Capítulo 26

     Rose observaba en silencio al hombre que tenía en frente suyo mientras hablaba con tanta determinación frente a varios de los militares más importantes del país. King Bradley. Un hombre que era considerado por muchos como un ser "perfecto", digno de ser la cabeza del país ¿Y como no serlo? Era prácticamente invencible.

     Esa velocidad, fuerza y visión tan desarrolladas lo hacía un oponente imposible de vencer. Incluso los mejores soldados perdían ante él. Para ella había eso durante mucho tiempo, alguien perfecto e invencible...tal vez no habría empezado a preguntarse de dónde había sacado esas habilidades sino hubiese ido a ver a Kimblee semanas atrás.

   "¿No crees que es raro que un ser humano tenga fuerza, velocidad y visión sobre humana?".

     Esa oración aún seguía resonando en su cabeza. Si, era raro que una persona tuviera todas esas habilidades, pero tampoco era imposible. Ella era el claro ejemplo de eso con la fuerza sobrehumana que había heredado de su familia. Pero ella no sabía si era el mismo caso con King Bradley, después de todo no sabía nada sobre la familia de su líder. Nos había registros de sus familiares, ni de su infancia, ni de su entrenamiento...no había nada sobre él.

     ¿Por qué un hombre que estaba supuestamente limpio borraba toda información sobre su pasado?

     Salió de sus pensamientos cuando un pequeño dolor punzante de instaló en su antebrazo cuando movió este sobre la mesa, llevándose la mano contraria a la zona para luego refregarse con delicadeza. La maldita enfermera había sido una perra cuando le hizo la extracción de sangre esa mañana. ¿Qué tanto tenían que pincharla? ¿Qué tanto necesitaban de su sangre?

   —La reunión da por terminada, pueden retirarse —Todos los presentes se pusieron de pie, hicieron una reverencia y comenzaron a caminar hacia la salida de la sala—. Comandante Armstrong, aguarde un momento por favor.

     La nombrada cerró los ojos de manera lenta para luego girarse en su lugar y sonreírle con complacencia.

   — ¿Qué desea, Führer? —Le preguntó la joven con voz apacible.

   — ¿Te sientes bien? —Le pregunto el mayor mientras se ponía de pie y se le acercaba—. Te vi quejándote del dolor.

   —Oh, eso, me duele el brazo de donde me sacaron sangre —Le contestó para luego ocultar su brazo de la vista del pelinegro—. La mujer fue algo brusca.

   —Tranquila, ya pasará el dolor —La tomó por los hombros con delicadeza—. Y sobre lo de esta mañana, sé que pudo ser un golpe difícil de asimilar pero realmente me sorprende lo bien que lo has tomado.

   —Mi señor, no planeo hacerme mala sangre por un problema que no merece ni que se lo llame así —Le dijo la rubia sin dejar de sonreír—. Hay temas más importantes en los cuales debo enfocarme, y mi problema con el Coronel Mustang no es uno de ellos.

   —Me encanta escucharte así, con los pensamientos enfocados en tus objetivos y misiones. Por un momento pensé que ese coronel había logrado echarte a perder —El mayor sonrió con orgullo.

   —No señor, al contrario, logró abrirme los ojos y hacerme dar cuenta de quiénes son los verdaderos enemigos —Le dijo con seguridad—. Pero ya que estamos solos, quería cambiar de tema y hacerle una petición.

   —Por supuesto, pídeme lo que quieras.

   —Quiero total acceso a los laboratorios secretos de la milicia —Le pidió con voz firme, cambiando su semblante a uno más serio. La sonrisa de Bradley se borró—. Creo que no estoy pidiendo mucho cuando me volveré la gobernante de este país, pienso que debería tener acceso a esa clase de información ¿No cree?

   —Creo que no estás lista para saber la clase de información que se maneja en ese lugar —Dijo el mayor con voz cariñosa, tratando de ser amable.

   — ¿Cómo que no? Pero si mis muestras de sangre son analizadas en ese lugar. Creo que tengo derecho de saber que eso lo que se hacen con ellas —Sonrió de lado y se cruzó de brazos— ¿Acaso pensó que nunca me daría cuenta de que no estaban siendo analizados en un laboratorio normal? Me sigues subestimando.

   —Por supuesto que no lo hago, sé perfectamente que eres capaz de descubrir los secretos hasta de los muertos —Le aseguró Bradley—. Solo quiero protegerte.

    — ¿Protegerme de que, señor? ¿Acaso hay algún enemigo invisible a mis ojos del que deba saber?

     Bradley se mantuvo en silencio para luego sonreírle suavemente y tomarlas por las mejillas.

   —No, no hay nada de lo que debas temer —Le acomodó un mechón de su cabello—. Y por supuesto que te doy acceso a los laboratorios de la milicia, solo se cuidadosa con lo que investigas y no le cuentes de las cosas que pasan ahí adentro. A nadie.

   —Por supuesto, señor, sabe que soy un sarcófago —Le aseguró la joven para luego sonreírle—. Gracias por tanta generosidad.

   —Te lo has ganado, me has demostrado que me eres fiel —Le dijo el ojiverde—. Te enviaré el permiso por escrito.

     Justo en ese momento, tocaron la puerta y a los segundos entró una de las asistentes de la Comandante. Aparentemente había corrido hacia sala de juntas porque tenía la respiración errática. 

   —Lamento interrumpirlos, pero necesito hablar con la comandante...a solas —Le pidió la joven castaña mientras intentaba calmar su respiración.

   —Me retiro, Führer, gracias por todo —Ambas mujeres hicieron una pequeña reverencia y salieron rápidamente del lugar— ¿Qué sucedió Sarah?

   —El coronel me mandó a avisarle que la dueña de la florería fue atacada, sinceramente no sé a que se refiere pero-

   — ¡¿Cómo? Maldita sea le dije que me avisara si sucedía algo! ¡Riza! —Exclamó la joven para luego salir corriendo hacia el área de estacionamiento de los automóviles.

    Una vez allí, se acercó a un camión que estaba aparcado junto a así auto y abrió las puertas del compartimento de carga. Se metió dentro del camión y comenzó a equiparse con varias armas, concluida su juego de espadas, dos escopetas y tres pequeñas pistolas. Se giró, quitó la manta que cubría una motocicleta, elemento que solo muy pocos militares poseían, se subió a la misma y se puso el casco que venía con él. Arrancó la motocicleta y, importándole poco que el camión no tenía rampa para bajar, aceleró con fuerza, saliendo de lugar a gran velocidad mientras maldecía lo lejos que estaba de la ubicación de su amiga.

      Para llegar más rápido, se metió por los callejones conectaban una calle con la otra y a los pocos minutos comenzó a sentir varios gritos de varias personas y muchos estruendos. Aceleró tanto como pudo la motocicleta, sin embargo frenó de golpe cuando se topó de frente de un hombre bastante alto y corpulento que corría por las calles como si fuera un animal. Su confusión desapareció cuando vio que era seguido por la armadura Barry, quien no paraba de gritar cosas sin sentido.

   — ¿Qué demonios? —Preguntó en voz baja para luego levantarse el visor del casco.

     De pronto, el estridente sonido de un bocinazo le hizo girar el rostro hacia la derecha, encontrándose con el automóvil del Coronel quien iba acompañado por la Teniente y por otras dos personas que no alcanzaba a visualizar.

   — ¡Comandante, siga a Barry! —Exclamó la rubia con todas sus fuerzas.

     Rose asintió y, luego de bajarse el visor, apretó el acelerador con fuerza y comenzó a seguir a la armadura por las calles de Central. Al poco tiempo, el automóvil comenzó a seguirla y así continuaron con la persecución hasta que Barry se detuvo de golpe, justo cuando el cuerpo que estaba persiguiendo se metió por un callejón. Como era de esperarse, la rubia frenó y se bajó rápidamente para luego acercase hacia donde estaba la armadura.

   — ¿Barry, qué demonios sucedió? —Le preguntó la rubia con seriedad.

   —Sufrimos un ataque por mi cuerpo humano, junto con otro monstruo —Le contestó la armadura—. Lo seguí hasta aquí, entró a ese edificio.

   —Nunca había entrado a este lugar, pero se me hace muy familiar, ¿Por qué se metería allí?

      Justo en ese momento se detuvo un frente a ellos, del cual se bajaron el Coronel, la Teniente, el Teniente Segundo Havoc y Alphonse Elric. Al ver a su amiga, Rose se le acercó rápidamente para revisarla y asegurarse de que estuviera bien.

   —Me alegra ver que te encuentres bien, Teniente, me preocupé demasiado cuando Sarah me dijo que te habían atacado —Dejó de revisarla y colocó sus manos sobre sus hombros—. Te dije que me avisaras si algún problema surgía.

   —Lo lamento, Comandante, pensé que podría hacerme cargo del problemas por mis misma...pero todo se salió de control —Le contestó la ojimarrón, sonriendo muy levemente—. Si el Coronel no hubiera llegado a tiempo para ayudarme tal vez no estaría hablando con usted ahora mismo.

     Rose imitó su sonrisa para luego girarse hacia donde estaba el Coronel, quien la miraba a la espera de algún agradecimiento o reconocimiento.

   —Bueno, por fin hace algo bien Coronel —Le dijo con seriedad.

    Roy solo tragó con fuerza y se rascó la nuca con algo de vergüenza al sentir las curiosas miradas de sus subordinados ante la reacción poco amistosa de la Comandante. Se habían dado cuenta de que algo había pasado entre ellos porque habían pasado de llevarse bien a apenas mirarse.

   — ¡Alphonse, que alegría verte de nuevo! —Tomó las manos de la armadura y le sonrió con ternura.

   —Lo mismo digo, Comandante, tal vez hubiera sido mejor en otra situación —Le respondió la armadura.

   —Pienso que si, pero bueno...ahora debemos hacerle frente a este problema —Se giró para observar a sus subordinados—. Barry me dijo que fueron atacados por un monstruo, ¿Qué clase de monstruo era exactamente?

   —No era un monstruo, era una homúnculo —Le respondió Riza con seriedad—. Fue imposible de detener, le disparé a sus puntos vitales y se regeneró completamente frente a mis ojos. Incluso el Coronel intentó atacarlo y no sirvió de nada, son indestructibles.

   —Nada en esta vida es indestructible, seguramente debe haber una forma de detenerlos y nosotros tenemos que encontrarla porque estamos en gran desventaja —Comentó la ojiceleste mientras se llevaba a una mano a la barbilla—. Ahora a lo más importante, ¿Por qué tu cuerpo humano entraría a este lugar?

   —Creo que aquí fue donde separaron mi alma de mi cuerpo, no le recuerdo bien —Comenzó a hablar la armadura—. Seguramente deben haberlo tenido aquí.

   —Por el momento tendríamos que acercarnos lo más que podamos para ver el movimiento del laboratorio, y así decidir que hacer —Todos asintieron y la joven rubia se acercó a la motocicleta que había dejado parada.

   —Esta motocicleta es impresionante, Comandante, solo muy pocas han sido fabricadas y entregadas al público. La mayoría son de uso militar —Comentó Havoc mientras la admiraba por todos los ángulos posibles— ¿Cómo consiguió que se la entregaran?

   —De hecho fue un regalo, el Führer me la dio cuando de gradúe de la academia militar —Le respondió la rubia—. Solo la uso en casos excepcionales.

   —Vaya, se ve que el Führer es bastante atento con usted, Comandante —Comentó el pelinegro para luego cruzarse de brazos. Casi parecía un chiquillo celoso—. ¿No cree que es raro que le haga tantos regalos?

   — ¿No cree que es ofensivo enviar a investigar a una persona solo por ser un desconfiado de mierda? Al menos él no hace eso—Le replicó la joven con molestia, haciendo que todos los presentes quedaran en silencio.

   —Así que ya lo sabe —Murmuró Riza a lo que el Coronel y la Comandante la miraron con sorpresa.

   — ¿Cómo qué "así que ya lo sabe"? ¿Acaso sabías que ese idiota me mandó a investigar? —Le cuestionó la rubia a su amiga con notoria molestia.

   —Por supuesto que no sabia nada, no se lo dije a nadie —Se apresuró en decir Roy, intentando defender a su subordinada.

  — ¡Deja de defenderla, lo acaba de confesar! Pero no me sorprende esto de ustedes, siempre han tenido la costumbre de taparse las cagadas que se mandan —Dijo para luego soltar un fuerte suspiro—. Al final la estúpida que no se da cuenta de lo que pasa siempre soy yo.

   —Lamento si no te lo dije antes, planeaba hacerlo pero-

   — ¿Y cuándo planeaba decírmelo? ¿De aquí a diez años o cuando lo descubra? ¿Qué tan estúpida me crees? —Riza solo bajó la mirada—. Pensé que eras mi amiga, pero ahora me doy cuenta de que solo importa lo que tu superior quiera y lo que lo mantenga seguro. Son tal para cual —Soltó un suspiro y negó con la cabeza—. Es mejor separarnos y evaluar el perímetro para decidir si entraremos al edificio, iré con Alphonse...porque sinceramente no tengo ganas de escucharlos respirar a mi lado. 

   —Si, Comandante —Dijeron todos al unísono y Al se apresuró en caminar hacia su lado.

   —Hay una entrada principal por la izquierda, si en 30 minutos no encontramos otra entrada menos llamativa nos reuniremos ahí —Todos asintieron—. Vamos Al, tenemos mucho que investigar.

    La armadura emitió un pequeño "si" y comenzó a seguirla rápidamente. Cuando por fin lograron quedarse solos, Riza soltó un suave suspiro para luego hace una mueca de preocupación con los labios.

   —Me merezco el sermón que me dio, porque tiene razón —Roy se giró para mirarla—. Antes que nada soy su mejor amiga, y no le dije que usted la había investigado —La ojimarrón lo miró— ¿Por qué lo hizo?

   —Porque soy un maldito idiota, un desconfiado —Le contestó el mayor—. Tu que la conoces mejor, ¿Por cuento tiempo crees que este molesta conmigo?

   —El problema no es que se le pase el enojo, el problema es que vuelva a confiar a en usted —Le contestó con sinceridad—. Que le sirva de consuelo el saber que lo que usted le hizo no es ni el 10% de todo lo que la hizo padecer el Führer a lo largo de diez años.

   —Vaya que me sirve de consuelo, como no tienes idea —Murmuró con notorio sarcasmo—. Pero ella tiene razón, este no es momento para hablar sobre este tema. Hay cosas más importantes de la que nos debemos preocupar.

   —Es lo mejor señor, luego tendrá tiempo de hablar con ella y solucionar este problema.

    Los de se sonrieron para luego seguir el camino junto con el Teniente Havoc y Barry, quienes no había emitido ni un sonido luego de presenciar semejante desplante.

    — ¿Puede ver algo Comandante? —Le preguntó la armadura a la mujer, quien se encontraba sobre sus hombros.

   —Hay más de cuatro guardias en esta entrada, y no están lo suficientemente quietos como para poder dispararles un dardo tranquilizante a cada uno —Le contestó para luego bajar el arma que tenía apuntando contra aquellos hombres—. Tendremos que ver por otro lado.

   —Si —La sujetó por la cintura y la bajó de sus hombros con delicadeza.

   —A todo esto, ¿Cómo terminaste aquí con nosotros? —Le preguntó Rosalyn con algo curiosidad, empezando a caminar hacia la otra entrada que se encontraba en la otra esquina.

   —Me encontré con ellos luego de los disturbios que se generaron por la pelea contra el homúnculo, entonces decidí ayudarlos en todo lo que pudiera —Le explicó el joven mientras caminaba a su lado—. Me siento más útil ayudándolos con este tema que escondido en la habitación del hotel.

   —Mmmm, esta bien, pero de todos modos no te alejes de mi ni por un instante. Mientras estés a mi lado te protegeré de cualquier cosa. —Le aseguró la rubia para luego empezar a cargar sus pistolas.

    —Yo también voy a protegerla, nos cuidaremos el uno al otro —La mayor le sonrió suavemente y asintió con la cabeza—. Disculpe mi entrometimiento pero, ¿le puedo hacer una pregunta?

   — ¿Quieres saber porqué me enojé así con el Coronel y la Teniente? —Al respondió con un pequeño "si" a lo que la mayor sonrió levemente—. Imagino que fuimos muy escandalosos.

   —Un poco, la verdad.

   —Bueno, El coronel hizo algo que me ofendió y decepcionó bastante y resulta ser que la Teniente, mi mejor amiga, sabía lo que había hecho y no hizo nada por avisarme —Le respondió para luego suspirar—. Sabes, todo hubiera sido diferente si el me hubiera dicho la verdad la misma noche que lo hizo, porque esto pasó hace meses...meses en los que me estuvieron viendo la cara de idiota.

   —¿Por qué le molesta tanto que le haya enviado a investigar? —Le preguntó el menor.

   — ¿Por qué lo hizo? ¿Acaso no pudo esperar a que yo estuviera lista para contarle todo? —Le replicó la joven con seriedad—. No me mando a investigar solo en mi ámbito laboral, investigo cosas muy privadas mías. Cosas que no quería revivir de nuevo.

   —Si esas cosas son tan graves como usted me hace entender, entonces comprendo su enojo —Comentó la armadura—. Espero que sus problemas con ellos se solucionen pronto y de la mejor manera.

   —Gracias Al, la verdad que yo también espero que se me pase la molestia pronto —Soltó un suspiro y negó con la cabeza—. Al final de cuentas... los quiero demasiado.

     Entonces, se encontraron de frente con los demás justo cuando doblaron por la esquina , acercándose rápidamente hacia donde se encontraban.

   — ¿Y? —Le preguntó la Comandante a sus subordinados.

   —Las dos entradas que encontramos están fuertemente vigiladas, solo se puede entrar por la puerta principal —Le respondió el pelinegro con seriedad— ¿Qué hacemos ahora?

   — ¿Qué harías tú?

   —Ya tenemos bastantes pruebas para causar conmoción entre los altos mandos —Dijo para luego acomodarse el cuello del uniforme—. Ya fue suficiente, sugiero que nos retiremos.

   — ¡No, claro que no! —Exclamó Barry para luego salir corriendo hacia la entrada principal.

   —Esto nos causará muchísimos problemas —Comentó Havoc con preocupación.

   —No necesariamente —Rose sonrió de lado para luego desenfundar sus espadas—. Ahora tenemos un motivo para entrar.

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Hola gentecita bella, como están?

Espero que estén pasando una mañana/tarde/noche genial


Aquí regreso con un nuevo capítulo

Y este vino con todo el salseo que pudo jajajajaja

Rose ya se enteró de que Riza lo sabía todo y pos...no lo tragó jajajajaj

Les dijo un par de cosas

Veamos cuanto dura este distanciamiento entre estos amigos.

Además les traigo una Bonita sorpresa.

Que es la razon por la que no público jajaja

Y es....










TA-DA

Así es como me imagino a Rosalyn jejejejejeje

Ahora sabemos porque a Roy le gusta tanto

Si les gustó el capítulo dejen estrellita y comenten, se los agradecería de corazón







Sin más que decir....

Bye Bye

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