Capitulo 34
Los días pasaron, Mukuro ignoraba a Tsuna y cada vez que esto pasaba, el castaño empezaba a resentirlo, tanto que dejo salir de su nido.
Se ocultaba en esa habitación, protegiéndose y cuidando a su cachorro. El único que podía entrar era Hibari y dio instrucciones que si alguna vez Mukuro quisiera hablar con él, lo llevaran a su nido... pero no paso.
En dos semanas, nunca tuvo señales del alpha. Empezó a pensar que cometió un gran error y de verdad lo había perdido... emocionalmente hirió a Mukuro y ya no lo buscaría más.
Habrá rechazado a su cachorro también? Cuando se lo presento ni siquiera lo quiso tocar, mucho menos cargar. Era una reacción normal para el alpha al no reconocer de primero a su hijo?
Ya no sabía que pensar, se estaba deprimiendo y ahora hasta los Vongola había descuidado. Hibari llevaba los papeles a la habitación para ayudarle a aceptar o corroborar o negar datos, pero sin él, probablemente hubiera dejado de lleno su trabajo.
-Tsuna... necesitas salir, el bebé también debe conocer nuevas cosas.
-No quiero... no puedo ver a nadie, me siento... débil y no quiero que crean eso de mí.
-Nadie lo piensa, pero no puedes aislarte, te hará daño.
El bebé dormía en su cuna y por lo mientras Kyoya aprovecho para convencerlo. Lo había dejado pasar, porque pensó que solo era un proceso, pero esto se estaba alargando.
-Tampoco quiero verlo a él y que me siga rechazando.
Esta vez si le dolió escucharlo. Le abrazo y trato de hacerlo sentir protegido con sus feromonas, impregnando disimuladamente su nido.
-Él lo esta pensando, solo necesita tiempo. Igual que nosotros...
-Nunca me viste de esa manera.
-Somos diferentes, tomaremos la noticia de diferente manera también.
-Lo siento... de verdad lo siento...
-No Tsuna, esta bien. Siempre has tomado decisiones pensando en los demás, esta vez se egoísta.
-Pero solo logre dañarlos a ustedes, se merecen a alguien que los ame y... que sea solo de ustedes.
-Te amo, no va a cambiar nada esto y si el te ama, también lo aceptara.
Lloro en silenció un rato aferrándose a Hibari, hasta quedarse dormido. Despertó cuando se sintió solo de nuevo, se levanto exaltado y lo primero que hizo fue ver que Hibari ni su bebé estaban.
Se relajo al saber que estaban juntos, así que se tranquilizo. Tenía que tomar en serio las palabras de Kyoya, no quería que su hijo sufriera por errores de él, tenia que volver a replantearse las cosas y pensar sobre su cachorro y no tanto en sus instintos.
Salió a buscar agua y después regresar a darse un baño, lo necesitaba.
Al salir de la cocina, noto que ya era tarde. No había nadie en la mansión y lo agradecía. Mañana estaría presentable para enfrentarse a todos o eso pensó... hasta que noto un aroma familiar.
Se acercó a una de las salas y ahí encontró una cobija con el aroma de Mukuro impregnado, sonrió un poco al reconocerlo y se abrazo a ella para poder obtener mejor el olor, cerro los ojos y se relajó.
Al volver a abrir sus ojos, noto la presencia del alpha y se asusto. Pudo ver la incomodidad y quizá no rechazo, pero si evación de nuevo.
Su aroma se volvió amargo y lleno de angustia, dejo caer la cobija y salió corriendo de ahí. No... aun no estaba preparado para enfrentarlo, fue una mentira el creer que sí.
-Tsuna!- escucho su nombre, pero no se detuvo.
Corrió a su nido de nuevo y se encerró, esta vez no quería a nadie cerca, ningún alpha, amigo, ni siquiera a su bebé... no podía, ni quería verlos.
Se hizo un pequeño ovillo en su nido y trato de recuperarse, sus lagrimas se desbordaban y el pecho le dolía... se sentía triste... rechazado... un mal omega.
Paso la noche así. Sin abrir la puerta que tocaban desesperadamente. Ni escuchar nada de lo que le decían, quería permitirse un mal momento... no quería ser el fuerte y protector ahora... por un momento solo, quería ser un omega.
-Omega~ - le susurraron y eso le puso en alerta, él no había permitido el paso a nadie.
-No te acerques- le gruño.
-Soy yo... Kyoya- se mantuvo en su lugar y trato de poner al bebé a la vista, para tranquilizarlo- estuviste un día encerrado...
-No quiero verte...- se aferro a sus mantas y trato de cubrirse en ellas.
-Necesitas ver a tu cachorro.
-Llevatelo- susurro dolido- no quiero que me vea así... no puedo cuidarlo- sollozo al sentirse más indefenso que en la mañana.
-Tsuna- Hibari estaba angustiado, era mala señal ver a un omega rechazar a su cachorro.
Era una muy mala señal de su estabilidad. Un omega defiende por todos los medios a sus hijos, pero en casos de rechazo, perdida del alpha o inseguridad, el omega rechaza al bebé... dejando poco a poco una fractura en esa relación, que por naturaleza es estrecha.
No iba a dejar que esto siguiera de esa manera.
Salió del cuarto apresuradamente a donde estaba el otro idiota. Apenas y lo encontró escondido en la terraza de su habitación, lo jalo de la camisa, sentandolo en el sofá del cuarto, entregándole a su hijo de mala gana.
-Que te pasa?- grito enojado.
-Tu eres un imbecil por comportarte como lo haces- comenzó el regaño - tienes un hijo con la persona que te gusta, un omega increíble esta rogando por tu atención y tu maldito rival esta bajando la cabeza, suplicando por que te reconcilies con Tsuna.
-Aun no puedo...
-Tsuna esta rechazando al cachorro- sentenció con miedo.
-Que?
-Lleva encerrado todo el día... no salió para nada y cuando le llevé al bebé, no lo quería cerca.
-Él... me odia?
-Esta dolido y lastimado...no quiere enfrentar tu rechazo.
-Él... puede seguir a tu lado.
-Eso no es lo que él quiere...
-Y que me dice, que lo que quiere es correcto? Si alguna vez se aburre de alguno? Si nos abandona?
-Crees que habría pasado por todo esto, para abandonarnos?
-Ya no se que pensar...
-Tsuna...- después de un largo silencio Hibari quería decir una última cosa antes de dejarlo en paz- él no ha querido ponerle nombre al bebé, porque espera que tu seas quien lo haga... cree que cometió un error y por su culpa también rechazas al cachorro. Puede que eso sea lo que este provocando su colapso.
-Yo...
-Regresa el bebé con Tsuna - dijo mientras se iba- y habla con él, sea cual sea tu decisión.
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