Chapter Nine
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— Insisto, ¿no debes usar gorro o algo para ocultarte? — Inquirió el castaño, comiendo con miedo, como si lo estuvieran observando.
— No, pero si sigues comportandote como nenita, tendré que empezar a hacerlo — Acusó en un susurro, mirándolo con el ceño fruncido.
— Está bien, tu ganas, solo no esperes que- ¡Ah! Okey, ya me callo — Protestó, frotándose la parte de su brazo que fue golpeada por la femenina.
— Lo siento — Rió luego de mucho tiempo — Bien, ya terminé, ¿volvemos?
— Adelantate, yo daré unas vueltas por aquí, ya sabes, para quitar el aire japonés de mis pulmones — Bromeó.
— Como quieras — Cedió, parándose de la banca en la que estaba sentada — Yo debo volver, ten, es una copia de las llaves de mi departamento, por si vuelves y yo no estoy — Comentó, dedicándole una ligera sonrisa.
Jung le sonrió de nuevo, asintió con la cabeza, y tomó el objeto, para luego, despedirse de ella agitando su mano levemente mientras se iba.
Im se colocó un barbijo, y fue a su domicilio.
Una vez allí, miró las cámaras de la comisaría, prestando atención a los sucesos y los momentos que se presentaban en dicho lugar, sin dejar escapar el más mínimo detalle.
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— Eso es todo, te puedes ir — Cedió el detective.
Sally se levantó, y salió de la sala de declaraciones, encontrándose a Jeon esperándola afuera.
— Hola — Saludó el chico.
— Hola — Le respondió, sonriendole suavemente.
Él soltó un suspiro, miró al suelo, y se acercó a abrazarla, haciendo que la pelirosa se sorprenda.
— ¿Estas bien, Kook? — Le preguntó ella.
— Si, es solo que... Si algo te hubiese pasado, realmente no me lo hubiera perdonado nunca — Admitió, ejerciendo un poco más de fuerza.
— Ow, que bonito, pero no te preocupes, soy de acero, y nada me puede pasar — Aseguró.
— Lo digo en serio — Se separó, y la miró directo a los ojos — Prometeme que de a partir de ahora te cuidaras más — Pidió.
— Estas exagerando — Rió divertida.
— Sally — Pronunció serio.
— Esta bien, esta bien, tendré más cuidado, pero no te preocupes tanto — Insistió — Muy bien, ahora debo ir a casa, mamá debe estar preocupada por mi, nos vemos luego — Se despidió, dejando un beso en los labios del mayor.
— Adiós, Sally — Susurró, viéndola irse por el pasillo.
Cuando ya no la tuvo en su campo de visión, miró al suelo, y soltó un suspiro.
A veces odiaba la actitud tan despreocupada de aquella joven.
Aún así, él también decidió volver a casa, después de todo, no había vuelto hace rato, y se fue sin decirle nada a su madre.
Salió por el lugar donde entró, pero antes de volver a su hogar, optó por pasar por el hospital para ver al forence Yoon, y saber como se encontraba.
El camino era largo, pero yendo en su moto, no se demoró más de diez minutos en llegar a su destino.
Ya una vez en el sitio, mostró su identificación, y una enfermera lo llevó donde su compañero..
— El paciente está estable, pero no puede quedarse más de cinco minutos — Informó la jovencita.
— De acuerdo, muchas gracias — Sonrió, haciendo una pequeña reverencia.
Él ingresó, y fue recibido por su amigo, quien le sonrió débilmente.
— Alguien es un hueso duro de roer — Bromeó, haciendo que el contrario ria despacio — ¿Cómo te sientes?
— Cómo si hubiese participado en la guerra mundial — Habló, sintiendo un dolor al reír otra vez.
— No te esfuerces demás, ¿quieres que te traiga o te compre algo? — Ofreció.
— Ahora que lo mencionas, no me vendrían mal unas ricas hamburguesas del local en donde siempre vamos — Aceptó, dedicándole una sonrisa pícara.
El menor sonrió — Eres todo un caso, pero veré que hago, si la enfermera me deja, te compraré unas — Garantizó.
De repente, la puerta se abrió.
— Señor, debe retirarse para dejar descansar al paciente — Anunció la mujer que lo atendió.
— De acuerdo, ya voy — Le respondió — Volveré mañana al mediodía, recuperate bien para poder comer esas hamburguesas — Mencionó, sonriendo al igual que el rubio.
—Adiós, Jeon — Se despidió.
— Adiós — Repitió el susodicho.
Salió de la habitación, y luego de que un doctor le asegurara que iba a estar bien, fue a la salida, se subió a su vehículo, y comprendió el camino de regreso a su hogar.
Cuando llegó, vio la puerta ligeramente abierta, lo cual lo alertó al instante, pues su madre siempre la tenía cerrada a estas horas, y lo llevó a sacar el arma con el que cargaba.
Arrimó primero el objeto, y luego su cabeza, entrando lentamente. Revisó el perímetro, y al no hallar nada, fue directo a las escaleras, para asegurarse que su mamá estuviese bien.
— ¿Mamá? — Pronunció al llegar al dormitorio de la femenina.
Pero no la encontró allí.
Cuando comenzó a asustarse, oyó música proveniente de su cuarto.
Con más sigilo, caminó por el pasillo, y se pegó a la pared de al lado de la entrada, sujetando bien su arma en caso de que sea necesaria usarla.
— Tres, dos... — Pensó.
Y al llegar al uno, saltó, hallando a una persona tocando sus viejos discos de música, tranquilo, como si nada.
— Vaya, vaya, pero si el mismísimo Jeon Jungkook sigue escuchando al mismo artista que escuchaba cuando éramos jóvenes — Comentó el intruso, estando de espaldas a él — Quien diría que-... Valgame cristo, ¡baja eso ahora mismo, carajo!
— ¿HoSeok? — Pronunció, estando estático — ¡HoSeok! — Exclamó emocionado y feliz, acercándose a abrazarlo.
— ¡No me toques con eso en manos! — Acusó, alejándose del pelinegro.
— Oh, lo siento — Rió por lo bajo, guardando nuevamente la pistola — ¿Qué haces aquí, hermano? — Preguntó sonriente, abrazándolo con fuerza.
— ¿Tu mamá no te lo dijo? La llame hace unos días para decirle que regresaría de Japón — Aseguró, correspondiendo el gesto.
— Cierto, lo había olvidado, no te das una idea de lo que fue mi vida en todos estos años — Comentó, separándose del chico.
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Nimin_36
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