Y ¿MI ENSALADA?




Y...¿Mi ensalada?

Elena

Se podía decir que la semana se pasó rápido, nada había sido sencillo antes la semana de preparación. El set estaba listo, los trajes de cada personaje tallados, los remolques de camerinos situados en el desierto de Nevada. No había visto a Fraag tanto para platicar o cruzar más de un <<hola ¿cómo vas?>>. Todo esto estaba bien. Me daba tiempo de asimilar que me acosté con él y no me arrepentí después.

Había podido evaluar y ver las fotografías promocionales. Fraag se veía increíble, los trajes que usaba no eran tan extremos como los de Roger, uno de los actores secundarios, aun así, los pantalones de cuero eran toda una poesía extrema. La mejor transformación era Krista. Las extensiones se veían naturales, las quemaduras de piel y los labios resecos para estas escenas estaban siendo bastante buenas. No notabas si realmente era maquillaje o relente estaba descuidada.

Me coloqué los audífonos para apagar el ruido de los taladros ajustando el set principal. CanUs se suponía era una gran base metálica en medio de la nada. Los desiertos de Nevada se prestaban en su totalidad, al tiempo que las escenas de fiestas en Kindom quedarían perfectas en el área de la franja de Las Vegas, donde los hoteles principales estaban ubicados.

Abrí mi ensalada de lechuga, aguacate, atún y aderezo ranch. No habían muchas opciones, o era ensalada o un pan de jamón, queso y salami. Estaba leyendo el itinerario de mañana. Primer día de rodaje. Me emocionaba ver como todos tomaban sus lugares desde las tres de la mañana. Las grabaciones serian largas, al ser ayudante tenía que estar presente a pesar que Fraag aún no saldría en estas escenas. Los primeros días de rodaje eran puros de CanUs, y Fraag era niño Kindom dentro de la película.

La historia se desarrollaba en un futuro no tan cercano donde CanUs, era preparados para ser guerreros y en Kindom existía magia y fantasía. Dos extremos difíciles de entender hasta que no te adentras a la historia y la entiendes. Fraag no sale en la primera parte de la película, pero Krista si, por lo que tendría tiempo de verla.

―Tienes que ver esto ―Carol, una de las jóvenes que ayudaba con los trajes se acercó a mí con su teléfono celular. Me enseño un snapchat de Fraag y Roger jugando con los trajes en el set. En un principio me pareció gracioso verlos de arriba para abajo en el graderío montado, hasta que me di cuenta que aún estaban ajustando esas cosas. Quitándole el teléfono a Carol revise la hora, fue subido hace cinco minutos.

¡Iban a matarme!

Salí corriendo dejando a Carol con su teléfono, cara de confusión y mi deliciosa ensalada de atún fresco. Cuando llegue al set, vi a los dos chicos hablando con Vanesa, la encargada de Roger, genial. Había descuidado a mi cargo en menos de un día y el muy cabron ya estaba haciendo locuras. Me acerqué para escuchar y hacer mi parte del trabajo.

―El set aún está en ajustes, no pueden simplemente estar encima de las cosas ¿Qué pasa si algo les sucede? Las grabaciones comienzan mañana. Necesitamos que tengan más cuidado.

Que estupidez, ya estaba de mamá y prefería que fuera ella y no yo la que lo hiciera. Ver la cara de burla de Fraag y Roger me dejaba en claro que era mejor haber venido tarde a esto. Me cruce de brazos viendo a Vanesa, seria aun hablando con ellos. Se dio media vuelta para verme molesta.

―¿De qué te ríes? ―dijo colocando sus dos manos en sus caderas, vaya que esto era épico.

―Nada, me agrada que vinieras rápido.

―Deberías de estar pendiente de tus asignaciones, Elena. No jugando a la supervisora por todo el set.

Me cago en Vanesa ¿Pero cuál es su problema?

―Respira, entiendo esos días del mes. No te preocupes ¿Te preparo un té? ―las palabras salieron antes de poderlas controlar

Los dos chicos estallaron en risas, dejando que Vanesa tornara su cara entera en carmesí. Sus pupilas se dilataron por el enojo y sus manos empuñadas decían todo. Claro, por algo la mayoría alegaban de mí. Muy pocas veces podía quedarme callada. Recuerdo que la mayoría de mis problemas solían ser por esta razón, uno debería de analizar las cosas antes de abrir la boca. Eso decía mi madre, pero jamás lo aprendí.

Yo la cago, la recontra cago y luego pienso. Es maravilloso.

―Lo siento, fue una broma ―tenía que defenderme de algún modo. Realmente no había sido mi intención, bueno quizá si lo fue, pero no pretendía que sonara tan pesado.

―Roger, revisamos más tarde itinerario ―dijo entre dientes, caminando de regreso a la cúpula donde seri el fuerte de CanUs, donde estaba mi deliciosa ensalada, mi coca cola y mi Tablet que no debía dejar nunca.

Dentro estaban las demás asistentes del grupo A. Deberíamos estar ajustando horarios y revisando escenas con la asistente de Curtis, pero yo solo necesitaba un descanso de todo esto, un respiro del grupo A.

Dándoles una mirada a los chicos, intente seguir a Vanesa, aun cuando imaginaba que era mejor alejarme. La chica tenía un carácter del demonio y no quería estar cerca cuando estallara por mi comentario y el estrés que tenía encima.

―Ellie ―Me llamo Fraag. Fruncí el ceño porque no era normal que me llamara de ese modo ―, gracias por alejarla de nosotros. A Roger le ira duro con ella, es una pesadilla.

―Podríamos cambiar ―tiró la sugerencia Roger. Él era un chico bastante guapo, con ojos color avellana, piel blanca y cabello de lado que le daba un toque de niño bueno, hasta que lo paraba tirando hacia atrás, como lo usaría en la película, de ese modo se veía como un chico rudo y dulce al mismo tiempo.

―Jamás, Elena es mía, idiota. Ni se te ocurra ―dándole un golpe juguetón en la espalda, los dos sonrieron viéndome directamente. ¡No! ¿Acaso le conto? Esperaba que no, no es como si me diera pena o algo por el estilo, pero no quería involucrar sexo y trabajo y que todos lo supieran. Eso no era bueno.

Abrí la boca pensado en mis palabras, no funciono, no salió absolutamente nada. Los chirridos de los taladros volvieron a sonar, los golpes, y los gritos del equipo de montaje. Eso fue lo que me trajo de nuevo a la tierra, eso y que aun tenía hambre y me quedaba un día duro de trabajo.

―¿No deberían estar ensayando el libreto? ―pregunté para cambiar de tema.

―Toca ensayar individual. Estábamos algo aburridos ―explico Roger como si necesitara darme una explicación.

―No tienes por qué dar explicaciones. No a mí ―respondí sonriendo.

Alejándome de los dos, camine directo a la mesa de producción, donde encontré a todo el equipo viendo detalles de horarios. Yo tenía todo listos desde ayer, la semana estaría pesada, pero mi equipo estaba listo. Nada podía estar mal si teníamos una buena organización. De igual manera, Fraag no estaría en set hasta dentro de unos días, por lo que me quedaba tiempo con organizar lo que él quería tener al momento de grabar.

Esta semana solo me dedicaría a ser apoyo, las manos en el set nunca sobran si no siempre faltan y el trabajo más tedioso es tener todo listo para grabar, volver a montar, grabar, montar y volver a grabar. Seria una cosa diferente todos los días y la aventura de mi vida por lo que no podía esperar.

―Te traje tu ensalada ―Jane, una chica super linda de las asistentes estaba a mi lado. Le sonreí en forma de agradecimiento. Ella seria mi alera, ya la amaba con mi vida.

―¿Elena? ―levanté la mirada ―¿Mañana a las seis de la mañana puedes estar aquí?

―Claro ―sonreí a Charlie, otro de los del grupo A ―. Disponible todo el día, Fraag se tomara el día de spa, o una cosa por el estilo.

Escuche unos segundos más como se ponían de acuerdo con las responsabilidades mañana mientras yo me llevaba un bocado de mi deliciosa ensalada a la boca. Atún fresco, maldito manjar en mi paladar ¿En que momento tan glorioso te crearon? Definitivamente en mi vida pasada fui asiática. Amo su comida ¡Joder!

Sinceramente debería de ser una glotona de campeonato, y lo era, es por eso que el ejercicio era mi mejor amigo, si no sería un cerdito tierno rosado con moñita en la cabeza. Se los prometo que la comida es lo mejor que puede existir. Observa a una persona comiendo, ellos jamás serán tristes mientras están ingiriendo alimento, jamás veras a alguien triste mientras comen ¡Jamás!

―¿Practicas conmigo? ―escuche la voz de Fraag a mis espaldas.

Observé a toda la mesa verme fijamente a mí, esperando una respuesta. Tragándome el bocado de ensalada, casi sin masticar, me di la vuelta para ver a Fraag.

―Pensé que lo tenías bajo control ―respondí algo confundida. Horas antes le pregunté si necesitaba ayuda y él dejó muy claro que tenía todo bajo control.

―Tengo todo bajo control, no me mal intérpretes, cariño. Pero me gustaría una ayuda inexperta.

¿Ayuda inexperta? ¡Dios! ¿No se supone que investigo toda mi maldita vida? Si a inexperta se refiere a que nunca he estado en un rodaje, tiene razón, pero ¿actuación? Por favor. Salí en muchas obras de teatro, y actuó desde los seis.

―Claro ―no estaba segura si estaba accediendo a repasar con él para demostrarle que tan inexperta podía ser, o quizá era porque era parte de mi trabajo, aunque estaba casi segura que era para pasar más tiempo con él. Que patética.

Guardando mi computadora en mi mochila negra, los libretos de Fraag, mi agenda con los horarios impresos y por supuesto, mi ipad y radio. Tomé mi teléfono celular, colocándolo en la bolsa trasera de mis vaqueros. Dándole una mirada a Fraag.

―Hasta mañana ―dije con una leve sonrisa, observando una última vez mi ensalada que apenas había tocado ―. ¿La quieres? ―pregunté a Jane.

―No comiste nada ―dijo viendo como Fraag se alejaba a donde estaba Roger.

―Los que haceres de la vida ―sonreí antes de tomar mi mochila y colgarla a mi hombro.

Me acerqué a los chicos dándoles una sonrisa. Fraag se despidió de Roger, ya ambos despojados de los trajes que hasta hace unos momentos aun usaban. Me despedí con un saludo a lo lejos de manos, aun no teníamos la confianza necesaria para el dichoso beso en la mejilla.

―¿Dónde quieres practicar? ―dije subiéndome al vehículo que nos llevaría de regreso al hotel. Era una lujosa camioneta BMW blanca, con asientos de cuero café claro, con ese típico aroma a nuevo que tienen los carros de alquiler.

―Mi habitación ―dijo sin apartar la vista de la ventana, podía ver su sonrisa y sabía a la perfección que el muy idiota se lo estaba disfrutando.

En todos los sentídos posibles sabía que era una pésima idea el tener que ir a su habitación y otra parte de mi lo deseaba tanto, como si el invierno hubiera pedido que saliera un poco el sol para calentar tanta frialdad, como si Elsa, la reina de hielo encontrara su malito fuego interior.

Esto no era una maldita buena idea, era pésima en todos los ámbitos posibles.

Aun así, respondí con un...

―Sí, me parece buena idea.

Teníamos los salones alquilados para trabajar en producción, con café, donas y cualquier chuchería posible, pero no. Ellos iban a la habitación del nene Malas.

Entramos, sumergidos en una plática acerca de set y como estaba tomando forma.

―Era un maldito cubo de metal sin forma ―dijo Fraag sorprendido ―.En menos de dos días ya es un campo de entrenamiento militar futurístico.

―¡Claro! Aun así la mayoría de escenas se grabaran en pantalla verde, me quite mi chumpa dejándola sobre la silla que estaba en cerca de la cocina. Lo vi hacer lo mismo, solo que este arrojo la suya al sillón de la sala, colocó mi mochila que amablemente decidió bajar y por nada del mundo le quite su caballerosidad.

Fraag camino a la pequeña cocina, tirando su chaqueta y libretos en la encimera. Se acercó a la nevera para sacar dos botellas de té dulce. Sonreí porque era la marca que me gustaba. Eso le daba puntos extras. Una vez más el tipo estaba teniendo los mismos gustos que yo, a menos que quiera impresionarme y sepa relativamente todo de mí, lo cual dudo un poco.

―Buenos gustos en té frio ―dije tomando la botella que él me tendió.

―¡Nah! Estos no son mis gustos, son de Krista ―dijo señalando la nevera ―. Me dio algo de flojera hacer mi lista de las cosas que quería, así que pedí exactamente lo mismo que ella. Debo de admitir que tiene gustos muy raros. Pidió demasiada comida sin gluten y otra cantidad excesiva de comida con gluten, es extraña combinación.

Solté una carcajada entendiendo que sí él tenía la misma comida que nosotras, todos mis gustos estarían en este lugar. Podía trabajar tranquila, si me daba hambre, no encontraría solo mini pizzas y cerveza en la nevera, típica comida de adolecente.

―¿Puedo preparar uno de los burritos? ―dije señalando la parte del congelador.

Fraag frunció el ceño como si no captara mis palabras. Su cuerpo estaba relajado a excepción del ceño. Se veía lindo cuando hacía esa expresión. Un momento... ¿dije lindo? Tachen eso. Se veía normal haciendo eso.

―¿Tengo burritos? ―preguntó negando con la cabeza.

―Sí los tienes ¿Quieres uno?

―No puedo creer que tú sepas que hay en mi congelador y yo no. No debería sorprenderme, es tu trabajo saber todo de mi ―dijo cruzándose de brazos para demostrar superioridad.

¡Maldito! Eso no está para nada bien. Encogiéndome de hombros, saqué los dos burritos de la caja, destapé el plástico, los coloqué en platos de porcelana blanca y los mentí al microondas a que dieran vueltas dentro por tres minutos. Regrese a la butaca donde tenía mi mochila, sin decir una palabra, saqué el libreto. Buscando la primera escena.

―Este es mi trabajo. Ver la producción de una película, que te sepas los diálogos. No estar pendiente de lo que putas comas. Tu apartamento, tu responsabilidad.

―No es un apartamento, señorita, es una suite. De un hotel el cual no está nada mal.

―Pensé que te parecía un espanto.

Fraag volvió a cruzarse de brazos. Su playera azul marcaba los brazos, la gorra puesta al revés aumentaba el estilo. El en sí se veía con una imagen fresca que cualquier actor en estos momentos estaría envidiando.

―Que va, esta increíble. Incluso me encanta que dentro del hotel tengamos una tienda de m&m's y un Starbucks, sin mencionar el sushi.

―Bueno, pues habían dicho que este lugar no era de tu elección.

Abrí mi mochila aun viéndolo fijamente mientras rebuscaba el libreto.

―No. No es de mi elección, pero ahora que lo conozco será una opción más.

Coloqué los dos libretos enfrente de la mesa. Uno para él y uno para mí. Realmente la gente es buena para hablar, crear chisme y meter a todos de por medio. Yo de verdad llegue a creer que él era un engreído y esas cosas y ahora que lo conocía no era en lo absoluto de esa manera.

Nunca confié tanto en las personas, siempre creían que mentían y vivía con la idea que todos éramos pinochos vivientes, como habían dicho en la película de la hija del presidente. No me gustaba mentir, ni siquiera cuando eran mentiras piadosas. Es por eso que me llevo bien con Leyla y Krista, son igual que yo en ese sentido, sobre todo Leyla.

―Ok ―dije leyendo las primeras líneas.

Era una escena tranquila, la primera aparición de James. A pesar de ser el actor principal, el no salía hasta el capítulo tres en la serie de televisión. En los libros, al contrario salía hasta la mitad del primer libro. Al ser una adaptación, y todos sabemos que las adaptaciones son por lo general nada apegadas al libro, me dedique a ignorar que todo lo que leía en el libreto era algo nuevo a los libros que tanto me gustaban. Siempre fui fanática de estos libros de fantasía que Mia Karakla escribió. Era una maldita genio.

―Recuerda que tu personaje tiene un ego de campeonato. Tienes que demostrar superioridad en todo momento. También es lector, por lo que la parte intelectual tienes que conservarla ya que es la que más le gusta a las chicas, que se vea tu pasión por los libros.

―¿Qué pasa con los diálogos? ―preguntó Fraag, supongo que estaba prestando atención a mi ceño completamente fruncido. No había nada de malo, solo que no sonaba mucho a James.

―Nada es solo que... bueno ―me recordé de mi mantra de no mentir y ser sincera, tenía que serlo si quería cambiar a las personas a mi alrededor ―. James en un principio tiene actitud de chico malo, tiene rencor en su corazón por no encontrar a su otra parte y por la maldición que lo persigue. Este James suena como si ya supiera quien es ella y eso... eso va a molestar a todos.

―Van a hacer que me odien ―dijo tapándose la cara ―. Las fans esperan que esto sea más apegado. Al menos el personaje de James, quiero que sea perfecto.

Fraag se quedó pensando un momento antes de ponerse de pie y caminar hasta la cocina para sacar los burritos. El pip anunciando que los tres minutos habían pasado fue un poco escandaloso, pero por un segundo olvide que estaban dentro. El aroma a queso y carne con salsa a la boloñesa me despertó todos mis sentidos y el hambre se hizo presente de nuevo. Al contrario de mi increíble ensalada, esto era una mierda de comida chatarra que amaba con mi vida. El apetito se me quitó en el momento que Fraag hizo el comentario acerca de que mi trabajo era saber todo de él. Pero en este momento, con todo el queso entrándome por la nariz como si fuera una comida recién horneada y no calentada en microondas, me abrió el apetito.

Tomé mi estómago al escuchar el ruido que hacía. ¡Qué vergüenza!

―Lo siento ―dije viendo la sonrisa de Fraag ―. No pude almorzar mi ensalada por tu pequeño show en las escaleras. Tenía mucha hambre.

―Tengo una idea ―llevándose los platos a la mesa que estaba en el balcón, regreso para tomar unos cubiertos y mi té dulce ―. Vamos a comer primero, luego ensayamos.

―Pero... ―comencé a decir pero levantó la mano haciéndome un gesto a la comida.

― Tengo hambre, Stone. Déjame ir a comer.

Sonreí porque era exactamente lo que tenía. Hambre y mucha.

El burrito estaba en su maldito punto, el queso se estiraba en cada corte que le daba, separándose por un hilo amarillo. La carne se salía de su lugar y comérmelo con la mano sonaba algo no tan decente como me hubiera gustado, de ser Krista o Ley me hubiera importado poco que me vieran comer como coche. Pero niño súper estrella, si me importaba, a pesar que él era un caos con la comida también. La mitad de su burrito estaba esparcido por todo su plato y lo comía con el tenedor como si fuera la octava maravilla del mundo cuando en realidad era comida pre calentada.

―Tenía demasiado de no comer esto ―dijo con una sonrisa en el rostro ―. Me exigen mucho la apariencia física. Ya sabes es... amm...la imagen.

Dando un bocado le sonreí de regreso, entendía esto a la perfección. Sabía que Krista no tenía tanto problema por eso, ser celíaca ayudaba con no subir de peso. Tampoco la envidiaba, era tan difícil salir a comer a algún lugar que tuvieran algo que ella pudiera comer. De no ser así, comenzaba a temblar, se ponía pálida y ―a pesar que ella decía estar bien― a mí me asustaba hasta el carajo eso.

―Eso es lo bueno de estar detrás de cámaras ―respondí dándole una mirada picara al tiempo que me metía un pedazo de carne con queso. El sabor exploto en mi paladar y me di cuenta que para ser comida pre calentada estaba muy bien.

―Estar frente de cámaras tiene sus ventajas ―señalo la mesita de la sala donde chocolates, cartas, peluches y varias cosas reposaban sobre la madera de caoba.

―¿Fans? ―señale poniéndome de pie para revisar las delicias que le mandaban a Fraag.

Las cartas, fotos, chocolates de varias partes del mundo y por supuesto las cosas típicas de cada país son de mis cosas favoritas de la fama. Krista aún no tenía esto, pero tampoco era una estrella del pop adolecente como lo era Fraag. Jamás lo admitiría, pero desde que baje su música a mi teléfono, tengo una de sus canciones en repetición. Era bueno, pero jamás se lo diría.

―Vienen de todas partes del mundo en donde me conocen. Me gusta la atención que me dan, es parte de mi trabajo.

La expresión de su rostro reflejaba admiración, como si realmente le importaba las cosas que estuvieran en su mesa. Quizá era de ese modo, realmente era de esos artistas que si se preocupaban por ellas.

―Lo bueno de trabajar con artistas ―dije tomando uno de los chocolates que no conocía ―, es que comparten sus cosas conmigo.

―Todos tuyos, cariño. Es un chocolate Venezolano, disfrútalo.

No iba a admitirlo, pero luche con todas mis fuerzas por mantener mi cara de indiferente, pero lo que esa palabra "cariño" causo en mi estómago fue más de lo que podía soportar.

Todo el almuerzo pasamos molestando acerca de la actitud de Vanesa y la manera en que Roger se desesperaba de ella. Aun no empezábamos las grabaciones, y ella ya estaba detrás de él como master, dando órdenes por todos lados. Era como esas maestras de Tae Kwon Do en las que te exigían la medalla olímpica.

Después de comer nos metimos a ensayar los papeles. Meterme al papel de Krista ―o Alexandra en este caso― era fácil. La había visto practicar por horas estos días. Incluso me sabía las líneas de Roger y James de memoria por ayudarla. Para mí era fácil esto, lo que no era fácil era organizar mi tiempo a la perfección, razón por la que me pasaba con veinte mil alarmas en el teléfono.

Cuando terminamos aun estábamos riendo de las escenas y de como se podían ajustar a como era realmente James y que el día que empezaran a grabar con Fraag el pudiera improvisar y hacerse el loco de que esta improvisando.

―Gracias por todo ―dijo con una sonrisa en los labios antes de acercarse a mi mejilla y darme un beso corto. Te veo mañana e n la tarde, suerte en tu primer día de producción mañana.

―Y a ti en tu día de spa ―sonreí, moviendo mis dedos como princesa Disney para despedirme.

Al entrar al apartamento encontré a mis dos amigas tomando vino de lo más tranquilas, tomé un vaso, colocando vino dentro y me uní a su plática. Aun no les contaba lo que había pasado con Fraag, ni de lo que estaba sintiendo por dentro. En estos momentos simplemente quería olvida un poco todo y dedicarme a pensar en lo que ellas estaban hablando. Mañana sería un día largo y más me Valia estar completamente lista para eso. 


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¡Vamos a divertirnos!

 Estaré subiendo lo más rápido que pueda esta historia para no mantenerlos en la intriga, recuerden que los votos son importantes, entre más votos tenga la historia y más comentarios, más rápido encontraran un nuevo capitulo.

¿Quieren jugar? 

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