SONATA DE VERANO


SONATA DE VERANO

Estaba sentada en un restaurante cerca del hotel, iba de regreso después de un día demasiado cansado. Fraag paso todo el día en practica de una de sus escenas de combate, a pesar que tiene meses practicando estos bailes raros que iban a hacer en batalla, hoy los iban a hacer con los trajes para ver que todo estuviera calculado y debo decir que ese traje negro pegado a su cuerpo era demasiado para los ojos de cualquier persona.

―No me gusta el cuero ―dijo tocándose el abdomen.

―Catwoman―dije haciendo las uñas como si realmente fuera un gato ―. Grrrrrr.

―Cierra la boca ―frunció el ceño.

Realmente no parecía para nada el traje de Catwoman, pero la parte de arriba del traje se ajustaba a su piel como si fuera una segunda piel y el pantalón un tanto militar más flojo que ajustado de tela que parecía ser pesada pero en realidad era liviana para que pudieran hacer todos los movimientos sin problema.

Revisé traje, revise horarios y estuve de un lado al otro mientras Fraag pasaba horas en las mismas. Desde hace dos días estamos en estas vueltas y finalmente ya se estaba acercando el día de la primera grabación con actores. Ahorita solo están grabando muchas escenas con los dobles y de multitudes caminado en el desierto en las cuales solo Krista tiene que estar, esas primeras escenas pude saltármelas porque mi trabajo con Fraag era mucho más importante. Lo vi recostar su cabeza en el ascensor mientras subíamos, veía lo cansado que estaba y lo mucho que le urgía una ducha.

Decidí que era mejor no comentar absolutamente nada de su olor, o del hecho que tenía cara de zombi porque el maquillaje que le hicieron hace unas horas estaba corrido, aun así los zombis nunca se vieron tan sexys como ahora.

―Creo que pedire comida, no tengo ni siquiera fuerzas para levantarme del sillón cuando llegue.

Entramos a su habitación, para ser sincera no iba a hacerlo pero mi yo servicial necesitaba atenderlo y ver que estuviera bien. Siempre hacía estas cosas, por más cansada que estuviera. Me di la vuelta y tomé una botella de agua y se la di a Fraag.

―Ve a bañarte, te pediré comida.

―¿Tengo que bañarme?

―¡Claro que sí! ―dije señalando el baño.

Fraag camino sin animo alguno al baño, se quito la camisa antes de entrar guiñadme un ojo al cual ignore porque si le ponía demasiada atención, me iba detrás de él al baño y creo que ninguno tendría realmente el deseo ni el tiempo de hacer nada en estos momentos.

―Buenas noches, si me podría subir dos hamburguesas por favor, de pollo a la plancha ―dije viendo el menú ―, y si pueden cambiar las papas por ensalada.

―Claro, nosotros le cambiamos las papas ―la escuche anotar algo en una computadora supongo yo ―¿Desea postre y algo de beber?

Lo pensé unos segundos.

―¿Tiene pie de limón? ― ese era mi favorito.

―Claro ¿Uno?

―No ―dije sin pensarlo ―. Dos y dos cervezas claras, por favor y seria tan amable que no se tarden tanto. Se que estoy pidiendo mucho pero tengo un actor hambriento y una asistente que quiere abandonar rápido su lugar de trabajo para dormir ―soltéza una risita a la cual ella contesto de la misma manera.

―Claro se la mandamos en diez minutos. Suite Player ¿Correcto?

―Así es ―confirme la orden y fui a sentarme al sillón cerrando los ojos unos segundo.

Mi mente viajaba al libro una y otra vez, como si yo fuera la protagonista, sentada en Kindom, con la vista a toda la ciudad mágica que estaban creando. Vi a Fraag, con el traje de James Tenner, sus Jeans desgastados, la camisa blanca abierta, el tatuaje en su pecho y la estrella con la luna blanca en su muñeca derecha que marcaba que era un elegido.

Me acerqué a él sintiendo como mis manos se dirigían a su pecho tan cálido, tan suyo. Lo abracé, como cuando James se despidió de Alex para siempre. Suspire recordando el final, de uno de los primeros capítulos, no crean que les daré spoiler de esta historia, mis pensamientos dejaran todas las cosas reales del elemento mortal dentro de las paginas de ese libro. Aun así, observé a James, o Fraag, a este punto ya no distingo quien de los dos es.

Me tomó de un hombro sacudiéndome un poco, susurrando entre dientes.

―Despierta, Alex ―moví un poco la cabeza ¿Alex?

―¿No quiero? ―dije entre suspiros ¿Estaba dormida?

―Lena, despierta ―Fraag rio en lo bajo.

Abrí un ojo sintiéndome completamente adormitada ¿Me quede dormida? ¡Dios! Que vergüenza.

―Lo siento ―sonreí. Creo que estaba más cansada de lo que pensé.

―Igual, la cena está aquí. Comemos y puedes ir a dormir, no almorzaste así que no dejare que te duermas sin algo en el estómago.

Me puse de pie, viendo que Fraag tenía ya todo montado en la mesa. Una hamburguesa en cada lugar y los platos plásticos de ensalada abiertos con el aderezo en bolsitas al lado de cada una. Me tendió la cerveza que había pedido, brindando conmigo.

―Porque el cansancio habrá valido la pena ―dijo chocando mi botella con la suya, el sonido del vidrio me despertó un poco más de lo que esperaba.

―Salud ―di un trago bastante largo sintiendo el gas invadir mi estómago, en un sabor fuerte pero al mismo tiempo refrescante como lo es una buena cerveza fría.

Casi no hablamos de absolutamente nada relevante, más que detalles acerca de la practica de hoy y de lo buena que estaba la hamburguesa a pesar de ser de pollo a la plancha. No podíamos perder la línea, menos en estos momentos. Igual para estar en forma fraag se la pasaba ejercitándose junto a Roger.

Terminamos de comer, aun riendo sin casi ningún ánimo, eso pasa cuando mentalmente estas agotado. Eran las ocho de la noche y lo más seguro es que me fuera a dormir de una vez, y seguramente Fraag haría lo mismo.

―Te veo mañana ―dije desde la puerta semi abierta.

―Espera ―dijo Fraag corriendo a la puerta ―. Buenas noches ―sentí sus labios en mi mejilla dejándome como estúpida porque en definitiva no era algo que me estuviera esperando.

―¡Caray! ―dije viendo directo a su pecho porque no iba a verlo a los ojos.

―Vete de aquí, perdedora ―dándome un empujoncito juguetón, sonrió ―. Sí no te vas ahora no dejare que te vayas en toda la noche.

―En ese caso ―dandole un giño di media vuelta y me largue a la habitación que estaba a la par de la suya ―. Feliz noche ―grite moviendo las manos para recalcar mi despedida.

―¡Eres mala, Elena!

―¡Siempre, cariño!

Entre a la habitación, diciendo feliz noche a una Krista que ya estaba dormida. Entre al baño, tomé una ducha muy corta para mi gusto y me metí a la cama sin pensarlo. Necesitaba dormir, dormir y.... zzz...zzzz....zzz

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