•Tanda de preguntas.
Natasha, 26.
Me desperté temprano y salí a correr por el bosque, estoy haciendo una parada para poder estirarme mientras veo que ruta tomaré de regreso.
Llevamos dos semanas trabajando aquí, ha sido extraño, por una parte nuestra rutina no varia y por otra parte es todo tan distinto. Un día hacemos lo mismo que el anterior desde diez a diez, al otro día estamos preparando el salón, porque el señor Charles ha invitado personas y debemos asegurarnos de su seguridad, he pasado noches en vela revisando cámaras hasta que sea el horario prudente para un cambio de turno con Rogers.
Bebí un poco de agua y observé el paisaje frente a mí. El prado es hermoso, las montañas que se ven a lo lejos no se quedan atrás, son bastante lindas y puedo asegurar que en invierno las heladas serán horribles, pero me muero por ver la nieve cubrir el lago en una hermosa pista congelada.
Continué mi camino de regreso a casa y pude notar las luces encendidas, para ser las siete en punto es extraño, por lo general todos funcionan desde las diez aquí.
Llegué a la entrada y me encontré con la señorita Maximoff leyendo un libro mientras disfrutaba de lo que parecía ser un té de hierbas.
Me disgusta mucho el té, prefiero mil veces una bebida energética o un café, quizá una cerveza cuando hace calor.
—Buenos días. —Saludé quitándome los zapatos llenos de polvo.
—Buen día, Romanoff.—Dijo con una sonrisa. Noté que llevaba solo un jersey abierto de color blanco, bajo él no traía nada. Esa única idea me congeló por dentro, hay dos grados, no puede estar así.
—Señorita, debería abrigarse. Va a pescar un resfriado y el hospital más cercano está a hora y media. —Murmuré dejando mis calcetas grises tocar el frío suelo de madera. —Además, el clima comienza a helar cada vez más.
Ella suspiró cruzando sus piernas cubiertas por un delgado short que acababa en la mitad de sus muslos.
Aparté la mirada al ver el jersey moverse, no quiero incomodarla, más si va sin sujetador, claramente no hay nada que ella tenga y yo no, sin embargo sé que puede ser incomodo para ella que alguien llegue a verla, a su edad odiaba enseñar mucho de mi cuerpo, sin embargo eso debido a que era una chiquilla escuálida sin nada que enseñar, al menos ahora tengo un cuerpo tonificado y curvas lindas que disfruto lucir cada tanto.
—¿Por qué estás despierta tan temprano?—Preguntó dejando su libro de lado.
—Porque he salido a correr, además mi turno comienza a las once y se suponía que usted estaría despierta en ese horario. —Dije rápidamente.
Wanda mordió su labio inferior.
—¿Vas a desayunar?—Preguntó y observé mi reloj.
—No lo creo, debo...—Comencé y ella se levantó dejando ver un atisbo del tatuaje en el inicio de su oblicuo.
—No seas aguafiestas, desayuna aquí conmigo. —Sonrió.—Además... Vas a trabajar para mí, y éstas dos semanas hemos hablado muy poco, ¿Cómo voy a confiar en ti si no te conozco?
Suspiré.
—No creo que deba conocer algo sobre mí más que trabajo para usted y estoy a su disposición, pero eso ya lo sabe, soy Natasha, me encargo de...
—Sí, sí. Pero... ¿Quién eres realmente?—Preguntó. —No dejaría mi vida en manos de una extraña, ¿Cómo sé que no eres una demente?—Se levantó acercándose hasta mí. Agaché la mirada viéndola fijamente. —Carita de ángel, pero probablemente...—Intentó tocar mi mejilla y detuve su mano rápidamente.—¿Cómo podría dejar que tú me salves si no se que pretendes?
—No necesita saber que pretendo. Estoy trabajando, señorita.—Dije molesta ante su insistencia conmigo.—Trabajo para usted.
Observó su muñeca siento tomada por mi mano, pasó su lengua sobre sus labios y me miró a los ojos.
—¿Así tratas a todos tus jefes?—Preguntó y solté su mano.
—Lo lamento, no fue mi intención. —Dije rápidamente. —¿Desea algo?
—No confío en ti, Romanoff. —Dijo seria.—Deseo que te sientes a desayunar conmigo, soy tu jefa, ¿no?
Asentí lentamente.
—Me daré una ducha, le prepararé el desayuno y desayunaré con usted, señorita Maximoff. —Murmuré lamentando haber sostenido su muñeca y pensando en que esto puede costarme el trabajo, y no estoy en condiciones de que me cueste el trabajo. —Y nuevamente lamento lo de...—Observé su muñeca.
Ella se sentó en el sillín de madera nuevamente ignorandome.
Joder.
(•••)
Al bajar la escalera vi a la señorita Maximoff de pie en la entrada, no tardé más de diez minutos.
—¿Qué va a querer?—Pregunté y ella negó.
—Siéntate, Romanoff. Ya preparé todo. —Murmuró. Observé el mesón y vi las tazas con agua caliente. —Traje té de hierbas, espero que le gusten.
—No es mi estilo, pero lo agradezco. —Murmuré sentándome frente a ella.
Preparé mi té de dudosa procedencia y ella me ofreció galletas que no se veían realmente deliciosas, sin embargo luego de lo que hice, prefiero caerle bien y que no me despidan.
Probé una y mi corazón se estrujo levemente. Galletas de avena como las que mamá preparaba cuando no había nada más para comer. Me quedé observando un punto fijo y no supe que decir, de pronto vi la mano de Wanda con algunos anillos pasar frente a mí.
—¿Estás bien? Dime que no eres alergica a la avena, por favor. —Dijo levantándose.
Negué rápidamente.
—No, es... Es un sabor muy familiar, no estoy muriendo. ¿Dónde las compraron?—Pregunté sonriente.
—Vaya, quien diría que tienes una sonrisa tan linda. —Murmuró y volví a poner una mueca seria. Odio que crean que esa clase de cosas son un cumplido, además es una niña, y sigue insistiendo en que aquella actitud playboy hará que me derrita por ella, es linda, pero no es mi estilo, siempre me han gustado rubias, supongo que tengo patrones, Carol, Thena y luego Pepper, no lo sé. —Las he hecho yo, mamá solía prepararlas para que mis hermanos y yo comieramos en excursiones, así siempre la tendríamos cerca... —Dijo agachando la mirada. Pobre chica... No es un secreto lo ocurrido con su madre. Vi una pequeña lágrima caer por su mejilla. —Voy a... Lo lamento, disfrútalo, olvidé que tengo cosas que hacer.
Se levantó sin mirarme y entró a la casa. Suspiré.
Es difícil extrañar a una madre, yo también extraño a la mía, y mucho...
Mordí nuevamente la galleta y sonreí. Esto se siente tan familiar... Se siente tan cercano.
Extraño mucho a mi familia.
Nota de autor:
¡Hey!
1/2
-Codex.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top