•Mi familia.

Natasha, 26.

—Romanoff.—Sentí como alguien me removía. Abrí lentamente los ojos y vi a Clint extenderme un café. Noté que me había quedado dormida sobre el escritorio.

—Mierda.—Me quejé.—Dios, no sé en que momento me dormí. ¿Qué hora es?

—Las nueve y treinta, ya acabó tu turno hace una hora, no quería despertarte. Necesitabas dormir, ¿noche dura?—Preguntó y asentí lentamente.

Luego de ayudar a Wanda a prepararse para la cama, me senté en el sofá y ella no quiso dormir en su cama. Durmió sobre mi pecho, y cuando me desperté para mi turno fue tan difícil dejarla en la cama y venir hasta aquí, quería estar con ella, quería dormir abrazada a ella y que sintiera que todo estaba bien.

Wanda se recostó contra Pietro quien le abrazó con fuerza y aunque sabía que estaría bien en brazos de su hermano, quería estar yo, quería ser yo quien le abrazara... Es jodido tener que irme siempre, quiero tener un par de días despertando a su lado, como al inicio... al inicio no lo valoré, porque creí que no me importaba en serio, pero en tan poco tiempo he tenido la oportunidad de conocerla tanto, y simplemente no puedo evitar querer estar con ella.

La Wanda que conocí al inicio no es ni siquiera el cinco por ciento de lo que Wanda realmente es. No es una niña caprichosa y engreída, es una hermosa persona, es una mujer amorosa y preocupada de cada persona a la que ama, y aunque pareciera que sólo se preocupa de verse linda para que todo el mundo la mire... Realmente Wanda es todo lo contrario.

—Estuve cuidando de mi chica.—Murmuré. —No se sentía bien.

—Pietro me contó...—Murmuró él.—¿No le dirás que sabías?—Preguntó y bebí de mi café.

—No quiero herirla, estaba afectadisima.—Susurré.—Además esto es proceso investigativo, nada más.

—Proceso que afecta directamente a su familia.—Murmuró Clint.

—¿No debería sabes tú novio que estás aquí para llevarte a la cárcel a su padre?—Pregunté molesta. Clint me observó en silencio.—Lo siento, no quería... Perdón.

—Te quiero, pero.... Créeme que siento culpa por Pietro, porque lo amo, y mucho... Si vas a meterte con algo, que sea conmigo, no con mi relación con él.

Asentí lentamente y tomé mi café.

—Lo lamento. —Me levanté y caminé hasta la puerta.—Te quiero, hermano.

—Y yo a ti, ahora lárgate antes de que nos llevemos mal.

Asentí y salí de allí. No debí decir eso, estoy igual, pero me pone de mal humor pensar en perder a Wanda. Lo medité, con dolor en el estómago, lo medité... Y llegué a la conclusión de que decirle a Wanda significaría que la castaña me odie y crea que le miento, además de que tendré que decirle que estoy aquí investigando a su familia, Wanda es muy insegura... ¿Y si cree que no me gusta en serio? Realmente me gusta, no mentiría en eso, cuando intento algo con alguien no le digo "me gustas" hasta estar completamente segura, y Wanda hace que yo esté segura de quererla.

Noté que mi móvil estaba sonando, es el número personal, y era un número sin registrar. Por un momento temí, noté que era un código de marcarción ruso.

—¿Hola?—Pregunté al tomar la llamada.

—¿Natasha, cariño?—Preguntó mi madre desde el otro lado de la línea.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y me quedé quieta en mi lugar.

—¿M-Mamá?—Pregunté y un escueto "Da" fue oído desde el otro lado.—¿Desde dónde estás llamando?

—Estuvimos ahorrando, compramos un teléfono para poder enviarte mensajes.—Murmuró.—No sabemos como, pero conseguimos cargar crédito para llamarte, tu padre quiere oírte, cariño... Extrañaba tanto tu voz.

Sonreí y sentí las lágrimas caer por mis mejillas.

—Mamá, no. Espera.—La detuve. —No sigas cargando crédito, haré unas cosas y te enviaré un explicativo de como descargar algo para comunicarnos, yo me encargaré de pagar.

—No, cariño. En serio podem...

—No, mamá. En serio, ya hicieron mucho comprando el móvil. —Sonreí.—Yo... Estoy tan feliz de oírte. En serio, estoy muy feliz de oírte, ¿Yelena está bien? —Pregunté con una sonrisa en el rostro. Vi a Wanda pasar y me observó fijamente.

—Está aquí, ¿quieres hablar con ella?—Preguntó.

—Sí, claro.

Sentí como mamá hablaba con Yelena y le explicaba que era yo.

—¿Natalia?—Pregunto Yelena desde el otro lado y sonreí. Me dejé caer de rodillas en el pasillo de la casa y Wanda corrió hasta mí preocupada.—¿Estás ahí?—Preguntó y sollocé.

—Yelena...—Susurré y Wanda enarcó una ceja sin entender.—Hola, amor pequeño...

Sentí su risa desde el otro lado.

—¡Lo recuerdas!—Dijo con emoción en la voz.

—Claro que sí, cariño...—Susurré y Wanda pareció entender que sucedía. Observó en el pasillo y se levantó, ayudándome a ponerme de pie.

No miento, mis rodillas fallaron al oír su voz luego de tantos años.

—¡Te extrañaba! Mama siempre dice que algún día volveríamos a vernos, ¿cuándo vienes?—Preguntó y tragué saliva.

—No creo poder ir pronto, cariño. —Pude oír la desilusión en su voz.—Pero prometo que haré que ustedes vengan aquí, debo regularizar los papeles... Y viviremos en una casa bonita en la playa, lo juro.

—¡¿Playa?!—Dijo emocionada.—¡¿Cómo en las películas?!

—Sí, cariño, así.

Wanda sonrió levemente y dejó un beso en una zona de mi cuello que quedaba libre debido a la camisa.

—¡Que emoción! Oh, oh... El crédito se está acabando, Natasha.

—Dame a mamá, cariño.

—Nata...—La llamada se cortó.

Toda la llama de alegría en mi pecho se apagó en ese momento. Deseaba tener a mi familia cerca, pero mientras no tenga sus papeles listos no puedo, Fury prometió hacerlo luego de acabar con ésto... Dijo que él me los daría rápido, tengo lo suficiente ahorrado para una casa en la playa, mis padres podrán descansar como merecen... Y mi hermana tendrá la ayuda que necesite.

—Se acabó...—Murmuré y Wanda me miró entristecida.—¿Estás mejor?—Pregunté mientras volvía a guardar mi móvil.

—Sí, pero tú no...

—Estoy bien, algo emocionada.—Murmuré y sequé una lágrima con mi jersey.—No hablaba con ellos hace años, esto fue increíble.

Wanda sonrió y tomó mi mentón antes de dejar un beso corto en mis labios.

—Me gusta verte así de feliz.

—Tú me haces feliz.—Admití.—¿Cómo estás?

Suspiró.

—He tenido mejores días, pero créeme que... Verte hablando con tu hermanita... Hizo que me sintiera mejor, hablaré con Peter y... Espero que todo mejore, quiero saber por que no confiaba en mí... Quiero comprenderlo, darle mi apoyo y saber... Que pasará.

Acaricié su rostro y me acerqué hasta ella abrazándola con fuerza mientras vigilaba que nadie viniera.

—Me gusta tu olor.—Susurró y sonreí.—Mi camiseta olía a ti hoy.

—Te quedaste dormida pegada a mí.

—Quiero volver a dormir pegada a ti.—Admitió.

Sentí aquella presión en mi abdomen. Creo que les dicen mariposas.

Wanda me hace sentirlas, juro que no es gastritis o acidez estomacal. Son aquellos nervios a flor de piel, tomé su mano y acaricié sus nudillos. Nos observamos fijamente a los ojos y pude sentir que todo se detenía a nuestro alrededor.

—Me muero por besarte tanto... Sin soltarte.—Murmuré. —¿Hoy se va tu amigo?—Pregunté y ella negó.

—Pero podemos ir a tu habitación...—Murmuró y negué.

—Debes estar con él, aunque no quiero...—Hice puchero.—Debo compartirte.

—Es verdad, Vision ha estado algo triste.—Hizo una mueca.—Tiene problemas de sinceridad con su novio, y... Creo que no están siendo lo suficientemente maduros.

Hice una mueca.

—Espero que lo solucionen...—Murmuré.

Mierda...

Tomé su mano nuevamente y la jalé al cobertizo pequeño dentro de la escalera.  Tomé su rostro y uní nuestros labios mientras le ponía seguro a la puerta.

Sentí la lengua de Wanda acariciar la mía con lentitud mientras pasaba sus manos por mi cuello.

No podía dejar de pensar en que no quiero perderla. En serio, no puedo perderla... No ahora que cada vez que la tengo cerca quiero que no me suelte más.

[•••]

Wanda, 20.

Caminé por el pasillo y me metí a la habitación de Peter, el castaño estaba llorando.

Lo vi sollozar un par de veces en silencio bajo sus sábanas.

—¿Todo bien?—Pregunté y sentí que se quedó mudo.

—Sí.

Su voz se quebró levemente.

—Sé que no estás bien, y debemos hablar...—Murmuré.—Sabes que puedes confiar en mí, no hay necesidad de esconderte.

—No quiero que me veas llorar.

—No me refiero a esconderte de esa forma...—Susurré sentándome al borde de su cama.

Peter descubrió su rostro y pude notar sus mejillas irritadasz, al igual que sus ojos y nariz.

—¿De qué hablas?—Preguntó y noté que su mejilla tenía un golpe mal cubierto. El maquillaje estaba siendo borrado por sus lágrimas.

—¿Qué te hizo?—Pregunté mientras sentía la furia apoderarse de mi ser.

—¿Quién?

—Charles.—Dije de forma dura.

Pude notar como su alma salía de su cuerpo, su piel se volvió mas blanca y trató de gesticular fallando en el intento. Eso sólo me confirma que sí, fue Charles.

—Yo... Yo no sé de que hablas.

—Ayer Pietro y yo los vimos en el pasillo, Vision también. —Dije directamente. —¿Vas a decirme por qué te hizo ésto?

Él ahogó un sollozo y noté su nerviosismo.

—Peter, nadie te dirá nada. Esta bien ser gay.—Murmuré y él se aferró a mi buscando refugio.

Está tan lastimado.

—No me odies, por favor...—Sollozó y yo acaricié su cabello con suavidad.

—Jamás podría odiarte, Peter. Eres mi hermano, y te amo, así como eres, y como quieras ser.

Él realmente está alterado.

Nota de autor:

¡Hey! ¿Cómo van?

He tenido tantas cosas en la cabeza que no me había acordado de informarles que llegamos a 3k, muchas gracias, en serio. Nunca me van a alcanzar las palabras para agradecerles todo lo que hacen por mí, me hacen infinitamente feliz, gracias por darme la oportunidad de hacer lo que me gusta y disfrutar de ello con ustedes. Gracias por hacer mejores mis días, lxs quiero un mundo.

Pronto haré algún especial de 3k en os one shots, o quizá sacaré otro fanfic.

-Codex.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top