Chapter Sixteen
⚠️Las partes que estén escritas con esta letra, son recuerdos, cuando no están es porque es el presente⚠️
— Bienvenida, siéntete cómo en casa — Informó la mujer de canoso cabello.
Im miró al frente, y tragó en seco al ver lo que sería su nuevo futuro.
Nunca vio un orfanato, y ya los odiaba.
La muerte de sus padres la dejó desamparada, y sin tener una familia a la que recurrir, la instalaron en aquel macabro lugar, donde pasaría el resto de sus días hasta que la adopten, o hasta que cumpla los 18 y sea mayor de edad.
Mal momento para tener seis años.
Le echó un vistazo al sitio, y al no encontrar nada interesante en el patio, decidió regresar a la habitación que le designaron como suya hace unos instantes atrás.
Subió las escaleras, y en la esquina de éstas, luego de ascender dos pisos, se encontró a un pequeño niño que estaba abrazado a sus piernas mientras lloraba sin freno.
Tenía pensado continuar, puesto que en ese deprimente establecimiento, ver ese tipo de cosas se le eran justificables, pero algo dentro de ella le dijo que se quede y le pregunte si estaba bien, y cuál era su nombre.
— ¡Nay, espera! — Gritó HoSeok, corriendo para alcanzar a su amiga.
La pelinegra iba bajando a toda prisa, no tenía pensado quedarse un segundo más en aquella habitación.
— ¡Eres un maldito traidor, sabes lo que él significa! — Espetó con furia, dándose vuelta cinco segundos a verlo, manteniendo aún la ventaja de unos cuantos escalones.
— ¡Lo sé, y es por eso que le dije que viniera! — Exclamó, acelerando su paso — ¡Eres mi mejor amiga, jamás haría algo que te perjudique! — Aseguró.
NaYeon pareció recapacitar, y se detuvo de golpe, dándole un momento al pelirrojo para que se recupere.
— Por favor, dale una oportunidad — Pidió Jung con la respiración algo agitada, estirando su mano para que ella lo tome.
— ¿Y por qué lloras? — Preguntó la pequeña, agachandose a la altura del extraño.
— Quiero ir a casa, quiero mis juguetes, quiero volver con mis padres — Lloriqueo, aferrándose a sus piernitas.
Im suspiró, y miró a su alrededor en busca de una ayuda, pero no halló nada.
— Sé mi amigo — Ofreció de repente, logrando que la mire — ¿Qué opinas? Ambos estamos aquí sin nadie, podemos jugar si quieres — Propuso con una ligera sonrisa maternal.
El niño asintió, y se levantó, quedando frente a la niña de ojos bonitos.
Ella le dedicó una sonrisa, y lo tomó de la mano, llevándolo al feo patio de juegos que tenían.
Fueron a sentarse debajo de un viejo árbol, el cual ya no tenía hojas debido al otoño, y allí se quedaron por un rato, en silencio, viendo a los demás niños pasar.
— ¿Qué hacen? — Oyeron la voz de alguien a su costado.
Ambos voltearon a ver, y se encontraron con un pequeño de cabello negro, quien los miraba con una sonrisa brillante.
— Nada — Respondió fría la femenina.
— ¿Quieren jugar al escondite? — Ofreció, sonriendoles para convencerlos.
— No — Contestó esta vez el nene que tenía cara de haber estado llorando.
El desconocido hizo una mueca — ¿Entonces puedo hacer nada con ustedes?
Los dos se miraron entre ellos, y luego al pelinegro, asintiendo con la cabeza.
Él sonrió, y fue a sentarse a su lado, mirando con atención como otros jugaban con una pelota de fútbol.
Suspiró, y apoyó su cabeza sobre la palma de su mano.
— ¿Cómo se llaman? — Consultó repentinamente.
Jung la llevaba de nuevo a su apartamento, encargándose de tomar con delicadeza la mano de Im, pero a su vez, con algo de firmeza, no quería que se fuera, no ahora.
Cuando llegaron, antes de abrir la puerta, él la miró, y se dispuso a hablar.
— ¿Sabes? Sé que tal vez no estás lista para ésto, pero quiero que sepas que mis intenciones no son hacerte mal, solo quiero, ya sabes — Guardó silencio — Por favor, no mates a nadie esta noche — Suplicó en broma, aunque muy en lo profundo, eso no era una broma, si no mas bien, una verdadera súplica.
— Ya veremos — Se limitó a decir, ejerciendo un poco de fuerza en la unión de sus manos.
— ¿Estas lista?
— No.
— Entonces vamos — Sonrió.
Ambos pasaron el umbral, y dentro de la habitación, yacía un hombre de buena silueta, parado, mientras caminada de aquí para allá varias veces en el mismo lugar, como notándose nervioso.
De repente, se percató de su llegada, y los miró a ambos, sobre todo a ella, quien comenzaba a olvidarse como respirar al tener esos ojos color canela sobre los suyos, en los cuales poco a poco iniciaban a crearse una fina capa de lágrimas, al igual que en los de ella.
— ¿Y bien? — Habló HoSeok — ¿Van a guardar silencio después de no verse por más de diez años?, ¿no se quieren decir algo? — Insistió, no iba a arriesgar su vida solo para verlos haciendo nada.
El contrario tragó saliva, y dio un paso adelante.
— Tú... ¿Aún me recuerdas?
Llorando por haber sido forzada otra vez a hacer algo que no quería, la pequeña lloraba desconsoladamente en un rincón del gran patio, alejada de todos los demás, pensando en porqué aquellos hombres malos se encargaban de torturarla a ella de esa forma.
— ¿Estas bien? — Oyó a alguien decir.
Levantó la vista, y se encontró con el niño al cual estimaba mucho.
Negó con la cabeza — Los mayores me hicieron hacer cosas feas que no me gustaron — Sollozó.
— ¿Qué cosas?
Hizo una pausa — No quiero decirtelas, me dan mucha vergüenza — Apartó la mirada.
Hubo un pequeño silencio, y de la nada, en el campo visual de la femenina, apareció un caramelo, el cual se le estaba siendo ofrecido por su acompañante.
Lo miró a él, y sonrió levemente, tomando el dulce en sus manos, para luego comercelo.
— Gracias — Susurró, siendo oída por el niño.
— ¿NaYeon? — Volvió a decir el más alto, sacándola de sus pensamientos.
— Aún te recuerdo — Dijo con un hilo de voz — ¿Cómo podría olvidarte? El gran Jeon Jungkook.
🥑
Apa, preparada para que vengan
sobre mi, pero antes de que me maten, ¿tienen dudas? Si no incluye spoilers, entonces se las respondo, ahora, si no lo hago, es porque si lo hacía iba a revelar cosas xd
Nimin_36
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