• Piensa dos veces.
Wanda.
Romanoff es absurdamente tosca. Y cuando digo absurdamente no me refiero a su poca expresión facial o que se note que tuvo una infancia dura y jamás conoció el amor, me refiero a que simplemente es tosca, se toma todo muy a pecho, y creo que aunque es sexy que sea tan dura, no puede ser que sólo yo le caiga mal. ¡Soy hermosa! Y además tengo unos lindos senos, o al menos yo estoy muy conforme conmigo misma, es decir, para no ejercitarme creo que la genética fue generosa conmigo, la madre tierra o que sé yo, ¿por qué no me mira? Es claramente lesbiana, y no, no es porque yo vea algo en ella que me lo indique, es que simplemente noto que lo es. Ya saben, entre especies nos reconocemos, y como buena bisexual, sé que es lesbiana.
Tal vez por lo cortas que están sus uñas, o quizá porque me niego a creer que no tengo oportunidad con Romanoff, incluso se ha reído de un par de chistes estúpidos que hace Peter, pero a mí sólo me observa como si le desagradara mi existencia.
Y es que no me obsesionaría tanto con Romanoff si no estuviese tan acostumbrada a que todo el mundo quiere acostarse conmigo, y no me cuesta conseguir un polvo de fin de semana, claro que puedo tener a quien yo quiera, y no es que pensara en quedarme a dormir entre los brazos de Natasha, pero al menos quería tener un... ¿Acostón de bienvenida? Es decir, no quería ser su novia, no le pedí matrimonio.
Mientras nosotros cenamos aquí abajo podemos oír sus risas en la planta alta, Peter se textea con alguien mientras Pietro probablemente está fantaseando con el castaño que parece ser muy cercano a Romanoff, no quiero malinterpretar esa cercanía y pensar que quizá y sólo quizá están juntos, aunque que fuese heterosexual es una buena razón para que yo no le guste... ¡No estoy nada mal!
—¿Pueden prestar atención un momento?—Preguntó papá y yo centré mi atención en él y su mirada cálida pero cansada. Peter seguía escribiendo así que decidí arrebatarle el móvil y noté que estaba texteando con Sersi, la hermana adoptiva de Ikaris. Es linda, una vez ella y yo nos besamos en una fiesta de la escuela. —Gracias, ahora que están los tres con los pies en la tierra, quiero... Agradecer porque seguimos juntos a pesar de los tiempos difíciles por los que pasamos, seguimos siendo una familia que se ama, y estoy muy orgulloso de ustedes, son increíbles y nada me hace más feliz que ser padre de tres maravillosos seres humanos.
—Papá...—Dije enternecida acariciando su mano.—Te amamos demasiado, eres el mejor padre que la vida pudo darnos.
Pietro concordó y le lanzó un beso mientras que Peter se mantenía en silencio, pateé su pie con suavidad bajo la mesa y él me observó molesto.
—¿Charles?—Preguntó Peter y papá suspiró.
—Está hablando con Stephen fuera, él es el encargado de nuestra seguridad. Por favor no seas duro con Charles, hace lo mejor que puede y nos cuida, además...
—Además mamá te dejó, porque llevabas años ocultándole que te follabas a Charles y...
—No metas a tu madre en ésto, no sabes como pasaron las cosas.
—¡Claro que sí! ¡Te lo tirabas mientras mamá estaba en casa y luego la quisiste dejar mal por hacer lo mismo!—Gritó y se levantó de la mesa provocando que papá hiciera lo mismo.
—¡Lo de tu madre fue diferente!—Gritó papá. —¡Ella ya sabía de Charles y de mí!
—¡Claro!—Dijo Peter burlón. —¡¿Y por qué no te dejó?!
—Basta... —Murmuré yo y Pietro me detuvo.
Por lo general desde la adolescencia Peter y papá no han tenido una buena relación y la única que interfiere en eso he sido yo, mamá siempre los dejaba discutir.
—Déjalos. —Susurró Pietro.
—¡¿Por qué?! ¡Contesta, desviado de mierda!—Gritó Peter.
Pietro se encogió en su lugar, le ha dolido, a mi no me afectan esa clase de comentarios, sin embargo Pietro tuvo una pésima relación con aceptarse debido a su relación con Ikaris, Ikaris tampoco se aceptaba, sin embargo hizo pública su relación de forma violenta hacia Pietro que recién había asumido que estaba saliendo con Ikaris dos días antes. No fue para nada justo con él ni con sus tiempos, fue injusto.
—¡Por ustedes!—Gritó papá molesto. —¡Nos quedamos juntos por ustedes!
Papá golpeó la mesa y el cristal del centro reventó provocando que los cristales caigan provocando un par de cortes leves en mis muslos y la muñeca de Pietro, sin embargo solamente parecían raspones.
Él se arrodilló espantado antes lo que acababa de pasar. Peter tomó a Pietro llevándolo hacía atrás y le entregó algo para limpiar su muñeca, retiró lo cristales que cayeron sobre mi falda y tomó mi silla noviendome para atrás.
Rápidamente el comedor se llenó de los guardias de papá.
—Lo lamento tanto. —Dijo papá espantado.
Romanoff estaba frente a nosotros. Barton se encargó de llevar a Pietro a enfermería.
—¿Puedes llevarla en brazos?—Preguntó Romanoff a Peter y él asintió tomándome.
—Estoy bien, exageran. —Dije para tratar de calmar a papá, sin embargo ardía bastante para ser sólo un par de cortes.
Romanoff levantó levemente mi falda. Me sonrojé un poco y aparté la mirada.
—Permiso. —Murmuró y comenzó a soplar un poco mientras retiraba un par de cristales pequeños que parecían haberse clavado. —Bien, nada profundo, llévala a la enfermería, yo la curaré. —Me sonrojé al sentir nuevamente el aire que lanzaba contra los cortes.
Peter me subió a la enfermería y me recostó en una camilla. Pietro salió con una venda en la mano mientras el castaño le preguntaba si dolía.
La pelirroja llegó luego de un par de minutos en los que mi hermano se disculpaba por haber iniciado la discusión y aseguraba que si hubiese sabido que acabaría así habría cerrado la boca.
—Bien, debo desinfectar la zona. —Murmuró ella lavando sus manos mientras mi hermano se retiraba de la sala. —Arderá un poco.
En efecto, echó un liquido de una botella y no pude evitar que un gemido de dolor escapara de mi boca, ella comenzó a soplar un poco la zona y levantó más mi falda dejando a la vista mi ropa interior, aparté la mirada. Odio tener las hormonas alborotadas, porque no me favorece tener su boca tan cerca de mis muslos.
Aparté la mirada y ni siquiera noté cuando ella estaba lavando nuevamente sus manos y mis piernas ya tenían un par de vendas.
—Mañana tendremos que ver si han cerrado aquellas más grandes y cambiar las banditas. —Murmuró.—¿Puedes ir hasta tu habitación?—Preguntó y asentí.
Ella asintió y se dio media vuelta.
—G-Gracias. —Dije con la voz algo temblorosa.
El calor no pretendía abandonar mi cuerpo.
—No hay de que, señorita Maximoff.
Romanoff salió de la enfermería y dejé escapar un gran suspiro.
Joder.
Es muy... Atractiva... y tosca.
Nota de autor:
¡Hey! Mañana y el domingo no podré actualizar, ya que trabajo, sin embargo el lunes estaré nuevamente avanzando los fanfics y quizá, sólo quizá actualice (mañana y el domingo) por la madrugada en uno de los fanfics, quizá en el de leigh y nicole ya que es el que más me gusta.
-Codex.
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