Capítulo 14
—Muy bien, dime cual es el itinerario del Führer para hoy —Le pidió la rubia a la joven secretaria que la venia siguiendo por atrás.
—Tiene una junta a las 10:45 con los altos mandos, al medio día debe revisar cada informe que se le ha enviado a su oficina, la mayoría son peticiones que debe aceptar o rechazar —Rose asintió sin dejar de caminar hacia la sala de juntas—. También debe tomar los exámenes para los nuevos alquimistas Estatales.
—Vaya, hoy tendré un día pesado —Soltó un suspiro y le sonrió suavemente a la joven—. Ahora me que mi hermano se fue con el Führer a la inspección en el sur, esto estará aburrido.
—Le puedo asegurar que no sentirá la ausencia de su hermano, va a estar muy ocupada —Le aseguró para luego abrirle las puertas de la sala—. Ahora me acuerdo, el Führer me pidió que le recuerde que la semana entrante debe ir a realizarse un análisis de rutina.
— ¿Otro más? —Preguntó con disgusto ante la idea que la tuviera que pinchar de muevo—. Me hice uno hace un mes.
—Quiere asegurarse de que esté en perfectas condiciones, recuerde que ha estado un poco anémica —Le explicó la joven sin dejar de sonreírle.
—Esta bien, iré la semana que viene —Bufó con molestia y se adentró en la sala de reuniones.
Todos los hombres que se encontraban en el interior de la sala dejaron de hablar cuando la vieron en la puerta y se levantaron de sus asintieron para saludarle, Rose sonrió orgulloso y caminó por la habitación con la frente en alto hasta que llegó a la silla del Führer, donde se sentó.
—Buenos días caballeros —Los saludó con parsimonia.
—Buenos días Comandante Armstrong —Dijeron todos al unísono.
—Damos por comenzada la reunión de este día ¿Cuáles son los temas a tratar? —Les preguntó mientras revisaba las hojas que estaban frente a ella.
Todos los presentes comenzaron a explicarle todas y cada una de los problemas que habían surgido por todo el país durante ese semana, esta vez con más detalles de lo que solía ser en otras ocasiones. Eso era algo que le gustaba a la comandante, ella quería saberlo todo, incluso hasta el detalle más insulso y poco interesante. No quería que hubiera ninguna clase de secretos para ella.
Luego de varias horas de hablar sobre los problemas políticos y sociales del país, también sobre enfrentamientos bélicos tanto dentro como contra otros países, la reunión se dio por terminada y todos los presentes se despidieron de la Comandante y se retiraron para seguir con sus trabajos. Todos excepto uno.
—Teniente General Raven —La rubia sonrió ampliamente—. Me sorprende que se haya quedado ¿Necesita algo?
—No nos hagamos los tontos —Raven soltó un suspiro y cerró la puerta para evitar que escucharan esa conversación—. Me pediste que reuniera información confidencial y te la trajera. Bien, pues aquí está —Se removió en su lugar, algo nervioso—. Pensé que sería mejor que empieces con algo un poco simple.
Colocó sobre la mesa varias carpetas que llevan por título la palabra "Quimeras". Rose miró el título con cierta sorpresa e interés mezclados y luego regresó su celeste mirada al hombre que estaba frente suyo, sonriéndole de una manera que Raven catalogaría como "aterradora".
— ¡Muy buen trabajo, Teniente! ¿Ve que cuando quiere puede hacer las cosas que uno le pide? —Le dijo la joven para ponerse de pie y tomar los archivos—. Sigue cooperando conmigo y entregándome estos documentos confidenciales y le prometo que no diré nada en su contra ¿Qué dice?
—Estás jugando con fuego, niña, piensas que tienes poder solo por estar al mando ahora...pero solo eres un simple peón que obedece órdenes de más arriba —Le dijo el más alto, tratando de sonar intimidante—. De hecho, yo tengo más rango que tú...tú eres la que deberías tenerme miedo a mi. Yo puedo destruirte fácilmente.
—Dos cosas —Dio un par de pasos, acercándose al mayor, y le sonrío—. La primera es que amo jugar con fuego, básicamente es lo que estado haciendo desde que entré a la milicia. Y segundo... —Su rostro se volvió más sombrío y tenebroso—...sé la clase de cosas que haces cuando nadie te vigila, Raven.
— ¿Qué está-
—Palabras como "acosador", "pederasta" y "abusador" son bastante fuertes ¿No crees? Tanto que podrían manchar el historial de una persona tan respetable y decente —La seguridad desapareció del rostro del Teniente General, quien tragó duro mientras sentía como sus manos comenzaban a temblar—. Ahora que sabes que sé las cochinadas que haces a escondidas ¿Estas seguro que es bueno amenazarme?
—Rose, ¿Qué vas a-
La nombrada empujó al hombre con fuerza hasta hacerlo chocar contra una de las paredes de la habitación, sacó una navaja que tenía en el cinturón del uniforme y se la puso en el cuello de Raven.
— ¿Recuerdas la Guerra de Ishval? ¿Recuerda que hubo una baja impresionante de nuestros soldados? —El ojiazul sintió con la cabeza al sentirme filo de la cuchilla muy cerca de su piel—. Pensaron que habían sido los ishbalinos, pero no, fui yo ¿Sabes porqué los asesine? —Raven negó rápidamente—. Porque los encontré abusando de niños y mujeres indefensas, y eso...es algo que simplemente no puedo tolerar.
— ¿El Führer sabe de esto? —Le cuestionó el mayor con poca valentía que le quedaba. Rose solo se le rió en la cara.
— ¿Planeas ir a contárselo ni bien regresé de su viaje? Porque déjame decirte que no ganarás nada con eso, mi vida importa más que la tuya —Le advirtió para luego acercar más la navaja a su cuello—. Las cosas son así, tú me seguirás entregando estos documentos confidenciales y yo mantendré tú miserable cabeza en su lugar. Si me llego a enterar que hablaste de esto con otra persona, con el Führer para ser exactos, no solo tus sucios secretos saldrán a la luz...sino que también te rebanaré las pelotas ¿Entendiste?
—Si...
— ¡Responda más fuerte y claro! —Bramó con fuerza.
— ¡Si señora!
—Así me gusta, bien obediente —Le dio unas palmaditas en una de sus mejillas y se alejó de él—. Ahora vete.
El hombre asintió rápidamente y salió prácticamente corriendo de la sala, dejando sola a la rubia. Rose soltó un suspiro y se acercó a la mesa, tomando los archivos con rapidez. Ya eran pasadas la 12 del medio día y aún no había regresado a la oficina del Führer a seguir con sus deberes.
Como era de esperarse, la secretaria la regañó por llegar tarde y le explicó que continuaría con los deberes que le había dejado King Bradley luego del almuerzo. Justo cuando iba a salir rumbo a la cafetería, el teléfono de la oficina comenzó a sonar, se acercó rápidamente al escritorio y atendió.
—Diga.
—Comandante, tiene una llamada en espera desde Briggs, es la Comandnate Olivier Armstrong —Le dijo la secretaria— ¿Quiere que la conecte?
—Si, por favor, se lo agradecería.
Tardó unos segundos en conectar las dos líneas y cuando lo hizo le indicó que apretara el botón número 3.
—Hola hermana.
—Hasta que por fin contestas, ahora que estás ocupada haciendo de Führer no tienes tiempo para atender a tu hermana —Rose negó con diversión, Olivier seguía igual de quejosa y posesiva.
—Me alegra mucho escucharte hermana, y bien como puedo escuchar —Dijo la rubia con tranquilidad, sentándose sobre el escritorio.
—Y yo estoy orgullosa de saber que una mujer del clan Armstrong gobierna el país, al menos por este momento —Dijo Olivier con orgullo en su voz—. Me gustaría que fuera así de aquí en adelante pero bueno, es un comienzo.
—Si, me gustaría permanecer por más tiempo con el mando pero te aseguro que haré bastantes cosas durante esta semana —Le aseguró Rose—. En fin ¿Qué tal el norte?
—Seguro y sin problemas, como siempre —Le respondió Olivier con tranquilidad— ¿Cómo está Central? ¿Lista para el terremoto que se te avecina?
— ¿Terremoto?
—Hablo del Coronel, ese inútil empieza a trabajar contigo la semana entrante —Comentó con asco—. Suficiente tenias con el débil de nuestro hermano como para tener que aguantar a otro inútil más. No puedo creer que consideren a es bastardo como alguien importante para el país.
Rose sonrió levemente para luego negar con la cabeza, no había forma de dudar que Olivier lo odiaba.
—Tengo entendido que trabajará bajo mis órdenes, así que no va a causarme muchos problemas —Le explicó Rose con tranquilidad—. No vayas a pegarme pero pienso que será bueno trabajar con él.
—Oh dios, ya te pasó de su inutilidad y blandura ¡Hermana, pensé que eras mejor que eso! —Exclamó Olivier. Rose solo se echó a reír— ¿Cuándo lo viste y por cuánto tiempo convivieron?
—Tuvo que venir para el entierro de Hughes, hace casi una semana —Le respondió con tristeza—. Hablamos por un rato.
—Ya veo ¿Y cómo estás con eso?
—No voy a matarme si es lo que piensas, pero no he estado muy bien. Es complicado llegar al Comando y saber que no me está esperando para hablarme de su día y de su familia—Le contestó la ojiceleste—. Por ahora... solo quiero averiguar quién lo asesinó, y para eso debo estar viva y cuerda. La muerte ya no es una opción.
—Ten cuidado, Rosalyn, sé cautelosa con lo que investigas —Le pidió la mayor con seriedad—. Debo irme, te llamaré en la noche.
—De acuerdo, hablamos luego. Besos —Cortó la llamada y soltó un pesado suspiro, sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas—. Te estás volviendo demasiado sensible, Rosalyn.
《Siempre has sido sensible, solo que lo has ocultado muy bien》
Odiaba cuando su mente la traicionaba de esa manera, pero sabia que tenía razón. Nunca había sido fría como Olivier, siempre había sido extrovertida, cálida y amable. Lastimosamente son características que no funcionan en la milicia, así que tuvo que sacar el lado que menos le gustaba de su carácter a la luz y formar una coraza con ello. Le funcionó, si, pero no fue feliz del todo.
Suspiró con cansancio, se secó las lágrimas que se le habían escapado y se apresuró en salir de la oficina.
Con el paso de las horas, terminó cada uno de sus deberes, los cuales habían sido cansadores, y decidió que lo mejor que podía hacer antes de irse a su cara era caminar un rato por los jardines del Comando. Necesitaba tomar un poco de aire fresco porque sentía que si seguía dentro de esa cuatro paredes se volvería loca.
Se sentó en un pequeño banco que había por el lugar y soltó un suspiro de cansancio, mirando el documento que tenía entre las manos. Había amenazado de muerte a Raven y ni siquiera se había dignado en husmear los documentos que le había entregado. Pero sinceramente no tenía ganas de pensar en trabajo o en información ultra secreta del gobierno, solo quería despejar un poco la mente, tal vez necesitaba de un buen trago.
Suspiró con cansancio y abrió la carpeta que tenía en sus manos, comenzando a leer el resumen que había en la primera hoja, al interesarse con el resumen siguió leyendo las siguientes páginas.
Y vaya que se llevó una gran sorpresa al descubrir esa información.
Abrió los ojos con asombro pero, lejos de cerrar el documento, siguió leyendo las hojas de manera detalla; básicamente hablaba de los experimentos con humanos y animales que había realizado la milicia en secreto, hablaba de los fracasos que habían tenido a lo largo del tiempo hasta que finalmente había logrado algo exitoso.
No podía creer que hubieran permitido esto cuando la primera ley de la milicia era "No experimentar con humanos". Y lo peor de todo era que ella no lo sabía, todos en el alto mando estaban al tanto de esto menos ella. Eso le molestaba demasiado ¿Qué más cosas ignoraba?. De pronto sintió que ya no estaba sola en ese lugar, por lo que cerró la carpeta de manera y se puso de pie de manera rápida. Estaba nerviosa, tensa y asustada ¿Y cómo no estarlo? Esa presencia era lo suficientemente siniestra como para ponerle los pelos de punta, nunca un enemigo había logrado ponerla de esa forma como lo estaba haciendo lo que fuera que estaba detrás de ella.
Había sido muy descuidada y ahora sentía que su vida corría peligro ¡Que tonta! Si la mataban en ese mismo instante, todo lo que había logrado hasta ese momento sería en vano. No iba a permitir eso, no iba a morir en ese lugar aunque que tuviera que luchar con unas y dientes. Sacó del cinturón de su uniforme una de las pistolas que tenía y la desbloqueó sin hacer mucho ruido, inhala con fuerza y se giró para apuntarle a lo que sea que estuviera observándola.
Se llevó una gran sorpresa al no encontrar nada, salvo al pequeño hijo del Führer.
— ¡Joven Selim! —Exclamó con sorpresa mientras guardaba el arma y hacia una reverencia—. Lamento haberle apuntado con la cabeza, fue un error grave.
— ¡No te preocupes, fue culpa mía por no anunciarme como correspondía! Te hice llevar un susto enorme —Exclamó el niño sin dejar de sonreír—. Solo quería saludarte y preguntar cuando irás a casa, hace mucho que no jugamos juntos.
Rose sonrió levemente y se agachó hasta quedar a su altura.
—Apenas me desocupe de mis deberes me daré una vuelta por tu casa ¿Te gusta esa idea? —El pelinegro asintió enérgicamente la rubia amplió sus sonrisa.
—Por favor, cuídate de los extraños, te quiero mucho y no me gustaría que te suceda algo —Le pidió el joven con mirada algo triste—. Papá dice que el lugar se puso feo y que por eso no puedo salir a jugar.
—Te prometo que me cuidaré mucho, soy lo suficientemente fuerte para darles un par de golpes a esos brabucones.
Selim se río ante ese comentario y justo en ese momento apareció la madre del pequeño, quien sonrió con alivio y corrió hacia donde estaban ellos.
— ¡Gracias al cielo te encuentro, hijo! —Exclamó la mujer mientras lo abrazaba—. Pensé que te había pasado algo malo.
— ¿Lo ves? Todos andan preocupados —Comentó el niño a lo que Rose solo se rió suavemente.
—Gracias por haberlo encontrado, Comandante —Le agradeció la ojiverde.
—No hice nada, señora Bradley, su hijo fue el que me encontró a mi —Le dijo la ojiceleste—. Bueno, ahora debo retirarme a mi oficina. Pronto iré a visitarlos.
Los dos asintieron y Selim se acercó para darle un pequeño beso en la mejilla. Aprovechó la cercanía para susurrarle:
—Papá tenía razón, eres digna de formar parte de nosotros.
Rose borró la sonrisa de su rostro al escuchar esas palabras que la dejaron algo confundida. "Digna de formar parte de nosotros" ¿Qué era ese "nosotros"? ¿Parte de la milicia, de los altos mandos? ¿Cómo un niño de diez años podría saber sobre esas cosas? ¿Acaso King Bradley le hablaba de esas cosas?
Los dos se fueron y la dejaron a la rubia sola, perdida en sus pensamientos. Cuando logró salir de ese trance, se apresuró en tomar sus cosas y regresar a su oficina para seguir investigando el tema de las quimeras. Para su grata sorpresa, había un anexo a los documentos las fichas de los investigadores y científicos que habían participado de dichos experimentos, incluso había fotografías de los "resultados", algunos de ellos eran bastantes aterradores de ver. A pesar de lo ilegal del experimento, no podía evitar sentir gran interés por estas criaturas y la idea de poder ver una en persona crecía más y más. Fue entonces que encontró un ficha que le llamó mucho la atención, ya que era de una persona que conocía bastante bien y que aparentemente hacía creado a varias quimeras.
Tomó el teléfono rápidamente y presionó varios botones, llevándoselo al oído.
—Buenas noches, Comandnate, ¿Qué desea? —Le preguntó una joven.
—Comuníqueme con el Comando de la ciudad del Este, necesito hablar con el Coronel Roy Mustang urgentemente —Le ordenó la rubia sin dejar de hojear el documento.
—Enseguida señora, aguarda un momento.
La música de espera comenzó a sonar lo que le permitió pensar bien que era lo que le diría al Coronel sobre lo que había descubierto. Entonces se dio cuenta de que estaba cometiendo dos graves errores; el primero era comunicarse por la línea principal del servicio militar, el cual era vigilado en todo momento, era bastante peligroso contarle esas cosas por ahí y el segundo era que no estaba segura de que esta información fuera real, no podía llamarlo solo para decirle cosas que eran probables. Primero debía confirmarlo de alguno de los científicos l militares que habían participado.
—Comandnate, buenas noches ¿Qué necesitaba decirme? —La grave voz de Roy la sacó de sus pensamientos, pero no respondió nada— ¿Rose? ¿Todo en orden? ¡Rose!
La nombrada solo cortó la llamada sin responder nada, inconsciente de que había despertado en el joven pelinegro una gran preocupación. Frunció los labios y cerró el documento, guardándolo en su abrigo negro. Salió de su oficina y del Comando a paso veloz, se subió a su auto y condujo hasta la prisión de Central. Habló varios oficiales quienes, una vez que la revisaron, le permitieron pasar. Caminó por varios minutos juntos a un oficial y cuando llegaron a la celda del tipo que estaba buscando, le abrieron la reja para que entrara.
—Buenas noches, Kimblee —Lo saludó la rubia mientras se sentaba frente a él.
—Oh, pero si eres tú, Rosalyn —El nombrado sonrió de lado— ¿A que se debe esta sorpresiva visita?
—Ya sé sobre las quimeras, tus quimeras —Le respondió la joven sin rodeos, cosa que sorprendió al pelinegro—. Quiero que me digas sobre eso y como fue posible lograrlo.
—Así que ya sabes sobre eso, debo admitir que no creí que demoraras tanto en descubrirlo —Comentó con diversión—. Así que dime, princesa, ¿Por qué debería decirte sobre mis experimentos?
—Porqué me debes un favor ¿Ishval, lo recuerdas? Y los dos sabemos que no es bueno deberme algo —Le respondió con simpleza.
Kimblee soltó una pequeña carcajada.
—El pasar mucho tiempo con King Bradley hace que adoptes muchas de sus actitudes, te estás volviendo como él —Comentó el ojinegro con diversión.
—No te atrevas a comprarme con él, somos como el agua y el aceite —Le dijo la rubia con molestia.
—Si tu dices —Suspiró profundamente y le sonrió—. Esta bien, te diré todo lo que sé sobre las quimeras del gobierno y las mías. Y, como bonus extra...te hablaré sobre los homúnculos.
Rose alzó una ceja con y se cruzó sus brazos sobre el pecho. ¿Homúnculos? Había leído sobre ellos muchos años atrás, cuando estudiaba alquimia para el examen militar, pero siempre había creído que eran solo teorías, ya que nadie había logrado crear vida de manera artificial... ¿O si? A esta altura del partido ya no sabia si creer en los libros que había estudiado con tanto ahínco y en las reglas que habían impuesto el Führer cuando subió al mando, después de todo la mayoría estaban siendo rotas por militares y científicos importantes.
—Pensé que solo eran un mito —Dijo Rose con seriedad.
—Pensé que ya sabías que para la alquimia no hay imposibles, menos si las personas saben como manejarla perfectamente —Contraatacó sin dejar de sonreírle—. Hay tantas cosas que desconoces, niña linda, pero no te preocupes...yo te diré todo lo que necesitas saber. A ver si con eso la venda que tienes puesta en los ojos se termina de caer.
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Hola gentecita, como están?
Espero que estén pasando una mañana/tarde/noche genial
Aquí regreso con una capítulooooooooo
¡Rose descubrió sobre las quimeras y los homúnculos!
¡Se dio cuenta de que Selim es bien raro!
¿Cuanto creen que tarde en descubrir la verdad?
En el capítulo siguiente llega Roy a Central!
Empieza el puterio entre Rose, Roy y Riza
¿Como creen que termine eso?
Jajajajaja
Si les gustó dejen estrellita y comenten
Se los agradecería de corazón
Sin más que decir
Bye Bye
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