❥ 02
Lo más difícil de pasar la noche con una mujer, siempre era despedirla al día siguiente, sin que ella se ofendiera o pretendiera algo más, como un romance de cuentos de hadas.
Jeongin se levantó de la cama y caminó hasta el baño de la habitación para darse una ducha rápida, cambiarse y regresar a su vida diaria, pero antes de salir del hotel, pidió a la señorita de la recepción, que le subieran el desayuno y una rosa a Sohee nonna, recordaba, así se llamaba la dama.
Con una nota que sólo decía: "Fue una gran noche, hermosa".
Con una sonrisa de oreja a oreja llegó a la firma de su empresa. Las personas se movían de un lado a otro con carpetas llenas de papeles. Le gustaba su trabajo, aunque consumía la mayor parte de su tiempo, se había dado cuenta, algunos años atrás, que nunca podría tener una relación estable con un trabajo como el suyo.
Donde tendría que levantarse a las tres de la mañana, a sacar al hijo de algún rico del corralón, sí era necesario, o salir a las dos de la mañana por quedarse a estudiar un caso.
Entró a su oficina y sonrió a su colega.
—¿Cómo va el caso de Seunghyub? —preguntó Jeongin, tomando el café que se encontraba en la mesa.
—¡Oye, eso es mío! —Bang Chan, el colega aplicado y responsable, se quejó haciendo un tierno puchero.
—Era —corrigió Jeongin y empezó a tomarlo disfrutando del amargo sabor, un buen café siempre le daba las energías suficientes, para empezar su día motivado. Un café robado de su mejor amigo, era aún mejor.
—Eres un aprovechado —Bang se quejó acomodando sus lentes—. ¿Puedes decirme por qué sigo siendo tu amigo?
—Porque me amas —respondió Jeongin con seguridad y lanzando el vaso de plástico al basurero, logrando atinar. Festejó para sí mismo, si no hubiera estudiado una licenciatura como sus padres querían, definitivamente se hubiera vuelto un basquetbolista exitoso, o eso quería creer, pero no tenía la altura y el cuerpo necesario para destacar.
—Supongo que lo hago —le dijo Chan suspirando—. No has hecho planes para esta noche, ¿verdad?
Jeongin negó.
—No lo sé. Tal vez sí, tal vez no.
—Eres imposible, es algo importante, llevo planeando esto por más de dos semanas. En verdad quiero presentarles a todos a mi prometida.
Jeongin sonrió de mala gana, esa horrible mujer a la que nunca le había visto el rostro, le estaba robando a su mejor amigo.
—Aún no puedo creerlo, el único fin del matrimonio es el divorcio; lo sé, lo sabes. ¿Cuántos divorcios tomamos al mes?
—Gracias, amigo, por ser tan positivo —dijo Chan con sarcasmo ignorando el comentario antes dicho.
—Ya sabes lo que dicen, sueña tanto como puedas, pero nunca despegues los pies de la tierra.
—Mejor revisemos el caso Seunghyub, tenemos audiencia de control a las tres de la tarde y quiero preparar buenos alegatos.
Jeongin bostezo y asintió. Bang Chan siempre era tan responsable y a él le aburría. Eso no quería decir que no se tomaba en serio su trabajo, porque el noventa y nueve por ciento de su vida se trataba de su trabajo, pero Bang Chan era muy exagerado.
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