Chapter Five

🌆🌇🌆

Se volvió a colocar la gorra, y salió de la iglesia, mirando al oscuro cielo, el cual ya le indicaba que la noche cayó en Daejeon.

Con pasos decididos y disimulados, fue hacia aquel edificio en el cual estaba viviendo, durante el tiempo que se quedaba allí.

Al cabo de unos minutos más, tal vez veinte, llegó a su hogar, colocando seguro en la puerta, y yendo a darse una ducha.

Su cuerpo estaba cansado, y a pesar de tener que hacer algo, solo deseaba acostarse a dormir para descansar un poco, placer el cual decidió satisfacer.

Una vez salió del baño, se colocó su camisón, y se tiró en la cama, cuyos resortes la hicieron saltar levemente.

Soltó un suspiro agotado, cerrando los ojos al sentir una pequeña brisa entrar por su ventana.
Cuando de repente, su celular sonó.

H💮

— Holaaa, ¿irás por mi mañana
al aeropuerto?
01:20 am

— Ya te dije que si
01:22 am

— No seas mala, dañas mis sentimientos :(
01:23 am

— Lo siento, estoy cansada
01:25 am

— Lo noté, así que mejor
te dejo descansar
01:26 am

— Buenas noches <♥️♥️>
01:27 am

— Buenas noches, que
descanses
01:28

— Tu igual ;)♥️
01:30 am

Soltó un último suspiro, acompañado de una leve sonrisa, y, finalmente, cerró los ojos, dejando de lado el trabajo que debía hacer, para poder dormir cómodamente luego de casi un mes.

¿Dormía? Si, pero desde las seis de la mañana -momento en el que terminaba sus tareas-, hasta las diez de la mañana -cuando se debía levantar para comenzar su día-

Era una vida ajetreada, la cual muy pocas personas desearían tener.

Pero ahí estaba ella, anhelando el instante en el que logre acabar con todo ello de una buena vez, y alcanzar ese objetivo que viene persiguiendo hace seis años.

🌆🌃🌆

Estaba tapado hasta los hombros, y sólo miraba a un punto fijo en la pared izquierda, observando aquella foto suya y de Sally juntos en una exposición de arte vintage.

Ya iban a ser pasadas las una, y aún no podía dormir adecuadamente, puesto que el caso que tiene por resolver hace casi un mes, no lo deja de atormentar en su mente a cada instante.

Intentaba conectar puntos, unir pruebas, apuntar flechas, o recapitular algo que pudo haber pasado por alto en algún momento del día o de la semana.

Quién quiera que sea el asesino, era una persona bastante inteligente y astuta, debido a que en tan solo tres semanas, logró matar a veintidós -o tal vez veinticinco- personas, sin dejar rastro alguno.

Pero esta última vez se olvidó de un cabo suelto, y le dio una pista que le sería útil probablemente.

De repente, un foco se prendió en su mente, llevándolo a levantarse de un salto de su cama para correr a cambiarse de ropa, y salir de su casa.

Interiormente, se golpeaba una y otra vez la cabeza por no haberlo pensado mucho antes en el instante que lo vio.

Se subió a una de las motocicletas que estaba estacionada en el garage de su enorme casa, puesto que sacar el auto le iba a demorar mucho, y comprendió el camino hacia la comisaría que le tocó visitar hoy más temprano.

— Buenas noches — Saludó al llegar, haciendo que sus colegas lo saluden con una reverencia.

— Buenas noches, oficial Jeon, ¿en qué podemos ayudarle? — Inquirió el jefe a cargo del turno.

— Necesito volver a ver las cintas de las cámaras de seguridad del día del crimen — Informó.

— Por supuesto, venga conmigo.

Los dos caminaron hacia una sala, en donde Jeon se quedó a revisar frente a las pantallas, los videos que le brindaron las cámaras.

Observaba cada detalle, analizando la escena, y buscando posibles sospechos, queriendo seguir a su instinto, y a la vez a su lógica.

Le bastó tan solo unos minutos para descubrir aquello que tanto estaba pensando.

La chica rubia.

De un manotazo, presionó un botón, apagó el computador, y salió corriendo de la comisaría, dirigiéndose al callejón el cual pasó esa misma tarde.

Rogaba para que el camión de basura haya decidido no pasar ese día.

Para su suerte, los tachos de deshechos seguían en su lugar, incluso también aquella peluca en tan buen estado la cual había visto antes y quiso llevársela consigo pero que optó por no hacerlo.

La tomó, y la colocó en una bolsa de plástico, luego encendió su celular, y marcó el número de la pelirosa.

¿Kook? — Preguntó Ahn desde el otro lado, algo adormilada.

— Perdón por la hora, Sall, pero necesito que me ayudes con algo que encontré, es acerca del caso de los veintitrés muertos — Explicó, caminando hacia donde había dejado su moto.

Pero, Jungkook, estamos a veinte minutos de que sean las dos de la madrugada, ¿qué haces afuera a esta hora? — Acusó la contraria.

— No podía dormir, y necesitaba salir a buscar algo — Argumentó, llegando con su vehículo — ¿Estás? O si no, llamo a SeokJin, no tengo problemas.

Nah, SeokJin lo arruinaría, solo — Se escuchó un bostezo — Solo dame diez minutos, ya voy — Avisó.

— Gracias, Sally, eres la mejor — Aseguró, sonriendole a la nada.

Si si, todos lo dicen — Protestó desde la otra línea — Nos vemos en un rato, kook.

Sin más, la llamada fue finalizada por la menor, dejando que el castaño conduzca sin problemas.

Jungkook iba a toda velocidad por la calle, acelerando en las partes que no habían muchos carros y el semáforo le daba el verde.

Estaba ansioso por llevar eso al laboratorio y buscar rastros del o la dueña de la cabellera amarilla, puesto que si ese cabello era el mismo que vio en las cámaras, entonces tenían un rostro el cual buscar, solo hacía falta la confirmación, y su búsqueda cobraría un nuevo rumbo.

🍒

Nimin_36

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