Capítulo 45
Olivier salió de la oficina del Führer y no pudo evitar soltar un suspiro al estar completamente sola, relajando sus tensos hombros. Había sido una charla bastante sofocante, incluso si había sido respetuosa y hasta amena, nunca había dejado de sentir esa sensación a muerte sobre ella. No podía creer que semejante hombre estuviese sentado en la silla más poderosa del país, disfrutando del poder otorgado por la ignorancia de miles de personas.
Empezó a caminar hacia donde era la oficina de su hermana mientras observaba en silencio a los soldados pasar o hablar en los pasillos; la gran mayoría la saludaban con respeto e incluso le dedicaban algunos elogios, sin embargo se percató de algunas miradas recelosas y molestas. Eso, lejos de preocuparla, la hizo sonreír son suficiencia, orgullosa de saber que esos inútiles se sentían amenazados con su presencia. Debía ser así, porque ella había llegado para cambiar todo.
Cuando doblo por una esquina, se encontró de frente con el Coronel Mustang, quien le sonrió al verla. Olivier no pudo evitar hacer una mueca de desagrado, cosa que hizo reír al pelinegro.
—Así que… ¿Sigues aquí? —Le preguntó la rubia mientras comenzaban a caminar.
—Así es, y me temo que no me iré en mucho tiempo —Le respondió Roy sin dejar de sonreír—. Y ya que estamos, ¿Qué le parece si vamos a cenar? Para darle la bienvenida a Central.
—Me parece una excelente idea siempre y cuando el dinero no sea su preocupación, porque podría dejarlo en bancarrota —Le contestó con seriedad.
—Mejor lo dejamos otra ocasión.
—Lo sabía, solo eres un debilucho —Dijo la rubia para luego negar con la cabeza— ¿Y así te atreves a cortejar a mi hermana? Desde ya te aviso que no permitiré que le hagas pasar necesidades.
—No se preocupe, le aseguro que Rose no ha tenido ningún problema conmigo —Le aseguró de manera orgullosa.
—No estaría tan segura, así que luego nos reuniremos a charlar —Sentenció la mayor—. Ahora, si me permites, debo ir a hablar con mi hermana.
—Ya que vas, entrégale estos documentos que me pidió —Le entregó las carpetas y le sonrió—. Mándale un saludo de mi parte.
—No lo haré.
Roy se echó a reír y se despidió de su superior, alejándose por uno de los pasillos. Cuando Olivier lo perdió de vista, soltó un bufido y observó los documentos que le había entregado, alzando una ceja al ver que se trataba de archivos relacionados con armamentos. Cerró los folios y retomó su camino hacia la nueva oficina de su hermana.
Luego de varios minutos, se detuvo frente a una puerta doble y la tocó suavemente, siendo abierta por un joven soldado que le permitió pasar. No pudo evitar sorprenderse al encontrar el escritorio completamente desordenado y lleno de papeles; había notas, manchas de café, un mapa de la ciudad y varios libros abiertos.
—No te atrevas a mover nada —Olivier alzó su mirada y encontró a su hermana de pie frente a un pizarrón, observando detenidamente lo que parecía ser un plan de ataque.
— ¿Qué demonios estás haciendo? —Le preguntó la mayor mientras ignoraba la orden de su hermana y tomaba uno de los libros que había sobre el escritorio.
—Formando el plan de ataque para el golpe de estado —Le respondió para luego mover algunos botones a otras partes del mapa—. El día prometido se acerca, ya no tengo mucho tiempo. Ni siquiera sé si podré ayudarlos de aquí en más.
La mayor de los Armstrong apretó sus nudillos con fuerza al tiempo que tensaba la barbilla, sintiendo como la impotencia y la frustración se apoderaba de cada célula de su cuerpo. No podía aceptar que su hermana se sacrificara de esa manera. Amaba a su país, de eso no tenía duda, pero amaba más a su familia…sobre todo su adorada hermana.
El saber que pronto no volvería a verla, o que simplemente no sobreviviría a la transformación, le destrozaba el corazón. Pero no podía permitirse mostrar miedo o preocupación, no cuando su hermana se mostraba tan tranquila y regia. Debía comportarse acorde a las circunstancias.
— ¿Lograste armar algo? —Le preguntó luego de varios segundos de silencio, acercándose hacia donde estaba.
—Si…solo me falta ajustar un par de cosas para que este listo —Le contestó para luego suspirar, masajeándose la nuca con lentitud—. De todas formas, el plan no es completamente seguro, pues con las habilidades de los homúnculos será difícil saber como reaccionarán.
—Debes controlar a la criatura que pronto tomara tu cuerpo, de lo contrario perderemos una pieza demasiado poderosa de nuestra parte del tablero —Rose sintió que eso era más orden que una recomendación, por lo que no pudo evitar sonreír—. Sería nuestra perdición que un homúnculo que sepa utilizar la alquimia no esté de nuestro lado.
—Bueno, intentaré hacer lo posible para mantenerla controlada —Le dijo sin dejar de sonreír—. De todas formas, los soldados de afuera tienen la orden de enviarte todo estos documentos antes de terminar el día. Solo me faltan ver el recuento de armas que puedo sacar.
—Hablando de eso, esto te envía tu amante —Olivier le entregó los archivos—. Son los documentos de la armería. Para ser un idiota es medio inteligente.
—Te recomiendo que comiences a tolerarlo, puede que forme parte de la familia —Comentó la rubia para luego acercarse a su escritorio—. Una de las tantas cosas haré cuando esta guerra termine, será renunciar a mi cargo y comenzar una relación formal con Roy.
—Eso es una tontería —Rose alzó la mirada y frunció el ceño con confusión—. No necesitas renunciar al ejército para casarte con otro militar. Si te vuelves Führer puedes anular la ley de prohibición a las relaciones entre militares.
— ¿No te molesta que quiera formalizar con Roy? —Le preguntó la joven con sorpresa.
—De que sirve molestarme si sé que no impediré esa relación, que por cierto me parece innecesaria —Rose sonrió de manera divertida—. Si quieres desperdiciar tu vida junto con ese inútil, es tu decisión. Sólo me queda aceptarla en silencio.
—Extraña forma de decir que apruebas mi relación con el Coronel Mustang.
—Yo no apruebo esta relación, solo la acepto porque eres mi hermana —Le dijo de manera seria—. Mi pensamiento por el Coronel no ha cambiado, y posiblemente nunca lo haga. Pero antes que él estas tú, y no voy a perderte solo por tus gustos cuestionables.
Rose amplio su sonrisa y abrazo a su hermana con fuerza, sabiendo que tal vez ese seria el último abrazo que podría darle. Olivier tardó varios en segundos en corresponder, pero cual lo hizo fue con la misma o incluso con mas intensidad que su hermana menor. Quería creer que ese abrazo no era una despedida, sino un agradecimiento por intentar aceptar su desastrosa relación con Mustang.
Luego de varios segundos, las dos mujeres se separó y se sonrieron suavemente.
—Bueno, suficiente de meloserias. Hay que enfocarnos —Dijo Rose y Olivier asintió de manera firme—. Quiero que traigas a Alex, Roy y Riza una vez que estén libres, así cerramos este plan.
—Esta bien, es mejor así para que no nos descubran —Murmuró la mayor—. Ahora debo irme, tengo que conocer mi nueva oficina de trabajo.
—Te va a gustar una vez que le saques el olor a viejo corrupto.
Oliver se echó a reír y se despidió de su hermana con la mano, retirándose de la oficina.
Una vez sola, Rosalyn soltó un suave suspiro y retomó su labor de investigar y armar un plan lo suficientemente eficiente. Estuvo en lo mismo durante una hora, aproximadamente, y cuando se dispuso a tomar varios libros que había en su escritorio unos suaves golpes en la puertas la hicieron levantar sus ojos en dirección de la entrada.
— ¡Adelante! —Exclamó con fuerza. En menos de dos segundos la puerta se abrió y le permitió el paso a un oficial.
—General Armstrong, el Führer me ha enviado a buscarla —Le comunicó el hombre.
Rose tragó con fuerza. Había llegado la hora.
—Esta bien… —Trató de que su voz no sonara temblorosa y continuó— ¿Podría esperar afuera y llamar a los dos oficiales que están afuera? —El joven asintió con la cabeza e un además, retirándose de la habitación. A los pocos segundos entraron sus dos subordinados—. Ya saben que hacer. Nadie puede entrar a esta habitación hasta que mi hermana y el Coronel Mustang vengan. ¿Queda claro?
—Si, General —Dijeron al unísono.
—Muy bien… —Soltó un suspiro—. Nos vemos…
Los dos hombres la saludaron de manera respetuosa y, luego de regresarles el gesto, Rose salió de la habitación. Se encontró nuevamente con el soldado quien la empezó escoltar hacia, suponía la General, la oficina de Bradley.
No pensaba en nada. No quería pensar en algo. Porque sabía que sería peor. Solo se dejaba guiar, caminando casi de manera mecánica, sintiéndose como un prisionero condenado a muerte que sabía que al final de ese pasillo se encontraba su muerte. O tal vez…un milagro. Aunque no sabía que tan milagroso era el futuro que le aguardaba, si es que sobrevivía a la transformación, pues no sabía si perdería totalmente el poder sobre su consciente y por ende de sus acciones. Debía mentalizarse en luchar contra la consciencia del homúnculo.
Cuando salió de sus pensamientos, se percató de que no se encontraban en el pasillo que conducía hacia el despacho del Führer, y solo cayó en cuenta de hacia donde se dirigían cuando vio el elevador principal del edificio y a un hombre que la estaba esperando al lado del mismo.
—Buenas tardes, General —Rose frunció el ceño cuando esa voz juvenil, tan poco acorde a la edad que aparentaba el hombre—. La están esperando.
—Gracias —Murmuró de forma tajante. Se giró para buscar al soldado que la había escoltado y se sorprendió de no encontrarlo.
— ¿Acaso piensas que se quedaría a cuidarte?
—Cierra la puta boca, Envidia —Le murmuró con desdén otra luego ingresar al elevador.
—Vaya, vaya, ese temperamento tuyo sigue intacto —Comentó el chico para luego regresar a su forma original—. Ya veremos cuando duras con ese carácter.
Rose prefirió ignorar ese comentario y tragó con fuerza al sentir como el elevador empezaba a bajar rápidamente. No tuvo tiempo de pensar siquiera en lo dolorosa que podría ser la transformación o quiénes la esperaban ahí abajo además de Father que el aparato se detuvo de golpe y se abrió de par en par, permitiéndoles salir del mismo. Caminó detrás del homúnculo en absoluto silencio, solo el eco de su respiración y los gruñidos de las quimeras que había sobre su cabeza eran el único sonido en ese oscuro e interminable pasillo.
Cuando llegaron a la inmensa puerta que había al final del camino esta se abrió, eliminando todo obstáculo entre ella y lo que sea que la estuviera esperando del otro lado. Y no se sorprendió al encontrarse a Bradley, Father Ling, que en ese memento estaba transformado en Codicia. Aunque el que más le causó sorpresa fue Orgullo, quien era nada más ni nada menos que el hijo del Führer, Selim.
— ¿Sorprendida de verme? —Le preguntó el niño mientras esbozada una sonrisa altanera.
—De hecho, si —Le contestó la joven para luego quitarse la padre superior del uniforme, quedando solo con una camiseta manga corta—. Aunque esto explicaría muchas cosas sobre tu personalidad tan…peculiar. Como humano eres un niño bastante extraño.
—Curioso. Eres la única que piensa eso de mi —Comentó el homúnculo—. Eres inteligente.
—No sé si eso seria un cumplido al provenir de ti —Alejó su vista del niño y la fijó en el anciano que estaba frente a ella—. Aquí me tiene, Father, me enfrentó al destino que intenté evadir todo este tiempo.
—Sabías que no podrías escapar por más tiempo.
—Tiene razón.
—Ahora… —Se movió para un costado y le mostró lo que parecía ser una plataforma que tenía las dimensiones similares a los de una camilla, estaba hecha de concreto y tenia varias sogas—. Llegó el momento.
La rubia soltó todo el aire que había en sus pulmones a través de su nariz y empezó a caminar hasta la plataforma, recostándose con cuidado sobre esta. Bradley se acercó a ella y comenzó a atarla con las sogas, probablemente para que no se moviera demasiado…o intentará huir.
Observó como de la mano del anciano salía una gota escarlata que, al caer contra un recipiente transparente, adquirió una forma gelatinosa, casi asquerosa. Bradley tomó una jeringa e introdujo aquel líquido a través de la aguja.
—Esto va a doler —Le dijo con seriedad.
—Lo sé.
El moreno no dudo más y atravesó la piel de la rubia con la aguja, inyectándole la piedra filosofal en el torrente sanguíneo.
Lo primero que sintió fue el dolor insoportable de sus huesos romperse en mil pedazos y rearmarse en cuestión de segundos. La sensación quemante y asfixiante la hizo soltar un grito y cuando pensó que esa sensación se prolongaría más solo sintió calma. Era como si su cuerpo se hubiera separado de su consciencia, la cual caía libremente en un lugar cuyas paredes eran color escarlata. Solo podía escuchar miles de gritos y alaridos…pero no había dolor.
Tal vez estaban muerta. ¿Esto era el infierno?
—No estas en el infierno —La femenina voz la saco de sus pensamientos y se giró en el aire otra poder buscarla—. Aunque tal vez lo sea. Tu no querías esto, después de todo.
—Esa voz.. ¡Lujuria! —Exclamó Rose con total seguridad—. Si puedo escucharte, eso quiere decir que…
—Tu cuerpo esta tolerando la piedra filosofal. Ahora ya no tienes opción.
—Lo sé, y esta bien.
— ¿Me estas diciendo que aceptas entregarme tu cuerpo voluntariamente? —La voz ee aquella mujer sonaba bastante sorprendida.
—Si —Una suave carcajada resonó por todo el lugar.
—Los humanos son seres extraños —Comentó—. No, esto es diferente…tu tienes algo en mente.
—Acepte esto porque lo necesito, por eso quiero hacerte una propuesta. Escucha con atención —Se aclaró la garganta y continuó—. Préstame tu poder para que pueda enfrentar a todos mis enemigos y yo te daré algo a cambio. Algo que deseas.
— ¿Y se puede saber eso que tanto podría desear? —Le preguntó Lujuria de manera divertida.
—Libertad.
El lugar se vio sumido en un silencio que, a pesar de dudar apenas unos segundos, Rose sintió como si hubiesen sido una eternidad. Entonces, el silencio fue interrumpido por la estridente risa del homúnculo.
— ¿Qué te hace creer que aceptaré semejante propuesta?
—Tu deseas todo, y por eso sé que deseas ser libre… porque no lo puedes serlo…estas atada a Padre —Tragó con fuerza y continuó— ¿Y, que me respondes? ¿Aceptas?
La risa fue apagándose poco a poco hasta regresar a ese incomodo silencio nuevamente, cosa que puso un poco nerviosa a la ojiazul. Por un momento pensó que el homúnculo había decidido no aceptar la propuesta y dejaría que se muriera.
—Terminaremos muriendo.
Entonces, una mano salió de entre las miles almas y se acercó a ella. Rose no pudo evitar sonreír, utilizó todo en su poder para acercarse a aquella extremidad y cuando por fin pudo tocarla….volvió a mirar el mismo techo con engranajes.
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—Me preocupa el hecho de que Rosalyn no te hubiera dicho la razón de esta reunión —Dijo Alex.
—No hay necesidad de saber sus razones —Le dijo su hermana con molestia—. Me pidió que los reuniera y los llevara hasta su oficina, y eso estoy haciendo. Si hay algo importante por saber, nos enteraremos ahí.
Riza y Roy se miraron de reojo, percatándose de lo tensa que se encontraba la, ahora, Teniente General. Para él pelinegro había habido un gran cambio entre su actitud de esta mañana y la de ahora. ¿Acaso había ocurrido algo durante su visita a Rose.
Llegaron a la oficina en pocos minutos y les llamo la atención que no estuvieran los soldados que siempre custodiaban las puerta de aquel lugar. Algo consternados por esta situación, se apresuraron en abrir las puerta y se encontraron con amos guardias junto al escritorio. Pero no estaba Rose.
—Buenas noches, solados —Habló Olivier con voz severa— ¿Qué es lo que hacen aquí y donde se encuentra la General?
—La General no se encuentra en estos momentos, pero nos ha pedido que cuidemos de estos documentos hasta que ustedes llegarán —Le respondió uno de los hombres.
—No comprendo, ¿Por qué pediría eso si ella misa podría entregarnos esto? —Sé preguntó el rubio—. A menos que…
—No puede ser.
Roy se apresuró en acercarse al escritorio y comenzó a buscar en todas parte alguna señal que le haya dejado Rose. Su corazón latía desbocado y su miedo aumentaba con cada segundo que avanzaba y no lograba encontrar nada. Entonces, abrió uno de los cajón y encontró una sobre donde estaba escrito su nombre. Se apresuró en tomarlo y lo abrió frente a la mirada de los demás, quienes se acercaron a él.
—Léela en voz alta —Le pidió Riza.
—“si estás leyendo esto es porque me he convertido en un homúnculo…o estoy muerta…”
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Hola gentecilla bella, ¿Cómo están?
Espero que estén pasando una mañana/tarde/noche genial
Aquí regreso con un nuevo capítulo de esta olvidada historia jajaja
Estaré tratando de actualizar más seguido con el fin de no alargar más la historia.
Ya estamos a poco del final, veamos xomo se dan las cosas ahora que Rose es un homunculo.
Si les gustó dejen estrellita y comenten, se los agradecería de corazón ❤️❤️
Sin más que decir...
Bye Bye
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