•Cena en familia y otras tragedias.
Wanda, 21.
—No será tan difícil curarte.—Murmuré limpiando el corte en la ceja de Natasha.
La pelirroja me sonrió e hizo una mueca de dolor al sentir la hinchazón en su labio.
—Valió la pena.—Murmuró ella sosteniendo el hielo cerca de su ojo.
No, papá no es un animal que la golpeó y golpeó a Clint, ambos se cayeron de un tejado roto mientras trataban de lanzarle agua fría a papá.
Natasha se llevó la parte más suave, Clint tiene un yeso en la pierna y probablemente deban operarlo el otro mes, pero estará bien.
—¿Fury sabe de Clint?—Pregunté mientras Natasha no dejaba de observar mis senos.—Tengo los ojos arriba, Natasha.
—Perdón, es que con la caída se me perdió el sentido de espacio y movimiento.
Sonreí. Es una idiota.
—¿Te sientes mejor?—Pregunté y me alejé de ella. Observó su abdomen con dos hematomas y cubiertos de pomada.
—Bien, sólo fueron golpes. El doctor dijo que estoy bien, por mí está cool.—Sonrió y volvió a hacer una mueca por el dolor.
—Puedes descansar hoy, podemos dejar la cena para mañana o cuando te sientas mejor.
—Clint casi se fue al más allá, creo que no soy tan marica como para no aguantar unos golpecitos. —Sonrió levantándose. La ayudé a acomodarse la camiseta y ella sonrió. Estiró sus labios para pegarlos a los míos y se separó con una lentitud casi eterna.
Le duele todo.
—No estés nerviosa, papá sólo quiere charlar con todos y entender... Él sabe que te amo, y sabe que me haces bien, él insistió en que tú y yo merecíamos una oportunidad, no será tan malo, entiendelo...—Dije acariciando su rostro con cautela.—Soy su bebé. —Natasha asintió.—¿No tienes problemas con eso?
—Cariño, si yo fuese madre probablemente me volvería loca sabiendo que mi hija o mi hijo tienen una novia.—Murmuró y me hizo sonreír.—No imagino a Yelena encontrando una novia. —Hizo una mueca molesta.—No quiero verla encontrando una novia, o novio, en cualquier caso me ha dicho de su preferencia por las chicas es notoria, pero yo no quiero... No me imagino en un mundo donde ella esté creciendo.—Admitió y noté la sinceridad en su mirada.—No puedo creer que esté creciendo tanto.
—¿Te pone triste?—Pregunté sentándome sobre su regazo. Ella tomó mis muslos y subió sus manos por mi espalda mientras pegaba su rostro a mi pecho.
—Más que triste, nostálgica. —Murmuró.—¿Sabes? En ocasiones me arrepiento mucho de haber llegado hasta aquí para poder estudiar, me perdí muchos años de la vida de Yelena, me perdí cosas que me hubiese encantado ver, ella era muy pequeña, y de pronto yo ya no estaba... La culpa no deja de consumirme, pero pareciera que ni siquiera le hice falta, y eso también duele, pero prefiero pensar que no me necesitaba, es mejor eso que creer que realmente me necesitó y sufrió por mi ausencia, ¿no?—Dijo en un tono melancólico.
—Hiciste lo que tenías que hacer, y ahora están aquí, puedes disfrutar estando con ellos...—Besé su cabello y apoyé mi rostro en el mientras lo acariciaba.
—Sí, en ocasiones no se siente así.—Murmuró.—En fin, ¿Quién preparará la cena? Balbina está fuera y Erik seguramente le pondrá cartón a mi plato.—Exageró.
—Yo me ofrecí.—Murmuré.—¿Quieres ayudarme a cocinar?
—¿Qué harás?—Preguntó dejando un beso sobre el escote de mi camiseta.
—Algo simple, lasaña y nada más. Tal vez ensaladas... No sé, ¿alguna idea más?—Pregunté y ella se encogió de hombros.— ¿Algún postre?
Ella bajó nuevamente sus manos a mis muslos.
—Tú eres el mío.—Murmuró ella y uní nuestros labios cortamente.
—Eso es después de la cena, Romanoff.—Susurré contra sus labios. Ella sonrió. Cerró sus ojos y pegué mi frente a la suya.
—Que lindo es tener novia. Extrañaba esta sensación.
—¿Quién fue tu novia? ¿Pepper, no?—Pregunté mientras dejaba besos de forma suave en su rostro.
Ella asintió.
—¿Por qué terminaron?
—Fue mi maestra por un tiempo, y uh... Nuestra relación era más bien abierta, comenzamos a vivir juntas y... De pronto se volvió algo tóxico, no era lo que necesitábamos, acabamos en buenos términos y luego conseguí éste trabajo. Fueron dos años buenos.
Asentí mientras me levantaba para ir a la cocina. Natasha se levantó tras de mí y ambas bajamos las escaleras en silencio.
Llegamos y retomé el tema mientras buscaba las cosas para cocinar.
—¿Crees que estabas enamorada?—Pregunté y asintió. —¿Qué falló?
Me miró directamente a los ojos y sonrió.
—No eras tú.—Giré los ojos con una sonrisa. Es muy linda. —Hablo en serio, amor...—Tomó mi cintura pegándose a mi de forma suave, me apoyó contra la encimera y puse mis manos en los bordes para no temblar al sentir sus besos en mi cuello.—Contigo me siento como en casa, como si encajaramos perfectamente.
—Es lindo coincidir.—Susurré y ella dejó un beso en mi mejilla antes de alejarse para buscar más cosas para cocinar.
Natasha tomó un poco de condimentos que sabe que probablemente usaré más tarde. La pelirroja trataba de ayudarme a su ritmo, no era muy difícil para ella, sabe cocinar, sin embargo ambas tenemos visiones diferentes de la cocina. Ella cocina de forma simple, sabe lo principal, como... Encender el horno, la temperatura y tal vez como preparar de forma rápida y útil los alimentos, pero tiene un excelente ojo en el punto medio de la carne, es casi instintivo, mientras que yo soy mucho más detallista en sabores, olores y sobretodo el como se ve. Disfruto de ésto tanto como disfruto estar con la gente a la que amo.
—¿Vas bien?—Preguntó al verme camina de un extremo a otro. Asentí y ella tomó mi cintura.
En el momento en el que Natasha me acercó a ella ambas tropezamos y derramé bastante harina en el suelo. Me giré molesta y le pegué con una cuchara de madera que se encontraba cerca.
Su cabeza sonó como si no tuviese nada dentro.
—¡Wanda!—Se quejó.
—¡Limpia eso!
—¡Mi cerebro!—Se quejó.
—¡Ensuciaste todo!
—¡Mi cerebro!—Insistió.
—¡Ni siquiera tienes, ahora limpia!
—¡Ésto ni siquiera lleva harina!—Se quejó mientras se alejaba.
Ella me miró bastante ofendida y fue directo a buscar algo para limpiar, es muy torpe, pero la quiero. La amo.
Volvió con lo que necesitaba para limpiar y me acerqué a besarla. Un regaño y un beso, me gusta esa combinación.
[•••]
Natasha, 26.
Me puse algo simple, pero tal vez un poco formal, no lo sé. Estoy ansiosa, jamás conocí a los padres de Pepper, ambos estaban muertos.
Además Erik es mi jefe.
Bueno, casi mi jefe.
Era mi investigación en un inicio, ¿no es extraño que ahora pretenda presentarme a cenar siendo la novia de su bebé? Yo también le digo bebé, eso lo vuelve aún más incómodo.
—¿Te sientes bien?—Preguntó Clint tomando sus muletas y yo lo ayudé a levantarse.
—Yo debería preguntar eso. ¿Te duele mucho?
—Estoy bien, los calmantes tienen ese beneficio.—Sonrió. —¿Crees que Erik nos mate luego de ésto?
—Al menos comeremos la cena de Wanda, cocina bastante bien, y sabe increíble.
—¿Wanda o la comida?—Hizo una mueca de asco y sonreí.
Ambos.
—Eres un idiota.—Contesté y abrí la puerta para ayudarlo. Ahora está en mi habitación y yo dije que subiría a dormir a mi antigua habitación, sin embargo no lo haré.
Me acurrucaré gustosamente entre los brazos de mi novia. ¿No suena lindo? Mi novia.
Caminamos hasta el comedor y vimos las mesas servidas, la comida estaba allí. Erik charlaba con Strange quien estaba sonriéndole de forma coqueta.
Conozco a Stephen hace más de cuatro años y jamás creí que fuese homosexual, debí suponerlo cuando le vi hacerle ojitos a Stark, pero nuestro "jefe" tiene menos sensibilidad que un muro de concreto.
Él tampoco es nuestro jefe total, sigue siendo Nick.
—Buenas noches.—Murmuré y ayudé a Clint a acomodarse apoyando su pierna en otra silla especial para él.
—Noches.—Contestó Erik cambiando la sonrisa que le provocaba Strange a una cara de póquer.
Estrecho.
Wanda, Peter y Pietro bajaron las escaleras entre bromas y un parloteo agradable que de inmediato mejoró el ambiente tenso. Erik sonrió al oírlos.
Él realmente ama a sus hijos con cada partícula de su ser. Da la vida por ellos, estoy segura.
Vi a Wanda llegar con una blusa blanca y unos jeans negros ajustados. Mi mirada la recorrió sin vergüenza alguna. ¡No pude evitarlo!
Erik me dedicó una mirada asesina y bebió de su vaso de agua. Sus tres hijos se acercaron a abrazarlo con fuerza, se detuvo especialmente en Peter llenando su rostro de besos.
El castaño claro se dejó mimar por su padre y eso hizo a Wanda feliz, lo noté en la forma en que arrugó la nariz al sonreír. Nariz feliz, Wanda feliz. Así funciona.
Abrí una silla para ella y me dedicó una sonrisa antes de agradecer, me senté a su lado y Pietro llegó junto a Clint mientras Peter se sentaba junto a Wanda.
Peter adora a Wanda.
—Bien, comencemos a comer.—Dijo Erik y sus hijos rápidamente comenzaron a servirse. Incluso Wanda, lo cual me alegró bastante.
Por lo general evita la comida cada que está ansiosa, pero la he visto comer con entusiasmo los últimos meses.
—¿Quieres una servilleta?—Preguntó y yo asentí. Me la entregó y la dejé junto a mi plato.
Y es que el hambre se me ha ido. Tengo miedo de Erik y conocer al verdadero papá suegrito.
—¿Saben?—Comenzó Peter quien ya se había acabado la mitad de su plato con un hambre voraz.—Wanda siempre ha cocinado muy delicioso, mejor que mamá.
—Concuerdo.—Dijo Pietro.
Wanda sonrió.
—Exageran.
—Amor, tienes mucho talento en ésto.—Dijo Erik.—¿No haz pensado en dedicarte a ésto?—Preguntó y yo sonreí observándola.
—Mhm...—Comenzó ella.—La verdad he pensado más en los niños, ya saben.
—¡¿Embarazarte?!—Gritó Erik dejando caer sus cubiertos.
—¡Felicidades!—Gritó Pietro comenzando a aplaudir.
Abrí mis ojos espantada y comencé a toser atragantada con algo de la comida. Tomé una servilleta pegandola a mi boca para botar lo que estaba masticando.
—¡Voy a ser tío!—Festejó Peter y Wanda cubrió su rostro avergonzada.
—¡Estás muerta, Romanoff!—Dijo Erik.
—¡Yo ni siquiera puedo embarazarla! ¡Es imposible que Wanda lleve a mi hijo allí dentro!—Me quejé.
—No, porque Wanda dijo que ya se vieron las cositas. Incluso antes de ser novias. ¿Recuerdas lo de las cámaras de seguridad?—Preguntó Peter quien se había servido otra ración.
Oh, mierda.
—Peter, sh.—Lo regañó Wanda.
—¡¿Qué?! ¡¿Ustedes?! ¡¿Antes de ser novias y casarse?!—Gritó un molesto Erik.—¡¿Qué pasó con las cámaras de seguridad?! ¡Voy a matarte, Romanoff!
—Oh, mierda.—Dije mareada.
¡Eso ni siquiera fue mi culpa!
—¡Aquí nadie matará a nadie!—Dijo mi novia molesta.— ¡Basta! ¡¿Podemos cenar como gente normal?! ¡Natasha es mi novia, y estamos muy felices!
Erik apartó la mirada avergonzado.
—¿Qué dirás? —Me preguntó Wanda molesta. ¿Qué hice yo?
—La comida se ve deliciosa.—Murmuré sin haber tocado algo de mi plato.
—¿Te hace feliz?—Preguntó Erik observándola. Mi novia quien me veía con el ceño fruncido, se relajó y asintió. Erik asintió y observó a Pietro.—¿Y a ti?
—Es el amor de mi vida.—Dijo Pietro tomando la mano de Clint. Yo imité el gesto tomando la de Wanda quien entrelazó nuestros dedos rápidamente.
—Eso me basta...—Dijo algo más calmado.—¿Ustedes los aman de verdad?—Preguntó Erik.
—Sí.—Contesté sin pensarlo mientras Clint asentía.
—¿Van a cuidar de ellos?
—Siempre.—Dijo Clint.—Es por eso que quiero ser su esposo.
Erik me observó y yo a Wanda.
—Ella es tan valiosa para ti como para mi, Erik. Estoy enamorada de tu hija y créeme que quiero hacerla feliz.
El castaño rascó su mentón y luego nos observó.
—Bien. Entonces... Sigamos con la cena.
—¿Todo bien?—Preguntó Wanda y él le dedicó una sonrisa.
—La felicidad de mis hijos es la mía.
—Yo quiero un pony.—Dijo Peter.
Erik giró los ojos y todos comenzamos a reír más relajados.
Primera etapa, superada.
Creo.
Nota de autor:
¡Hey! ¿Cómo van? ¿Qué tal estuvo su día? Estuve escuchando sus canciones favoritas, me divertí bastante con eso.
Ahora otra pregunta nivel juegos del hambre, ¿qué fanfic mío reclamarían como SU fanfic?
-Codex.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top