RODANDO...


RODANDO...

Fraag tenía ensayo de nuevo, pero esta vez se me solicito para estar en las grabaciones y no viendo al señor Malas practicar, lo único bueno es que grabarían una de mis escenas favoritas en el campamento y moría por verla cobrar vida. Además tienen ya tres días grabando y aun no había visto grabar ninguna gran escena. Teníamos varías grabaciones en distintos lugares de Las Vegas, unas de relleno que no implicaban tener al director en ellas si no a sus asistentes. Me recorte en la silla esperando a que me tocara entrar en acción.

Cuando vi entrar a Krista me llene de orgullo. Verla transformada y actuando su papel era impresionante. La duda, el miedo y el coraje de Alexandra estaban reflejados en ella. Como fan del libro no había ninguna puta duda que ella era la mejor para el papel.

Cuando me ubico sonrió de oreja a oreja, las extensiones de su cabello se perdían por completo, dando la sensación que su cabello castaño era completamente natural. Su ropa con camuflaje militar le quedaba bien, parecía de esas modelos de calendario militar. Levanté mis pulgares en señal de aprobación, lo estaba haciendo muy bien. Krista siempre fue segura de si misma, no necesitaba que nadie le dijera como lo estaba haciendo, aun así le gustaba la aprobación por momentos, y no la del director en efecto, si no la mia o la de Leyla.

Veronica Meyer, la productora, estaba haciendo de las suyas. Gritaba a todo pulmón para que los últimos detalles estuvieran listos. Por su lado Curtis, estaba parado junto a su equipo de cámaras observando el libreto. Algún día me gustaría estar en el lugar de ellos, quizá más en el de Curtis. Él es el que al final, une las piezas para hacer magia. La cabeza de todo, él imagina y todo debe cobrar vida de una manera tan genial.

Curtis levantó la mirada para ver a Veronica, asintió con la cabeza y supe que era hora. No había nada que Veronica pudiera hacer, era hora de grabar. Marissa, la asistente de Veronica que puso a todos en orden. Krista caminó al árbol, subiéndose con mucha habilidad, Tony Hill, el chico que interpretaría a Carl, ya estaba en posición.

Cuando Cutris grito ―Acción― mi corazón latía como conejo drogado en época de fiesta en Vegas. Todos los ojos estaban sobre Krista y estaba segura que ella estaba igual. Inconscientemente comencé a mordisquear mis dedos, quitando de forma desagradable los pellejitos alrededor de la uña. Cualquiera diría que me estaba dando un banquete de uñas y eso sí sería asqueroso.

―No está nerviosa ―la voz de Fraag con ese acento español me llego a los oídos, una mezcla de sensualidad hablada ―, ella se ve tranquila a comparación de ti, espero mañana te pongas igual.

Me di la vuelta para verlo, todo ojos azul cielo, tez blanca y esa sensual sonrisa de labios delicados. Me saqué el dedo que estaba en mi boca un tanto avergonzada, casi logro sacarme sangre. De verdad que soy un asco. Me encogí de hombros con una sonrisa apenada.

―No estoy nerviosa es solo una mala costumbre ―levanté una ceja, o las dos, la verdad es que no se si realmente solo estoy levantando una y solo creo hacerlo ―¿Y el ensayo?

Fragg arrugo la cara en reacción de asco. Eso me hizo sonreír. La cara era un tanto épica.

―Eres un asco, Stone. Comerse las uñas es un hábito repugnante.

Mi sonrisa desapareció cuando caí en la cuenta.

―¡Asqueroso! No me como las uñas. Solo me quito los... olvídalo ―dijera lo que dijera sonaría mal.

―Tienes razón, mejor olvidemos tu banquete de...

―¡Fraag!

―Terminamos el ensayo antes porque no quieren que nos quememos tanto para mañana. Decidí pasar a ver como iban las grabaciones y ver a qué hora terminabas de trabajar para cena algo ¿Te apetece?

Sonreí un tanto pensativa. Claro que le quería decir que sí de inmediato, pero al mismo tiempo no quería para no parecer demasiad urgida de la situación. Vamos seamos sinceros, no puedo simplemente decirle ¡Oh si gracias! Una damita se debe de hacer rogar un poco ¿No creen?

―Bueno... ―comencé a decir.

―Pero si ya te comiste todos los pellejos...

―¡Fragg! ―esta vez no fue un susurro, realmente lo grite para nuestra puta mala suerte.

Este se hecho a reír y mi grito causo que todos en el set voltearan a ver. Curtis se dio media vuelta, su cara totalmente transformada. Sus cejas estaban en una V perfecta. Mi piel reacciono ante la mirada del director, acabamos de arruinar una toma, claro que están enojadas. Veronica fue la primera en llegar a mi lado.

―¡No deben hablar! ¿Acaso no vieron su manual de instrucciones? ¿El cartel luminoso? ¡Silencio TOTAL! ―dijo enfatizando la palabra total.

Todos regresaron a su lugar, pero Krista no dejaba de reírse, la muy cabrona se estaba burlando de mí grito. Fraag levantó las manos en plan resignación, asentí con la cabeza bajando la mirada. Esto era demasiado vergonzoso, el tiempo era oro y yo debía saberlo mejor que nadie. Al fin y al cabo era ayudante de producción.

Curtis nos señaló, negando con la cabeza, como si le decepcionara.

―¡Silencio total! ―gritó ―. Corren cámaras.

Una de las asistentes directas de Curtis se puso frente a la cámara y recito.

―El elemento mortal, toma dos.

―¡Acción!

*****

―Pensé que a Veronica se le saldrían los ojos cuando escuchamos tu grito. ¡Oh Fraag! ―imitó Krista.

―Basta ya, ya te explique, él estaba rompiendo con mi paciencia.

Me acosté en el sillón, cansada por un día muy poco productivo. Me emocionaba empezar a ver como se darían las cosas mañana. Mi turno empezaba a las cuatro de la mañana y de seguro metería la pata en más de algo, por eso quería ir adelantada unos diez minutos al horario para tener más control del que debería.

Fraag estaría en el set a eso de las ocho para su primera aparición y eso me tenía emocionada. No por verlo actuar, pero en una de sus revelaciones de la cena, era su primera vez en un set como este. Sus videos musicales eran más sencillos y de dos a tres días, algo que milagrosamente teníamos en común, dábamos nuestro primer debut mañana, yo como encargada del actor principal y el frente a las cámaras.

La puerta sonó con tres golpes secos. Krista levantó una ceja pensativa de quien podía ser a las ocho de la noche, Ley estaba dormida desde hace una hora, por lo que no podía ser ella.

―¿Pediste servicio a la habitación? ―preguntó Krista ―. Pensé que dijiste que teníamos comida para un ejército completo.

―No pedí nada ―dije quitándome los lentes.

Estábamos en ropa de dormir, sin maquillaje y, al menos yo, tenía el cabello en un moño despeinado. Krista suspiro antes de levantarse con sus pantalones cortos, enseñando sus largas piernas blancas. Su cabello, ahora largo, estaba suelto agarrado en una perfecta cola de caballo. De seguro era mi ex novio viniendo a recordarle algo a Krista de mañana temprano, Andrew parecía no conocer los teléfonos celulares.

―Claro ―dijo antes de abrir la puerta.

Fraag entro a la sala con unos pantalones de gimnasio color negro, una camisa sin mangas color blanco y su cabello despeinado. Sus ojos azul cielo se toparon con los míos y maldije internamente por dormir como una mendiga que nunca en su vida paso el peine en su cabello. Asentí con la cabeza y subí el libreto que no tenía intenciones de leer, pretendía hacer como que lo hacía para ignorar a Fraag.

Sentí como alguien se sentaba en el mismo sillón que yo, para aumentar mi maldita suerte tenía los pies sobre el sillón, como si fuera una bolita con papeles en la mano. Bajé las hojas sabiendo que tenía que saludar, la educación no pelea con nadie. O al menos así debería de ser.

―Hola Fraag.

―Stone. Te ves... algo peculiar el día de hoy.

Su sonrisa me indico que su sarcasmo estaba por los aires y si no era más inteligente que él su boca diría cosas que me sacarían la paciencia a relucir. Sonreí de regreso mostrándome tranquila, la cara de póker arregla todo.

―En realidad, no es de día por lo que tengo todo derecho de verme como si estoy a punto de dormir.

―¿Aquí? ―dijo en un principio bastante confundido ―. Olvide que duermes con Krista.

Krista abrió mucho los ojos, volteando a ver a Fraag como si hubiera dicho algo demasiado malo. Claro, si lo decía como ―dormir con Krista― sonaba malo.

―¡No duermo con ella! Es mi mejor amiga.

―¿Y si no fuera tu amiga? ¿Dormirías con ella? ―Fraag giño un ojo. Sabía que Krista no tenía pena en admitir su sexualidad, pero en estos momentos, no quería que Fraag pensara que realmente podía haber pasado algo entre nosotras.

―Sí, por supuesto que dormiríamos juntas ―dije tirándole un beso a Krista ― ¿Acaso no me has visto? Soy todo un modelo único e inigualable.

―Sin mencionar que eres una bestia en la cama ―contesto Fraag sin pensar. O al menos eso creo yo.

¿Cómo diablos dice eso frente a Krista? Estaba tan bien guardándolo en secreto. Esto era un maldito secreto ¿Por qué me hace esto? Ahora Krista pasaría horas reclamando este incidente, podía verlo venir. ¡Horas! Señores! ¡Horas!

―¡Con que sí era cierto! ¿Cómo pudiste ocultarlo? ¡Se costaron! ¿Fue el de la primera noche?

―Ahora no, Kriss.

Fraag cerró los ojos negando un momento. No quería que mencionara otra cosa, Krista jamás me juzgaría por lo que había hecho, lo que no iba a perdonarme tan fácil era habérselo ocultado. Me encogí de hombros intentando no darle importancia que Fraag hubiera divulgado ese gran acontecimiento en nuestras vidas. Bueno, tampoco es que sea la gran cosa, simplemente fue sexo.

―Como sea, me iré a dormir ―dije poniéndome de pie.

―Sí, bueno... yo venía a hablar contigo, Kriss ―los ojos de Fraag estaban puestos en Krista.

Un vacío raro se formó en mi estómago pensando en ese beso que pronto se tendrían que darse y no tengo ni una puta idea porque lo pienso, es solo actuación y no es como si debiera afectarme si Fraag no es ni será nada mío. Quizá son celos de esos labios tan carnosos y deliciosos que se ven en él.

―Claro, dime ―Krista tomó asiento en el sillón color tierra. Subió las piernas para enroscarlas debajo de ella.

Los ojos de Fraag cambiaron a mi dirección, manteniendo un rostro serio. No expresaba emoción alguna, como si estuviera completamente molesto conmigo, no entendía que diablos estaba pasando pero sus ojos me decían que no me quería aquí.

―Elena, es privado ¿Nos disculpas?

¡Boom! Como bomba al estómago. Asintiendo, me puse de pie, dejando que la reacción de "es privado" no me afectara en lo absoluto. Sí Krista supiera que esto era más que tensión, que algo dentro de mí se controlaba a base de Fraag, jamás hubiera dejado que él me hablara así. De igual manera, no me afectaba que me quisiera dejar fuera. Vamos ¡Soy solo una asistente!

Me encerré en la habitación, respirando profundo para aguantar esta mala sensación. Aun así mi madurez se fue a dar una vuelta por escocia. Pegue la oreja a la puerta, escuchando con detalle lo que decían, para mi mala suerte no era tan fácil como en las películas.

―¿Tus fans? ¿Qué me importa a mí tus fans? ―la voz de Krista sonaba confundida.

―No son solo los míos, Kriss, es todo el fandom de la historia, eso es lo que importa.

―¡Agh! ―se quejó mi amiga ―. Está bien, tírate al sillón.

Escuche risas, escuche clicks de teléfono y a Fraag diciendo "Les mandamos un beso a todos". Negué con la cabeza no entendiendo su mundo y no pretendiendo entenderlo. Me tire a la cama, tomé mis audífonos perdiéndome en el momento de la música. Me tomó tres segundos en darme cuenta que había puesto "Me pone" de Fraag Malas. ¡Genial!

Definitivamente nuestros mundos eran tan extraños, horas antes me decía de cenar juntos y a las horas estaba acostado en un sillón tomándose fotos sexys con mi amiga, de no ser porque sabía que la sexualidad de Krista era un tanto variable, me sentiría un tanto mal o confundida.

¿Qué diablos estoy diciendo? ¡Joder! Esto no debería estarme afectando para nada. Me acomode en mi cama, viendo como la luz se extinguía y supe que Krista había entrado y apagado las luces. Nuestra habitación era de dos camas matrimoniales por lo que cada una tenía donde dormir sin que nos revolviéramos en la misma cama como Fraag pensaba.

¡Oh sí! Esta maldita noche soñé con Fraag, y en lo lindo que sería que fuera como en las películas que de repente ¡Boom! Tu eres lo que siempre estuve buscando como en Camp Rock donde el hermano guapo se enamora de Demi Lovato, ya saben la historia que todos amamos en nuestra juventud. Sí, ojala los sueños se hicieran realidad y el amor estuviera ahí, tocando a la puerta. 

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