Especial 10k


Advertencia

Este especial está recontra sad


Se recomienda leer con pañuelito cerca, vah si es que lloras.

Yo si lloré :'3








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   —Ya hablamos sobre esto, Bradley, y la respuesta sigue siendo un rotundo no —Exclamó Rosalyn mientras se sentaba en la cama, cuidando de no hacer algún movimiento brusco— ¿Por qué no me dejas ir? ¿Por qué no aceptas que no hiciste bien al reclutarme?

   —Porque estoy absolutamente seguro de lo contrario —Le contestó el mayor mientras se sentaba en una silla que había junto a la cama, tomándola por las manos—. Comprendo que la muerte de tu prometido haya sido dolorosa, pero no por eso echaremos a la basura todos estos años de entrenamientos y planeación. Eres perfecta en todos los sentidos posibles, nadie puede igualarte.

   —Pero eso no es lo que quiero para mi vida. Ya no —Cerró los ojos al sentir una punzada dolorosa en su baja espalda y se acomodó sobre las almohadas—. Ahora que William no está, debo criar de mi hijo sola. Y para eso planeo retirarme, no solo de la milicia, sino que también me iré de esta ciudad.

   — ¿Qué? Eso es una maldita locura, ¿A dónde irás? —Le preguntó el ojiverde para luego soltar una pequeña risa nerviosa, incapaz de creer lo que estaba escuchando.

   —A Resembool, me han dicho que es un lugar hermoso y tranquilo para vivir —Le contestó para luego sonreír—. Además...a ellos no les importa las cosas que pasan en Central, es el lugar perfecto para empezar de nuevo.

   —Rose, recapacita por favor. No eres una mujer que está hecha para una vida tranquila en el campo —Bradely se puso de pie al tiempo que entraba una de las sirvientas con una bandeja entre las manos, sobre esta había una tetera y dos tazas de porcelana. Los dejó sobre la mesita que había frente a la cama y se retiró—. Mi niña, no abandones nuestro sueño.

   —Este nunca fue nuestro sueño, solo fue tuyo —Le dijo la rubia con seriedad—. Ahora mi hijo me necesita más que nadie en esta vida, incluso mucho más que tú. Así que te digo de una vez y quiero que te hagas a la idea de que me largo de la milicia y de esta ciudad. Esa es mi última palabra.

      Bradley se llevó las manos al rostro, refregándose la zona frustración. No podía creer que todos sus planes, sueños e ideas se vieran frustrados por ese maldito niño que cargaba en su vientre. Entreabrió los ojos para observar a Rosalyn, quien había empezado a removerse sobre la cama, buscando alguna posición que lograra aminorar el dolor que sentía. Hizo una mueca de disgusto, frustrado al ver que no podía hacer nada para que ella se retractara, de que lo dejara solo. Entonces fijó su mirada en la taza de té para luego meter su manos dentro de unos de los bolsillos, agarrando algo. Tal vez...si había una forma de impedir que se fuera de su lado.

     Suspiro con fuerza y se acercó lentamente hacia la mesa donde se encontraba la bandeja, dándole la espalda a la joven. Sacó de su bolsillo un pequeño frasco negro y, sin hacer mucho ruido para no levantar sospechas, vertió sobre una de la tazas un líquido de color ámbar. Lo suficiente para no hacerle daño a ella...pero a ese niño si.

    Tomó la taza y la llevó hacia donde estaba la joven, quien la tomó entre sus manos y le sonrió suavemente.

   —Esta bien, si esa es tu decisión, y no hay forma de hacerte cambiar de parecer, la acepto —Le dijo el más alta para luego sonreír—. Solo quiero que sepas, que siempre podrás contar conmigo. Nunca dejaré de preocuparme por ti.

   —Gracias, y realmente me alegra saber que aceptaste mi decisión. Aunque te costó hacerlo —Comentó con diversión para luego llevarse la taza hacia la boca, bebiendo el líquido que aún estaba caliente. Soltó un suave suspiro—. Esta delicioso...aunque un poco salado.

   —Tal vez su paladar se ha vuelto más sensible con el embarazo, pero yo lo siento como siempre —Comentó el mayor con tranquilidad—. Para ser sincero, voy a extrañarte mucho mi niña, pero me tranquiliza el saber que estás mejor de ánimo y de salud —El ojiverde tomó la otra taza e imitó la acción de la joven—. Y dime... ¿Ya decidiste cuando te irás?

   —Supongo que será luego de que nazca mi bebé, como sabe mi embarazo es de riesgo y no puedo exponerme a que algo me suceda a mi o a mi hijo —Le aseguró la ojielemete mientras dejaba la taza sobre la mesita de luz, llevando sus manos hacia su vientre—. Estaré aquí hasta que nazca, y cuando me recupere del parto...supongo que me iré.

   —Bueno, me reconforta saber que podré disfrutar de ti al menos por unos meses más —Justo en ese momento, un soldado entró a la habitación, haciendo una leve reverencia.

   —Mi Führer, su presencia es requerida en el Cuartel Central —Le comunicó el hombre con voz seria.

   —Bueno, supongo que hasta aquí llego mi visita —Se acercó nuevamente a la cama y se puso se rodillas frente a la joven—. Espero que te recuperes pronto —Le dio un beso en la frente y se puso de pie nuevamente, retirándose de la habitación junto el soldado.

     Cuando las puertas se cerraron detrás de los hombros, soltó un pesado suspiro y cerró los ojos con cansancio. Realmente se había portado insoportable e insistente, al menos para su suerte había cedido en sus insistencias y había aceptado su plan de irse de aquel lugar lo más pronto posible.

     Se acomodó sobre la cama, dispuesta a descansar un rato, pronto su hermana y amiga regresaría del cuartel y tendrían que ayudarla a bañarse. Necesitaba descansar todo lo posible para sentirse bien.


   — ¿Está segura de lo que me está diciendo, Comandante? —Le preguntó Riza a la mayor de los Armstrong, quien cambiaba a su lado.

   —Si, mi hermana planea renunciar a la milicia y retirase al campo a vivir junto a su hijo —Le contestó la ojiazul para luego hacer una mueca de tristeza.

   —Si le puedo ser sincera, esa decisión me hace sentir muy mal —Comentó Riza—. Después de todo, que se vaya de aquí significará que será más difícil contactarse con ella.

   —Es una verdadera pena, era una excelente militar —Murmuró la mayor con seriedad—. Pero fue su decisión poner a su hijo sobre cualquier cosa, y la entiendo. Solo nos queda aceptar lo que quiere con la mejor cara posible.

   —Es una pena que su prometido haya muerto de esa forma tan horrible, ¿No cree?—Le preguntó la ojimarrón a lo que más alta asintió con la cabeza—. Fue una pérdida muy dura para Rose, una que aún la atormenta.

   —Rosalyn es una mujer fuerte y regia, ya lo superará —Dijo Olivier con seriedad—. Ahora es más importante velar y pensar en ese niño que carga en su vientre, esa es su prioridad ahora.

     Salieron por la entrada principal del cuartel y se encontraron de frente a Roy Mustang, quien había sido ascendido a Coronel hace poco. El pelinegro sonrió al verlas pero solo se ganó una mueca de disgusto por parte de Olivier y Riza solo evadió su mirada.

   —Que alegría verla, General Armstrong —Dijo el hombre sin dejar de sonreír—. Me enteré lo que le sucedió al futuro esposo de su hermana, envíele mis más sinceras condolencias y dígale que le deseo una pronta recuperación.

   —Que te den, Mustang, como si realmente te importara otra persona que no seas tu —Siseó la mayor de los Armstrong con molestia y desdén. Hizo el amague de retirarse pero volvió en sus pasos—. Ah, y aléjate de mi hermana. Porque te mataré si me entero que la andas rondando.

    Roy alzó la manos en señal de inocencia a lo que la rubia chasqueo la lengua y se alejó rápidamente de aquel lugar. Riza, quien hasta ese momento se había mantenido alejada de la "charla", alzó su mirada y se acercó hacia donde estaba el Coronel, quien solo sonreía sin entender porqué tanta agresividad.

   —Coronel, le ruego que no moleste a la General de Brigada con este tema. Y yo también se lo pido —La ojimarrón frunció el ceño—. Mi amiga perdió a su prometido y ahora está delicada de salud, este no es un tema para bromas.

   —Si lo dije con toda la sinceridad del mundo, sé que es íntima amiga tuya y de Hughes —Le dijo el ojinegro sin entender porqué lo atacaban de esa forma—. Por eso mismo espero que se mejore y regrese pronto a su trabajo.

   —Lamento informarle que ha decidido retirarse de la milicia para cuidar de su hijo en el campo.

   — ¡Teniente, apúrese! —Exclamó la ojiazul con fuerza.

   —Nos vemos, Coronel.

     Sin más que decir, Riza se retiró de aquel lugar para luego acercarse hacia donde estaba su superior, saliendo del Cuartel a paso veloz.

      Una vez que subieron al auto y lo encendieron, Olivier se puso en marcha rumbo a la casa de sus padre, donde se encontraba su hermana. En medio del viaje, la mayor desvió su azul mirada hacia donde estaba la rubia, quien se encontraba algo angustiada y nerviosa.

   — ¿No me digas que estás así por mi hermana? ¿O será que la razón de tu angustia es ese idiota?  —Riza abrió los ojos con sorpresa—. Y no trates de mentir, podrán engañar a todos estos militares estúpidos, pero a mi no. Sé que ustedes estaban junto y que por alguna extraña razón terminaron —Regresó su librada hacia el frente— ¿Quieres un consejo? Olvida todo lo que haya pasado y enfócate en tu carrera y en tu propia vida, todo eso forma parte del pasado.

   —Es muy fácil decirlo cuando una no ha sufrido ese dolor, ¿No cree?

   —Aunque lo dudes, sé lo que se siente —Le contestó la mayor para luego suspirar—. Por eso sé cuando te digo una puede superar esto. En la vida hay cosas peores que una ruptura amorosa.

   —Tiene razón, General —Riza se secó las lágrimas que habían salido de sus ojos—. Lamento que me vea siendo tan débil.

   —Somos humanos, tenemos momentos de debilidad. Lo importante es lograr superarlos —Le dijo Olivier para luego colocar una de sus manos sobre el hombro de la menor, apretando la zona con fuerza—. No derrames lágrimas por ese idiota que no se merece ni tu atención, además no querrás que Rosalyn te vea así, ¿Verdad?

   —No, no quiero preocuparla con todo esto —Le respondió para luego sonreír levemente.

    Siguieron el viaje en absoluto silencio, y en menos de cinco minutos llegaron a su destino; se bajaron del auto y, luego de saludar a los dueños de la casa, subieron por la escaleras hacia la habitación donde Rose seguramente estaba durmiendo. Entraron en silencio y Olivier sonrió levemente al ver a su hermana dormir profundamente, se acercó sin hacer ruido y colocó su mano sobre la frente. 

   —Tiene algo de fiebre —Murmuró para luego fruncir el ceño, preocupándose de los casi inaudibles quejidos de su hermana y de sus retortijones—. Teniente, baje y dígales a mis padres que llamen al médico. Que venga para aquí.

    —Si, Comandante —Hizo una reverencia y se retiró del lugar.

    Olivier se alejó de la cama y abrió las puertas que comunicaban la habitación con el baño personal de su hermana; se metió en el interior de ese cuarto, cerrando las puertas detrás de si, no sin antes echarle un último vistazo a su hermana, y se acercó a la tina  para luego abrir la llave del agua caliente. Tal vez un baño lograría calmarla.

     Afuera del baño, Rose frunció el ceño con fuerza al sentir un dolor más fuerte de lo normal, el cual la hizo despertarse completamente. Intentó incorporarse sobre la cama pero solo consiguió aumentar el dolor hasta el punto de hacerla ahogar un quejido. De pronto, comenzó a sentir como algo en su interior se movía al tiempo que un penetrante olor a hierro inundaba sus fosas nasales. Logró sentarse sobre la cama y, con las pocas fuerzas que le quedaban, se destapó solo para encontrarse con una pesadilla.

     Las sabanas blancas de su cama, junto con su pijama, se encontraban manchados con sangre. Su cuerpo empezó a temblar al tiempo que sus ojos se llenaban de lágrimas por el pánico que estaba sintiendo, llevando sus manos hacia la zona, estrujando su vestido entre sus manos. Entonces escuchó ruidos provenientes del baño, por lo que intentó incorporarse lo más que pudo.

   — ¿Que me está pasando? —Murmuró con la voz quebrada, sujetándose el vientre con fuerza al sentir como el dolor solo aumentaba.

    Se bajó de la cama, sintiendo como sus piernas temblaban con fuerza y comenzó a caminar hacia al baño, intentando no caerse con el charco de sangre que se iba formado sobre el suelo. Llego hasta el borde de la cama e intentó sostenerse sobre la mesita que había junto a esta, sin embargo solo logró tirarla junto con la bandeja del té.

   —P-Por favor...ayúdenme —Pidió entre lamentos. Abrió sus ojos al sentir las puertas del baño abrirse, dejando ver a su hermana—. Olivier...ayúdame.

   — ¡Rosalyn! —Exclamó la rubia mientras corría a socorrer a su hermana, quien casi se caía al suelo— ¡Riza, RIZA!

     La nombrada apareció rápidamente por la puerta y ahogó un grito de terror al encontrarse con tal escena.

   — ¡¿Qué demonios sucedió?! —Exclamó la rubia con preocupación.

   — ¡Eso no importa, que el médico se apresure y venga ahora! —Le ordenó a los que la joven se volvió a retirar. Las mucamas entraron rápidamente a la habitación—  ¡Ustedes, traigan agua caliente y todas las toallas que hayan en esta maldita casa, ya!

     Las jóvenes asintieron con la cabeza y salieron corriendo. Olivier regresó su mirada hacia su hermana, quien no paraba de llorar y se retorcerse entre sus brazos; se apresuró en tomarla entre sus brazos y llevarla de nuevo hacia la cama, acordonándola de tal forma en que sus piernas quedaran abiertas en caso de que empezara el labor del parto.

   —Rose por favor, respira profundamente que el médico ya está por llegar —Le pidió su hermana mientras se quitaba la parte superior del uniforme azul, arremangándose la camisa.

   — ¡No lo siento moverse, Olivier, mi hijo no se mueve! —Exclamó entre lamentos, gritando con fuerza al sentir una contracción.

   —No dejaré que nada les pase, te lo prometo —Le levantó la parte superior del pijama que llevaba puesto—. Voy a hacer todo en lo posible para traer a tu hijo vivo a este mundo.

    Las mucamas regresaron con todo lo que les había pedido y lo dejaron cerca de la cama, Olivier se lavó las manos mientras las sirvientas colocaban sábanas bajo Rosalyn, quien no paraba de gritar del dolor.

   —Van a tener que quedarse aquí, para cambiarle las sabanas y acercarse agua caliente todo el tiempo, yo intentaré ayudarla en lo que llega el medico. No dejen que nadie, salvo el médico, entre a esta habitación —Todas asintieron—. Vamos Rose, voy a necesitar mucho de tu ayuda para lograr esto.

     En medio del dolor por el que estaba atravesando, Rose logró escuchar las palabras de su hermana pero solo logro asentir con la cabeza mientras se sujetaba con fuerza del respaldo de la cama.

   —Esto no es normal, esto no debía pasar ahora... —Murmuró entre llantos mientras negaba con la cabeza—¡Faltan cuatro meses aún!

   —Respira Rose, no pienses en eso ahora —Le pidió la mayor mientras se colocaba entre sus piernas— ¿Ya iniciaste con las contracciones?

    La menor asintió nuevamente para luego empezara a respirar entrecortado, sintiendo como su cuerpo empezaba a contraerse con fuerza, haciéndola soltar un grito de dolor.

   —Respira varias veces y con toda la fuerza que puedas juntar quiero que empujes, ¿Entendiste? —Rose acató la orden y, luego de respirar varias veces de manera profunda, volvió a gritar con fuerza al tiempo que intentaba empujar— ¡Vamos, así, empuja de nuevo!

   — ¡Aagh! —Gritó con fuerza para luego intentar respirar de manera profunda, sintiendo como su cuerpo poco a poco perdía más y más fuerza.

   — ¡Señora, aquí traje al medico! —Exclamó una de las mucamas mientras entraba a la habitación junto a un hombre de rojiza cabellera.

    Este ultimo se acercó a la cama y abrió su maletín rápidamente, sacando todos los instrumentos que iba a usar en el parto, poniéndose una bata se médico y unos guantes de látex.

   —General, dame espacio para que continúe con el parto —La rubia acató la orden, levantándose de la cama—. Le pido que se retire de aquí inmediatamente, espere con los demás afuera.

   —No me iré de aquí hasta que me diga que le sucedió a mi hermana —Dijo la ojiazul con seriedad.

   — ¡Que te largues dije! —Olivier abrió los ojos con sorpresa, ya que era la primera vez que alguien le contestaba de esa forma, y luego fue sacada de la habitación por varias de las mucamas.

    La dejaron en el pasillo y volvieron a entrar a la habitación, cerrando la puerta tras de si; afuera estaban sus padres, su hermano menor y la Teniente, quien al ver sus manos, camisa y rostro manchado de sangre solo se preocuparon aún más. Casi al instante, la rubia se puso de cuclillas frente a la puerta y se llevó las manos al rostro, murmurando un sinfín de cosas que eran inaudibles. Si bien nunca había sido una persona religiosa, ahora le pedía, si había algún dios, que salvara a su hermana y a su hijo.

     Los alaridos que pegaba Rose rompían con el silencio que reinaba en el pasillo donde todos estaban esperando, los cuales solo causaban más dolor y angustia en las personas que aguardaban en aquel lugar; sus padres iban de un lado para el otro, al borde de colapsar de los nervios, Riza era consolada por Hughes, quien había llegado poco después que el médico, Alex se había retirado junto con sus hermanas pequeñas con el fin de que no presenciarán nada de lo que estaba ocurriendo.

     Luego de tres eternas horas de escuchar gritos, de ver mucamas correr de aquí para con sábanas bañadas en sangre y tarros de agua rojos, luego de tanta incertidumbre y desesperación, la casa quedó en absoluto silencio. Absoluto y aterrador silencio.

     Oliver, quien hasta ese momento se había mantenido alejada de todos los demás, alzó la cabeza y se levantó de su asiento rpaidmamate cuando la puerta de la habitación. El médico salió del cuarto al tiempo que se limpiaba las manos sucias con una toalla, haciendo que todos los presentes se acercaran.

   — ¿Y doctor? —Le preguntó la madre de Rosalyn, quien estaba al borde de las lágrimas.

   —Hicimos todo lo que pudimos, pero fue en vano. El niño nació muerto.

     La madre de Rose rompió en llanto, siendo consolada por su esposo. Alex se retiró rápidamente del lugar, mientras que Hughes abrazó a la Teniente con fuerza, ocultando su rostro para que nadie lo viera llorar. Olivier, quien hasta ese momento había estado en silencio, abrió la boca y con temblorosa le preguntó.

   — ¿Mi hermana?

   —Perdió mucha sangre durante el parto —Le contestó con seriedad, logrando que la rubia cerrara los ojos con fuerza—. Esta viva, pero lamento informar que lo más probable es que no pase de esta noche. Lo siento mucho.

    El médico volvió a entrar a la habitación, siendo seguido por la ojiazul, quien al entrar ahogó un sollozo al ver a la cama y a su hermana bañadas en sangre; varias de las mucamas habían empezado a limpiarla y cambiarla mientras iban limpiando la cama, procurando de no moverla demasiado. Desvió entonces su mirada hacia una de las esquinas de la habitación, donde se encontraba un pequeño bulto envuelto por una sábana blanca, hizo el ademán de acercarse más sin embargo no pudo hacerlo. No podía ni quería ver lo que había bajo esa sábana.

    Decidió acercarse a la cama de su hermana y ponerse de rodillas frente a ella, tomando su pálida mano entre las suyas.

   —Lo siento, hice todo lo que pude y aún así rompí mi promesa —Murmuró para luego bajar la cabeza, apoyándola sobre su mano—. Lo siento...lo siento...

     Rose abrió los ojos con pesadez, sintiéndose como si un camión le hubiera pasado por encima; logró enfocar su mirada y se dio cuenta de que seguía en su habitación, también observó que una bolsa con sangre colgaba del respaldo del cama, el cual seguía un camino hasta su brazo. Intentó moverse y entonces sintió que alguien sujetaba uno de sus brazos, giró la cabeza hacia uno de los costados encontrándose con su hermana Olivier, quien dormía profundamente con la cabeza apoyada contra la cama.

      Logró zafarse del agarre sin despertarla y se sentó sobre la cama, sintiéndose extrañamente ligera. Bajó su mirada y fue entonces que entendió el porqué de toda la situación, su vientre abultado ya no existía. Sus ojos se llenaron de lágrimas casi al instante y llevó sus manos hacia la zona,  apretando su vestido con fuerza. Tensó la mandíbula, incapaz de gritar con fuerza, y soltó un suave sollozo mientras se inclinaba hacia adelante.

     No había forma de describir lo que sentía en ese momento. La impotencia, el dolor, la frustración y la desilusión que se había apoderado de su cuerpo era demasiado para ella. Había perdido a su hijo, a ese ser que había creado con tanto amor junto con el amor de vida. El fruto de ese amor, lo único que le quedaba de William, lo había perdido para siempre.

     Entonces se dio cuenta de que le faltaba eso, su hijo....o lo que quedaba de él. Alzó la mirada, buscando por todo el cuarto, y se encontró de frente con un pequeño sarcófago de color blanco. Tomó la bolsa de la transfusión y, moviéndose con cuidado porque todo el cuerpo le dolía, se levantó de la cama y se acercó a la mesita; tragó con fuerza a causa del nerviosismo que estaba sintiendo y, luego de armarse de mucho valor, abrió el cajón con las manos temblorosas solo para a largarse a llorar; lo tomó entre sus brazos y lo acurrucó contra su pecho, besando la pequeña cabecita de esa criatura con sus temblorosos labios.

    Estuvo así por varios minutos hasta que finalmente alejo el rostro de su hijo, sus ojos demostraban un sentimiento bastante extraño y confuso. Demostraban dolor y furia, pero esa rabia no era por otra persona...era hacia ella misma. Se odiaba a si misma por no haber sido capaz de hacer algo tan simple como traer un hijo al mundo.

    Salió de su habitación y comenzó a caminar por los pasillos de la mansión a paso lento, aún seguía sintiéndose débil.

   — ¡Señorita Armstrong, usted no puede salir de la cama! —Exclamó una de las mucamas mientras la seguía.

   —Quiero que despierte a todas las mucamas de la casa y que lleven todas las cosas de mi hijo, muebles, ropa y juguetes, al patio trasero de la casa —Le ordenó con vos firme, sin dejar de caminar.

   —Pero señorita-

   — ¡Es una orden, Elizabeth, haz lo que te digo! —Le ordenó la rubia a lo que la joven solo la miró sorprendida y luego asintió con la cabeza.

     Bajó por las escaleras con cuidado de no caerse y se encaminó hacia el patio trasero de la casa, el cual contaba con una enorme pista de baile. El lugar perfecto para lo que planeaba hacer. Las jóvenes, quienes aún vestían su ropa de dormir, empezaron a llegar detrás de ella con todas las pertenencias del niño y las empezaron a apilar en el centro de la pista. Ese trabajo les llevó varios minutos hasta que cumplieron con la orden, poniéndose en fila a la espera de otra orden.

   —Traigan aceite y fósforos —Una de las jóvenes acató la orden y se retiró del lugar, regresando a los pocos minutos con las cosas que le había pedido.

    Rose volvió a colocar a su hijo dentro del sarcófago que le habían elegido y lo dejó apartado del resto de las cosas, mojó con aceite todo lo que pudo y prendió uno de los fósforos, lanzándolo contra la montaña de cosas que se prendieron fuego casi al instante. La inmensa llamarada y el humo que está produjo, causó que todos los que estaban en la casa se despertaran y se levantaran rápidamente. Rosalyn se acercó nuevamente al cuerpo de su hijo y lo roció con aceite, repitiendo la acción que había hecho minutos atrás.

   — ¡Rosalyn! —Olivier apareció por la puerta y corrió hacia donde estaba su hermana— ¡Por dios, hermana, ¿Acaso te volviste loca?!

   —No, al contrario, estoy más cuerda que nunca —Le respondió sin apartar su vista del cajón que poco a poco se iba consumiendo hasta reducirse en cenizas.

   —No entiendo, ¿Por qué hiciste todo esto? —Le cuestionó Hughes, quien había llegado junto con Riza.

   —No quiero tener nada de lo que una vez fue para mi hijo, tampoco quiero verlo tres metros bajo tierra —Le respondió para luego apretar las manos con fuerza—. De esta forma, quemando todo lo que una vez me causó alegría y anhelo, me convenzo que no hay otro camino para mi salvo el que se me fue marcado desde que inicié en la milicia.

   —Rose, tú no eres así —Le dijo Riza con preocupación—. Siempre has sido una persona apegada a tus principios y seres queridos, haciendo todo esto solo te estás traicionando a ti misma.

   — ¿Acaso no lo entienden? —Se giró lentamente, dejando ver su rostro bañado en lágrimas—. Esa Rosalyn ya no existe más, acaba de morir hoy y aquí junto a mi hijo.
   

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Yo les dije que iba a ser sad

A mi no me culpen de nada jajajajaja

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Hola gente bella! Como están?

Espero que estén pasando una mañana/tarde/noche genial!!



Aquí vengo con el primer especial de esta historia!!!!!!

Generalmente, para aquellos que hayan leído otros de mis fics, mis especiales suelen ser unidos a la trama principal

Así que verán muchas cosas más sobre el pasado de Rose, de Riza, de Hughes, Bradley y Roy.

Ustedes comenten que les gustaría ver en los futuros especiales :3

Si les gustó el precuela dejen estrellita y comenten, se los agradecería de corazón💖💖💖💖




Sin más que decir.....













Bye Bye

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