BUENOS DÍAS, ELENA




Buenos Días, Elena

Elena

Me tapé la cara porque no había nada más que hacer tras el insoportable rayo de sol matutino que entraba por la ventana de la habitación del hotel New York, New York en las Vegas. Se me había olvidado cerrar las ventanas anoche que... un momento. Abrí los ojos para caer en la cuenta que no estaba en mi habitación y el hombre de cabello castaño claro a mi lado estaba completamente desnudo al igual que yo.

¡Mierda!

Sí alguien me hubiera dicho que él día que tendría que presentarme a conocer al cast de la película que estaría ayudando a producir, estaría con una resaca de campeonato, lo hubiera pensado mejor la noche anterior. Pero Las Vegas es así, no por algo le dicen la ciudad del pecado, o al menos eso dijo Krista, mi mejor amiga.

Krista es de esas chicas luchadoras por sus sueños, una gran actriz que por segunda vez en su corta carrera estará protagonizando una serie de fantasía distopica llamada "EL ELEMENTO MORTAL". Ella fue la que me consiguió este trabajo como asistente de producción y voy a empezar mi primer día con resaca. Justo ayer conocí a Dawson Curtis, el director de esta producción. Él es uno de los directores más prestigiosos y debo de cuidar cada detalle para no fallar. Solo espero que mi trabajo sea más que mover cajas y servir café.

Intento quitar la mano que rodea mi cintura, es cálida y me transmite un calor insoportable para ser verdad. Quisiera recordar un poco más de mi compañero de cama pero... la verdad es que solo recuerdo que su nombre era español, una cosa por el estilo.

Con todo el cuidado del mundo levantó las sábanas blancas, no quería despertarlo, no por pena a que me viera, era obvio que me había conocido bastante bien en la madrugada pero no podía llegar tarde y aún tenía que volver a mi habitación, bañarme y arreglarme. Sé que le tendré que dar una explicación a Krista y contarle del chico misterio que por ahora, lo quiero dejar un misterio.

Puedo ver mi ropa tirada por toda la habitación y sé que en definitiva, he pasado una noche buenísima. No voy a ocultar lo que es obvio, quizá fue el mejor sexo de mi vida y ya olvide los malditos detalles.

La cabeza me hace boom como si fuera muerte lenta. La garganta me grita por agua y estoy segura que el tío rompió mi ropa interior. Me quedo viendo el impresiónate cuerpo blanco del chico, sé que sus penetrantes ojos celestes y ese cabello castaño claro que me hace no querer pedir perdón por haber fantaseado con él en la fiesta de anoche. Se supone que debía ser algo tranquilo, algo para celebrar que teníamos bandera verde para empezar mañana con la organización. Al cast no lo conocería hasta la tarde por lo que tenía tiempo de sobra para no verme como joker en cuarentena.

Encontrando mi vestido rojo, me agaché para recogerlo y ver lo mal que estaba, arrugado como si hubiera sido metido en una pajita y sacado tres horas después. Rece con todas mis fuerzas que por algún milagro estuviéramos en la misma torre del New York, New York, no quería tener que bajar al lobby con esta cara que cargo, aun cuando creo que todos deben estar como yo.

La habitación era muy parecida a la habitación que compartía con Krista, ella al ser una de las protagonistas de la historia, le dieron una de las mega habitaciones de este hotel. Esta parecía ser una habitación sencilla o normal, al menos a simple vista.

―Tienes un culo impresionante ―escuche una voz carrasposa a mi espalda. Me puse recta captando que estaba poniéndole todo el culo en su campo de visión, genial.

―Lo sé ―dije sin avergonzarme, haber pasado dos años sin trabajo me dieron la oportunidad de trabajar en mi cuerpo como loca. Eso había sido lo único positivo de mis dos años de estudio en Nashville.

―Modesta ―esté soltó una risita contagiosa.

Continúe con mi búsqueda, sin importarme que don Sexy me viera completamente desnuda ¿Qué más da? Al cabo ya vio todo lo que tenía que ver hace unas horas. Quizá en estos momentos me conoce más que mi ex novio de un año, nunca hice tantas cosas con el aburrido de Matt. Su vida giraba alrededor de lo convencional, el arriba y yo abajo, movimientos sincronizados y un tanto monótonos y aburridos. Ahora que lo pienso ¿Qué diablos hice ahí un año?

Fue esa una de las razones por las que despedimos nuestra relación. Yo quería acción, aventura y motos. Las motos y los hombres malos se están volviendo mi maldita debilidad y por la planta del tío que está a mi lado... diría que estaba buscando ese tipo de chicos.

¿Será de motos don sexy?

―Creo que te faltan las bragas ―dijo sin apartar la vista de mi culo ―. Y creo que te deje un pequeño morete, lo siento.

Sus ojos definitivamente estaban puestos en mi cuerpo, como si revisara que más había marcado. Era un gesto bastante lindo pero al mismo tiempo era algo que no quería que hiciera. La noche estuvo bastante activa y por primera vez en años, me sentí libre de hacer lo que quisiera. Nada de vergüenza de enseñarme tal como era, además por eso pague tantas terapias con mi psicóloga, para no sentir vergüenza de mi cuerpo o de como me veía.

―Sí no te las hubieras comido estarían por aquí ―recuerdo que el chico arranco, literalmente con los dientes, mis bragas.

―La tela no es lo mío, un pedazo está allí ―dijo señalando cerca del baño ―, y la otra... creo que debajo de la cama, que se yo. Agarra una playera, te la colocas y vas a tu habitación por unas nuevas, pero antes que te vayas ¿Le damos otra vez?

―Cierra la boca ―dije aun riéndome de su comentario, la verdad es que me caía de perlas, al menos lo poco que conocía de él.

―Eres una bestia en la cama, Elena ―¡Mierda! él si sabe mi nombre y yo no estaba cien por ciento segura si era José o Joan.

―Me gustaría decir lo mismo de ti pero...

―Oh, no. No vas a decir que me falto. Tus gritos por toda la suite lo prueban ―el chico misterio se sentó en la cama revelando su cuerpo escultural, bien trabajado, pero sin ser de esos machos alfa que salen en los shows solo para mujeres. Sus brazos podían quedar perfectamente marcados en una camisa de botones blanca y un corbatín de esos que usan solo para seducir en fotografías.

Detrás de él se veía una vista impresionante y dos puertas más. Así que esta no era solo una habitación, esta también es una maldita suite. Toda una revelación, ahora solo esperaba que mi habitación estuviera en la maldita misma torre. De verdad no quería tener que bajar y buscar mi torre. Sí mucho eran las ocho de la mañana y a esta hora solo estaban los obsesivos malgastando su dinero y eso si me daba una flojera de mierda.

El New York New York hotel casino, era de los hoteles que más me gustaba en Las Vegas. Tenía un Casino digno de ser llamado grande y una montaña rusa dentro del mismo. La mitad de los actores reclamaron no estar en el Caesar Palace o el Bellagio. Incluso una de las únicas protagonistas que no se quejo fue Krista, según escuche el muy pop star del momento fue solo caras al ver que hotel teníamos. Para mí era perfecto.

No es como si fuéramos a filmar dentro de Vegas, estaríamos grabando la primera parte en el gran cañón y afueras del desierto de Nevada. Luego en los hoteles por las fiestas que se harían en la serie, las cuales eran bastantes.

Lo que no podía esperar, era a viajar a Londres. No podía creer que una parte de todo esto era grabada en la ciudad más elegante de todas. Quién lo diría. Ahora solo espero ser de las seleccionadas en ir con el crew.

―¿Qué dices si le damos otra vez antes de que te largues y me abandones para siempre? ―el chico se puso de pie, enseñando todo lo que había sido mío en la madrugada. ¡Vaya que era grande! Definitivamente Krista y Leyla me matarían por esto.

Leyla era mi nueva compañera de trabajo, se graduó conmigo en Nashville y tengo que admitir que nunca pensamos que nos aceptarían solo por ser amigas de Krista, pero al parecer nuestro trabajo en Delivery Girl fue todo un éxito.

―Lo siento, pero tengo que presentarme al trabajo en una hora.

―Tiempo de sobra ―dijo jalándome de la cintura para besar mis labios.

Lo deje, sintiéndolos frescos, como si recién chupara sus labios antes de aplastarlos contra los míos. La sensación de "tengo resaca y me ha de apestar la boca" me trajo a la realidad separándome de él.

―Quizá más tarde ―guiñándole un ojo me separe con la maldita fuerza de voluntad que apenas si me quedaba.

―¿Trabajas en Las Vegas? Eso debe de ser genial.

Sí supiera lo genial que serían estas dos semanas de tortura grabando en Vegas. Seria de lo más cansado y emocionante de la vida. Me di la vuelta para ir a buscar el baño cuando me topé con un jacuzzi dentro de la habitación, así como si nada.

¡Madre mía! Al diablo con el "mi habitación es grande" esta cosa tiene un jacuzzi en medio de la habitación.

―¿Jacuzzi? ―dije sin quitar la sonrisa de la cara. Quería meterme y relajar esta gran resaca que tenía.

―Eso nos llevaría más de una hora, querida. Pero si quieres llamar y decir que estas enferma...

―¡Ni hablar! ―de seguro me despiden.

No sé cómo es que había olvidado que tan grande era la habitación cuando entre. De seguro iba pegándome el lote con este hombre que perdí lo que estaba pasando a mi alrededor. Cuando estaba cerca de una silla con una vista impresionante a las Vegas, vi una playera negra. Se veía larga y grande.

No dude en tomarla, ya vería de regresársela en algún momento. Si no me la quedaría de recuerdo por mi primera noche bien disfrutada en Vegas. Me coloqué la playera, que para mi sorpresa, me llegaba un poco más abajo del culo, tapándome todo lo que tenía que tapar. El círculo de la cabeza era tan grande que me caía de un hombro y por un minuto pensé que era ropa muy hípster. Luego caí en la cuenta.

―Esta playera es muy al estilo Bieber ―dije como en forma de broma. El chico soltó el aire como si quisiera reírse de mi ocurrencia o sacarme la madre. Una de las dos tenía en mente.

―Es el estilo y Bieber no es el único que lo usa. Esa es mi playera favorita, pudiste haber agarrado otra.

¡Como la mierda! Ahora quería quedármela. Al menos hasta que llegara a mi habitación y me pusiera otra.

―¿Esta cosa es tu playera favorita? Parece que la hubieran estirado. De seguro te llega al muslo ―dije enseñando que incluso a mí, que tenía más parte trasera, me quedaba larga.

―Es moda ¿En qué mundo vives? ―preguntó cruzándose de brazos aun enseñando todo su Willy. Vaya cosas del destino con las que me vengo a topar.

―En el de los libros... ―admití son ninguna vergüenza.

Este solo asintió caminando hasta una puerta al fondo de la habitación después de pasar el jacuzzi. Supuse era el baño y necesitaba úsalo desesperadamente, pero sería mejor irme lo antes posible antes que de verdad llegara tarde. Además no quería ver como tenía la cara en estos momentos.

―Nos vemos pronto ―grité caminado a la otra puerta que sacaba a una gran sala de estar, con pantalla plana y cocina. Esta cosa parecía un apartamento de cinco estrellas. Era del tamaño de mi apartamento en Nashville.

La decoración en blanco y colores tierra era impresionante y muy parecida a nuestra habitación con Krista. En realidad, como equipo de producción debería de estar quedándome en las sencillas, compartiendo cuarto con alguna otra persona como lo estaba haciendo Leyla. Pero Krista insistió a que me quedara con ella y yo no era de negarme al saber que ella tenía una cocina en su habitación y a mí me encantaba comer. Necesitaba la suite.

―¡Espera! ―gritó el chico haciéndome una seña con la mano. La toalla le colgaba de las caderas, y sentía como si quisiera quítasela de un tirón, regresar a la cama con él.

¡Maldita atracción sexual! Hace mucho que no la tengo.

―De verdad tengo que irme ―dije parada junto a la puerta pero por una u otra razón no me movía de ahí.

―¿Nos vemos esta noche? También tengo que trabajar pero salgo a las siete de la noche. Te invito a cenar.

Me quede parada, viendo a ese hombre de ojos celestes que me estaban volviendo loca. La verdad es que tenía muchísimo de no salir con nadie y esto me estaba tentando miles. Hace casi un año que termine con Matt y desde entonces no he salido con nadie. Ni siquiera en plan de primera cita, de segura esta no lo es, es solamente una salida casual en Las Vegas tras acostarte con alguien que apenas si conoces.

―¿Nos juntamos en el Lobby? ―pregunté un poco pensativa ya que el Lobby era un casino completo.

―No, sube aquí. Me encargare de que tengan todo listo, reservaciones en algún lugar más íntimo. No quiero que los... ammm... simplemente no puedo andar hoy en cualquier lugar.

¿Y este quién es? ¿Rey de España o algo por el estilo? ¡Por favor!

―Está bien, yo subo como a las... ocho y media. Tendré que regresar a mi habitación a cambiarme. También salgo a las siete.

―¡Perfecto! Te veo entonces.

Dándole una sonrisa algo estúpida. Salí para ubicarme donde estaba. Suite Players, irónico, quien diría que su suite era la de un jugador. Quizá a eso se dedicaba, a estafar en Las Vegas y por eso no quería que lo vieran hoy, o quizá era realmente un príncipe español.

Dándome la vuelta ubique la suite Marquis. ¡No puede ser! Su suite estaba enfrente de la nuestra. Negando con la cabeza, comencé a revisar mi bolso por la tarjeta electrónica para abrir la puerta. Estaba cansada mentalmente por no haber dormido lo suficiente, un café en Starbucks arreglaría todo, era una suerte que hubiera uno justo abajo.

Cuando entre, lo primero que vi fue a Ley, tirada en uno de los sillones de la sala. Del otro lado estaba Kris y una botella de vodka enfrente de ellas. ¡Madre santa! Al parecer no fui la única que se portó mal. No sé en qué momento fue que las perdí de vista pero... al menos esperaba a que no hubieran visto a mi príncipe español.

Entre directo al baño, tenía que despertar a Ley ya que las dos teníamos que estar en la reunión de producción. Me bañe en tres minutos, tiempo record para la media hora que solía tomarme. Me puse una toalla alrededor y corrí a despertar a mi amiga.

La tomé de los brazos agitándola como si fuera un trapo con migas de pan. Era un dolor de cabeza despertarla.

―¡Vamos Ley! Vamos a llegar tarde.

―¡Carajo! ¿Por qué no me despertaste antes?

―Solo hay un baño idiota, daría igual ¡apúrate y deja de alegar! ―caminando hasta la puerta de la habitación, entre pensando en qué diablos iba a ponerme hoy. Sabía que debía usar la camisa que decía "Producción" y por supuesto también mi Gafete con nombre. Éramos demasiada gente trabajando en esta serie para que se aprendieran nuestros nombres.

Colocándome unos vaqueros rotos y unos botines de guerra, como les diría mi madre. Me achine el cabello colocándolo en una dona sobre mi cabeza. Me coloqué mis lentes falsos para agregar un estilo más hípster y para el broche de oro, un poco de maquillaje muy simple a excepción de los labios que eran cafés. Me gustaba y me sentía cómoda con mi apariencia.

―Tenemos que pasar a mi habitación ―dijo Ley peinándose el cabello.

―Toma una de mis camisas, ya me la pasas después.

Sabía que eso era lo que necesitaba al verla por toda la habitación en sujetador. La chica era delgada, con su cabello al hombro castaño claro. Se notaba la comodidad de su cabello al no tener la necesidad de peinarlo todo el tiempo. Krista era otra locura. Se cortó el cabello súper corto antes de la producción en la que se supone debe llevar el cabello largo, a la altura de los pechos.

―¡Me duele la cabeza! ―Kris entro a la habitación, tomándose la cabeza de una manera exagerada. Se tiró a la cama dispuesta a dormir de nuevo. Esa es la ventaja de no hacer el trabajo de producción.

―¡Nos vemos al almuerzo! ―le gritamos tomando nuestras cosas antes de salir corriendo a la puerta.

El plan era almorzar en uno de los restaurantes de abajo antes de ir al salón donde estaba montada toda la producción. Hoy nos presentarían al elenco y harían la distribución de papeles. Solo esperaba que mi trabajo fuera de los más creativos y bonitos que hubiera. Me gustaba estar en constante movimiento y controlar las cosas. Me gustaban los trabajos importantes, pero sobretodo, me gustaba tener poder.

Si me ponían en el tedioso cuento de mover cajas y llevar café me volvería loca. Era meticulosa y calculadora, un tanto perfeccionista y puntual, cuando no estaba de resaca. Me gustaba tener orden y en estos momentos era lo menos que sentía.

Entramos justo a tiempo, la mitad del equipo estaban sentados, la mitad de ellos con cafés de Starbucks o licuados extraños de alguna tienda cerca. Todos parecían despiertos y atentos, a excepción de Ley que estaba bostezando como si fuera a tragarse a media producción.

En cuanto Verónica Meyer, la productora general de la serie entro, todos los presentes hicieron un silencio total. Sabía que la mayoría eran viejos colegas de ella pero la rubia frente a mí era demasiado intimidante para ser verdad. Era esbelta, con sus vaqueros pegados al cuerpo, ojos grises que resaltaban aún más con la camisa negra pegada sin mangas.

―Agradezco a los que fueron puntuales y a los que no, estoy segura que después de hoy aprenderán a serlo si no quieren marcharse a casa ―su tono era calmado, nadie hubiera dicho que estaba enojada o hablando de despedir a gente si no lo hubiera dicho.

―Tras haber evaluado sus perfiles ―otra de las chicas detrás de Meyer comenzó a hablar ―, y revisar sus pruebas psicométricas, los puestos están asignados. Basándonos tanto en experiencia como en lo que dictaron sus pruebas. Necesitamos gente eficiente, no una partida de ilusos que creen que saben lo que hacen. Un error en este trabajo puede costarnos caro.

Escuche las indicaciones de las dos chicas, para ese entonces ya sabía que la pelirroja dando órdenes junto a Meyer era Marissa Larson, asistente general de producción. Esta serie sería una bomba y estaban esperando muchísimo de nosotros ya que el libro "El Elemento Mortal" era uno de los más leídos no solo en Estados Unidos si no a nivel mundial. Eso de la fantasía distopica se ponía de moda.

―Es una perra ―gire para ver a Leyla negando con la cabeza viendo fijamente a Larson.

―¿Perdón?

―¿Qué? no me digas que no, mírala ahí, dando órdenes como si fuera la productora.

Solté una carcajada porque su trabajo era dar órdenes. No me es de extrañar que Leyla este encabronada por recibir órdenes, nunca fue su fuerte recibir órdenes. Hace mucho que la conozco y se con certeza que le gustaría ser ella la que de las órdenes y algún día, definitivamente iba a hacerlo, de es no tenía duda.

―Va siendo hora que te acostumbres, Ley. Esta será tu vida durante tres meses a partir de hoy.

Leyla puso los ojos en blanco como si realmente no le importara, pero solo Dios sabe que está mintiendo con todas sus fuerzas. Ella soñaba con esto a pesar que viviera en su nube todo el tiempo. Con Krista siempre la estábamos molestando con la nube de Leyla.

Los susurros de varias personas se lograban escuchar sin poder definir exactamente lo que estaban diciendo. Me acomode en mi silla, sacando mi teléfono celular para revisar si tenía algo nuevo, observé de prisa mi Instagram viendo un par de videos de gatitos.

Cuando finalmente la asignación de papeles llego, como en toda película, no solo los actores tienen papeles, la producción también tenía que jugar papeles muy importantes. Saber en qué lugar trabajarías y en qué zona estarías por mes. Este era mi momento para saber si mi tarea era impórtate, o seria la estúpida del café.

Leyla y yo nos acercamos a la mesa donde estaban los sobres con toda la información escrita. Tus tareas y horarios. El mío estaba en la esquina del lado izquierdo, tenía un pánico de abrirlo y darme cuenta que estaría moviendo cajas todo el tiempo. Al mismo tiempo estaba demasiado extasiada para ser verdad.

El sobre de papel manila, sin una arruga, con mi nombre marcado en tinta negra en una letra de caligrafía hizo que mi corazón se acelerara a mil.

Elena Jane Stone

Grupo A

Me quede observando el sobre, grupo A ¿Qué diablos quería decir grupo A?

―Después de que revisen sus puestos, en la primera nota encontraran su horario. Los que no estén llamados hoy, por favor, ni aparezcan a menos que estén convocados por el líder de su grupo. El único llamado para hoy en la sesión central con actores es el grupo A, donde conocerán sus responsabilidades. Por favor, pasen por un radio a la mesa central.

―¿Radio? ―dije viendo a Leyla ―¿Qué grupo tienes tú?

―Grupo B, no quiero ni siquiera verlo. Va a ser alguna estupidez. Al menos tú vas a tener un radio.

Pase recogiendo un radio que no solo tenía un radio, si no también unos audífonos con micrófonos de esos súper pros que usaban los directores y productores ejecutivos. El líder de mi grupo, Rowdy White, se veía bastante agradable. Me dio la bienvenida por nombre, dándome mi gafete nuevo, el radio con audífonos y micrófono, un teléfono móvil y un ipad.

―El ipad contiene el libreto, el orden de las escenas que se grabaran, locaciones, números de los choferes, restaurantes aledaños, encargados de cada grupo. Tendrás mucha responsabilidad en tus manos, señorita Stone, esperamos que tu curriculum no sea solo impresiones y realmente hagas un buen papel.

―¿Exactamente cuál es mi papel o el del grupo A? ―pregunté aun perdida.

―¿Es en serio tu pregunta? ―lo vi sonreír ―tienes a tu cargo a uno de los actores principales. En la sesión de más tarde se darán los nombres, aún están ajustando horarios y cargos por un par de cambios imprevistos de último momento.

Levanté la mirada para ver que el resto de sobres del grupo no tenían la misma letra caligráfica que yo, si no era letra impresa unificada. ¿Era yo el imprevisto? De ser de ese modo, gracias a ese gran cambio. Sonreí, imprevisto o no, aquí voy.

―¡Genial! ―dije usando mi cara de pokar para que viera la falta de emoción. Esperaba que al menos mi cargo fuera Krista y no algún engreído de los actores.


**********

¡PERDON! por haber esperado casi 3 años, pero valdra la pena, eso lo juro! 

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