sus puños se habían tranquilizado, sin embargo, después de que el chisme sobre Yang acostándose con Sohee, la prometida de su amigo, corrió por todo el edificio Bang quiso golpear su rostro de nuevo contra el escritorio una y otra vez.

Jeongin se había otorgado el derecho a mantener silencio, tratando de no hablar sobre el tema incluso cuando sus compañeras de oficina le preguntaban, sólo se hacía el apenado, lo peor de todo era que al final de cuentas, su colega realmente no sabía con quién se estaba acostando, no era del tipo al que le gustará arrebatarles mujeres a sus amigos.

Pero a ella no podía pegarle y a Jeongin sí, era un sentimiento egoísta, pero no podía evitarlo.

No habló con su amigo el resto del día, después del sermón a ambos se les dio la tarde libre. Jeongin se fue con Amy, seguramente a follar como era costumbre del mayor.

Chan volvió a su departamento, hizo una maleta y sacó a la mujer sin importar cuánto rogara y se disculpara.

"Fue un error".

"Tomé mucho".

"Eres el único al que amo".

Al menos no se había enamorado lo suficiente como para no poder seguir sin ella, eso fue lo peor, que después de un rato se dio cuenta de que realmente no le importó tanto.