4. El valor de algunos personajes

No es que no amara a mi familia, es que a veces simplemente, tenía demasiado de ellos.

Había salido de casa antes de los veinte para mudarme al campus de Amhers, y desde ahí mi vida y mi relación con los miembros encantadores pero algo rígidos de mi familia no habían sido de las mejores. No todos teníamos una familia donde decir que querías ser escritor era tomado como algo bueno.

Así que los dos días restantes de la visita de Fanny estuve enormemente agradecida de que ella entendiera que no estaba dispuesta a pasar mucho tiempo con ella y sus amigas, y que eso era lo mejor para nuestra relación. Salimos a comer solas en una ocasión para charlar de lo que no quería para su despedida de soltera y fuimos con mamá a una de esas obras de Broadway que sabía le fascinaría ver. Travis ayudó claro, Fanny y él eran fanáticos del control y claro, controlar mi impredecible vida les gustaba, así que un par de cafés después se encontraron en acuerdo sobre las fechas en que debía viajar a mis deberes de dama de honor y todo eso.

Travis me tuvo de aquí para allá los días después de su partida, sus funciones como mi agente literario incluían presentar mis libros a las mejores oportunidades, lo que siendo alguien tan encantador y determinado, había obtenido buenos resultados para mi.

Desde hacía unos meses además de mi clara vida de escritora, tenía participación en un periódico local —no el New York Times, aún— en una de las columnas dedicadas al ocio y la literatura lo que era fascinante y me permitía vivir del placer de hablar de libros, autores, librerías y cientos de cosas más que la mayoría de sociedad no notaba hasta que se lo ponías en una columna casi satírica en la que mantenía mi anonimato.

—Respira linda, ya se han ido —Travis me dio un abrazo cuando salíamos del edificio de la editorial, al viernes siguiente de la partida de mis visitantes—. Han pasado varios días y aún están tensa, y no deberías, tu familia es adorable.

—En realidad lo son, Fanny lo es —convine recargada de su brazo—. Me he dado cuenta que sin papá ella y yo no peleamos tanto. Pero no puedo evitar quedarme con un sentido de alerta cuando se va —admití—. ¿Trauma tal vez?

—Es probable —asintió—. Aunque sería difícil que no pelearan si constantemente se ven en la necesidad de competir cuando estás en Boston —opinó sabiamente—. Estoy invitado a la boda, —agregó después de un silencio—. Incluso Caden, así que no estarás sola.

—Si, lo sé, hasta Bastian fue invitado —refunfuñé caminando a su lado por la acera llena de gente a media mañana—. Espero que anotaras todo a lo que debo asistir o sabrá Dios qué me hace si falto a algo.

—Descuida cielo, incluso pedí ya tu cita con Leigh para el vestido —me guiñó un ojo—. ¿Por qué tus libros nunca incluyen bodas? Lo he querido preguntar por muchos años.

Hice una mueca cuando me detuve y le encaré, yo debía tomar el taxi pero de frente a él, el sol de finales de septiembre brillaba en lo alto, y me daba directo en los ojos.

—El ritual antropológico del matrimonio ha sido una imposición más bien patriarcal, donde un hombre, generalmente el padre, entrega a una mujer a otro hombre —relaté con un tono tranquilo y distante usando una mano para evitar los rayos solares—. Históricamente esto se ha hecho más con motivos políticos o de interés monetario más que por amor —encogí los hombros—. No veo el caso de incluir el matrimonio, cuando este es un algo de orígenes tan difusos, en una historia de amor donde los personajes deciden estar juntos pese a las vicisitudes, me parecería irónico e innecesario.

—Podrías haber resumido todo en un no me gustan las bodas —se rio y su brillante ojo verde me hizo un guiño—. Ve a firmar libros para mi, luego ve a casa, duerme y te veré mañana en tu acogedor departamento para empezar a revisar los manuscritos de la traducción —Travis me dio un beso en la frente—. A veces te extraño.

—No me he ido a ningún lado —repliqué mientras un taxi se detenía en la acera.

Él me dio una mirada que claramente decía que me creía un cuerno y me sonrió compasivo. A veces me costaba creer que de verdad hubiéramos estado trabajando codo a codo por seis años y que él, un total extraño al comienzo, fuera mi mayor soporte en mi sueño de ser escritora. En el camino se habían agregado otras personas, como Caden, o las chicas que iba a ver en ese instante, pero Travis era mi Travis y nadie lo remplazaría jamás.

—¿Hace cuánto no lees tu primer novela? –indagó entonces, mientras sostenía la puerta abierta para mi.

—No lo necesito, mis escaletas, notas y fichas son todo lo que necesité para conformar los demás libros —encogí los hombros—. Desde que se publicó no he vuelto a leerlo, pero lo conozco.

—Claro —Travis hizo una mueca y me empujó levemente hacia el taxi—. Te veo mañana. Salúdame a las chicas.

La librería a la que iba era uno de esos lugares tan bonitos y acogedores en medio de los distritos elegantes y sofisticados, estaba lleno de libros y los mejores eventos literarios tenían lugar en ese acogedor lugar.

—Pero si es la chica que destrozó mis posibilidades de enamorarme de un humano normal —fue el saludo de Ginger tan pronto crucé las puertas de cristal, su curvilínea figura en un jeans y una blusa floreada—. ¿Podrías decirle a Nelly que me entregue mi ejemplar? —pidió desde el mostrador—: Los tiene bajo llave —Ginger hizo una mueca y sus cabellos cobrizos bailaron sobre su rostro redondo y coquetamente pecoso—. ¿Sabes algo? Carter siempre fue mi favorito, amo a los chicos malos.

—Deja a nuestra autora pasar, tengo pilas y pilas de libros para que firme —Nelly me alcanzó y tiró de mi brazo, su figura alta y esbelta irradiando poder e inteligencia—. Me da gusto de verte.

Nelly y Ginger manejaban una de las librerías más emblemáticas de Nueva York, o eso eran ahora, tras seis años de mucho trabajo; eran amigas de Travis desde la universidad y cuando mi primer libro se publicara ellas me habían abierto las puertas de Midnight cuando sólo tenían una sucursal y a mi no me conocía nadie.

—¿Qué haz pensando del lanzamiento? —me preguntó Nelly quien era la mente técnica y objetiva del dúo—. ¿Algo especial esta vez?

—¿Estas segura que es buena idea presentar con tanta emoción el último libro y luego hacer la presentación de las traducciones? —indagué entrando a la sala que tenía preparada para mi donde los ejemplares salidos de la imprenta me esperaban—. Aún me sorprendo cuando veo un libro que dice mi nombre.

—¿No te he enseñado los carteles? ¿Ni las figuras de cuerpo completo? —preguntó con emoción y dejó sobre la mesa unos elegantes lapiceros y plumones de punto fino—. ¿Quieres esos? 

—¿Cuántos fueron?  —pregunté al ver los libros apilados sobre la mesa y en cajas.

—Caden me dijo que abriera la preventa y que el número que alcanzara en pedidos hasta la fecha límite, esos serían impresos y firmados —me explicó dándole una palmadita a la pila número uno—. Fueron solo... unos cientos.

—¿Planeas que pierda la mano? —pregunté escandalizada pero ella se rio.

—Y tenemos anunciada la firma de libros el día de la presentación, así que esperamos a chicas que traigan el book set de seis libros que lanzó la editorial —me dijo con una sonrisa enorme—. Aún recuerdo la primera presentación, ¿lo recuerdas?

Lo hacía. Lo haría por siempre.

—Un desastre —Ginger entró con tacitas en una bandeja de madera e interrumpió antes de que pudiera hablar—. Perdónanos cielo, éramos nuevas en esto, pero tras seis años de arduo trabajo y presentándote a ti y a Margot desde que dejó el anonimato, nos hemos pulido.

Lo que era cierto, ahora presentar un libro en Midnight era algo que solo unos pocos y muy famosos autores podían hacer. Aggie King y Tory Morgan eran parte de ese grupo de autores.

—Si, lo siento cielo, fuiste la primera en quien pusimos a prueba nuestras dotes de organización —Nelly tomó una taza y me miró con sus profundos ojos castaños—. Seis años, seis libros y un montón de logros, me alegro mucho por ti Tory, —su tono era amable y lleno de afecto—, aquí vienen chicas que aspiran a lograr sus sueños tal y como tú lo haces.

—Esa web donde Margot comenzó y tu publicas es el impulsor de esos sueños, pero ver que personas tan jóvenes lo logran, levanta mucho el ánimo —Ginger estiró los dedos para alcanzar uno de los ejemplares pero Nelly le dio un manazo—. Ay.

—Deja esos libros dónde están —Nelly me miró entonces—. ¿Te dejamos sola?

—Si, gracias —tomé asiento y les sonreí—. Tal vez al final del día necesite un masaje.

Me dejaron en la habitación desde la cual, a través de las amplias paredes de cristal, podía ver la parte baja de la librería y no mucho después empezaron a desfilar por afuera chicas que me reconocieron al instante saludándome en los intervalos de descanso que tomaba cuando Ginger o Nelly venían por los ejemplares firmados; no demoró mucho en que mi celular empezara a sonar con alertas que dejaban claro que me habían etiquetado en alguna publicación de redes sociales mis adorables lectores.

—¿Que tal te duele la mano? —Caden entró a la habitación varías horas más tarde y saludó a las chicas que estaban fuera—. Tomaremos un refrigerio, voy a bajar estas persianas —anunció con una sonrisa de catálogo y un ademán—. Te traje una hamburguesa, doble carne, extra queso, tocino y un montón de papitas.

—Eres un ángel —suspiré y cuando la última persiana cedió me permití relajarme y estirar las falanges—. ¿Cómo se te ocurrió dejar que tantos ejemplares se vendieran con promesa de firma? Me duelen los dedos.

—Aburrida —Caden se apartó el pelo de la cara, él era rubio como el sol, de estatura media, espalda ancha y ojos color miel—. Venga, siéntate acá porque no quiero que manches algo y tengas que firmar extra —se rio cuando le di una mirada perdona vidas.

—¿Cómo puedes maltratarme así?

—Te mimo —rebatió pasándome la soda con pajita que traía para mi—. Hasta te compré postre.

No mucho después Ginger y Nelly se unieron a nosotros en el piso de la sala, seguramente habían dejado a alguno de sus múltiples empleados a cargo y me encontré con mi completo grupo de amigos desde hacía seis años, o mi casi completo grupo de amigos.

—Travis me dijo que te hizo una cita con Leigh —intervino Ginger con los ojos brillantes—. ¿Me llevas?

—Seguro, tienes mejor gusto que yo —le dije con una sonrisa—. Es claro que Leigh se desesperará menos si no tiene que explicar cien veces el diseño del vestido hasta que lo entienda —puse los ojos en blanco cuando empezaron a reírse—. Te daré un spoiler exclusivo si me acompañas.

—¿A quién le estás vendiendo spoilers que no soy yo? —Thelma abrió la puerta con fingido gesto de enojo, luego miró los libros se llevó una mano al pecho y empezó a sollozar—. Mi bebé, oh mi dulce bebé.

Thelma era mi correctora, había trabajado con ella a partir del segundo libro, cuando la editorial había apostado a la publicación del resto de mis novelas y me habían asignado a la editora más joven de su equipo para trabajar lado a lado, ella además de Margot que era mi amiga, era la única aparte de Travis que conocía la verdadera historia detrás de mi primer novela, especialmente el nombre real de mi protagonista y una foto que dejaba claro que efectivamente existía alguien así de guapo. Y era una sentimental sin remedio.

—Te dije que iba a llorar —rumió Nelly hacía Caden—. Me debes diez dólares.

—¡Cristo, Thelma! ¿cómo puedes ser tan predecible? —se quejó Caden caminando hacia ella y llevándola hasta nosotros—. Ven siéntate linda, ya sabemos que dejaste tus pestañas en hacer de este libro una realidad, pero no llores sobre ellos o Tory nos matará por obligarla a firmar ejemplares extra.

Thelma era rubia, de ojos verdes y con unas encantadoras curvas que le daban la forma de reloj de arena. Hizo a un lado las bolsas de papel y miró con recelo todo antes resignarse y sentarse con sus carísimos pantalones de gabardina color bourbon.

—Estuve revisando blogs, echando un ojo por todos los sitio web y resulta que es el libro más esperado de la segunda mitad del año —Thelma estiró sus manitas con manicura francesa y tomó una papa frita—. Empezó a correr el rumor de la traducción a italiano y francés, así que probablemente te coloques en best seller de nuevo.

—¿Bromeas? —pregunté con el corazón latiendo a toda velocidad.

—No, de hecho espero que nos ofrezcan edición de bolsillo antes de navidad —continuo sacando su iPhone y empezando a navegar entre sus redes sociales—. ¿Caden?

—Lo he hablado con Travis, —me miró—. Él sigue siendo tu agente literario y dadas las ofertas... Thelma tiene razón —Ginger soltó un grito de emoción—. La fecha que elegimos es perfecta, tendrías casi que los cuatro meses de fin de año llenos de lanzamientos y ventas —dijo.

—Imagínate una presentación en navidad, como la que tuvo Margot hace unos años con la secuela —a Nelly le brillaron los ojos—. Yo creo que si.

—Pero si aún no presento este —refunfuñé mirando al rededor—. Traducción, edición de bolsillo, ¿en serio?

—Espero que una gira a las principales ferias y quizá el esperado contrato para adaptación —Caden soltó un suspiro—. Pero Travis es tan quisquilloso, dice que quiere a alguien que sea como el John Roberts que imaginaste en ese libro.

—Eso es complicado, no existe —Ginger suspiró también y sus carnosos labios hicieron un puchero—. Ya dime la verdad, ¿tuviste un sueño causado por alucinógenos y despertaste solo para describirlo?

—Hasta yo puedo admitirlo, es demasiado guapoNelly hizo una mueca y me apuntó con una papa—. Muchísimo.

Ojos verde agua ¿esos dónde existen? —refunfuñó Ginger.

Thelma se rio y me miró cómplice.

—Ya deberías decirles —opinó ella.

Me puse de pie antes de que Ginger pudiera llenarme de preguntas y alcancé mi celular que justo comenzaba a sonar.

—¿Si?

—Eh, Vicky —oí y el alma se me fue a los pies porque solo una persona me decía Vicky—. Fanny me dio tu número para que te contactara llegando a la ciudad ¿no olvidaste que vendría esta semana, cierto?

—¿Ryan?

—¿Si hablo con Vicky, no? —preguntó con ironía, su risa ronca atravesó por la bocina del celular y me empezaron a sudar las manos—. Llegué dispuesto a llamarte e invitarte a comer, pero qué crees, descubrí que eres en serio toda una celebridad, no sabes la alegría que me da saberlo —añadió con un tono dulce y amable—. Tienes como un trillón de etiquetas en Instagram y para mi suerte etiquetaron el sitio donde estás.

—¿Qué?

—¿No es de locos? Ya estoy aquí —continuó—. ¿Dónde estás? Estoy paseado por los pasillos y no te veo; solo me están viendo un poco raro, desentono en las librerías, supongo.

Abrí la puerta de la sala tan rápido que Thelma y Caden gritaron detrás mío. Algunas chicas que caminaban por la librería se giraron a verme cuando me reconocieron (porque cuando eres escritor en una librería es de los pocos lugares donde la gente podía reconocerte) y no tuve que ir muy lejos para encontrarme a Ryan, con el teléfono aún en la oreja, los jeans deslavados haciendo claro lo largo de sus piernas y otros tantos atributos y la camiseta blanca de al dogón aferrada a su pecho, su cabello rubio recibía los rayos de sol de la última hora de la tarde y la sonrisa que me dedicó cuando me miró marco la curiosa hendidura en su mejilla izquierda.

—Hola Vicky —me saludó aún al otro extremo del pasillo.

—Cristo, ¿ese es John Roberts? —oí que Caden le preguntaba a Thelma en voz baja.

—No, ese es Ryan Black, el prometido de su hermana.





¡Hola!

Plot Twist es una novela que pasó ya una larga temporada en Wattpad, hice todo en mi poder para hacerla crecer y llegar a más público y, bueno, después de mucho (y de los bajos resultados) ¡nos mudamos!

Si te enganchaste y quieres saber ¿qué pasó después? Te aviso que lo qué pasó con Plot Twist demás info está en mi perfil o en cualquiera de mis redes sociales que dejaré por aquí abajo.

Gracias si leíste esta novela antes y le diste tu bonito apoyo, y gracias por apoyarme a mi durante mi estadía por esta bonita app de escritura ♥️

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top