•Mierda.

Wanda, 21.

—¿Me compras galletas?—Preguntó Peter a mi lado. Asentí.—¿Y una cajita feliz?—Asentí.—¿Y un libro para colorear y otro para Yelena?

—Peter, ya dije que compraría lo que quieras, tú sólo dilo y yo lo compraré.—Murmuré acariciando su cabello ruloso. El castaño asintió y junto sus manos sobre su regazo.

—¿Y también una pista de carreras?

—Que si.

—¿Dos pistas?

—Lo que quieras.

—¿Y si quiero un caballo?

—Ya tienes uno.

—Un pony.

—Puedo encontrarlo.—Murmuré y Steve se estacionó. —¿Irá con nosotros, Rogers?

—Sí, Romanoff me mataría si los dejara bajar solos.—Murmuró él.—¿Recorreremos mucho?

—Depende de lo que Peter quiera.—Aclaré y tomé mi bolso.

—¡Quiero todo!—Gritó Peter y salió del auto corriendo. Giré los ojos, Pietro probablemente habría hecho una competencia con él y hubiesen terminado jalándose el cabello.

Bajé del auto, está bastante helado. Por lo general, en casa es un clima fresco, pero aquí es extraño, por lo general el clima es caluroso, sin llegar a lo sofocante.

Caminé dentro del centro comercial con Peter delante. Le prometí que hoy le compraría lo que quisiera, sé que no es una manera sana de demostrar amor, pero al menos lo mantendrá ocupado.

—¡Wanda, hay algodón de azúcar! ¡¿Me lo compras?!

Asentí y él fue de inmediato a pedir dos, entré tras de él y pedí uno mas para Rogers.

—Gracias.—Murmuré y la dependienta nos dio los algodones. Salí y le dije a Peter que le entregue uno a Rogers. Mi hermano está emocionado, y eso me hace feliz.

Sé que debo cuidar más de mí, pero cuidar de mi familia, también es cuidar de mí. Amar es cuidar de mí, y a ellos los amo.

—¿Crees que mamá vuelva?—Preguntó Peter. Negué levemente y él asintió.

—Entiendo.—Murmuró.—Aunque la extraño bastante, algunas veces más que otras... Por ejemplo... Ayer por la noche. —Comenzó él.—Cuando estabas ahí con Natasha, yo... —Soltó una risita nerviosa.—Va a sonar patético.

—Peter, dilo. Nada es más patético que los boxers de hello kitty que tiene Pietro.

Él sonrió.

—No, olvídalo.

—Peter...

—Me da vergüenza.

—Te he duchado cuando estabas ebrio, y también cuando tenías un yeso.—Murmuré. —¿Vergüenza de qué? Si ya te he visto desnudo.

—Es difícil desnudar tus emociones, no me criaron así.—Susurró él.—Me criaron para ser quien te defendiera, y para... Besar chicas, y gritar, y... Cosas poco delicadas, que yo...

—No disfrutas.

Él asintió.

—A veces me gustaría ser más como Pietro.

—¿Libre?

—Sí, y verme bonito en crop top, y usar las uñas pintadas sin sentir que es un estereotipo en el que me molestaría caer, quiero ser Peter, pero a veces no quiero ser Peter, porque Peter se avergonzaría de... Mí.

—Peter no se avergonzaría de ti, él estaría orgulloso de que seas libre.

—Nunca me he sentido orgulloso de quien soy.

—Yo siento orgullo de ti.

Mi hermano me dedicó una sonrisa temblorosa.

—Natasha y tú, me hacen sentir como si por primera vez mi niño interior estuviese seguro... Casi como si fuesen... Mis figuras maternas.—Admitió.—Es vergonzoso, porque... No debería verte así, eres mi hermana, y... Yo me habría reído de alguien que busca apoyo paterno o materno en personas externas a sus padres reales, pero... Así me siento, ¿qué puedo hacer? Me hacen sentir a salvo y... Aunque debería cuidarme solito, me gusta... Sentir que... Aunque debo aprender a hacerlo, siempre tendré un apoyo en ti... Y Natasha, es Natasha, sé que no me matarán si está cerca.

Mi mentón tembló un poco. Odio ser tan sensible.

Abracé a Peter con fuerza y él tomó mi cintura mientras ambos reíamos. Mi hermano me hace afortunada. Tenerlo es de las mejores cosas que me han sucedido. Ser tres es absolutamente maravilloso.

[•••]

Al llegar a casa, Peter estaba cansado. Recorrimos jugueterias, tiendas de ropa, de videojuegos, incluso creo que a un par de tiendas de deporte.

—Bajarás tus cosas solo.

Él asintió.

Caminé hasta el comedor en donde vi a Natasha peleando por el móvil. Estaba gritando en ruso, pude captar lo suficiente. Ella y Pepper discutían por una infidelidad, y Natasha le dijo que no quería ser la otra.

Colgó y se dio media vuelta. Me observó y su expresión se suavizó notoriamente.

—¿Quién es Pepper?—Pregunté y ella palmeó su regazo mientras se sentaba en una banca de madera que papá había instalado en ese sitio.

—Mi ex novia, me acaba de llamar su esposo. Encontró algunas conversaciones viejas en donde ella y yo... Nos hablábamos de forma sugerente.

—¿Se enviaban desnudos?—Pregunté burlona y Natasha se encogió de hombros. —Oh, Dios.

—Bueno, a fin de cuentas... Estábamos solteras, o eso creí. Ella estaba comprometida, y me coqueteaba, y en algún punto lo supuse, o entendí eso, pero nos alejamos, y... Acabo de discutir con Pepper.

—¿Por?

—Me culpó, y su esposo me amenazó, pero no va a encontrarme, le dije que se muera.

Comencé a reír. Natasha también. Quiero besarla.

Comencé a acercarme hasta ella lentamente, Natasha sonrió nerviosa, rozando nuestros labios, mi garganta se secó.

—¡Hola, Wanda!—Saludó de forma alegre Melina. Nos separamos y Natasha se espantó tanto que me hizo caer al suelo.

—Mierda, amor. Lo lamento.—Dijo ella ayudándome a levantarme.

—¿Amor?—Preguntamos Melina y yo al mismo tiempo.

Natasha tragó saliva.

—Wanda, ¿puedes acompañarme a ver algo?—Preguntó Melina y Natasha tomó mi mano.

—Mamá.

—Natasha.—Dijo Melina con una sonrisa. Me miró con duda. Susurré un "está bien" y ella pareció entenderlo.

—Vamos.—Dije soltando a la pelirroja.

Caminé fuera acompañada de Melina. No me asusta, mas bien me inquieta saber que quiere.

[•••]

Melina se sentó en una banca del jardín, pude ver a Natasha observarnos desde dentro. Ella estaba ansiosa, no quiere que su madre hable conmigo.

—¿Pasa algo?—Pregunté luego de un rato. Melina negó.—¿Entonces Natasha exageró?

—Ella siempre exagera. ¿qué te sorprende?

—Tal vez el hecho de que realmente creo podrías odiarme, y eso me hace pensar en que ella tiene miedo de que me odies.

Melina comenzó a reír de forma suave. Las marcas de expresión en su rostro no se hicieron esperar. Es extrañamente parecida a Natasha, y eso me hace sonreír.

Natasha va a ser muy linda cuando sea mayor.

Más mayor.

Más de lo que ya es.

—Créeme, estoy encantada con lo feliz que es mi Natasha a tu lado. Quiero charlar sobre ella, no es nada malo.

—Quiero decirle antes que todo... Yo quiero a Natasha, es más, la amo, y entiendo si tiene alguna duda con respecto a...

—No las tengo. Eres la correcta.

Me sonrojé.

Soy la correcta. Me gané a mi suegra.

[•••]

Natasha, 26.

Mamá y Wanda no dejaban de charlar, llevan una hora riendo en la banca de fuera. ¿De qué se ríen? ¿De mí?

—Romanoff.

Me giré y pude ver a Charles y papá. Ambos me observaron, papá con el rostro serio, Charles con una mueca maliciosa.

¿Qué cojones quiere?

—¿Jefe?

—Charlaba con tu padre, he pensado en ofrecerle trabajo en mis negocios, ya que sé que no tiene visa de trabajo, y le interesa comenzar a trabajar de forma... ¿Cómo decirlo? "Ilegal"—Hizo comillas.—¿No tienes problema, no?

Es un hijo de...

—No debes trabajar, papá. Yo puedo mantenerlos.

—No quiero que nos mantengas, quiero que hagas tu vida, consigas un esposo y me des nietos.—Insistió molesto.

—Papá, yo...

—No, Natalia. Es mi última palabra. Charles es mi nuevo jefe.

—Me parece digno de celebrar. Quédense a cenar, Natasha tú también, ya eres parte de la familia casi.

Se dio media vuelta y salió de la habitación. Papá lo siguió.

Oh, Mierda. Debo llamar a Fury.

Nota de autor:

¡Lamento lo corto del capítulo! El de mañana será más largo. Creo (no estoy segurx) de que no queda mucho en este fanfic.

¿Cómo están?

Codex.

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