•Una película.

Natasha, 26.

Wanda descansaba a mi lado. La cama sin ella se sentiría completamente fría, su calor corporal me abrigaba incluso más que las mismas sábanas.

—¿Qué haces despierta a éstas horas?—Preguntó abriendo los ojos.—Son las cinco de la mañana.

—Estoy acostumbrada a madrugar, muñeca.—Murmuré y ella pegó mejor su rostro a mi pecho.—¿Qué haces tú despierta?

—No lo sé, estaba soñando y de pronto desperté.—Murmuró.

—¿Qué soñaste?

—Que estaba en la universidad e ibas por mí para comer helado a la salida.

—¿Traía una motocicleta?—Pregunté emocionada y ella asintió.—Que lindo sueño.

—Lindo será cuando pase.

Besé cortamente sus labios y ella me dedicó una sonrisa.

—¿Qué vas a estudiar?—Pregunté y ella se encogió de hombros.—¿No te llama aquello de los niños pequeños?

—Me aterra.

—¿Qué es lo que te aterra?—Pregunté acariciando su rostro con suavidad.

—No ser... Lo suficientemente buena con los niños. —Suspiró.—Me espanta un poco que luego no encuentre vocación en los niños, ¿cómo sé que es lo que quiero?

—¿Por qué pensaste en educar niños?—Pregunté y ella sonrió.

—Son lindos, y de pequeña me gustaba jugar a darle clase a mis hermanos, ya sabes. Era divertido eso.—Sonrió y dejó un beso en mi pecho.—Me gusta estar contigo.

—Me gusta que estés conmigo, Wanda.

—¿Te gustaría tomar una ducha juntas?—Preguntó y yo asentí.—¿Y luego?

—Una película.—Murmuré y ella asintió. —¿La eliges tú?

—¿Romántica?

—La que quieras, muñeca.

Ella sonrió y se levantó.

—Cariño estás desnuda. —Murmuré. Se giró para sonreírme y siguió su camino hasta la ducha.

Froté mis manos en mi rostro intentando apartar el cansancio y la fatiga.

Mi móvil comenzó a vibrar, observé los mensajes de Clint.

Clinton. Pietro me dijo que se quiere casar conmigo.

Clinton. Y le he propuesto matrimonio sin anillo, pero nos vamos a casar.

Clinton. ¿Muy intenso? Tal vez, pero quiero pasar mi vida a su lado.

Clinton. Joder. Nat, estoy comprometido.

Papá suegrito va a matarlo, y estaré feliz de ver eso.

Natasha. Enhorabuena. Erik va a cortarte las bolas.

Me levanté y troné mis huesos antes de caminar hasta el baño en ropa interior. ¿Por qué Wanda duerme desnuda? Jamás lo entenderé, se pega el cuerpo a la cama y es desagradable.

Caminé hasta el baño y vi a la castaña dentro de la ducha. Me despojé de mi ropa anterior y me metí tras ella.

[•••]

Wanda, 21.

—¿Película favorita?

—¿Probablemente romance?—Preguntó Natasha y giré los ojos. —Amor no entiendo el juego.

—Yo te pregunto algo y tú contestas y así nos conocemos. Dios, Natasha. No es tan difícil.

Ella hizo un puchero.

—Sabes que hay cosas que aún me cuestan.

—¿Quien vive casi diez años en un lugar sin aprender el idioma?

—Respeta. El idioma me lo sé, tú hablas mal.

—¡Es un acento!—Me quejé y ella comenzó a reír. Me subió sobre su regazo y pasé mis manos por su cuello. —Déjame en paz.

—No, no quiero. —Me sonríe de forma burlona.—¿Cuál es tu película favorita?

—Mmhm...—Comencé.—Pregunta difícil.

—¡Oh, vamos! ¡No tienes derecho a quejarte entonces! —Comenzamos a reír y ella me besó de forma suave mientras yo me recostaba contra su pecho.

Natalia traía la camisa abierta dejando ver el tatuaje en su costilla, el nombre de su hermana y más abajo la fecha de su nacimiento. La ama tanto, sin embargo jamás pensé en Natalia siendo madre, nunca le he preguntado sobre eso.

—¿Qué opinas de la maternidad?—Pregunté y ella enarcó una ceja.

—Que no voy a amamantarte, Wanda.—Bromeó y yo comencé a reír.

—Eres una idiota.

—Ya.—Sonrió de soslayo y besé su mejilla.—¿En qué sentido?

Piolín subió al sofá recostándose sobre mis piernas. Podía oír el ruido del lago, fuera llovía a cántaros, y escuchaba el agua chocar de forma ruidosa.

—En el sentido... Tú y un bebé.

Ella acarició la cabeza de Piolín mientras él se relajaba contra mis muslos.

—¿Un bebé como Piolín?—Dijo viendo como el cachorro se volteaba dejando su panza hacía arriba para ser rascada.—¿Quién es el bebé más apestoso? Eres tú, ¿verdad? ¿Verdad?

Sonreí.

—Un bebé humano.

Ella dejó de acariciar a Piolín y lo meditó en silencio.

—Si lograra sentar cabeza, y no tuviese el trabajo que tengo, es algo que querría, no para sentirme completa, no veo la maternidad como algo que necesito desesperadamente...—Comentó.—Creo que está bien si alguna mujer lo anhela como meta de realización, cada uno puede tener el propósito que desee, pero yo... Tengo otras aspiraciones.

—¿Cuáles?—Me sonrojé. —Lo siento, no quiero sonar entrometida, es sólo que... Nunca habíamos tenido una conversación tan profunda y...

—Detka, está bien.—Sonrió. —Podemos hablar de ésto y de todo, es lo que las parejas hacen, ¿no?

Asentí y ella besó cortamente mis labios.

—Mis aspiraciones son... Viajar a Italia, vivir uno o dos meses por allí, o tal vez en Francia, tener un departamento bonito cerca de dónde transitan las góndolas en Venecia, ya sabes... Unos meses allí, y luego...—Sonrió observando sus nudillos.—Es algo ñoño, pero...

—Me gusta que seas ñoña.—Tomé su mano.—¿Qué deseas, amor?

—Me gustaría tener un gato y llamarlo Sherlock... —Hizo una pausa y me observó a los ojos. No entiendo la parte ñoña de tener un gato. — Pero también casarme...

Ahora entiendo, se avergüenza de eso.

—¿Por qué sería ñoño?

—Nos llevamos cinco años, tu generación y la mía ven el amor de forma diferente, y no creo que casarte esté en tus planes.

Sonreí pasando mis manos por su nuca.

—¿Es una propuesta?—Pregunté mordiendo mi labio inferior. Ella pasó su pulgar por allí logrando que lo soltara.

—Tal vez... Sí seguimos juntas, que es lo que quiero... Me gustaría casarme contigo.

—¿Tan mal te tengo?—Bromeé y ella asintió rozando sus labios con los míos.—Pues debes ser muy romántica para pedirlo, eh...

—¿Qué tanto?

—Quiero despertar a diario sabiendo que pasar el resto de mi vida siendo tu esposa... Es la mejor decisión que podría haber tomado.—Murmuré.

—Simple. Sólo con verme lo sabrás. Soy yo, ¿no es obvio?—Preguntó egocéntrica.

—Lo es.

La besé suavemente y dejé que escondiera su rostro en mi cuello. Estoy totalmente enamorada de Natasha, y por primera vez esa sensación abrumadora de amor y comodidad, no me molesta. Confío en ella, ella no me lastimaría, y... Siento que eso se lo debo a ella y la terapia, Natasha me ha demostrado ser sincera, ha demostrado que... El inicio no va a definir lo que ella siente por mí, y tomar terapia por tantos meses me he hecho ver que no estaré atada a la relación de mis padres.

Yo no soy ellos.

Natasha y yo, no somos como ellos.

[•••]

Natasha, 26.

—¡Corre, Wanda!—Grité cuando la vi salir del lago en traje de baño.

No puedo creer que una mujer tan hermosa sea capaz de existir, y definitivamente no me equivoqué en regalarle un traje de baño blanco.

Fue la mejor compra del mundo.

Piolín comenzó a correr y pasó por su lado, Wanda lo ignoró, sin embargo yo noté que tras el cachorro venían los patos salvajes que Erik ha comprado hace unos días. ¡Esas pequeñas bestias mordieron al cachorro muchas veces!

De pronto uno picoteó la pantorrilla de Wanda y ella pegó un gritó corriendo hasta mí, pasó de largo y yo seguí lavando el auto de Wanda.

No es que lo haga, porque ella dijo, lo hago porque sino Wanda no lo hará, y con los caminos largos realmente pareciera que su auto es más barro y tierra que un auto en sí.

—¡Nat, ayúdame!—Gritó corriendo hasta mí. Vi como más de cinco patos la perseguían con una furia anormal.

¿Dónde cojones ha comprado Erik a éstas bestias?

Wanda se escondió delante mío y los patos no parecían interesados en picarme a mí, seguían tratando de arremeter contra ella.

—¡Natasha!

—Tranquila.—Dije tomando su cintura.

—¡Me siguen molestando!

—Amor, quieta.

—¡Ese me picó!—Se quejó y podía oír a esos granujas graznar bajo sus pies. La apoyé contra el auto y la levanté por la cintura.

Wanda enrolló sus piernas en mi cadera y los malditos patos comenzaron a picotearme.

—Fuera, hijos de puta.—Me quejé y ellos siguieron en su labor. Apoyé a Wanda en la ventana del auto y ella cayó demtro con los pies colgando.:—¡Que me dejen!

Vi como uno había mordido tan fuerte que me generó una pequeña herida.

Mierda. Ya probó la sangre.

Me subí sobre el techo del auto y Wanda metió su cuerpo entero al auto.

—¿Por qué Erik ha comprado éstas cosas?—Me quejé y ella levantó la mirada viendo como se alejaban.

—Creyó que eran lindos.

—Uno casi me arranca la pierna.—Acaricié la zona afectada.—Seguramente volverá por mí.

Ella comenzó a reír. Ambas estábamos agitadas.

—Somos unas cobardes.

—Cobarde tú, que te he tenido que salvar yo, aquí la única que sobrevive se llama Natasha Romanoff.—Dije engreída.

—No necesito que me salves, Natasha.—Se quejó jalando mi pie logrando que caiga del auto.

—Salvaje.

—Tonta.

—Tu mamá.—Me burlé y ella comenzó a reír.

—Tal vez.

[•••]

Wanda se encontraba rellenando su solicitud a la universidad mientras yo observaba el televisor.

Odio los programas de cocina, no entiendo para que existen, pero los observo de cualquier forma.

Me giré y vi a Wanda cerrando su laptop. Se acercó al sofá y se dejó caer a mi lado, acaricié su cabello y ella me dedicó una sonrisa.

—¿Todo bien?

—Ya he enviado mi solicitud, y la de Peter. La tenía lista, pero se ha olvidado de enviarla y me ha dicho si podía hacerlo por él.

Asentí mientras me dedicaba a acariciar los lunares de su rostro. Wanda es hermosa.

—Haces mucho por él, detka. Eres dulce.

—Lo amo mucho, y me ha dicho que no está pasándola bien con papá, creo que ya charlaron y él dijo algo sobre "explotar y gritarse", pero que tratará de meditar lo que sucedió y encontrar una solución solo, dijo que no me preocupe.

—Y estás preocupada.—Murmuré.

—Muy.—Dijo frustrada.—Intento desapegarme de ambos, pero no puedo evitar mensajearlos constantemente para saber como están. —Cubrió su rostro con sus manos y dejó ir un suspiro.

—Está bien, amor. Eres una gran hermana.

—Debo soltarlos un poco.

Su móvil comenzó a sonar indicando que Erik la llamaba, en ese momento notó que habían más de cuatro llamadas perdidas.

—Aún no.—Murmuré y ella apoyó su rostro contra mi cuello antes de contestar.

Pobrecilla Wanda.

Nota de autor:

¡hey! ¿Cómo estuvo su fin de semana? ¿Superamos cartas a Bishop? Descansen <3

-Codex.

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