Capítulo 21
La tensión en el ambiente era casi palpable. Edward respiraba de manera errática, víctima de la ira, y no hacia más que observar al pelinegro que estaba de pie frente suyo, mirándolo de forma fría.
—¿Por qué lo hizo? —Le cuestionó con molestia— ¡¿Por qué me mintió sobre la muerte del Teniente Coronel Hughes? ¿Por qué le hizo esto a la Subteniente Ross? ¿Por qué?!
El rubio se arrojó sobre el coronel y lo tomó del cuello del uniforme con prepotencia a lo que Roy sólo frunció el ceño con molestia, ya que eso era un acto de insubordinación. Sin emitir palabra alguna, le propinó un puñetazo lo suficientemente fuerte como para alejarlo de su cuerpo y tirarlo al suelo.
—Nunca le levantes la mano a un superior, ¡Demuestra un poco de respeto! —Le dijo el mayor mientras se acomodaba el uniforme.
Edward gruñó con molestia, más colérico que antes, y se apresuró en ponerse de pie para ir a arremeter contra el mayor. Sin embargo, fue detenido por que hermano menor.
— ¡Detente, hermano! —Le pidió la armadura mientras sujetaba a Ed por la espalda, quien intentaba zafarse del agarre.
— ¡Suéltame Al! ¡Ese maldito bastardo asesino a la Subteniente Ross! —Vociferó el rubio con rabia. El coronel simplemente se dio la vuelva y comenzó a caminar hacia la salida del callejón.
— ¿Cómo? —Preguntó Alphonse, plasmando la sorpresa en sus palabras—. Coronel, ¿Qué está sucediendo?
—Se dio la orden de asesinar a la Subteniente Ross si se resistía —Se detuvo en sus pasos y ladeó su rostro para mirarlos por sobre el hombro—. Eso fue todo lo que sucedió.
— ¡¿Eso fue todo?! —Repitió la armadura, ahora igual de molesto que su hermano.
—Lamento haberles mentido sobre la muerte de Hughes... —Les dijo, consciente de que esa situación pasaría tarde o temprano—. Lamentablemente no se puede desobedecer una orden, no busquen más explicaciones —Se giró y los miró con seriedad— ¡Este es el ejército, no un maldito parque de juegos! Solo obedezcan.
Justo en ese momento, la policía militar arribó al lugar y rápidamente los alejaron del cuerpo incinerado de la joven. Le hicieron un par de preguntas sobre lo ocurrido al coronel Mustang y, luego de recoger el cadáver (siguiendo todos los pasos de manera correcta) se llevaron a todos los presentes al cuartel de la policía; una vez allí, llevaron al cuerpo a la sala de autopsias mientras que todos los demás esperaban en silencio en la sala de espera.
Al poco tiempo llegaron la Comandnate y el Mayor Armstrong, quienes tenían una mirada bastante serie. Sobre todo Alex, quien seguía sin creer lo que le acababa de decir su hermana.
—Edward, Alphonse, buenas noches —Los saludó la rubia a lo que le respondieron con un suave y apagado "buenas noches"—. Lamento que tengan que estar enredados en estos problemas.
—Y yo me disculpo sinceramente por no haberles dado la noticia de la muerte del General de Brigada Hughes —Añadió el más alto.
—Todo fue por mi culpa —Murmuró Edward con molestia.
—Deja de pensar en ello, no fue culpa tuya —Dijo la rubia con seriedad.
Justo en ese momento, las puertas de la sala de autopsias se abrieron lentamente, dando paso a un doctor de rasgos toscos y negra cabellera.
—Ya realizamos la autopsia, y si bien las heridas eran muy serias pude confirmar que era la Subteniente María Ross gracias a una coronal dental que se salvó del fuego —Les explicó a todos los presentes. Uno de los oficiales estaba anotando todo con concentración—. Es terrible, convertir a una mujer tan bella en cenizas...debiste tener algo muy fuerte contra ella ¿Eh, Mustang?
El nombrado solo abrió los ojos y los fijó en la figura que estaba de pie junto a él, mirándolo con seriedad.
—Ahora que ya tuviste tu venganza, ¿Estas satisfecho? —Roy solo desvió la mirada sin moverse un solo centímetro—. Pensar que un héroe de Ishbal pudiera hacerle algo tan horrible a una jovencita, me hace querer vomitar.
Sin más que decir el médico se retiró del lugar, dejando a todos los presentes sumidos en un tenso e incómodo silencio.
—Coronel —Lo llamó Alex. Rose se puso alerta, ya que sabia que su hermano estaba molesto con Roy—. No puedo creer que uno de mis subordinados fuera capaz de cometer un asesinato...que María Ross matara a alguien, era tan franca y diligente, tan considerada... —El más alto se giró para ver a su hermana, quien solo estaba apoyada sobre una pared y con los brazos cruzados—. Hermana, tú estabas segura de que ella era inocente, no puedes estar a favor de lo que hizo el coronel.
Rose solo desvió su celeste mirada hacia el pelinegro, quien la observaba en silencio a espera de una respuesta a los reclamos de su hermano.
—No puedo juzgar las acciones del coronel porque simplemente obedeció una orden —Dijo la Comandnate con voz tranquila—. Si realmente fuera inocente no habría escapado.
—Hermana, por favor, la conocías bien y sabías que no era capaz de semejante cosa —Le dijo con voz preocupada y ¿decepcionada?
Rose solo suspiró con cansancio y se paró frente a su hermano: hizo un movimiento con la nariz que le resultó conocido al más alto, uno que usaba cuando le quería decir algo en código, por lo que la miró con atención.
—Lo que hicimos esta noche fue seguir órdenes, algo que todos nosotros hicimos a lo largo de nuestras carreras —Comenzó a decirle—. No somos quien para juzgar al coronel porqué nosotros hicimos cosas similares en Ishbal, ¿O necesites que te recuerde lo que hicimos?
El mayor la miró con sorpresa, comprendiendo el mensaje oculto que su hermana trataba de darle, pero se apresuró en cambiar su semblante para no despertar sospechas. Frunció los labios con seriedad y se sentó en uno de los sillones que había en la sala, refregándose la frente con lentitud. Justo en ese momento, un oficial se les acercó y los saludó de manera respetuosa.
—Buenas noches —Se giró para ver a la rubia—. Comandante, su excelencia el Führer desea que vaya a verlo al Cuartel Central en este momento.
《 ¿Ahora? 》Pensó la ojiceleste con interés, frunciendo levemente el ceño.
—Está bien, llévame con él —Le dijo al soldado.
—La acompaño a la salida, Comandnate —Comentó Roy mientras se ponía de pie y tomaba su abrigo—. Puedo ver que está muy estresado, Mayor, tal vez debería tomarse un descanso —El rubio alzó la mirada curiosidad—. El territorio del este es bastante agradable, no existe el ajetreo de la ciudad allá y lo mejor de todo es que está lleno de mujeres hermosas.
Se despidió de los presentes y comenzó a caminar hacia la salida junto con la Comandnate. Una vez alejados de todos, desvió su oscura mirada hacia la rubia, quien parecía estar tensa.
—No me gusta la idea de que vayas a verlo a estas horas...sola —Murmuró el más alto.
— ¿Temes que no pueda defenderme? —Le cuestionó la joven sin cambiar su semblante.
—Sé perfectamente que te puedes defender sola, pero eso no significa que no intente nada en tu contra —Le respondió Roy mientras la miraba de reojo.
—King Bradley podrá ser muchas cosas, Roy, pero si de algo estoy segura de que no es un golpeador —Le aseguró Rose para luego bajar por las pequeñas escaleras que había en la entrada—. Quédate tranquilo, apenas me desocupe con él te llamaré ¿sí?
—Preferiría que fueras a mi casa para estar más seguro —Rose sonrió de lado al entender el doble sentido de esas palabras.
—i tan preocupado estas por mi integridad física y lo que le pueda pasar en esa "reunión", iré personalmente a mostrarte que me hizo nada —El pelinegro se detuvo en sus pasos y la miró con sorpresa—. Solo espero que me atiendas.
La ojiceleste solo le guiñó el ojo y se giró para seguir caminando hacia la entrada, saludó rápidamente a la teniente y se apresuró en meterse en el auto que estaba aparcado frente a él de su amiga. Roy esbozó una pequeña sonrisa por la satisfacción que le había causado escuchar esa respuesta positiva y se acercó hacia donde estaba su subordinada.
—Buenas noches, coronel —Lo saludó Riza— ¿Cómo salió todo?
—Perfecto, todos me creen un bastardo sin corazón —Le respondió para luego sonreír de manera irónica—. Espero que la siguiente parte salga bien y el Mayor y Edward Elric salgan a la ciudad, es crucial para que la misión salga bien.
—Ya verá que todo saldrá bien —Le aseguró la ojimarrón para luego sonreírle—. Fue valiente al ponerse usted solo toda la carga de esta misión, sin embargo, no me gusta verlo en ese estado. Tan serio.
—Han pasado muchas cosas en los últimos días, solo estoy algo cansado. Con un poco de descanso estaré como nuevo —Le dijo para luego subirse al auto, acción que imitó la teniente—. La llevaré a su casa, mañana nos espera un día complicado.
—El lunes le presentaré mi petición de licencia, para seguir con mi parte del plan —Le comunicó la rubia mientras jugaba con sus manos, algo nerviosa—. Espero que finja sorpresa cuando se la entregue.
—Por supuesto —Le aseguró el pelinegro para luego sonreír.
Riza asintió y se sumieron en un agradable silencio. Hace mucho tiempo que no se sentían de esa forma, lo cual agradecían las dos partes. Era realmente bueno que las cosas entre ellos dos comenzaran a mejorar y volvieran a tratarse como antes...por eso tenía miedo de hacer lo que había estado pensando en todo ese tiempo.
Nunca había seducido a un hombre, ya que consideraba que era algo poco necesario. Sin embargo, ahora...dadas las circunstancias, empezaba a pensar que no sería mala idea intentarlo. Estaba desesperada y por eso hacía esa clase de cosas, pero todos hacen locuras por amor, ¿verdad? Y ella tenía la esperanza de que, si su plan funcionaba, Roy intentaría estar de nuevo con ella.
En cuanto a Roy, este se dio cuenta del repentino nerviosismo que mostraba la rubia que estaba a su lado. No podía evitar mirarla con curiosidad ya que eran contadas las veces que podía verla de esa forma, pensó que tal vez eran nerviosismo por el plan que estaban por llevar a cabo a partir de mañana...aunque se equivocó rotundamente.
Decir que no se sorprendió cuando la joven lo tomó de las mejillas, aprovechando que habían parado frente a una parada de "alto", y lo besó suavemente en los labios. Fue un beso casto y delicado, y no fue porque Riza no quisiera hacerlo más apasionado, sino porque no hubo participación alguna por parte de Roy en ese beso. Eso hizo que Riza se separara del rostro del mayor con los nervios a flor de piel, los cuales aumentaron al ver que el mayor no expresaba emoción alguna. Solo la observaba en silencio.
Un fuerte bocinazo los sacó de esa burbuja incómoda que se había formado a su alrededor y el pelinegro se apresuró en arrancar el auto y seguir manejando, haciendo la rubia se volviera a acomodar en su asiento por el movimiento brusco del auto.
《 ¿Qué mierda acababa de hacer? 》Pensó Riza mientras jugaba con sus manos por lo nerviosa que estaba. No solo su plan no había funcionado, sino que ahora ya no sabía si su trato seguiría siendo la misma forma que antes, la había cagado en todos los sentidos. Y había estado tan perdida en sus pensamientos que no se di cuenta de que ya habían llegado a su departamento.
—Llegamos —La voz del coronel la sacó de sus pensamientos.
—Gracias por traerme, buenas noches —Trató de abrir la puerta, pero esta estaba trabada— ¿coronel?
— ¿Por qué me besaste? —Riza abrió los ojos con sorpresa al escuchar esa pregunta—. Después de que tú terminaste con nuestra relación, después de que me pediste que "siguiera adelante" y rehiciera mi vida con otra mujer, ¿Por qué hiciste esto?
—Yo, lo siento...
— ¿Sabes las veces que soñé con volver a besarte? ¿Qué me dijeras que aún me seguías amando y que estabas dispuesta a volver conmigo, sin importar qué? Más veces de la que te podrías imaginar, porque a pesar de todo...yo seguía amándote con locura —Comenzó a hablar el pelinegro—. Es una lastima que todo esto esté pasando cuando mis sentimientos ya no sean los mismos.
Esas últimas palabras habían sido difíciles de escuchar para Riza, quien sintió como se le formaba un nudo en la garganta al tiempo que sus ojos se cristalizaban. Sabía, muy en el fondo, que era algo que sabía que pasaría, pero eso no significara que doliera menos escuchar que el hombre que amas ya no te quiere.
—No sabes cuánto me duele verte de esa forma y saber que soy culpable del dolor que estás sintiendo, pero ya no puedo mentirte más...no quiero hacerlo —Se aclaró la garganta y continúo—. Te quiero como no tienes idea, eres mi mejor amiga, mi más grande confidente y mi sombra...pero ya no puedo ofrecerte algo más que mi amistad.
—Solo quiero que me digas una sola cosa —Le dijo la rubia mientras se secaba las lágrimas rápidamente— ¿Estás interesada en otra persona?
Roy se mantuvo en silencio por varios segundos hasta que finalmente soltó un cansado suspiro.
—Si, estoy interesado en otra persona —Le respondió Roy.
Riza asintió suavemente para luego desviar la mirada. Lo menos que quería era que la viera llorar. Roy suspiró levemente, sintiéndose mal por verla de esa forma, y destrabó la puerta, permitiéndole bajarse del auto. Esperó a que entrara a su casa y, apenas cerró la puerta tras de si, golpeó con fuerza el manubrio para luego recostar su rostro sobre este. No quiso ser cruel, realmente pensó en cuales serían las palabras menos dolorosas para rechazarla...pero al final terminó haciéndole daño.
Gruñó con molestia y arrancó de nuevo el auto, conduciendo hacia su casa.
Rose caminaba rápidamente por las desérticos y silenciosos pasillos del Cuartel Central. Estaba casada y muy molesta, solo King Bradley podía llamarla casi a medianoche para hablar sobre lo sucedido con la Subteniente María Ross. ¿Qué le costaba esperar hasta el lunes o al informe de la policia?
Iba a matarlo si la mantenía mucho tiempo en ese lugar.
Como la secretaria ya no estaba, se acercó rápidamente a la puerta de la oficina del Führer, tocando la misma antes de pasar.
—Buenas noches, King Bradley, ¿Cuál era la urgencia?
—Buenas noches, Rose, me alegra saber que respondiste a mi llamado —La rubia sonrió levemente, soltando el aire de sus pulmones a través de la nariz—. Te llamé porque quiero el informe sobre la muerte de la subteniente María Ross.
—Aún no está terminado —Murió hace menos de cuatro horas, idiota—. Apenas esté listo se lo traeré, mañana.
—Puedes hacerme un resumen ahora mismo —Le dijo el mayor con tranquilidad. Rose solo sintió con la cabeza y se aclaró la garganta.
—Aparentemente escapó de la prisión junto con una armadura, el jefe de la policía militar dio la orden de matarla si se resistía a si captura —Le explicó la joven—. El Coronel Mustang fue el primero en encontrarla. Se resistió a entregarse y él la mató, eso es todo.
—Vaya, vaya, es una gran casualidad que él la hubiese encontrado ¿No crees? —Bebió un poco de su té y le sonrió—. Finalmente logró vengar a su compañero y amigo, a veces el hombre puede ser frío y sanguinario.
—Solo se hizo lo que se había ordenado, señor, ella había sido encontrada culpable y escapó de prisión. Era nuestra misión detenerla, como sea posible —Dijo la ojiceleste. No le gustó la forma en que se había referido a Roy—. Y si ese hubiese sido el caso, señor, tanto él como yo teníamos el derecho de vengar la muerte de nuestro mejor amigo.
—Y ahora lo defiendes —Se puso de pie y comenzó a caminar hacia donde estaba la menor—. Dime, Rose, ¿Qué tanto te acercaste al Coronel como para saber si es un buen hombre?
La nombrada trató de ocultar la sorpresa que le había causado esa pregunta lo mejor que puso, porque sabía que si mostraba alguna emoción que causara la duda de Bradley...todo se podría ir al carajo.
— ¿Por qué le preocupan esas cosas, Führer? Usted sabe mejor que nadie que la relación que tengo con el coronel es muy profesional, apenas y hemos tenido tiempo para hablar —Le contestó lo mas tranquila que pudo, rezando que sus latidos acelerados no fueran escuchados por el mayor—. Y no estoy defendiendo a nadie, no ponga en mi boca palabras que no he dicho.
— ¿Desde cuándo eres tan insolente conmigo? —Le cuestiono con voz molesta—. Pensé que había moldeado ese carácter tuyo...pero se ve que pasar tiempo con ese maldito hombre te volvió rebelde.
—Mire, su excelencia, no entiendo por qué me hace estas clases de preguntas o porque menciona tanto al coronel, pero le aseguro que no me gusta en lo absoluto —Dijo Rose con notoria molesta.
—Lo hago porque quiero saber cuánta libertad le has dado a ese tipo para acercarse a ti —Le dijo el ojiverde con seriedad mientras la tomaba suavemente por los brazos—. Rose, no me gusta que le hayas permitido acercarse a ti ¿Qué no lo entiendes? Ese hombre solo abusará de tu bondad y te hará daño.
Rose lo observó por varios segundos para luego echarse a reír, separándose del agarre del mayor en el proceso. Sabía que rompía el ambiente serio que había en la habitación, pero no podía evitarlo, toda esa conversación le parecía irreal e hilarante ¿Por qué le estaba diciendo esas cosas tan raras? Casi podía jurar que Bradley parecía un padre celoso de que su hija estuviera cerca de los hombres.
—Lo siento, es que todo esto parece una maldita broma —Comentó la rubia sin dejar de sonreír—. Partamos del hecho de que ya no soy una niña para saber diferenciar entre lo que es bueno o malo para mí, señor, le recuerdo que tengo 27 años —Su semblante se volvió más serio—. Segundo, el coronel Roy Mustang es mi subordinado, por lo tanto, debo verlo seguido para asegurarme que cumpla con sus tareas al pie de la letra. Y le recuerdo ¿De quién fue la idea de ponerlo como mi subordinado? Ah sí, de usted.
—Los dos somos conscientes de que yo no quería esto —Se apresuró en decirle el mayor—. No quería que estuvieras cerca de ese hombre.
— ¿Por qué no lo quieres cerca de mi? ¿Cómo sabes que quiere hacerme daño? ¿Acaso tienes evidencia alguna de que solo se haya acercado a mi por nefastos intereses? —Le cuestionó la rubia con molestia—. Si tienes pruebas de qué hizo algo en mi contra, de que solo me esta usando, entonces muéstrame. Quítame la venda de los ojos que me impide ver lo malvado que es conmigo.
—Si tan sólo supieras...
—Sabes, por tu forma de actuar...tú no tienes pruebas contra él, él que habla con tanto recelo son tus malditos celos —Le dijo la ojiceleste con voz cansada para luego soltar un suspiro—. Dime una cosa ¿Por qué lo trasladó? Eres el Führer, el hombre con más poder en el país, ¿Por qué aceptaste la sugerencia de los altos mandos si no te gustaba la idea de tenerlo en Central?
Bradley no respondió nada, solo se limitó a observarla en silencio. Tenía razón, toda la razón, y por supuesto que había una respuesta para ello. Lamentablemente no podía darle esa respuesta, aún no.
—Es mejor que te vayas, seguiremos hablando el lunes a primera hora —Se regresó a su asiento y se apoyó sobre él, mirando por la ventana—. Trae contigo el informe sobre la muerte de la Subteniente Ross.
—Si señor, como ordene —Dijo la rubia, aún confundida por el cambio abrupto del tema de conversación—. Que pase un buen fin de semana.
Sin más que decir, se dio le vuelta y salió de la oficina rápidamente. Afuera la estaba esperando el oficial que la había traído, quien le entregó su abrigo y un paraguas. Aparentemente el clima había empeorado.
Esa conversación había sido muy rara, le había hecho preguntas demasiado personales e incomodas. Sobre todo, porqué todas fueron acerca del tipo de relación que mantenía con Roy ¿Habían sido demasiados obvios? Ella estaba segura de que no, se habían mantenido al margen para no levantar sospechas. Su relación, a la vista de los demás, parecía la de dos buenos colegas.
Aunque en ese cuartel los chismes inventados no faltaban.
Fuera cual fuera la verdadera situación entre ellos, King Bradley había actuado demasiado raro frente a eso. Se había comportado como su padre, uno muy celoso y sobreprotector, que le molestaba el hecho de que su hija estuviera interesado en alguien. Había sido una situación tan irrisoria.
Salió de sus pensamientos cuando salió por la puerta principal y la lluvia comenzó a mojarle el rostro, por lo que se apresuró en abrir el paraguas y seguir caminando bajo la tormenta que se había desatado sobre la ciudad.
Roy salió del baño a paso lento hacia su habitación, llevaba puesto solo una toalla atada a la cintura mientras se secaba el cabello con otra más pequeña. Se acomodó la toalla sobre el cuello y se acercó al ropero que estaba cerca de la cama, sacando de su interior un pantalón, una camiseta negra y una bata a rayas. Se los colocó rápidamente y colgó las toallas sobre una silla, soltando un suspiro cuando se sentó en la cama.
Se llevó una de sus manos a la nuca y comenzó a masajear la zona y los hombros, soltando un pequeño jadeo de dolor. Estaba muy cansado, más mentalmente que físicamente. Había sido un día muy complicado, en todos los sentidos posibles, pero al menos le reconfortaba el saber que había podido ayudar a una joven inocente a librarse de un destino fatídico, eso y que posiblemente pasaría la noche con Rosalyn.
Sin embargo, ya se había tardado demasiado y eso solo hacía que su preocupación aumentara más y más. Quería creer que no lo había dejado plantado, que se había demorado con el Führer y que por eso no llegaba, pero si no era eso... ¿Qué más podía ser? ¿Y si le había pasado algo? ¿Y si ese bateador le había hecho algo o le había pasado algo en el camino? No. No quería pensar que algo como eso había ocurrido. Negó con la cabeza rápidamente, sacando esos pensamientos oscuros de su mente, y se levantó de la cama para luego salir de la habitación.
Bajó por las escaleras y entró a la cocina para poder prepararse una taza de café cuando el timbre sonó un par de veces; dejó todo lo que estaba haciendo y se apresuró en acercarse a la puerta para poder mirar a través de la mirilla, sonriendo al ver que del otro lado se encontraba Rose. Se acomodó el cabello y abrió la puerta rápidamente, recibiéndola con una gran sonrisa.
—Por un momento crei que ya no vendrías —Comentó el pelinegro.
—Te dije que vendría, y como puedes ver estoy en perfectas condiciones —Sonrió ampliamente y desvió su celeste mirada hacia el interior del departamento y luego la regresó al pelinegro— ¿Estás solo?
—Pues son pasadas las doce de la medianoche, es lógico que esté solo —Le contestó Roy para luego soltar una pequeña risita.
—Sabes que no me refiero a eso.
El ojinegro la observó con cierta sorpresa y luego sonrió de lado. Desde que la conoció, se dio cuenta de que era una mujer bastante directa tal vez por eso le sorprendía que no le preguntara directamente si estaba con otra mujer o no.
La tomó por la mano, enredando sus dedos con los de ella.
—Si, estoy solo —Le respondió, acercándola más a él— ¿Está es tu respuesta?
La menor sólo imitó la sonrisa del mayor, acortando toda la distancia entre ellos y unir sus labios con los de él en un cálido beso. Roy correspondió el beso al tiempo que la sujetaba por la cintura, acercándola más hacia su cuerpo.
Rose sonrió en medio del beso y cerró la puerta tras de sí.
%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%
¿Les gustó el capítulo de hoy?
🔥
🔥
🔥
🔥
Hola gentecita bella, como están?
Espero que estén pasando una cuarentena (si es que en tu país están en cuarentena) genial!
Aquí regreso con este capítulo ultra picanton!!!!!!!
🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥
Riza besó a Roy
Pero Roy la rechazó y le dijo que estaba interesada en otra mujer!!!!!!!
¿Qué les pareció eso?
¿Piensan que Riza decida hacer algo con eso?
¿Cuanto tiempo creen que tarde en darse cuenta de que esa mujer es Rosalyn?
¿Pinesan que su relación con Roy cambie?
Los leo en los comentarios
🔥🔥🔥🔥
¿Que les pareció el actuar de Bradley con Rose?
¿Creen que el sepa algo?
¿Hará algo para separarlos?
Quiero ver esas teorías
Jejejejejejeje
Y si....
EN EL SIGUIENTE CAP HABRÁ LEMON!!!!!!!!
Prepárense que viene poderosooooooooooo
🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥
Si les gustó dejen estrellita y comenten, se los agradecería de corazón
💖💖💖💖💖💖
Sin más que decir....
Bye Bye
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top