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Con una manzana en la mano, NaYeon veía la nota periodística que daba un reportero por un canal de noticias, novato seguramente, fue lo primero que pensó.

— Idiotas — Bufó Im, apagando el televisor, y levantándose del sillón para dirigirse a la mesa.

Allí comenzó a contar todos los billetes que ganó hasta entonces, encontrándose con algún que otro dólar.
Verificó si las joyas que consiguió la noche anterior valían la pena, y si podía sacarle algún provecho.

Una vez concluyó con eso, se paró, sacudiendose el ancho buzo que llevaba puesto, y fue a la pizarra donde tenía anotada su siguiente jugada.

— JeeHoon no era — Murmuró, tachando con una cruz roja la foto del mencionado — Bien, ahora iremos por DuckYoung — Finalizó, haciendo una marca alrededor del nombre.

Regresó a su lugar en el largo sofá, afilando el abrecartas que siempre usaba para llevar a cabo sus asesinatos, uno tan inofensivo que nadie sería capaz de sospechar algo sobre eso.

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— Buenas noches, Sally — Saludó Jeon, ingresando a la sala de autopsia y colocándose unos guantes blancos.

— Buenas noches, Jungkook — Habló su colega, dejando de lado las carpetas que tenía enfrente.

— ¿Ya están listos los resultados? — Consultó, acercándose a la pelirosa.

— Si, pero solo mostró lo obvio, muerte a causa de degollamiento — Informó Ahn, entregándole unos documentos — Ven, te lo enseñaré.

Con las manos puestas en los bolsillos de su bata blanca, la chica guió al joven hacia una camilla, en donde, cubierto por una manta celeste, yacía el cuerpo sin vida de un hombre.

— Si, en efecto, supongo que fue por eso — Comprobó el castaño, verificando la herida.

Arrimó su rostro, analizando el cadáver de una manera más detallada, encontrándose con un detalle que tal vez pasaron por alto.

— Sally, ¿qué es este número en el Hélix? — Indagó, señalando la punta de la oreja.

— ¿Ah?

Ella se agachó, acercando una gran lupa para ver mejor, comprobando que en la piel, se hallaba una cifra de centenas marcada en tinta negra sobre este.

— Que raro, no vimos ese detalle — Anunció, frunciendo el ceño, y buscando una cámara para tomarle una fotografía, guardandolo así como evidencia.

— Debieron hacerlo, tal vez sea útil — Comentó, examinandolo mejor.

— Claro, te doy mis disculpas, no debí dejar que los novatos se encarguen de esto, haré una nueva revisión en este momento — Repuso.

— No te preocupes, solo envíame las fotos del cuerpo y de ese número que te mostré, se las llevaré luego al oficial Lee, y si tengo nuevas noticias, te aviso más tarde, adiós — Comunicó, quitándose los guantes, y dirigiéndose a la salida.

— Hey, Jungkook — Lo llamó, haciendo que voltee a verla antes de irse — Aún me debes esa cita — Recordó, guiñandole un ojo.

El mayor sonrió, sonrojandose ligeramente, asintió con la cabeza, y salió del cuarto.

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Acomodó mejor la peluca de cabellos rubios sobre su cabeza, pasó su mano por el labial, logrando que este deje una mancha roja por su rostro, tironeo un poco más la corta ropa que llevaba puesta, y tomó sus tacones en mano, comenzando así la actuación.

Caminaba como vagabunda por la desierta calle, hasta que llegó a la comisaría, en donde abrió las puertas de par en par, llamando la atención de todos los presentes.

— ¡Llegó la reina del mundo! — Anunció, fingiendo ebriedad y poniéndose a bailar en la entrada.

Varios oficiales se le acercaron para sacarla de allí, pero ella se rehusaba, hasta que con un falso movimiento, terminó vomitando el medicamento que se tomó sobre uno de los uniformados, cayendo al suelo, haciéndoles creer que se había desmayado, siendo que aún seguía consciente.

— Llevemosla a una de las celdas, seguro se pasó de copas, mañana le haremos un registro — Dijo un hombre, cargandola junto a una oficial, para llevarla a dicho lugar.

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— Hola, mi cielo, ¿ya cenaste? — Preguntó su madre, abrazando a su hijo que recién llegaba a casa.

— No, aún no, ¿tu si? — Inquirió, sonriendole a la mujer.

— Lo iba a hacer, pero decidí esperar a que mi guapo hijo oficial venga para cenar junto con él — Bromeó, guiñandole un ojo, y yendo a la cocina acompañada por Jeon — ¿Qué tal todo en el trabajo hoy?

— Umh, no hay mucho que decir, todavía seguimos estancados en el caso de los asesinatos, el homicida es alguien muy inteligente — Admitió, mientras que la pelirroja llenaba los platos con comida.

— No te preocupes, hijo, todo saldrá bien — Le dedicó una sonrisa, sentándose al frente suyo — Oh, por cierto, hoy te llamó un chico, si mal no recuerdo, creo que se llamaba HoSeok, me pidió que te avisara que regresará a Daejeon pronto — Comunicó, iniciando a comer.

— ¿HoSeok? — Repitió, haciendo una pausa para recordar al dueño del nombre — Ohh, ¡HoSeok!, ¿lo recuerdas, mamá? A él le decíamos Hobi antes de que se vaya a Japón — Recordó, sonriente, a lo que la contraria asintió luego de buscar en su cajón de recuerdos.

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Abrió primeramente un ojo, verificando el perímetro, al ver que estaba despejado y sin nadie cerca, se levantó, sentándose en la supuesta cama que constaba de una madera apoyada sobre cuatro patas del mismo material.

El pasillo estaba oscuro, dando a entender que las bombillas de luz no funcionaban, tal y como lo había revisado en los planos que consiguió antes de llegar.

Se agachó, buscando con el tacto su calzado por el suelo frío, y una vez que lo halló, rompió el tacón, sacando su arma de ese pequeño compartimiento.

Se subió en la madera, haciendo puntitas de pie para alcanzar el techo. Si bien era baja, eso no le impedía que llegue al ducto de ventilación.
Haciendo que su delgada contextura quepa en el conducto, gateo por este, mientras seguía las instrucciones que tenía marcadas en su muñeca.

Dobló a la derecha, luego a la izquierda, avanzó un poco más, otra vez a la derecha, y, finalmente lo vio.

Sonrió con malicio, al sentir la victoria tenerla a unos centímetros de sus dedos.

Quitó la rejilla, deslizándose por el pequeño cuadrado, cayendo limpiamente y sin hacer ruido alguno, viendo como él aún seguía dormido.

— Buenas noches, DuckYoung — Murmuró, antes de cometer el delito.

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🍃Nimin_36