* 009 *

Justo como predicio Galahad, Lancelot estaba prácticamente destrozando todo a su paso. A pesar de ser conocido por su calma, se convertía en otra persona cuando se trataba de Arturo.

- ¿Dónde demonios se metió Galahad con su majestad? - gritaba mientras cuestionaba a todos, pero no había respuesta alguna, y así paso toda la noche, sin respuesta de nada. Se paró temprano, a primera hora delante de dónde Arturo esperaría al rey Mephiles para el segundos día del evento.

Y un deja vu cruzo sun mente cuando vió de frente al cobalto, con una mirada fría y calculadora. Pensó en acercarse de forma agresiva, pero al recordar las lágrimas del día pasado lo hicieron frenar en seco, cruzaron miradas y el azabache respiro profundo antes de empezar.

- ¿Dónde estuvieron?.

- En ningún lado que te concierna, por el momento tú y yo no tenemos nada de que hablar - el cobalto se acercó mientras decía todo eso en voz baja - Hablaremos cuando piense que es adecuado, por el momento comportate.

Lancelot se quedó en silencio observando como su rey desaparecía por el pasillo junto al rey de Avalon, cerro los puños tratando de calmar su rabia, pero en cuanto vio al albino se acercó para tomarlo con fuerza.

- ¿Sabías que el rey era... - Lancelot observo a su alrededor y vio a todos observandolos, por lo que jalo a Galahad a un lugar donde estuvieran solos - ¿Sabías que era un Omega?.

- Sí, lo sabía.

- ¿Desde cuándo? - cuestionó sintiéndose herido al escuchar la confesión, siempre juro que Arturo era un alfa y en realidad nunca pensó en confirmarlo, o preguntarlo.

- Desde hace mucho tiempo, la verdad no recuerdo en que momento fue, solamente sé que la señorita del lago y yo somos los únicos que sabían al respecto - confesó con soltura y segura Galahad.

- ¿Por qué demonios solamente ustedes?.

Galahad observo el semblante de decepción y traición de Lancelot, entendía de cierta manera como debía de sentirse después de ser la supuesta persona más cerca al rey - Su majestad pidió que todo quedara entre nosotros.

- Que tontería, ¿Acaso está en celo?.

El albino no respondió tan rápido como debería, su majestad le dijo que podía hablar del tema con Lancelot sin problema, ya no podían ocultarlo del azabache - Aún no, pero dentro de poco estará... Debemos acabar todo este evento lo más rápido posible para poder volver a Camelot.

Lancelot grupo con molestia mientras golpeaba con fuerza la pared enfrente suya. Estaba odiando todo en ese momento, ¿Por qué demonios no le había dicho nada a él?, ¿No era de confianza?, ¿Acaso era porque era un alpha?... No tiene sentido porque Galahad también lo era... Su mente se paró unos segundos cuando proceso eso último, Arturo siempre tenía ese estúpido olor a vainilla que reconocía en Galahad. Volteo con rabia hacia el abino, quien rápidamente levantó las manos tratando de aligerar el enojo del otro, sin saber los motivos de su nuevo malestar.

- No sé que pasa por tu mente, pero te aseguro que estás malpensando las cosas.

- ¿Mal pensando?, pues dime que podría mal pensar.

Galahad suspiro cansado - Mira, hablemos.... Su majestad me ha dado permiso de responder todas tus dudas, en vez de enojarte por ideas tontas, hablemos. No te dejes llevar por ese alfa dentro tuyo.

Definitivamente había educado bien a Galahad, eso pensó cuando calmo su lado alfa que estaba siendo celoso y posesivo - ¿Eres... su pareja?.

- ¿Qué?, claro que no - respondió sorprendido el albino - Digo... Sin duda sería un honor, pero ni de cerca.

- ¿Entonces por qué siempre huele a tu estúpido olor a vainilla?.

- Que agresivo eres cuando se trata de su majestad - confesó prácticamente en un chillido - Simplemente expreso mis hormonas cuando se siente abrumado, no le gusta mi olor y se concentra debido a eso.

Lancelot soltó una risa tajante ante el comentario, pero no dijo mas - Entiendo, está bien. Gracias por responder todo esto.

- ¿No estás enojado conmigo?, me gusta que seas tan comprensivo conmigo.

- Ni te creas, tengo unas ganas de matarte ahora mismo.

Galahad paso saliva al escuchar aquello, definitivamente ser el confidente del rey no era un trabajo sencillo y más aún cuando está enamorado del loco que te educó desde niño.

Ambos caminaron por los pasillos sin decir más, hasta cierto punto se sorprendió de que no hubieran más preguntas, pero en fin. Cuando llegaron a la recamara de espera del Vento había ya poca gente en espera. El evento había avanzado rápido y ya eran solamente 20 soldados en espera de casarse con el rey de Camelot.

Percival no se encontraba entre ellos, y eso hacia sentir a Lancelot cierto sentimiento de venganza por aquella eriza que se encontraba ligeramente asomada a la puerta principal. Se vengaria de su amiga sin lugar a dudas.

- ¡Siguiente combate a cargo de Galahad, caballero de Camelot contra Sonia, caballero independiente! - la eriza prácticamente salió disparada hacia el coliseo y el albino simplemente cerró los ojos, como si lo hubieran maldecido con un hechizo de mala suerte.

- No te preocupes por ganar, al final yo seré el que se lleve la victoria - Lancelot trato de consolar y animar de cierta forma al otro, quien volteo con una pequeña sonrisa nerviosa.

- De todas formas trataré de vengar a Percival.

El albino empezó a caminar hacia el coliseo, odiaba pelear por motivos son sentidos, pero está vez era necesario para ayudar a su rey. Él deseaba que Arturo se casará con alguien a quien amara, aunque ese fuera el gruñón y estúpido de su "padre".

Levanto la mirada observando aquella eriza de mirada cansada, se puso es postura mientras esperaba el aviso de inicio a la batalla.

- ¡Adelante!.

Galahad había peleado muchas veces contra Lancelot, nunca había ganado alguna de todas esas peleas, pero pensó que aquello era suficiente para enfrentar a cualquier otro, porque no había nadie mejor que Lancelot en los reinos, pero la vida le demostró que tenía que seguir entrenando.

- ¿Perdí? - Galahad estaba recostado sobre el piso de la sala de espera, lo último que recuerda fue a Sonia avanzando con su espada en mano, todo oscuro posterior a eso.

- Fue un golpe certero, te noqueó - dictó Lancelot.

- Maldita sea, deje en ridículo a nuestro reino...

- Ni lo creas, esa maldita es realmente buena... Lo hiciste bien, pero no te preocupes, yo mismo demostrare porque Camelot es el reino más fuerte de todos.

Buenas noches a todos, nuevo capitulo de nuestros chicos. Espero les guste y nos vemos pronto en otras historias o en un capítulo posterior.

Los quiero mucho, bai bai.

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