•En casa.
Natasha, 26.
Erik abrió la puerta de la habitación y dejó mis maletas dentro.
—¿No es algo radical cambiarme de habitación sólo por unos días de reposo?—Pregunté y Erik negó. —¿Por qué?
—Quiero que estés cómoda.
Enarqué una ceja.
—¿Me voy a morir y no me contaron o...?—Pregunté extrañada.
Es decir, si me voy a morir, al menos que me lo digan y así, no sé... Tal vez... Hacer el ridículo una última vez. Tal vez diciéndole a Wanda que estoy enamorada de ella y que quedé en ridículo queriendo aparentar ser una mujer sin búsqueda de compromiso y que sólo quería unos polvos.
Seguramente Wanda me ha hecho un amarre.
—No creo que Wanda sepa hacer esas cosas.—Dijo Erik comenzando a reír.
Mierda. ¿Lo dije o lo pensé?
—Lo dijiste.—Sonrió.—No es como que pueda leer mentes.
Wanda entró en la habitación y nos miró extrañada debido a la sonrisa de Erik.
—¿Pasa algo?
—Tu novia es graciosa.—Dijo Erik y yo sonreí.
—No es mi novia.—Giré los ojos.
—Aún.—Murmuré yo.
—¿Aún?—Preguntó Wanda y me dejé caer en la cama.
Debo fingir demencia.
—Estoy agotada.—Dije rápidamente y Erik se dio media vuelta.
—Que descansen.
Salió de la habitación y comencé a reír.
—Literalmente son las once de la mañana, no tengo razón para descansar. Dormí dos días enteros.
Wanda se encogió de hombros.
—Déjalo en paz.
—Me cae bien.—Sonreí. Wanda y yo nos observamos en silencio.
Es muy linda, y el hecho de poder observarla de cerca otra vez, sólo aumenta mis sentimientos por ella. Es más fácil olvidar desde lejos, estoy consciente de ello.
—¿Puedes darme un beso?—Pregunté y ella dejó ir un suspiro. Besó mi cabello y se recostó a mi lado.—Erik nos vio así en el hospital.
Wanda comenzó a reír suavemente.
—La película era aburrida, y los latidos de tu corazón son relajantes.
—Todos son por ti.—Dije al sentirla apoyarse contra mi pecho.—Te lo prometo, Wanda... Es en serio, todos mis latidos te pertenecen.
—¿Son míos?—Preguntó ella en un susurro y asentí lentamente. —Suenan lindo.
—Tú eres linda.
—Deja de decirme esas cosas.—Se quejó y trató de levantarse, la detuve enrollando mis piernas en las suyas.—Quita.
—No te vayas.
—¿Vas a detenerte?—Preguntó y asentí. Ella volvió a recostarse.—¿Cuándo vas a explicarme?
—¿Qué quieres saber?
—Todo, Natasha.
Tragué saliva.
—Te volviste una amargada.—Me quejé. Cuando la conocí, Wanda era totalmente lo contrario a la chica malhumorada que es ahora.
—Tú me pones de mal humor.—Dijo y la miré ofendida.—Es broma, explícate.
—Trabajo para una empresa, ya lo sabes... Es porque necesito dinero para mi familia, ahora que los tengo aquí, estará todo bien por unos meses, pero luego necesitaré hacerlo nuevamente, ya sabes... Más espionaje.
—¿Por qué espías a mi familia?
—Creímos que Erik tenía que ver en negocios ilegales, pero no era él. Erik ya está al tanto...—Murmuré y Wanda tomó el borde de mi camisa mientras me abrazaba.
—¿Cómo sé que puedo confiar en ti?—Preguntó y me giré a ella.
—Porque tú no eras parte de los planes, y porque estoy perdidamente enamorada de ti, Wanda Maximoff. Eso no me ayuda en la misión.
Wanda se sonrojó.
—¿En serio?
—¿Qué?
—¿Estás enamorada de mi?—Dijo casi sin creérselo.
—Te lo prometo por Yelena.—Susurré.—Te amo, Wanda, y sé que no estamos en buenos términos, podemos ser amigas, te explicaré todo lo que quieras saber... Pero dame la oportunidad de reconquistarte, por favor.
Ella se aferró a mí, escondiendo su rostro en mi cuello, mis manos recorrieron su espalda. La pegué más a mí, extrañaba esa sensación de mis manos acariciando su espalda delgada.
—¿Pasa algo?—Pregunté nerviosa y la sentí sollozar en silencio.—Hey, cariño...
—No creí que alguien podría enamorarse de mí... No lo veía posible hasta... Hace unos días, mientras lo meditaba con...
—Con tu ex chica.—Dije tratando de no sonar celosa. Ella asintió. —¿Y qué pasó?
—Que por fin sentí que lo merecía...
Tragué saliva nerviosa.
—¿Y bien?
—Y yo también estoy enamorada de ti.—Susurró.—Pero no quiero que cometamos errores.
Mi sonrisa comenzó a crecer rápidamente. ¡Ella me ama también! Joder. Ahora si puedo morir feliz.
Me acerqué hasta su rostro mientras tomaba su mentón, pero ella se alejó. No entiendo, ¿no nos amamos?
—¿Qué pasa?
—No quiero que cometamos los mismos errores, Natasha.—Suspiró y se sentó en la cama. Imité su posición y ella tomó mi rostro.—Te amo, pero... El amor a veces no es suficiente, y he avanzado tanto... Dame tiempo, regalemonos eso, tiempo y aprovechemos de explorar ésto... Por favor, seamos amigas antes que algo más.
Asentí lentamente y tomé sus manos.
—Pero... ¿Tendré otra oportunidad en algún momento?
—¿Me darías tú una oportunidad a mí?—Preguntó mientras jugueteaba con sus dedos.
—Wanda, lo que más deseo es estar contigo... Te daría todas las oportunidades del mundo, cariño.—Besé sus manos y ella se lanzó a mi cuello abrazándome con fuerza.—¿Qué ha pasado con tu otro interés romántico?
—Era mi psicóloga. —Murmuró.
Mierda.
—Oh.
—Se ha ido, y ahora tendré otra.
—Ah.—Susurré. No sé que decirle, es extraño. ¿Qué clase de ética profesional tenía? Además, es mi chica.
Estúpida psicóloga.
—No era tu chica en ese momento.
—¿Otra vez lo dije y no lo pensé?—Pregunté y ella asintió.—Mierda.
Ella comenzó a reír.
—Cállate.
—¡Que si son novias, que yo sabía!—Escuché la voz de Yelena desde la entrada. —¡Yo sabía!
—No somos...
Yelena se fue corriendo y giré los ojos.
—Es tan linda.
—Tú eres linda.
—Tú también, Natasha.
Podría perderme en sus ojos. Lo juro.
—¡Wanda, papá me trajo una cajita feliz!—Gritó Peter llegando a la habitación. Wanda estaba abrazada a mi pecho y se levantó para ver a su hermano.—¿Qué hace ella y tú así?
—¿Te ha traído una? Que lindo, cariño.
—¿Por qué le tomabas la cintura a mi hermana?—Dijo Peter tomándola. —Es mía, dice de Peter. Y Peter soy yo, no tú, envidiosa. —Dijo rápidamente. Wanda abrazó a su hermano.
—Peter, ya. Sólo fue un abrazo.
—¡Que son novias!—Dijo Yelena entrando nuevamente. —¿Quién eres?
Peter la observó.
—¿Quién eres tú?
—La hermana de ella —Me señaló.
—¿Quieres una cajita feliz?—Preguntó Peter y Yelena asintió.
Peter le entregó su cajita feliz.
—¿Para mí?
—Vete antes de que me arrepienta.—Murmuró el rubio y Wanda besó su mejilla. Yelena huyó del lugar.
—Eres un amor.
Peter sonrió y me observó molesto nuevamente.
—Es mía. Yo le vi las tetas antes que tú.—Dijo rápidamente y las señaló.—Esas dos.
—¡Peter!—Wanda lo regañó y comencé a reír.
—Comparte, Peter.
Él me observó ofendido y luego a su hermana.
—¡Ella me está molestando!
Wanda giró los ojos, y comenzó a empujarlo fue de la habitación.
—Adiós, bombón. —Dije lanzando un beso para Wanda. Ella me sonrió, pero Peter siguió quejándose.
Me siento bien.
Nota de autor:
¡Lamento lo corto del capitulo! El de mañana será más largo.
En éstos momentos el booktrailer de este fanfic está en tiktok, para que vayan a verlo.
-Codex.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top