Se encontraba en esa sala extensa llena de imágenes, su barba un tanto tupida y con el cabello alborotado debido a lo que sucedía constantemente en una de las pantallas.

Los últimos años habían sido completamente pacíficos. En su vida con Nami, su hija había crecido feliz y fuerte, acompañada de sus padres. Los monstruos apneas y eran un problema. En el mundo en el que se encontraba con Shizuka, ambos habían comenzado también una familia, un niño fuerte, con el carácter de su madre, así como su rostro, solo por otro lado, con el cabello de su padre.

En esta vida, podía ver como la magia comenzaba a aparecer con el paso de las generaciones, pero era completamente diferente a lo que el recordaba. Cada uno de los nacidos con magia era único en su tipo así con en su elemento. Todos tan parecidos a los Knight que recordaba, pero a la vez diferentes, mucho más poderosos.

Los niños que comenzaron a nacer de la descendencia de Shizuka y Lavi cada vez se volvían más fuertes al punto en que todo ese mundo se comenzó a sumergir en caos absoluto. Lo único bueno que veía de ese mundo, era el hecho de que Shizuka, Chisa, Sora y Makoto no tenían que vivir el mundo en el que ahora se encontraban.

Había decidido dejar de intervenir en los mundos que vigilaba, ahora, lo único que deseaba era que cada planeta viviese lo que necesitara y después, simplemente desapareciera de la existencia para dar paso a una nueva creación que se encargaría de guiar, sin embargo, por respeto al cariño que le tuvo a Shizuka, además de que, en cierta manera, era su culpa el haber creado ese caótico mundo, tomo la decisión de interceder y detener lo que estaba sucediendo.

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Abrió uno de sus portales llegando a la devastada ciudad de México, el recuerdo de uno de sus mejores amigos en otro plano lo invadió, no recordaba si el había tenido alguna descendencia, pero al menos, lo recordaba con cariño, a él y a su pareja. Estaba por sonreír cuando se vio atacado por un par de enormes esferas de fuego, uno de color azul y otra verde, ambas impactaron, pero poco pudieron hacerle cuando él se recubrió en una barrera mágica que descendió en cuanto el polvo generado por la explosión se disipo.

Al mirar a quienes lo habían atacado, se encontró con un par de elfos oscuros que vestían armaduras de color dorado mientras en sus rostros se encontraban unas sonrisas de superioridad.

—«No recuerdo haber visto elfos mientras el mundo avanzaba». —Pensó Lavi mientras en su brazo derecho se comenzaba a generar un relámpago rojo que se mantenía perfectamente en control, girando en su extremidad como si fuera una espiral infinita.

El par de elfos se lanzó al ataque desenvainando sus espadas que se veían de un material bastante reluciente y perfectamente afilado. Sin embargo, sin siquiera dudar, Lavi disparo su [RELÁMPAGO SATÁN] a una velocidad tan alta que los elfos no reaccionaron a tiempo siendo atravesados en sus pechos para después caer mientras esos huecos liberaban un poco de humo por las quemaduras.

Camino hacia ellos y los analizo, la piel era claramente lo más resaltante, pero noto como en sus manos, tenían un brazalete que sus Tek-Eyes no pudieron reconocer a pesar del conocimiento que había reunido durante el tiempo que había estado como Supervisor.

Llego al zócalo de la ciudad encontrando una gran cantidad de destrucción, ninguno de los edificios que se encontraban en los alrededores de aquella gran explanada se encontraba en pie, todo estaba derribado, lo unió que pudo ver a la distancia, fue un trozo de tela rasgada con los colores patrios del país que su amigo tanto amaba.

Se recrimino por no haber intervenido antes, pero ahora ya no había nada que pudiera hacer, además, como lo imagino cuando decidió actuar, había sido su culpa. Toda la magia que había usado para salvar a Shizuka había sido liberada en cuanto ella falleció. La chica había alimentado esa magia hasta convertirla en un catalizador que libero lo que en este mundo se llamó Convergencia. Lo cual fue el inicio de los poderes aumentados que se liberaron en este mundo.

Lavi reinicio su andar, fue entonces que, gracias a su [LIGHT SPEED], llego a las faldas del volcán, ahora completamente activo, Popocatépetl. No le hubiera tomado nada llegar al cráter, sin embargo, en su camino se encontraba un ejército de monstruos esperando a detenerlo. Lo que protegían; El Dorado. Una pequeña estatuilla que comenzó a ser adorada por los monstruos, en su momento no le dio importancia, pero a este punto, se dio cuenta que en esa estatuilla de no más de treinta centímetros, se encontraba la esencia de un monstruo tan poderoso que solo el podría ser rival para él.

Cruzar aquel ejercito de monstruos comenzó con una [EXPLOSIÓN DE SOLES] abriendo un gran cráter mientras el volcán, al sentir la vibración por aquel ataque mágico, inició una leve erupción que, con el paso del tiempo y la magia liberada, comenzó a ser más intensa.

Lavi peleaba con su espada en mano derecha, lanzando relámpagos con la mano izquierda y generando la [RAILGUN] con la punta de Blitzzahn. Cada uno de los monstruos continuaba lanzándose al ataque sin muestra de miedo alguno incluso al ver la masacre que aquel humano estaba llevando acabo.

Las nubes de ceniza comenzaron a hacerse presentes mientras Lavi liberaba un gran torbellino golpeando su pie contra el suelo para no sentir enturbiados sus sentidos. Genero rápidamente su barrera con la mano libre para evitar un gran chorro de lava que llego a su camino. Los monstruos ahora también tenían ese problema en su contra.

Como si fuera una segunda oleada de aquel casi infinito ejército, un pequeño contingente de Minotauros se lanzó en su contra solo para ser eliminados por otra [EXPLOSIÓN DE SOLES] que atravesó su primera línea para después Lavi aparecer frente a ellos con su [LIGHT SPEED] empalando a uno con su espada y después generado otra [RAILGUN] abriéndose camino para comenzar a correr en dirección a donde aún más monstruos se encontraban esperando.

Lavi aumento ligeramente su masa muscular, tenía años de experiencia con él y no era la primera vez que enfrentaba a un ejército así. Además, hacía tiempo que se había quedado solo en aquella enrome tierra llena de esferas que le mostraban distintos mundos. Por ello, aunque fuera detenido en este mundo, acabaría con aquel ídolo de los monstruos.

Impacto en contra de los monstruos generando una enorme ola de choque que hizo creo un enorme hueco en el volcán para que después la lava comenzara a filtrarse eliminando los restos de los monstruos que se encontraban ahí. Lavi comenzó a correr y en cuanto llego a lo alto de lo que aún quedaba del volcán, logro verlo en el centro, un pequeño ídolo azteca hecho completamente de oro y que resplandecía por el magma de un intenso rojo anaranjado.

A pesar del intenso calor que el mismo sentía y que el mismo Ídolo debía estar sufriendo, no parecía estar resintiéndolo ya que una esfera de color azul lo envolvía evitando que el calor y el propio magma que lo alcanzaba se disipaba con facilidad.

Lavi uso una habilidad de control de viento y comenzó a atraer aquel objeto hacia si hasta que lo tuvo en su mano izquierda, al mirarlo, se dio cuenta que se notaba realmente terrorífico, se trataba de una figura esquelética con adornos de una civilización mexicana antigua, lo más relevante, un penacho de metal precioso perfectamente detallado y ornamentado con varias gemas de alto valor.

Al tomarlo, pudo sentir con facilidad una gran presencia oscura dentro de ese objeto, sin embargo, al tenerlo ya controlado, no podría preocuparse más, al menos hasta que una bruma oscura comenzó a salir de la figura comenzando a quemar la mano de Lavi haciendo que soltara la figura y luego aquella bruma incrementara más hasta convertirse en una oscura sombra que tenía un par de intensos orbes rojos a forma de ojos en su cuerpo hecho de humo oscuro.

Sin mediar palabra alguna, aquel ente libero una gran oleada de poder que genero un frio en los alrededores generando una ventisca que pronto comenzó a afectar el campo de batalla. Lavi solo hizo aparecer a Blitzzahn y se preparó para la pelea.

Aquella sombra creo una espada de oscuridad que ondeaba aparentando estar cubierta en un fuego negro que aparentaba un gran poder. Lavi reaccionó a tiempo ante el corte que aquella sombra lanzo para después abalanzarse en contra del humano quien nuevamente defendió quedando en un choque de espadas mirando aquellas luces rojas que parecían infinitas.

Ambos se separaron y comenzaron a intercambiar cortes a una gran velocidad. Cada impacto levantaba la nieve que aquel ser había generado, entonces, ambos comenzaron también a usar magia mientras se acercaban con gran velocidad ahora atacando con sus armas y usando una poderosa magia.

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Lavi apenas recordaba el inicio de aquella pelea, para ese momento, los dos se encontraban en otro choque de espadas, la hoja de Lavi mostraba algunas muescas mientras la hoja de su enemigo parecía demostrar menos poder.

Nuevamente tomaron distancia y esperaron, Lavi recuperando su aliento y el monstruo al que enfrentaba, trataba de recuperar su poder, pero los dos ya habían estado peleando por días, posiblemente por mas, ninguno podía detenerse a pensar en algo más que fuera defenderse y atacar, pero al darse cuenta que los dos se encontraban en un punto muerto, decidieron ir con todo su poder, acabar con todo, después de todo, los monstruos ahora eran pocos y los humanos aún menos, así que, ir con todo no sería un gran problema.

El aura oscura de El Dorado incremento comenzando a convertirse en un tornado negro que llegaba a las nubes. Lavi se impresionó por la cantidad de poder que aquel monstruo aun tenía, sin embargo, él no se quedó atrás al elevar su aura mágica de golpe en forma de un pilar de luz dorada que alcanzo y supero el de la sombra.

Los dos estuvieron un momento en total quietud hasta que se lanzaron uno en contra del otro.

Una gran explosión que pareció absorber todo y después liberarse en un solo momento azotó todo lo que quedaba de México hasta convertirlo en solo polvo que después de varias horas se aplaco. Tiempo después, cuando la vista ya era clara, lo único que quedaba de aquel choque solo era un enorme cráter que en el fondo dejaba ver algunas chispas doradas y otras negras mientras en el centro, se encontraba una pequeña figura de oro que lentamente fue cubierta de polvo hasta quedar cubierta.

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—Y eso, jóvenes, es básicamente lo que se recuerda de años antiguos. El inicio de la Nova Age. La humanidad logró recuperarse gracias a que nuestros Krefter solo aumentaron en poder, pero ahora, sabemos que debemos estar bajo control, Por ello se creó la Federación de Control. Así que les recomiendo mantenerse bajo control.

Un hombre de aspecto maduro se encontraba frente a una clase de estudiantes en un aula acomodada como si fuese un auditoria dejando ver que se trataba de una universidad.

—También, como saben, existe la profecía sobre el regreso de El Dorado, pero también la que habla sobre la llegada de un salvador, así que espero que él ya se encuentre entre nosotros, preparándose para enfrentar algo tan grande como se relata en las historias.

La campana que daba anunció a la conclusión de un día escolar sonó, el profesor dio salida a sus alumnos. Aquella sala quedo vacía por completo dejando ver como solo un joven se había quedado viendo a la pizarra holográfica en la que se mostraba a un hombre maduro de nombre Lavi.

El joven tomó sus cosas y se colocó su chaqueta que en la espalda tenía estampada una máscara Oni fumando. Termino de guardar sus cosas y se dirigió a la salida no sin ver una última vez la imagen de Lavi la cual terminó por desaparecer cuando el aula se oscureció al notar que ya no había nadie. —«Profecías, ¿eh?» —Pensó el joven de cabello mitad negro y mitad blanco con unos intensos ojos dorados. Salió al gran pasillo de ese sitio y comenzó a caminar por el amplio lugar perdiéndose en la luz que otorgaba el ocaso para después, volver su mirada haciendo que sus brillantes pupilas doradas brillasen con intensidad.

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Nuevo capítulo y probablemente ahora si el último, al menos en este libro, en cuando haga unas cuantas cosas chingonas, sabrán a que se refiere este ultimo capitulo que parece, y es, un prólogo.  

Nos leemos la próxima.