Bucky le entrega la camiseta y las tijeras a la castaña.

-¿No te molestaría si le hago un par de ajustes a esto?- pregunta la chica.

-Esa camiseta apenas me queda. Haz lo que quieras con él- se sienta.

-Está bien- la chica toma las tijeras y comienza a cortar las mangas y parte del cuello dejándolo como una blusa. Luego fue al baño a asearse un poco. La lluvia parecía no querer dar tregua alguna y ya estaba anocheciendo. La castaña volvió a la sala y se sentó.

-Te ves bien- menciona al ver a la chica con la que fue su camiseta y ahora es una blusa puesta.

-Gracias- da una leve sonrisa y el ex soldado sonríe.

-Teoría comprobada- responde y la chica no comprende.

-¿A qué te refieres?- pregunta la castaña.

-¿Te acuerdas que te dije que tenía una teoría de que te verías más hermosa si sonrieras? Pues lo comprobé y así es. Eres más hermosa cuando sonríes- la chica tuvo que hacer un enorme esfuerzo para no sonrojarse como tonta ante las palabras del hombre.

-No digas tonterías- el hombre sólo sonríe y se levanta.

-¿Tienes hambre?- pregunta.

-Mucha, te lo agradecería mucho si tienes frutas-

-Tengo manzanas y fresas- responde.

-Las fresas hacen que me desmaye, soy alérgica a ellas- comenta.

-Okay, y no has bebido más líquidos y mínimo debes tomar dos vasos más o los mareos seguirán- advierte antes de ir a la cocina.

-Está bien- rueda los ojos mientras mira la lluvia que no cedía ante nada- creo que pasaremos la noche aquí- comenta y en eso vuelve el hombre con unos sándwiches y dos manzanas.

-Así parece... Te dejaré mi cama y yo me quedo en el sofá- asegura el hombre y ésta niega con la cabeza.

-Absolutamente no, ya son demasiadas molestias y no creo que duerma hoy uno, porque mi nariz a pesar de que ya no sangra duele como la mierda y dos, no duermo sin mi oso de felpa-comenta triste- me ayuda a no tener pesadillas en las noches- añade. En otras circunstancias el hombre se hubiese reído pero sólo mantuvo serio su semblante, pues al igual que ella, él también sufre de pesadillas algunas veces.

-Entonces te acompañaré a pasar la noche en vela, no tengo tanto sueño y también sufro de pesadillas- toma un sándwich del plato y le da una mordida.

-Por mi no te preocupes, no iré a ninguna parte, de hecho no conozco muy bien la ciudad. Sólo... Nada- responde mientras la chica toma un sándwich y comienza a comer. No había mucho que hacer y la castaña no era tan buena conversando pero haría su mejor esfuerzo.

-¿Qué te pasó en el brazo?- pregunta la chica curiosa al ver el brazo de vibranio del hombre.

-Bueno... Caí de un tren en movimiento durante la guerra y perdí mi brazo, tenía otro antes de ese pero fue destruido en una pelea y ésta que tengo me lo dieron en Wakanda- la chica lo mira triste pero logró discimularlo muy bien.

-¿Dijiste la guerra?- pregunta incrédula.

-Si, durante la guerra, en los años 40 existía una organización llamada HYDRA y cuando caí del tren aprovechando que me dieron por muerto ellos me encontraron, me borraron la memoria y me convirtieron en su sicario, cuando no estaba en servicio me congelaban durante largos períodos de tiempo y así es como sigo aún joven con 106 años- cuenta abatido.

-Lo lamento, de verdad. Pero ¿Cómo te hiciste vengador?- pregunta curiosa la chica.

-Steve y yo nos conocemos de toda la vida, él me encontró trabajando para esos malditos y me ayudó a recuperar mi memoria y mi vida, pero en Wakanda terminé de recuperarme físicamente, el Gobierno me perdonó todo el mal que hice y hoy por hoy soy un vengador- cuenta.

-Al menos tu pudiste volver a ser lo que fuiste, en cambio yo, ya no tengo remedio- se lamenta.

-Crystal, no fue un camino fácil, pero nunca es tarde para sanar- responde tratando de animarla- Cuéntame un poco de ti. ¿Cuántos años tienes?- pregunta curioso

-Tengo 20 años, vine al complejo de los Vengadores en contra de mi voluntad, de hecho fue por culpa de Medusa, mi hermana y reina de Attilan- aprieta los puños molesta.

-¿Ella te hizo algo? Parece que no te cae muy bien...- comenta al verla molesta.

-De hecho, estoy molesta desde hace años con ella, pues está casada con uno de los hijos de los asesinos de nuestros padres y se hizo reina y yo sin quererlo ni buscarlo siquiera, me convertí en princesa- comenta con rabia- Jamás pude perdonarle eso, siento que traicionó la memoria de nuestros padres, sobre todo la de mi mamá, que murió cuando yo era una bebé y me dejó sólo un oso de peluche- cuenta con pesar.

-¿Y ese es el oso que te ayuda a dormir?- pregunta el hombre y ella asiente.

-Es el único recuerdo que tengo de mi mamá, es mi tesoro más preciado en el mundo entero. Tenerlo cerca de mi es como si tuviera a mi madre conmigo, cuidando que nada malo me pase. Stampy es muy importante para mi- cuenta antes de lanzar un suspiro de cansancio.

-Bonito nombre para un oso de peluche- comenta sonriendo.

-Gracias- se recuesta en el sofá bajo la atenta mirada del soldado, que estaba sentado en otro sillón.

-¿Algún día me contarás eso que te pone tan mal?- ella lo mira sin expresión en el rostro pero contesta.

-No lo sé, James. Es complicado y no quiero arriesgar a nadie y no lo pienso permitir. Es un problema sólo mío- El soldado asintió por ahora, pues quería demostrarle con hechos que los problemas de ella eran también suyos, que confiara en él, que jamás la lastimaría ni con el pétalo de una rosa. A Bucky le gustaba Crystal y poco a poco y con paciencia se lo demostraría.

-Dime Bucky, pero una cosa si puedo repetirtelo y recalcartelo Crystal, voy a cuidarte y a protegerte siempre a partir de ahora, aunque no quieras, y voy a demostrarte que si puedes sanar pero sobre todo, confiar- responde el hombre muy seguro de si mismo.

Esa noche, ambos conversaron de tonterías sin importancia, el ex soldado prácticamente la obligó a beber más jugo de manzana ya que los mareos no le daban tregua y casi cae al suelo. Bucky la cuidó y la castaña a regañadientes se dejó cuidar por el hombre hasta que el alba se hizo presente y la lluvia acabó. Aunque abiertamente no lo admitiera nunca, estar con el ex soldado le gustó bastante.