Ella
No veía nada. Cerré los ojos lentamente, disfrutando del momento. Alargué las manos acariciando sus curvas. Besé sus labios con suavidad y sus jadeos la hicieron parpadear cual estrella en el cielo negro. La atraje entre mis brazos, sin dejarla marchar. Sentía su calor en mi piel, iluminándome en la oscuridad.
—Hazme tuya, Noche— me susurró ella. Se llamaba Luna.
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Micro-relato seleccionado para ser publicado por Diversidad Literaria. Si queréis comprar el libro entero os paso el link.
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