Chapter Three
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— Lo siento, oficial, solo salí a divertirme con mis amigas y me pasé de copas — Explicó la muchacha, llevando a cabo una actuación digna de un Oscar.
— No se preocupes, señorita Park, le daremos una multa, y podrá volver a casa sana y salva — Avisó el hombre, sonriendole levemente.
La chica asintió con la cabeza, recibiendo un papel sellado.
— ¡Jefe, tenemos problemas! — Anunció un cadete, entrando de repente a su oficina — Alguien asesinó a un hombre anoche en las celdas — Informó, tratando de regular la respiración, por lo visto, corrió hasta llegar allí.
— ¿Qué?, maldición — Murmuró la última palabra — Usted puede irse, y tú, ven conmigo.
El superior se fue junto al contrario, cediendole el paso a Im, quien tomó su bolso, y salió de la comisaría, como si nada hubiese pasado.
Caminó unas cuadras, y al estar lejos de las cámaras, o cualquier persona, se quitó la irritante peluca, desechandola en un tacho de basura.
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— ¡Pero esto es el colmo! — Exclamó el oficial Lee, golpeando otra vez la superficie de su escritorio.
Colgó el teléfono luego de recibir el informe de otro asesinato, ¡estaba por explotar!
— ¡Sook, ven rápido! — Llamó a su secretaria — Por un demonio, ¡Sook! — Repitió, gritando más fuerte.
— ¿Me llamaba, señor? — Consultó la muchacha, ingresando a la oficina.
— ¡Si!, ¿dónde está Jeon? — Indagó, dejando ver su semblante molesto.
— Hoy es su día libre, señor — Mencionó, algo nerviosa por la actitud de su jefe.
— Pues dile que vaya a la comisaría de la calle trece, luego le aumentamos el sueldo si quiere, tenemos otro asesinato — Concluyó, tomando su abrigo, y saliendo de su despacho.
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— Fue gracioso, después de eso, me prohibieron la entrada a la montaña rusa — Finalizó la chica, riendo junto a su acompañante.
— No sabía que existía ese lado de la Sally tranquila que conozco — Rió el joven, comiendo un poco del algodón de azúcar rosa que compraron, mientras caminaba al lado de su compañera.
— Bueno, aún hay muchas cosas que no sabes de mi — Aseguró, guiñandole un ojo.
Él sonrió, pero de repente, sintió su celular vibrar, por lo que atendió.
— Habla Jeon, ¿qué sucede? — Pronunció al atender.
— Buenos días, oficial Jeon, verá usted, hay un reporte de un nuevo caso de asesinato, y el oficial Lee quiere que vaya urgentemente a la comisaría de la calle trece — Explicó una voz femenina, la cual reconoció al instante.
— Sook, hoy es mi día libre — Murmuró, sintiendo como la pelirosa lo miraba.
— Somos conscientes de ello, luego le daremos un aumento si gusta, pero es esencial su presencia en la escena del crimen — Afirmó desde la otra línea.
El castaño suspiró — De acuerdo, iré enseguida.
Sin más, colgó, dándose vuelta a ver a la chica.
— Oye Sally, me llamaron de la oficina y-...
— No te preocupes — Interrumpió, tomando su mano levemente — Entiendo, es el trabajo — Dijo, dedicándole una leve sonrisa.
— Eres la mejor, prometo recompensartelo — Anunció.
Se acercó, y depositó un rápido beso en su mejilla, para luego, correr hacia su auto, en donde tendría espacio para chillar como nene pequeño.
No tardó mucho en llegar al lugar que le indicaron. Allí, se encontró con el resto de sus compañeros, quienes estaban inspeccionando la celda.
En ese mismo sitio, sobre una cama, yacía una gran mancha de sangre, la cual pertenecía a la víctima que fue asesinada la noche anterior.
Jeon saludó a sus colegas, abriéndose paso entre ellos para investigar por su cuenta.
Revisó el informe que hicieron, casi el mismo que rellenaron de los veintitrés casos anteriores.
Paseó su vista por las cuatro paredes, frenandola en un conducto de ventilación, el cual se encontraba ligeramente corrido de su lugar.
— Oye Kang, ¿ya revisaron la ventilación? — Le preguntó a uno de los detectives.
— No, ¿por qué lo haríamos? — Indagó el otro, siguiendo en sus asuntos.
— ¿Sabes si se puede subir ahí? — Consultó.
— Supongo que si — Respondió el contrario.
El menor se paró sobre la superficie de madera, estirando sus brazos hasta llegar al techo, pues este no tenía gran diferencia del suelo.
Como pudo, logró meter la mitad de su cuerpo en el ducto, hallando una nota, por tanto, terminó abriéndola para leer su contenido.
"Solo rindanse, y ya no se metan en mi camino, no quiero seguir dañando a inocentes"
— ¡Jeon, bájate de ahí ahora mismo! — Lo llamaron desde abajo.
Ignoró la voz de su superior, metiéndose más a investigar, para ver si localizaba otra posible prueba, siguiendo así, un pequeño rastro de sangre que vio.
Rápidamente dedujo que el asesino fue manchado luego de cometer el crimen, por lo que sin darse cuenta, o tal vez si, terminó guiandolo hacia donde pasó la noche anterior.
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Seguía cambiando el canal en su televisor, buscando algo que la entretenga hasta la noche, cuando sintio su estómago rugir, exigiéndole comida, por lo que se levantó, y fue a la cocina.
Una vez tuvo los alimentos en su mano, fue a la habitación de vigilancia, controlando las cámaras ocultas a través de sus computadores.
L
as seis comisarías que visitó, todas estaban bajo control, al igual que la celda que estaban revisando en ese momento.
Se había tomado la molestia de ocultar una cámara con micrófono incluido, en una esquina de la prisión, lugar el cual no era muy visible para la bola de policías mediocres que trabajaba.
Controló como dos oficiales hablaban de la causa de muerte, y como otro bajaba del ducto de ventilación, junto a la nota que les había dejado.
Pero algo llamó su atención, pues ese sujeto desconocido, llevaba consigo la punta del tacón que rompió para tomar el abrecartas.
Nerviosa, se levantó y fue a la sala, en busca de sus calzados, comprobando que a uno le faltaba un extremo.
— Maldita sea — Protestó, arrojando el objeto contra la pared.
Se tiró en el sillón, pensando de qué forma puede llegar a afectarle aquello. Pero sobre todo, lo que más le resonaba en la cabeza, era el saber cómo dieron con eso.
Era consciente de la falta de agilidad que tenían esas personas para resolver las escenas de los crímenes que cometía.
Seamos sinceros, nadie aún ha notado que los está vigilando hace semanas.
Nuevamente, fue al cuarto de control, analizando al hombre que era capaz de undirla, bufando al tener una imagen poco nítida de su rostro.
— Te haré trizas si algún día te veo — Aseguró, golpeando la mesa con el puño cerrado.
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🍃Nimin_36
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