•¿Hola otra vez?
Natasha, 26.
Erik estaba frente a mí en el bar. Ayer fuimos a cenar y hemos estado tratando de relajarnos.
Él cada vez acepta "mejor" el hecho de que Wanda me gusta, y puedo jurar que también nos llevamos mejor, o lo intentamos por Wanda... Por lo que nos une.
—¿Por qué creo que estás pensando nuevamente en mi hija?-Preguntó burlón mientras yo observaba el martini de mi copa.
-Tal vez porque la extraño.-Murmuré y él me dedicó una sonrisa torcida.-A veces ni siquiera yo entiendo que me sucede, pero tengo bastante claro que la quiero. La quiero y mucho.
Erik observó mis ojos y estiró su copa para chocarla con la mía.
-Yo también la quiero.-Sonrió. -¿Sabes? Creí que jamás volvería a verme en esta situación.
-¿A qué se refiere?-Pregunté y él acarició el borde de su copa.
-Con un corazón roto, confundido, asustado... Es la tercera vez que me sucede, y quiero justificar a Charles, me lo merezco, nuestra historia siempre cambia de versión, pero la real es que yo fui un cobarde que no quiso elegir su felicidad... Pero todo fue por Wanda, quise divorciarme muchas veces, pero me amenazaba con ella... Me sentí vulnerado. No lo sé.
Hizo una mueca y noté como sus manos temblaban.
-Hey...-Palmeé su espalda.-Está bien, sacalo fuera.-Susurré.
Erik sollozó levemente y pude ver como aquellos jodidos fotógrafos trataban de pasar desapercibidos, pero soy espía, claramente no puedo no notarlos.
-Estoy cansado de no saber que quiero, y cansado de que cada cosa en mi vida sea más falsa que la anterior.-Susurró.-Y sí, extraño a Stephen.
Eso me lo esperaba, no creí que lo aceptaría tan pronto. En eso ya no se parece a Wanda, Wanda es... Algo más rápida para saber que desea, impulsiva pero rápida.
-Podrás comenzar desde cero cuando acabemos-Murmuré y él negó.-Erik, lo prometo, tú y tus hijos tendrán un nuevo comienzo, es mi trabajo, por eso estoy aquí.
Él me observó fijamente, dolido... Desesperado, podía leerlo, incluso más que a Wanda, ambos están muy lastimados, ella es definitivamente la copia de su padre.
-No puedo seguir lastimandolos, ellos merecen más. Estoy harto de que no sean felices, yo les he traído problemas.
-Erik, ya.-Negué.-Tus hijos te aman.
-Peter no.
-Pero puedes remediarlo.-Murmuré sabiendo que Peter sólo era un celoso y mimado muchacho.
En ocasiones me molesta lo mimado que puede ser, y me molesta como se desviven por él. Es como si constantemente buscara atención de sus pares.
-¿Y cómo?-Susurró.
-No lo sabremos hasta regresar.
Él me observó fijamente y secó sus lágrimas. Asintió mientras yo sólo podía pensar en las cosas a las que me enfrentaba ahora mismo.
Ni siquiera he tenido tiempo de contestar a Yelena, comencé a ignorar las llamadas de Pepper y Mariah, estoy en una etapa de mi vida en la que cada segundo que pasa es útil para algo más, y mientras siento que estoy haciendo mucho, también termino sintiendo que no hago nada y sólo desperdicio mi tiempo estando lejos de Wanda y sin poder cuidar de ella.
-¿Qué necesitas para traer a tu familia?-Preguntó. -¿Dinero?
-Eso y legalizar sus papeles temporales aquí hasta que consigan los definitivos, también mantenerlos alejados de mi trabajo mientras estoy en ésto, pero a la vez no quiero tenerlos tan lejos, no sé como cuidarlos desde lejos y han sido tantos años.-Admití antes de beber rápidamente mi bebida. Con desesperación nos observamos y él asintió luego de dos segundos.
-Te ayudaré en ello, no te preocupes. Dinero y lugar donde estar... Lo tenemos, habla con tu jefe y dile si puedo ayudar en el papeleo.
-¿Habla en serio?-Pregunté y él asintió lentamente.
-Mi hija vio algo especial en ti, y si tú prometes hacerla feliz... Yo prometo ayudarte, y apoyarlas.
Sonreí nerviosa mientras mi mentón temblaba un poco.
-¿Hablas en serio?-Pregunté nuevamente y él giró los ojos mientras asentía. Me lancé a abrazarlo, Erik palmeó mi espalda levemente mientras soltaba una risa suave.-Gracias.
Él no sabe lo mucho que ésto significa.
-No vuelvas a llamarme suegrito.-Murmuró.
-Puedo cumplir eso.
[•••]
Wanda, 20.
-¿Sigues pensando en ello?-Murmuró Peter y suspiré observando mi hoja en blanco.-Wanda, tienes muchas cosas buenas, cree en ti.
-Nombra una.-Dije molesta y él giró los ojos. Caminó hasta el refrigerador y sacó una bebida energética.
-Eres buena persona.
-Cuando me conviene.-Murmuré.-Sabes bien que soy impulsiva, y cometo errores, muchos.
-Eres humana. Somos medallistas olímpicos en cagarla.
-No cuenta.
Se sentó frente a mí y continúo bebiendo de su bebida mientras yo observaba la hoja y mi lápiz.
-Ojalá pudieses verte como yo te veo, Wanda.-Sus labios se curvaron en una mueca mientras tomaba su cabello y lo jalaba levemente.
-¿En qué cambiaría?-Suspiré.
Él tomó mis manos y de pronto lo vi allí. Aquella vez en la que de pequeña me caí de la bicicleta, aquél grupo de niñas que no jugaban conmigo por no ser "femenina", por "ser un niño", aquellas niñas que me excluían, aquellas niñas que se encargaron de hacerme caer a la calle esperando de forma maldadosa que algo me ocurriera al no poder salir de mi bicicleta.
Peter tomando mis manos y levantándome del suelo, me sacó de la calle y corrió a buscar la manguera, Pietro dejó el agua correr libremente mientras Peter empapaba los vestidos ridículos de material fino.
Las risas de mis hermanos en aquél momento curaron cualquier herida de rechazo.
-¿Sabes qué cambiaría?-Preguntó y negué.-Que te amarías más que a nadie en el mundo, porque yo te amo como a nadie.-Besó mis nudillos.-Y créeme cuando digo que nadie es mejor que tú, eres la persona más asombrosa en todo el universo.
Su estómago sonó y me observó enfadado.
-Tengo hambre.
Se levantó y salió de la cocina, supongo que para buscar a Pietro y que decidamos que comer.
Sonreí observando mi hoja y decidí escribir "según Peter, soy la persona más asombrosa del mundo".
-¡Wanda!-Gritó Pietro y me levanté rápidamente, sin embargo recibí un par de imágenes de Natasha y papá en un bar, abrazados.
Tragué saliva.
Charles tenía razón, al inicio creí que era porque Natalia me dijo que a Charles parecía no gustarle la idea de nuestra cercanía, pero ahora ha sido Vision que las ha enviado.
No quiero pensar en ella.
[•••]
Natasha, 26.
Bajamos del auto sabiendo que probablemente estarían en la piscina, lo estuve meditando todo el viaje, quiero hablar con Wanda, pero no sé que decirle, no sé como hablarle, no sé que mencionar.
-Iré a saludarlos primero, si gustas puedes ir por...
-Me tomaré un par de minutos.-Murmuré con nerviosismo.
Erik pareció notarlo y puso su mano sobre mi hombro.
-Con tu permiso.-Murmuró y asentí. -Wanda no te odiará si le explicas todo con calma.
-Wanda es diferente conmigo...
Erik dio un apretón a mi hombro y me giré con una mirada aterrada. Jamás tuve tanto miedo de hablar con alguien y debe ser porque nunca había dejado que alguien llegara tan lejos como Wanda, con Pepper no tuve que arriesgarme de la forma en la que lo hice con Wanda, y de alguna forma también noto que Wanda conmigo es más libre...
-Lograste que ella confíe en ti, que se abra contigo... Yo estoy a su lado desde que nació y sigue sin contarme cosas tan simples como... El como se siente. -Murmuró. -¿Crees que te lo diría?-Preguntó y asentí.-Ya ves, ella confía en ti.
-Ya no.
-Habla con ella, explícale.
-Me asusta.
-¿Los rusos no son más fríos?-Preguntó burlón y sonreí levemente. -Anda, Natasha. No seas una cobarde.
-¿Hablarás con Charles?
Cambié de tema y él gruñó algo en un idioma extraño, supongo que sokoviano.
-No me cambies de tema, hablamos de Wanda y tú.
Giré los ojos y bajamos del auto, caminamos hasta la parte trasera donde podíamos oír las risas de sus hijos. Erik se paró delante de sus hijos e hizo un silbido extraño que llamó la atención de los tres.
Pietro y Wanda corrieron hasta él mientras Peter caminó a paso lento hasta ellos, se fundieron en un abrazo los cuatro y sonreí meditando en lo mucho que extraño a mi familia.
-La señorita Romanoff y yo hemos acabado nuestros pendientes en la ciudad. -Dijo Erik mientras besaba el cabello de Wanda.
Sus ojos verdes se cruzaron con los míos y le dediqué una sonrisa que ella no correspondió.
Con que se invirtieron los papeles... Auch.
-¡Papá, tenemos pizza!-Gritó Pietro llevándose a su padre seguido por su otro hermano.
Wanda iba a alejarse pero fui más rápida y tomé su mano con suavidad. La castaña se giró y antes de que yo pudiese articular alguna palabra negó.
-No, no ahora, Natasha.
-Wanda, yo...
-Dije no ahora.
Se alejó y yo me quedé allí. Ella habló, no es no... Y yo lo tengo bastante claro, no es tan difícil saber lo que una mujer quiere, incluso una mujer tan difícil de comprender como mi pequeña brujita, si ella dice no, es no.
[•••]
Wanda, 20.
Mi corazón latía a mil por hora y ha sido así los últimos minutos. Quería lanzarme a sus brazos y besarla, pero sé que no quiero volver a lo mismo.
No quiero volver a las mentiras, no quiero estar enamorándome de alguien que no es quien dice ser, no quiero pensar en ella sin saber si al otro día estará durmiendo justo en donde la vi antes de cerrar los ojos.
Y realmente es jodido, porque quiero a Natasha, quiero esconderme en el espacio libre de su cuello, quiero que mi cabello huela a ella, quiero aspirar el aroma de su pecho, quiero que ella sea quien dijo ser, pero ya no confío en ella.
Y creo que cuando pierdes la confianza en alguien, recuperarla es perder el tiempo, porque realmente no quiero algo construido a base de mentiras, ¿y cuál es el punto? Sólo éramos unos polvos.
En eso quedamos, incluso cuando nos dijimos el primer te quiero, no éramos nada más que una cama llena de frases vacías.
—¿Algo pasa, princesa?—Preguntó papá y levanté la vista negando rápidamente. Él vio como Peter y Pietro se lanzaban a la piscina peleando por un trozo de pizza.—¡Chicos, cuidado con eso!—Los regañó y se agachó frente a mí.
—¿Pasa algo, papá?—Pregunté y él enarcó una ceja.
—Tal vez yo no te di a luz, pero si sé que aquí...—Tocó su pecho en la zona de su corazón. —Funciona igual que aquí.—Señaló mi pecho. No entiendo de que habla.—¿Natasha y tú? —Me sonrojé. —¿No planeabas decirme?
—¿De dónde sacaste eso?—Dije avergonzada y él sonrió.
—De la rusa insoportable...—Movió levemente su cabeza rascando su barba con molestia.—No me agrada, pero no deja de presumirte y eso me hace creer que tal vez merece una oportunidad.
Negué levemente.
¿Cómo? ¿Natasha le dijo y ya? ¡No era su decisión!
—No hay oportunidades cuando la gente no las quiere.
—Ella parece quererlo... —Dijo papá observando mis ojos fijamente. —Y si en algo somos malos tú y yo, es en ocultar lo que nuestro corazón dice.
—Mi corazón no dice nada.
—El corazón de mi princesa habla a gritos... Pero una parte de ella intenta callarla, y no deberías dejarla.
—Es más complicado de lo que crees, papá.—Susurré.
—Cariño, créeme. Nada es tan complicado cuando tú lo deseas, y créeme que no trato de venderte aquella mentira de que el amor todo lo puede, porque lo he vivido dos veces en carne propia, y no, el amor no puede con todo, tú necesitas tu espacio, crecer, madurar y sanar antes de amar a alguien más, es entendible, pero también debes tener claro que quieres, no ahora... Pero sí en algún momento.
—Yo sabía lo que quería.—Dije secando una lágrima que cayó por mi mejilla.—Y ahora ya no quiero querer eso.
Papá me abrazó con fuerza y me permití buscar refugio en él por primera vez en meses, años quizá. Nunca mi búsqueda de refugio fue tan sincera con él.
Nota de autor:
Cuanto sufrimiento. ¡Disfruten el one shot de beyond!
-Codex.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top