•De tu lado.
Natasha, 26.
Luego de hacer el amor en la ducha, nos recostamos a ver una película, la que fuese.
De cualquier forma Wanda elige malas películas, y se lo he dicho. Muy malas películas.
—¿Crees que tu padre aceptó todo de buena forma?—Pregunté al ver en la comedia romántica como la chica presentaba a su novio en casa. El tipo es un verdadero cretino.
—Creo que luego de que lo regañé, lo ha hecho. —Sonrió. —¿Tú estás cómoda con eso?
Observé nuestros cuerpos entrelazados, las piernas de Wanda cruzadas con las mías, sus brazos pegados a mi pecho, su sonrisa.
La suavidad y el aroma de su piel, todo es increíble.
—Me gusta ser tu novia. —Admití acariciando su mentón.—Y estar así contigo vale cualquier trabajo forzado que Erik me ponga.—Bromeé.
—Seguramente vas a tener que construir un granero tu sola.—Murmuró y mordió su labio inferior.
—Estoy enamorada de ti.—Dije con una sonrisa.
El ambiente era silencioso. Wanda y yo susurrabamos cual par de enamoradas que debían esconderse, incluso cuando sabíamos que nadie nos oía y nadie nos prohibía estar juntas.
—Y yo de ti.—Dijo con una sonrisa enorme y encantadora.—Muy enamorada.
—¿Contestaron tu solicitud?
Wanda se sentó en la cama alejándose, lo cual me puso algo nerviosa.
—Uh, sí... Sobre eso.—Pasó un mechón de su cabello por su oreja.—Hay algo que no te he contado...
Y ahí está.
—¿Qué pasa?—Pregunté encendiendo la luz de la mesita de noche. Wanda me dedicó una sonrisa nerviosa.
—Bien, sé que tu propósito el próximo año es... Estar con tu familia, y sé que dentro de un plazo corto... Charles irá a juicio.
—Falta la notificación.—La interrumpí y ella asintió.
—Bueno, y... Sé que deseas estar con tu familia y recuperar esos años perdidos.
—No me impide pasar por ti a la universidad e invitarte a pasar un fin de semana conmigo. —Insistí y ella suspiró.—¿Quieres dejarme por ésto?
—Yo no he dicho eso.—Dijo rápidamente.
—¡No puedo creerlo! ¡¿Por qué?!—Pregunté dolida.—¿Hice algo mal? Puedo con eso, sé que tendrás poco tiempo, y sé que necesitarás espacio, y yo también, lo haremos funcionar.
—Natasha...
—¡Wanda!—Me quejé escondiendo mi rostro entre mis rodillas cual niña pequeña. Oh, joder. No quiero que me deje.
—Mi amor, estás exagerando todo, tienes sueño.—Dijo ella acariciando mi espalda.—Amor, no voy a dejarte. Ven aquí.
Me escondí en su cuello y me aferré a ella. Tal vez tiene mucho que ver con que estoy tomando unos medicamentos para el dolor por mis golpes y estoy menstruando, los síntomas del ciclo menstrual podrían aumentar, o eso me explicó el doctor en cuanto he preguntado reacciones adversas.
—Creo que estoy con el periodo.—Admití y ella movió su rostro un poco.
—Lo estás. —Me sonrojé y sentí mi rostro calentarse por la vergüenza.
Estoy sensible, y he manchado la cama, todo en un mismo día. Gracias Dios por enviarme el periodo.
—Lo siento.—Me quejé tratando de removerme y ella no me dejó.
—Cambiaré ésto mientras te das un baño.—Murmuró.—No voy a dejarte, simplemente quiero charlar contigo algo sobre mis estudios, yo pretendo dejarte, eres mi novia.—Besó mi cabello.—Te amo.
—Yo te amo.—Dije con un sollozo. Wanda observó mi rostro y secó mis lágrimas.—No me dejes.
—Tú no me dejes.—Dijo ella antes de besar mi nariz.—Te prepararé un baño caliente. —Negué.—Me haz mimado mucho, es justo que yo también lo haga por ti.
Suspiré. Tiene razón. Es justo.
Ella se levantó y fue hasta el baño mientras yo observaba el desastre que provoqué. No me molesta menstruar, disminuyo los dolores con deporte, pero... Odio estar sensible, es jodido.
[•••]
Wanda, 21.
Natasha salió del baño y yo me encontraba recostada en la cama. Recién había llegado de la lavandería. No supe como encenderla, le he pedido ayuda a Kingo.
—Hey.—Dijo Natasha quien venía con una camiseta negra de tirantes y sin sujetador acompañada de unas bragas negras bastante grandes.—No te burles de mi ropa interior.
Sonreí.
—No iba a decir nada.
Se dio media vuelta para dejar la ropa mojada en el canasto de la entrada de mi habitación y comencé a reír.
—Lindo piolín.—Murmuré al ver el estampado del pájaro amarillo. Ella se dio media vuelta e hizo un puchero antes de gatear en la cama hasta acurrucarse contra mí.
—Me duelen mis cositas. Odio vivir y ser mujer. Odio existir y que exista el período. Me quiero morir.—Dijo de forma rápida y comencé a reír.
—He tenido esa sensación.
Debido a mis métodos anticonceptivos mi menstruación se detuvo, sin embargo voy a quitármelos, he tenido que esperar unos meses ya que no es de la noche a la mañana, y antes de Natasha sólo tenía vida sexual activa con mi ex y otros hombres.
Unos cuantos hombres.
Me arrepiento de mi pasado con ellos, creo que mi falta de autoestima afectaba en la forma en que creía que mi cuerpo era mejor o yo era mejor mientras más hombres quisieran tener o tuvieran sexo conmigo.
Claro que cada uno vive su vida como quiere, pero lo mío era sólo falta de amor propio.
Por eso regresé tantas veces a los brazos de Loki, y por eso buscaba amor donde sólo había sexo, y escondía mi búsqueda de amor con Natasha reemplazando todo con un "es sólo sexo".
—¿Qué querías hablar?—Preguntó ella y observé la hora?—No importa que hora es, mañana es mi día de descanso, es jueves.
—Es sobre mi carta de admisión. —Dije y ella asintió. —No te lo conté, porque no estaba segura de si era algo definitivo o no, y no quería que sintieras que me atabas o algo, porque créeme que contigo tengo un compromiso real, no me siento obligada a estar a tu lado. Estoy aquí porque me gusta amarte.
—Me gusta que me ames, detka.—Susurró cerrando los ojos.—¿Entonces?
—Envié solicitud a una universidad aquí y otra a una en otra ciudad, tiene un buen programa de psicología infantil.
Ella abrió los ojos.
—¿Qué pasó con la educación?
—Bueno, he pensado que al educar niños probablemente termine involucrándome demasiado, y eso volvería a afectarme tanto como lo de mis hermanos, por lo que tal vez lo mejor sería... Ayudar niños y estar cerca de ellos a la vez en que... No me vuelvo a dañar sola.
Asintió lentamente.
—Lo que tu desees estará genial, bebé.—Murmuró ella.
—Bien, sobre eso... He tomado el programa de la otra ciudad.—Dije con nerviosismo. Natasha asintió observando la pared en silencio.—Y ya sé que es en un mes y medio, o quizá dos, pero... Me servía mucho más que el programa normal de estudio que me ofrecían aquí y...
—Está bien.—Me detuvo.—Podemos con eso, puedo visitarte, quedarme una o dos semanas y volver aquí, puedes venir cuando tengas algún fin de semana extendido, ya sabes.
Dejé ir todo el aire que mis pulmones habían contenido hasta ahora. Ella lo entendió.
—Temía que te molestaras.
—¿Por verte hacer lo que amas? Cariño, es una ciudad que está probablemente a hora y media de aquí, puedo con eso, además existe skype... No es el fin del mundo, puedo adaptarme y puedo... Ir a buscarte a la universidad, aunque el viaje en motocicleta tendrá que esperar.—Dijo ella con una sonrisa.—¿Podemos dormir? Siento que mi útero y todo lo que tengo cerca está ardiendo. Además mi espalda va a romperse. Si tenemos un bebé lo tendrás tú.
—¿Y que se parezca a ti?—Bromeé.—No gracias.
Ella giró los ojos y se dio media vuelta, la abracé con fuerza y acaricié su abdomen adolorido.
—Me gusta eso.
—Gracias por apoyarme, Natalia.—Murmuré.
—Gracias por amarme, Wanda.
[•••]
—¡Mientes!
Peter perseguía a Pietro mientras intentaba averiguar si realmente el menor de los tres se había comido sus galletas.
—¡Que no me las he comido!
Peter tomó de forma agresiva el cabello de Pietro lanzándolo al suelo.
—¡Que si! ¡Vomitalas!
—¡No!
—¡Paren!—Los regañé y vi a papá acercarse.
—¿Se puede saber que está ocurriendo?—Preguntó asustado.
—¡Se ha comido mis galletas!—Gritó Peter.
—¡Lo que te diga es mentira!
Peter hizo que Pietro enterrara su rostro en la arena. Comencé a reír y palmeé el hombro de papá.
—Todos tuyos.
Me alejé caminando hasta dentro de casa.
Por alguna razón se siente más hogar que nunca, y eso lo vuelve asombroso...
Vi a Natasha y Clint en la parte trasera de la casa, ambos observando el cielo. Escuché el movimiento de algunos muebles arriba, probablemente Steve y Barnes tratando de acomodar la sala ahora que Stephen volvió.
Subí las escaleras y me encontré con la habitación vacía, o al menos eso fue hasta que sentí un golpe en la cabeza.
Caí al suelo y observé unos zapatos oscuros.
¿Qué mierda?
Nota de autor:
¡Hey! Buenas noches. Les subí otro fanfic, vayan a ver, y me dicen que opinan allá.
-Codex.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top