* 006 *

Arturo empezaba a sentirse inquieto, se removía entre sus sabanas en busca de calmar ese calor que emergía desde las puntas de sus dedos. Finalmente, se paró cansado de todo, vio que eran las 4 de la mañana, faltaba una hora para que todo empezará a moverse alrededor suyo.

Se colocó su capa y puso una pequeña nota para que el histérico de Lancelot no pensara que lo había secuestrado o algo similar.

"Fui a caminar, no sé preocupen.

Nota: No, ningún secuestrador me obligó a escribir esto para parecer que no me secuestraron."

El cobalto salió desde la ventana de su cuarto en un salto preciso que lo llevo a un lindo jardín de castillo, se encamino con soltura por el lugar, después de todo conocía un poco el castillo de las veces que había venido, logro encontrar una sala que reconoció.

Siguió caminando hasta que finalmente llegó a la sala que estaba buscando, podría llevar a cabo el plan que había dicho Excalibur. Sonrió con complacencia cuando encontro aquellos pequeños frascos, los tomo con cuidado y los guardo entre sus púas.

Salió con calma y se apuro a salir de ese complejo de habitaciones, como se estaba complicando con esquivar a diferentes guardias, termino optando por soltar su capa y saltar hacia otra ventana, nuevamente.

Tomo su espada y con agilidad empezó a correr entre los techos, llegó a la gran muralla que marcaba el final del reino principal, salto y pudo aterrizar del otro lado con soltura. Busco con la mirada y pudo ver al chico que le ayudaría en su travesía.

- Gawain ~

El equidna volteo asustado al escuchar su nombre, estaba bajando cosas del caballo en donde venía.

- ¿Mi rey?, ¿Qué hace aquí y solo?.

Arturo sonrió amplio y Gawain vio venir otra de sus peticiones extrañas, siempre era el blanco de aquellas travesuras estúpidas.

- Necesito que me ayudes con algo, no... Me ayudarás porque es una orden - sentenció el cobalto mientras extendía una botella con un contenido amarillo brillante.

- ¿Qué es esto?.

- Ven conmigo, tenemos que ponernos al día con todo esto.

*⚔️⚔️⚔️*

Lancelot parecía una bestia buscando algo por todo el castillo, Percival iba detrás suyo insistiendo que estaba armando un escándalo innecesario. Todos estaban acostumbrados a que Arturo se escapara cada que tenía oportunidad, pero el azabache armaba una búsqueda masiva cada que sucedía.

Después de poner el castillo patas arriba, Arturo llegó con una amplia sonrisa acompañado de Sir Gawain, que parecía algo fastidiado.

- Hola, fui a recoger a Gawain, pensé que me alcanzaría - dijo inocente Arturo.

Lancelot se acercó y examinó al cobalto de arriba hacia abajo, después se cruzó de brazos y gruño para demostrar su enojo ante la situación.

- ¿Estás haciendo berrinche? - cuestionó Arturo acercándose con un gesto de ternura - Te deje una nota, ¿Volviste a creer que me secuestraron a pesar de la nota?.

El azabache volvió a gruñir en respuesta, pero el cobalto le rodeo el cuello como si nada para acercarlo hacia él - Aunque eso pasará, nadie podría lastimarme.

Lancelot entrecerró los ojos - No se vaya sin decírmelo a mi directamente.

- Lo haría si tan solo me dejaras salir como dices, los dos sabemos que no me dejaras ir solo a ningún lado - Arturo rio ante el rostro del otro, se separó y se acercó al equidna - pero en fin, saluden a Gawain que solamente vino de pasada.

Percival puso cara de confundida - Pensé que se quedaría para apoyarnos en el torneo, después de todo habíamos quedado participar todos.

- ¿Todos se quieren casar conmigo?, me siento halagado.

Lamorak rio ante el comentario, pero carraspeó cuando la mirada de Percival fue hacia él.

- Sí... La señorita Nemue me mandó a un misión nueva... pasaba a salir porque... estaba de paso - dijo mientras asentía varias veces, la forma de hablar de Gawain levanto una bandera roja en la mente de Percival, pero como Arturo no mostraba su tipica sonrisa de travesura, pensó que la dama del lago le pidió discreción.

- Esta bien, Sir Gawain. No sé preocupe por nosotros o el rey, sabe que podemos encargarnos nosotros - contesto con una sonrisa amable Galahad, que pareció no sospechar de nada, cosa que también valoro la gata, ya que el albino era bastante agudo a situaciones peligrosas.

- Lo mismo digo, Sir Gawain. Vaya con cuidado a su viaje - el equidna saludo a todos con apretón de manos y finalmente se fue, sin antes hacer una referencia al rey de Camelot, quien lo despidió con una leve sonrisa.

Después de unos minutos todos se dirigieron a la sala principal del castillo, donde había una gran alfombra roja que se dirigía a unas escaleras. Bajando de ellas se encontraron con el rey de Avalon, quien los invito a comer la primera comida del día. Todo fue en completo silencio y calma, hasta que salieron del comedor.

- Sí me disculpa, rey Arturo... Me complace anunciarle que el torneo dará pie apartir de mañana mismo, parece que el consejo de reino anda apurado con conseguirle pareja - dijo con una risita que molesto al cobalto, pero supo disimular bastante bien.

- Sí, así son ellos... Estaré encantado de asistir al evento sin lugar a dudas.

Ambos rieron con calma, siguieron platicando sobre la organización del evento, Arturo se limitaba a responder con complacencia lo que esperaba escuchar Mephiles.

- Me agrada mucho que se tome esto de buena manera, su consejo me aseguro que haría una rabieta. Esa clase de cosas no son para un rey.

Percival puso sentir el enojo de su rey aumentar cuando pudo ver como agarraba su capa con una de sus manos y la retorcía detrás suyo, pero admiro que en su rostro no se mostrará ni una pizca de aquello - ¿Eso dijeron?, que vergüenza que piensen eso de mi, pero estoy de acuerdo y agradecido con todo lo que estás haciendo por nosotros, Avalon es muy preciado para mí.

Mephiles finalmente se despidió y todos esperaron a su rey explotará de enojo, pero aquello nunca pasó, cosa que los extraño.

- ¿No esta molesto, mi rey? - Lamorak pregunto, siendo el más directo de los tres.

- ¿Por qué debería estar enojado?, es mi deber como rey encontrar a alguien con quiem casarme y liderar Camelot por los años - continuo su caminar sin mirar atrás, todos se miraban entre ellos, pero el azabache agudizó la mirada viendo el comportamiento extraño de su rey.

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