Capitulo 8
Rose observaba dormir al rubio en completo silencio, desde que lo habían internado para poder curarlo había permanecido a su lado, cuidando de él y asegurándose de que nadie extrañó se le acercara.
Soltó un suspiro de cansancio y observó por varios segundos su muñeca vendada, la cual estaba un poco manchada con sangre. Aún tenía grabada en su memoria a ese chiquillo y lo que había dicho, se repetía una y otra vez en su cabeza. Quería saber quién era, que hacia adentro del laboratorio, porque la había atacado y le había dicho todas esas cosas. ¿Quién era la persona que les impedía hacerle daño?
Salió de sus pensamientos cuando Edward se quejó entre sueños, se apresuró en levantarse de su asiento y ayudarlo a acomodarse en la cama de tal forma de que el dolor mermara. Sonrió suavemente al ver que volvía a tranquilizarse y acercó su mano al cabello del más pequeño, jugando con las hebras doradas.
—Pensé que nunca te vería de esa forma —Rose alzó el rostro, encontrándose con Hughes—. Tan...maternal.
—Nunca tuve la oportunidad de hacerlo, lo sabes bien —Dijo la joven para luego regresar su vista hacia Edward—. Me recuerda mucho a William, me mira de la misma forma que lo hacía él. Con admiración.
—Estos niños crecieron sin su madre, tal vez por eso te miran de esa forma —Dijo el pelinegro para luego acercarse a su amiga— ¿Sabes? Pienso que si ustedes hubiesen tenido un hijo, habría sido como Edward.
—Tal vez —Hughes bajó su mirada y la posó sobre la muñeca herida, sintiendo como la respiración se le cortaba.
—Estás herida —Sujetó la muñeca herida con delicadeza para luego mirarla con preocupación—. Rose, ¿No me digas que tú-
—No, no, no fue eso —Se apresuró en responder—. Cuando entré al laboratorio...había alguien más aparte de Ed, un chico, fue él quien me lastimó —Le contó la rubia—. La idea de matarme no ha cruzado por mi cabeza por más de dos años, así que quédate tranquilo.
El ojiverde suspiró con tranquilidad y sonrió levemente. Fue entonces que se percató de que su amiga no llevaba puesto su uniforme militar, sino que estaba usando un hermoso vestido color durazno con lunares negros.
—Te ves hermosa, ¿De cómo no estás usando el uniforme militar?
—Gracias por el cumplido, vine de civil para no levantar sospechas, además tenía que hacerme unos análisis —Le respondió con tranquilidad mientras colocaba su mano sobre la frente del rubio, fijándose si tenía fiebre—. Estoy un poco anémica.
—Cuídate, por favor, lo menos que quiero es que te enfermes —Justo en ese momento, entraron la Teniente Ross y su compañero—. Buenos días Teniente, Sargento.
—Buenos días —Aclamaron los dos al unísono—. Venimos a reemplazar a la Comandante en la vigilancia del joven Edward Elric.
—Lo cual agradezco mucho, necesito que me ayudes a comprar una cosas que faltan para la fiesta de cumpleaños de mi amada Elicia —Le dijo el más alto con alegría, cosa que hizo sonreír a la rubia.
—Esta bien, te acompañaré al centro —Tomó su abrigo y el bolso que llevaba—. Por favor, les encargo el cuidado de los hermanos. Asegúrense de que no les suceda nada más.
Los dos asintieron con firmeza y se despidieron de sus superiores, quienes salieron de la habitación rápidamente.
Con el paso de los días, Edward recobró la consciencia y se disculpó con todos por la manera tan irresponsable que se había comportado en días anteriores. Debidamente todos le perdonaron, no sin antes darle un buen sermón. Con el rubio ya estabilizado y mejorando, cada uno de los que habían encargado de su protección pudieron regresar a sus respectivos trabajos.
Y ahí estaba Rose, sentada en esos viejos y elegantes sillones que rodeaban la mesa de la sala de reuniones, observando con cansancio a los ancianos hablaban sobre varios de los problemas del país como los "resolverían". Ella sabía que no iban a hacer nada, al contrario, solo decían esas cosas para que no desconfiara de ellos.
Sin embargo, a pesar de estar hastiada de esa reunión, anotaba cada palabra que escuchaba de manera encriptada, así nadie sabría que era la información que había recabado. Posiblemente toda es información la ayudaría a atar Los Cabos sueltos que quedaban en su investigación.
—Bueno, creo que podemos dar por terminada esta reunión —Dijo King Bradley mientras se levantaba de su asiento, haciendo que todos los demás imitarán esa acción—. Próximamente serán informados de las decisiones que tome con respecto a los temas hablados este día.
Todos asintieron y empezaron a retirarse de aquel lugar, charlando animadamente entre ellos. La ojiceleste solo guardó su cuaderno y empezó a acomodar las hojas que había dejado sobre la mesa. Hizo el amague de irse de aquel lugar pero la mano del mayor, la cual había sujetado su hombro, la detuvo.
—Fuhrer, ¿Sucede algo? —Le preguntó la rubia con tranquilidad.
—Estás herida, ¿Ese corte te lo hiciste en el laboratorio 5? —Le preguntó el mayor con seriedad.
Rosalyn frunció el ceño levemente mientras los músculos de su cuerpo se tensaban. No era buena idea contarle lo que había pasado realmente, estaba d segura de que ese chico que había visto en el interior del laboratorio tenia alguna relación con este último. Si los investigaba tal vez lograría descifrar el enigma detrás de su investigación.
—Me lo hice al caer contra varios escombros —Le explicó para luego separarse del agarre del pelinegro—. No debería preocuparse por cosas tan triviales como un corte.
—Me preocupa porque te has estado arriesgando demasiado últimamente, eres Imprescindible para mis planes y sin embargo andas por ahí lastimándote y haciendo cosas imprudentes —Dijo el mayor para luego sentarse—. Quiero que te cuides más, sé más precavida en tus acciones.
—Está bien señor, no volveré a tomar decisiones que puedan poner en riesgo ni vida —Le aseguró la joven—. Si me permite, debo regresar a mi puesto.
Sin más que decir, la joven salió rápidamente de allí. Soltó un suave suspiro y sacó de su bolsillo del reloj de plata que tenía, abriéndolo para ver que hora era. Sonrió levemente al ver que aún le quedaban tres horas antes de la fiesta de Elicia, tiempo suficiente para dejar en orden su oficina, ir a casa y cambiarse de ropa.
Pasaron las horas y, luego de dejar a sus dos secretarias con un "trabajo extra", se retiró rápidamente del Comando y condujo hasta su casa; una vez allí, eligió la ropa que se iba a poner y se metió a bañarse. Veinte minutos después, salió del departamento ya arreglada y volvió a subirse al auto, conduciendo hacia la casa de Hughes.
Se bajó del auto y abrió la puerta trasera, sacando todos los regalos que había allí. Subió rápidamente por las escaleras y cuando estuvo al frente de la puerta donde vivía su amigo tocó el timbre. La puerta se abrió dejando ver a Gracia, quien estaba acompañada de la pequeña Elicia.
— ¡Tía Rose, viviste! —Exclamó la niña mientras le sonreía con emoción.
—Por supuesto que vendría, ¿Cómo perderme el cumpleaños de mi ahijada favorita? —Dijo la rubia mientras dejaba los regalos en la entrada y la alzaba.
—Llegaste justo a tiempo, recién empieza —Dijo Hughes con alegría mientras cerraba la puerta—. Ven, te presentaré a unas personas.
—Déjala que se siente, querido, seguramente desea comer o beber algo —Le pidió la de cabello corto sin dejar de sonreír—. Luego le presentarás a tus amigos.
El pelinegro asintió para luego regresar hacia donde encontraban esas personas, retomando la charla que había dejado colgada. Rose negó con diversión y siguió a Gracia, quien la guió hasta un grupo de mujeres que estaban hablando entretenidamente. Estuvieron así un tiempo hasta que finalmente fue hora de soplar las velitas del pastel; Hughes puso a su hija frente al hermosamente decorado pastel y prendió las velas con un encendedor, comenzando a cantar y a aplaudir para que todo los demás lo siguieran.
Luego de que la pequeña apagara las velas y de que todos los presentes la felicitaran, el pastel fue cortado y servido a cada uno de los invitados. Fue entonces que el pelinegro consideró que era el momento más adecuado de presentarle a la joven amiga de los Elric.
—Oye Rose —La nombrada se giró y sonrió al ver que venía acompañada por la joven rubia—. Quería presentarte a Winry Rockbell, amiga de la infancia y mecánica de los hermanos Elric. Winry, ella es la Comandante General Armstrong, la protectora de Ed y Al mientras estén en Central.
Rose negó con diversión para luego estrechar su mano con la de la menor, sonriéndole dulcemente.
—Un placer conocerte —Dijo la mayor.
—Lo mismo digo, y también debo agradecerle que haya salvado a Ed y Al —Winry hizo una reverencia y luego le regresó la sonrisa—. Esos dos suelen meterse en muchos problemas, por eso me disculpo si le causaron muchas molestias.
—Nada de eso, muchos de nosotros les tenemos gran afecto se nieguen en aceptarlo —Hughes sonrió al entender que estaba hablando de Roy—. Para nosotros no son una molestia.
—Me alegra saber que se encuentran rodeados por personas que los quieren y protegen, me quedo más tranquila —Rose colocó su mano sobre la cabeza de la menor y acarició con suavidad su cabello—. Ahora ¿Qué tal si ayudamos a la pequeña Elicia a abrir sus regalos?
Todos asintieron con emoción y se acercaron a la pequeña para poder ayudarla. Rose iba a hacer lo mismo pero la Gracia se lo impidió, colocando su mano sobre su hombro.
—Rose, necesito hablar contigo, a solas —Le pidió la mujer sin dejar de sonreír.
—Claro, no hay problema —Comenzó a seguirla hasta que llegaron a uno de los balcones de la casa—. Dime que pasa, Gracia.
—Necesito pedirte un favor, uno muy grande —La ojiceleste frunció el ceño con preocupación—. Sé que Maes se está metiendo en lugares peligrosos por querer ayudar a los Elric en sus investigaciones y que eso podría costarle la vida, por eso...quiero que lo cuides. En todos los sentidos que puedas.
La rubia abrió los ojos con sorpresa ante esa petición, sobre todo por el "en todos los sentidos que puedas". Eso la había dejado algo descolocada, esas palabras le prestaban a la mal interpretación.
—No entiendo, ¿A que te-
—Eres la persona con la que más tiempo pasa, te adora con todo su corazón y sé que te tiene una confianza que solo la había visto con su amigo, Roy —Comenzó a decirle con tranquilidad—. También sé que aunque se lo pidamos no dejará de investigar, pero al menos me sentiré más tranquila si está contigo. Lo has protegido durante todos estos años, me lo trajiste a salvo de Ishval y te estaré eternamente agradecido por ello.
—Pero...
—Pero de nuevo necesito de tú ayuda —Terminó la oración con seriedad—. Necesito que lo vigiles y te asegures de que no se meta en lugares en los que no debería husmear. Sé que tú trabajo es muy pesado y que con esto que te estoy pidiendo se te volverá insoportable, pero es la única forma de que pueda mantenerme tranquila.
— ¿Tienes un mal presentimiento? —Le preguntó Rosalyn con seriedad.
—Si, y no me gusta este sentimiento.
La ojiceleste miró al interior de la sala a través del vidrio de la puerta, observando con detenimiento a su amigo quien charlaba animadamente con Winry. Soltó un pequeño suspiro para luego fruncir los labios, regresando su mirada hacia donde estaba Gracia.
—No te preocupes Gracia, yo me encargaré de vigilarlo y cuidarlo todo el tiempo que pueda —Le dijo para luego sonreírle—. Trataré de que no meta las narices donde no debe.
—Muchas gracias, ahora puedo estar un poco más tranquila —Se acercó a la rubia y la abrazó con fuerza.
Se separan y se sonrieron suavemente, regresando a la fiesta.
Luego de varias horas, la fiesta dio por terminada y todos los invitados se empezaron a retirar, no sin antes elogiar lo maravilloso que la habían pasado. Rose, luego de ayudar a acomodar todo y de llevar a dormir a la pequeña Elicia, se despidió de la pareja y salió del edificio en busca de su automóvil, quería irse a su casa para poder dormir.
Justo en ese momento, uno de los invitados se le acercó y le tocó el hombro para se girara.
—Buenas noches, yo soy-
—Ah si, James, el amigo de Gracia —El hombre abrió los ojos con cierta sorpresa—. No dejabas de mirarme durante la fiesta.
—Si, lamento eso, no suelo ser así.
Rose sujetó las mejillas de aquel hombre con delicadeza, escudriñándolo de manera detallada. Era alto, pálido, tenía el cabello negro y los ojos azul marino, parecía ser dulce y tímido, eso se podía ver por la forma en que la miraba y lo nervioso que estaba.
—Estás nervioso —Murmuró la rubia con tranquilidad, acariciando los labios del joven con el pulgar.
—Eres demasiado intimidante —Rose sonrió con diversión para luego alejar su mano con su rostro—. ¿Quería saber si podríamos-
— ¿Eres casado? —El hombre negó con la cabeza— ¿En pareja? —Volvió a negar—. Bien, sube al auto.
— ¿De verdad? —Rose solo se subió al auto y lo encendió, girando el rostro para ver al ojiazul.
El más alto se apresuró en subirse del auto del lado del copiloto, haciendo que la rubia arrancara el auto y comenzara a manejar a su departamento.
Como era de esperarse, se terminó durmiendo y para cuando abrió los ojos ya habían pasado más de las 8 de la mañana. Para suerte, le había comunicado a sus asistentes que llegaría tarde porque primero pasaría a visitar a los hermanos Elric en el hospital y que no sabía cuánto demoraría ahí. Se apresuró en bañarse, en despedirse del hombre que había llevado la noche anterior y salió prácticamente corriendo de su casa rumbo al hospital militar.
Cuando llegó se encontró que se encontraban su hermano y Hughes, aparentemente estaban allí desde hace un rato.
—Es la primera vez que llegas tarde a un lugar —Comentó el pelinegro con diversión mientras veía como su amiga trataba de tranquilizar su respiración— ¿Qué hiciste traviesa?
—Deja de decir estupideces, no hice nada raro —Logró calmar su respiración y se enderezó, sonriéndole a los dos hermanos— ¿Y bien? ¿De que me perdí?
—Estaba contándoles sobre lo que sucedió en el interior del laboratorio 5 —La rubia se puso seria y se acercó rápidamente a la cama del menor, donde había una pequeña mesita con varios dibujos—. No recuerdo mucho, todo se volvió oscuro luego de que este chico me golpeara.
Rose tomó la hoja y rápidamente se dio cuenta de que era el mismo joven peliverde que había visto esa noche.
—Este fue el chico que me entregó herido a Edward, el mismo que me hirió —Hughes y Alex se tensaron al escuchar aquello.
— ¿Te dijo algo? —Que preguntó Ed con curiosidad
—Dijo... —Miró hacía todas partes, asegurándose de que nadie más que ellos la estuvieran escuchando—. Dijo que debíamos asegurarnos que no hicieras algo peligroso porque eras un preciado sacrificio. También dijo que querían matarme pero que no podían porque alguien se los ha estado impidiendo.
— ¿Y lo dices de esa forma tan tranquila? Deberías estar acompañada de 10 guardaespaldas —Exclamó Hughes con notoria preocupación.
—Si me preocupará por cada persona que quiere matarme, debería vivir con paranoia y encerrada en un sótano —Le dijo mientras miraba con detenimiento los símbolos y círculos de transmutación que había dibujados en las hojas, sacando su cuaderno para copiarlos—. No, seguiré con mi vida sin hacer ningún cambio. Después de todo, tengo alguien "invisible" que me cuida la espalda.
El más alto sólo negó con la cabeza y colocó su mano sobre uno de ellos hombros de su amiga, apretándolo cada cierto tiempo.
—Centinelas que eran almas, un "preciado sacrificio", y que los dejaran vivir a los dos —Comenzó a hablar el mayor de los Armstrong con seriedad—. Tatuaje de uróboros, un círculo de transmutación de piedra filosofal y la información del Dr. Marcoh sobre las piedras filosofales que se usaron durante la guerra de Ishval.
—Es una lástima que no podamos investigar un lugar que está en ruinas —Ese comentario hizo que a todos se les bajaran los ánimos.
—Son demasiadas cosas para un simple experimento —Murmuró Rose mientras miraba fijamente los dibujos, tratando de encontrar algo que los uniera.
Entonces, en su cabeza se formó la demencial idea de que en ese laboratorio se hubieran realizado la transmutación de esas piedras a partir de seres humanos., y que esas piedras eran realizadas por Tim Marcoh y por esa misma razón se había ido de Central. Era una buena teoría pero dejaba colgando detalles como el símbolo que había visto en el muslo de ese chico y los centinelas ¿Estarían relacionados con esos experimentos?
De pronto, salió de sus pensamientos cuando escuchó desde afuera que el Teniente Bross decía la palabra "Führer", haciéndola entrar en pánico; con una velocidad abismal, agarró todas las hojas que pudo y se las metió en el interior del uniforme militar, justo en el momento que se abría la puerta lentamente.
Todos los presentes, quienes no habían entendido la actitud de la rubia, abrieron los ojos con asombro al ver que el mismísimo Führer se encontraba frente a ellos, sonriéndoles de manera amable y con una canasta en las manos.
— ¡F-Führer King Bradley! —Todos los presentes se inclinaron ante el hombre.
—Ya dejen las formalidades, sigan como estaban —Pidió el hombre con tranquilidad.
—Su excelencia, ¿Qué hace aquí? —Preguntó Hughes con asombro.
—Vine a visitar a un amigo herido, espero que te guste el melón —Ed murmuró un pequeño "gracias" mientras agarraba la canasta—. También me he enterado que ha estado investigando a los Altos Mandos, Mayor Armstrong.
La rubia fijó sus celeste mirada en su hermano mayor, quien estaba al borde de un ataque de nervios.
— ¿Cómo lo descubrió señor?.
—No subestime mi red de información, Mayor —King Bradley se giró para mirar al mayor de los Elric—. En cuanto a ti, Edward Elric ¿La Piedra Filosofal? ¿Qué fue lo que averiguaste? Dependiendo de eso...
Hughes se dio cuenta de cómo su amiga se había tensado al escuchar eso y como acercaba su mano al estuche donde tenía su pistola, abriendo los ojos con terror ante lo que la rubia se disponía a hacer si la situación seguía saliéndose de control. Sin embargo, pasó algo aún más loco y fue que el Führer se empezó a reír con fuerza, dejándolos a todos confundidos.
—Solo fue una broma, no estés tan a la defensiva —Dijo el del parche mientras desviaba su mirada a su subordinada—. Se que hay mucho descontento, ya estoy haciendo algo al respecto —Tomó las pocas hojas que habían quedado en la mesa y las leyó rápidamente—. Vaya, una lista de los que investigaban la piedra filosofal...todos desaparecidos.
— ¿Cómo? —Exclamó Alex con sorpresa.
—Todos los investigadores desaparecieron unos días antes de que el laboratorio colapsara, eso quiere decir que el enemigo está a un paso delante de nosotros —Les explicó con tranquilidad—. Incluso con el estado actual de mi red de información, no sé cuál es su poder, sus objetivos y hasta que nivel están infiltrados.
—En resumen, es bastante peligroso husmear —Dijo Hughes.
—Si —Dejó los archivos y retrocedió un poco—. Teniente Coronel Hughes, Mayor Armstrong, Comandante General Armstrong, hermanos Elric, he decidido que son personas de confianza y por eso mismo les prohibió seguir husmeando esto y hablarlo con otras personas. Actualmente ya no sabe quien es el enemigo y quienes son amigos, consideren a todos en el ejército como enemigos y actúen con discreción.
—Si, señor —Dijeron todos al unísono.
—Cuando llegue el momento, tendré un importante trabajo para cada uno de ustedes, estén listos —De pronto se empezaron a escuchar voces que lo llamaban desde afuera—. Oh no, mis latosos subordinados vinieron por mi. Me despido ahora.
Sin más que decir saltó por la ventana del cuarto y empezó a caminar con tranquilidad por los jardines del hospital. Justo en ese momento, entró Winry por la puerta.
— ¿Qué sucedió aquí? —Preguntó la ojiazul al ver el rostro de todos los presente—. Escucha Ed, ya saqué los boletos de tren ¿Para mañana el medio día esta bien?
— ¿Seguro que planean irse? Aún no has sanado por completo —Comentó Alex con cierta preocupación.
— ¿Y quedarme en este lugar que huele a desinfectante? No, decimos ir a Dublith a ver a nuestra maestra —Entonces la enorme armadura comenzó a temblar— ¿Qué sucede, Al?
—T-Tengo miedo hermano, nos matará.
—No te acobardes, hermanito ¡También tengo miedo! —Exclamó Ed con terror.
Eso hizo que todos los presentes se preguntaran que clase de mujer era la maestra de esos chicos.
— ¿Dónde queda Dublith? —Preguntó Winry con curiosidad.
—En la región del sur, justo aquí —Al puso su dedo en una parte del mapa.
— ¡Queda después de Rush Valley, la ciudad del Automail! —Exclamó la menor con emoción— ¿Podemos ir?
—No.
— ¿Cuál e el problema? Nos queda de paso —Dijo Al con tranquilidad.
—Si insistes tanto, esta bien —Murmuró Ed mientras se cruzaba de brazos.
— ¡Hurra! Iré a avisarle a la abuela —Dijo la joven para luego salir del cuarto.
—Seria una muy buena esposa, pero no tanto como mi hermosa Gracia.
Todos los presentes se planearon el rostro con cansancio y luego los tres mayores se despidieron de los hermanos y se retiraron del lugar, caminando hasta la salida del hospital. Se subieron en el auto de la rubia, quien condujo hasta el Comando Central en completo silencio, cosa que llamó la atención de los dos hombres.
Cuando llegaron, Hughes le pidió al Mayor que los dejara a solas por unos momentos, quien obedeció y se bajó del auto rápidamente, esperándolos en la puerta principal.
—Rose...
— ¿Dónde has estado husmeando, Hughes? —El pelinegro se tensó ante esa pregunta—. Y no te atrevas a mentirme en la cara, sé que has estado haciendo investigaciones ilegales.
—No eres la única que quiere saber que está sucediendo —Comentó el ojiverde con seriedad.
—Si, pero yo soy la única persona a la que aparentemente no le pueden hacer daño —Le dijo con molestia— ¿Es que acaso no entiendes todo lo que estás arriesgando? ¡Estás arriesgando tú seguridad, la de tu esposa e hija!
— ¡Si, lo sé, pero tú también-
— ¡Yo no tengo a nadie, Hughes, ya los perdí a todos! —Exclamó la ojiceleste para luego desviar el rostro, ahogando un pequeño sollozo—. Perdí a muchas personas en mi vida por culpa de mi imprudencia e irresponsabilidad, solo me queda mi familia...y tú.
—Si, lo sé —Murmuró al ver como los ojos de su amiga se cristalizaban al recordar esas cosas.
—Yo no tengo miedo de morir porque ya nadie depende de mi, estoy sola... —Le explicó mientras apretaba con fuerza el manubrio del carro—. Pero tu si las tienes, así que dime, Hughes ¿Serias capaz de vivir lo mismo que viví yo? ¿Serias capaz de ver morir a tu esposa e hija por el simple deseo de saber la verdad?
El nombrado solo bajó la cabeza con mirada con vergüenza, sintiendo como esas palabras le tocaban una hebra sensible del alma.
—Respóndeme.
—No, prefiero morir antes que vivir sin ellas —Le respondió mientras un nudo se le formaba en la garganta.
—Entonces, prométeme que no volverás a investigar algo relacionado con la milicia —Le pidió la rubia, sacándose rápidamente las lágrimas que se habían escapado de sus ojos—. Prométemelo, por el amor que sientes por ellas...por nuestros años de amistad. No lo hagas más.
—Esta bien...lo prometo —Rose asintió lentamente para luego bajarse del auto, haciendo que el mayor imitará la acción—. Rose, yo...
—Solo cierra tu maldita boca y dame un abrazo.
Hughes asintió nuevamente para luego acercarse y estrechar entre sus brazos el pequeño cuerpo de la rubia, quien se aferró a él con fuerza.
—No hagas nada estúpido mientras no esté a tú lado —Dijo Rose en un pequeño susurro que solo alcanzó a escuchar él.
—Está bien, no haré nada que pueda matarme —Se separó lentamente y subió las manos hasta las húmedas mejillas de la menor, secándolas—. Ahora deja de llorar, las mujeres bonitas no lloran.
La ojiceleste sonrió suavemente y asintió, terminando de limpiarse el rostro con el pañuelo que llevaba en el bolsillo.
— ¿Nos vemos para el almuerzo? —Le pregunta joven mientras se acercaba a su hermano.
—Por supuesto, necesito que me cuentes que le hiciste al pobre de James —Rose negó con diversión—. Además debo alardear sobre lo maravilloso que fue el cumpleaños de mi hermosa hija ¡Nos vemos!
Los dos hermanos sonrieron antes ese comentario, observando como el pelinegro empezaba a caminar hacia el edificio donde trabajaba...sin saber que esa seria la última vez que lo verían con vida.
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Hola gentecita bella, cómo estás?
Espero que estén pasando una mañana/Tarde/noche genial
También espero que hayan pasado una noche buena y una navidad de 10, lleno de comida y diversión jajajajajaj
Aquí regreso con una nuevo capítulo.
Y pasaron cosas geniales jajajaj
Riza empezó con las preguntas, cuanto creen que dure sin saber las intenciones de Roy?
También vimos que Rose es medio traviesita.
Soltera pero nunca sola jajajajaj
Si les gustó el cap
Dejen estrellita y comenten
Se los agradecería del corazón
💖💖💖💖💖💖💖💖
Sin más que decir...
Bye bye
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