•Lo sabías.
Wanda, 20.
—Peter, está bien...—Murmuré mientras mi hermano volvía a negar ahogado en su llanto.
—No, estoy mal.—Sollozó.—Yo no debería ser esto... Yo no.
—Peter...—Susurré y él negó.
—Mamá no está, y yo estoy condenado...—Susurró. —Yo no quería que... Él hiciera eso, yo no quería... Yo quería ser normal...
¿Qué hizo, Charles?
—¿Charles te obligó?—Pregunté y negó.—¿Qué pasó?
—No, Charles... No tiene nada que ver... —Susurró él y yo lo observé extrañada.—Yo... No quiero...
—¿Decirme?—Pregunté y asintió. —¿Tan malo es?
—Me siento sucio y vacío. —Confesó.—No quiero que dejes de amarme...
—Peter...—Tomé su rostro y lo obligué a mirarme a los ojos. El color miel de los suyos se veía apagado... —Jamás dejaré de amarte, no importa lo que sea...
Él dejó ir un suspiró y sollozó con fuerza contra mi camiseta. En ese momento sentí que mi corazón se partía en mil pedazos... Nunca lo vi tan lastimado...
Comienzo a preocuparme...
—No sientas presión...—Susurré acariciando sus rulos mientras él se aferraba más a mí.
—Yo...—Su cuerpo temblaba. Tomé una colcha para cubrirnos y aferrarme a él. Tal y como Natasha hizo conmigo ayer... —Yo no quiero que me hagan daño.
—No te haremos daño...
—Ustedes no...—Aclaró.—No quiero que... No quiero que él vuelva a buscarme, y me lastime.
—¿Charles?—Pregunté y negó.—¿Quién?
—Un socio de papá...—Susurró con un hilo de voz.—No quiero que vuelva, no quiero que sepa que... No quiero que crea que... Soy así por él...
Tragué saliva imaginando a que se refería.
—¿Qué edad tenías?—Susurré y él sollozó nuevamente. Lo abracé con fuerza y sentí mi rostro empaparse en lágrimas por la ira que sentía.
—Siete.—Susurró.
Cerré los ojos y me sentí mareada. No puedo imaginarme a un pequeño Peter de siete años siendo vulnerado de esa forma mientras... Mientras nosotros jugábamos fuera de casa, recuerdo una época en la que Peter golpeaba a Pietro, actuaba con agresividad y yo solía ponerme del lado de Pietro... Siempre del lado de Pietro...
Cada que Peter le gritaba "marica", "afeminado", "raro" a Pietro como si fuese algo malo, siempre estuve defendiendo a mi hermano... Mientras quien pedía ser defendido era Peter...
—¿Por cuánto?—Pregunté y él se encogió de hombros algo confundido, dejó ir una respiración e infló sus mejillas tratando de recordar.
—Tal vez hasta los once.
Asentí lentamente y besé su mejilla un par de veces antes de dejar que se pegue a mí por completo.
—Estoy aquí...—Susurré. —Puedes llorar... Puedes sentir rabia, puedes... Lo que sea que quieras sentir, puedes... Conmigo puedes.—Dije y él sólo se dedicó a sollozar.
Yo lloraba en silencio mientras él me abrazaba buscando calor en mí, me duele... Me duele saber que aquél pequeño tan inocente fue privado de... Tanto.
Pietro salió del closet bastante grande, pero sus preferencias siempre fueron bastante claras, yo vi las señales, y dejé que fuese todo a su tiempo... Jamás noté algo más en Peter... Él estaba encerrado, hasta ahora, hasta hoy.
Pietro siempre ha sido agredido por ser gay, desde su novio hasta la gente homofóbica del mundo, Peter fue vulnerado de forma horrible por una persona asquerosa... Y yo... Yo no fui capaz de cuidarlos lo suficiente, me siento como la peor hermana.
—Ya no quiero que duela...—Susurró.—Ya no quiero tener pesadillas, quiero largarme de aquí, creí que... Creí que con los años todo pasaría, y sigo cayendo en el mismo vaso lleno de agua que no me deja huir... No me deja escapar... No me deja... No me deja...—Comenzó a hiperventilar y me levanté para poder abrir la puerta del balcón.
—Ven aquí, cariño.—Murmuré y él se levantó a duras penas caminando conmigo hasta el balcón.—¿Necesitas que llame a Charles?—Pregunté y negó.
—Hemos discutido...—Susurró.—¿No me odias?—Preguntó y lo observé extrañada.—Por Charles...
—Nadie elige de quien enamorarse...—Murmuré y por aquellas razones de la vida, sólo pude pensar en Natasha.
Me aterra comenzar a sentir tanto... Me aterra mucho, pero... Con ella puedo temer sin temer. Creo que vale la pena... Es lo que espero.
Nos sentamos en su balcón y él tomó mis manos rápidamente. Comenzamos a respirar en el mismo ritmo, en la forma en que se lo indicaba.
Él está realmente angustiado, no lo culpo, ha tenido tanto encima y nadie lo ha notado, yo no lo he notado...
Yo no lo noté.
—¿Por qué discutieron?—Pregunté y él se apoyó en mi hombro un poco más calmado.
—Porque no quiero estar aquí, necesito irme... Y necesito estar con él, quiero estar con él, quiero que deje a papá... Quiero descansar junto a él...—Dijo frustrado.—Y lo único que consigo es que se quede hasta que yo concilio el sueño, y cuando despierto ya no está...
Entiendo esa sensación, no de forma tan... Dura, se ve que él está enamorado de Charles.
—¿Y se lo haz dicho?—Pregunté y Peter asintió.
—Está molesto, dice que no logro ver la magnitud de las cosas.
—¿Él te golpeó?—Cuestioné y Peter negó.
—He sido yo... Estaba frustrado y... Me he golpeado.—Susurró.—No sabía como sacar la frustración de mi cuerpo.
—¿Charles te ama?
—Sí.
—¿Estás seguro?
—¿No crees que pueda, no?—Preguntó dolido y negué.
—No es eso, quiero saber si... Te cuida.
—Él sabe sobre... Ésto. —Murmuró.—Me trata bien... Desde que nos conocimos en aquél bar, él y yo... Antes de que comenzara a ir a casa.
—Siempre fue a casa.
—No, comenzó a ir cuando me enviaron a un internado, yo volví a los diecisiete. Lo conocí en un bar en la carretera, y... Luego nos vimos en una cena familiar, y yo no sabía de papá y Charles, y cuando cumplí los diecinueve volvimos a... Frecuentarnos, hasta que me enteré.
—¿Por qué no sabía de esto?—Pregunté. —Nos tenemos confianza.
—Tengo miedo de ser gay.—Admitió.—¿No haz sentido ese horrible presentimiento de que aunque logres ser tú mismo algo debe pasarte? Charles me hace feliz, pero no creo merecer algo más que eso, no quiero perderlo, y temo que si salgo del closet, la vida tendrá que arrebatarme ésto... Él me hace sentir bien... Él me ama, y yo lo amo, eso es suficiente para mí.
—¿Él te ha dicho algo sobre irse?—Pregunté.
—Luego de cerrar unos negocios, estamos esperando a que yo tenga veintiuno.—Susurró.—No le digas a papá.
—No lo haré. Confía en mí.
Él asintió y dejé un beso en su cabello. No sé que decir, es demasiada información para procesar.
—Creí que tu novia te había dicho sobre Charles y yo.—Murmuró y me giré a él burlona. Ya con el ambiente más calmado.
—Natasha no estaba. Estaba dormida.—Me encogí de hombros.
—Ella nos vio hace unos días.—Murmuró Peter.—¿No te dijo?
Me cayó como agua helada. Sentí un sudor frío recorrer mi espalda. Dejé de oír a Peter mientras mil cosas pasaban por mi mente. Okay, definitivamente no estaba preparada para éste bombardeo de descubrimientos.
Ella no lo mencionó. Natasha me lo ocultó, me mintió, ¿por qué me mintió? Estoy... Enojada, me siento... Una estúpida.
[•••]
Natasha, 26.
Moví los últimos fardos cerca del alimento de algunos animales, llegaran nuevos trabajadores por lo que ya no nos encargaremos de las labores del lugar.
A lo lejos pude ver a Wanda caminar hasta el granero donde yo estaba. Son las seis de la tarde, no nos hemos visto en todo el día, la extrañé bastante.
Debió estar ocupada, no contestó mis mensajes.
—¡Hey!—Saludé con una sonrisa y caminé hasta ella al verla dentro del granero. Tomé su cintura y dejé un beso en su mejilla.—¿Cómo estás, muñeca?
—¿Lo sabías?—Preguntó y la miré extrañada.
—¿Saber qué?—Pregunté yo y ella se alejó de golpe. ¿Hice algo?
—Peter y Charles. ¿Lo sabías?—Insistió. Mi rostro se deformó por completo, pude sentirlo. Mi garganta se secó y no supe que decir. No creí que debería decírselo tan pronto.
—Pensaba decírtelo, lo juro.—Aclaré y ella giró los ojos, pude notar como se cristalizaban.—Detka, te juro que...
—No. —Me cortó.—No me digas así.—Se dio media vuelta pero la detuve.
—Wanda, por favor.—Supliqué.—No me correspondía decírtelo.
—¡¿Y mentirme sí?!—Gritó. La obligué a bajar la voz.
—Pueden oírnos.—Dije preocupada. Me importa una mierda si nos escuchan discutir, pero no quiero que la oigan colapsar y ella se arrepienta luego.
—¡No me importa!—Gritó. Mi móvil de trabajo comenzó a sonar y ella lo observó. El móvil al que ella me llamaba estaba en mi mano. Tragué saliva.
—¿Quién mierda eres?—Preguntó dolida.—¡¿Qué más ocultas?!
—¡Nada!—Grité de la misma forma y ella suspiró.
—No te creo. ¡Eres una mentirosa de mierda! ¡No te creo! —Me empujó. Mi móvil continuaba sonando.
—Debo contestar.—Murmuré.
—Hazlo.—Dijo sin moverse.—Allí dice jefe Fury, mi padre es Maximoff.
—¡Wanda, ya!—Grité nerviosa.—¿Puedes irte? Necesito contestar la llamada.
Wanda me observó molesta. Se puso delante mío y soltó una risita amarga.
—No puedo entender como pude confiar en ti.
—Wanda...
—Eres una mentirosa. Todo en ti, es una mentira. ¿También fui un juego para ti?—Preguntó y negué.—Claro.
—Wanda, en serio te quiero. Por favor... Jamás jugaría contigo, no soy así.
—Eso dice todo el mundo, pero finalmente... Sólo eran unos polvos, ¿no?—Preguntó dolida. —Me salió mal y ya, pero nada que no pueda solucionar.
Se dio media vuelta y salió del granero. Sentí unas enormes ganas de llorar, cosa que no me sucedió ni siquiera al momento de dejar a Pepper, esta es la clase de tristeza que sentí al dejar a mi familia hace años.
Pateé uno de los fardos y tomé el móvil. Contesté.
—Romanoff.—Dije cortamente.
—Todo indica a que Erik Maximoff maneja negocios sucios bajo el nombre de Erik Lehnsherr. Charles es su cómplice.
Tragué saliva.
—¿Qué significa eso?
—Tienes setenta y dos horas para conseguir una confesión o la prueba definitiva, luego de eso te reubicaremos por unos meses y comenzaré el papeleo de tu familia.—Tragué saliva.—Te dije que sería rápido. Ten cuidado, Romanoff.
Me mareé un poco. No quiero desviarme de lo principal, pero no puedo dejar a Wanda sola, no quiero dejarla sola. Prometí que estaría con ella, incluso si no quiere verme... Incluso si... No puedo cuidarla de cerca.
Debo hablar con ella y decirle la verdad, no puedo seguir esperando más.
—¿Romanoff?—Preguntó Erik entrando al granero.—¿Haz visto a Charles? No lo veo desde ayer por la tarde.
—No lo he visto, jefe.—Admití.
El castaño salió del granero y yo tragué saliva. ¿Por qué de pronto ya no quiero que todo vaya tan rápido? Quiero detener el tiempo, quiero quedarme con Wanda.
No debí desviarme de la misión. Cometí un error.
¿Cometí un error? ¿En serio fue así?
Joder.
No se siente como un error...
Nota de autor:
¡Hey! Buenos días, ¿cómo están?
Vayan a tiktok que subí algunos vídeos ayer, hoy trataré de trabajar en otros booktrailers y espero subirlos, también trabajaré en un os de beyond the screen.
-Codex.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top