Capítulo 12
Rose frunció el ceño cuando el estridente sonido del teléfono comenzó a sonar en toda la habitación, gruñó con molestia y se acurrucó nuevamente en el pecho del pelinegro, quien volvió a abrazarla con lentitud. No iba a atender, iba a esperar que la persona maleducada que llamaba tan temprano dejara de insistir. Cuando dejó de sonar, sonrió al pensar que no llamarían más y continuó acariciando el desnudo y fuerte pecho del mayor, pero sus esperanzas se hicieron pedazos cuando el teléfono volvió a sonar. Soltó un pesado bufido y estiró la mano hacia su mesita de luz, tomando el teléfono.
—Diga —Exclamó con voz ronca y adormilada.
—Rose, soy yo, Riza —La nombrada maldijo en voz baja para que nadie la escuchara—. Lamento molestarte a estás horas, sé que estoy siendo muy irrespetuosa, pero necesito hacerte una pregunta.
—Claro Riza, no hay problema... ¿Qué pasa?
—Estoy preocupada porque el Coronel Mustang no aparece y nos debemos ir en tres horas —Hubo un silencio hasta que Riza se aclaró la garganta—. Quería saber si lo viste o si fue a tu casa anoche.
Rose desvió su adormilada mirada hacia el pelinegro, que estaba durmiendo boca abajo a su lado. Acercó su mano y acarició esa bien formada espalda con las uñas con mucha suavidad.
— ¿Por qué piensas que podría haber venido a verme? —Otro silencio más se formó del otro lado de la línea telefónica.
—No lo sé, quizás quería preguntarte algo sobre la muerte del General de Brigada —Se apresuró en responder.
—Pues no, lo siento, no lo he visto —Comentó con tranquilidad mientras jugaba con el despeinado cabello de Roy—. Seguramente debe haber ido a algún bar a pasar la noche, como sabes, ayer no fue un día bueno para nadie y tal vez quiso beber un poco.
—Si, puede que haya pasado eso —Dijo la Teniente para luego suspirar—. Lamento haberte molestado tan temprano y gracias por todo.
—De nada, y su necesitas ayuda para buscar al imprudente del Coronel no dudes en avisarme.
Compartieron un par de palabras más y la ojiceleste terminó la llamada, soltando un pesado suspiro. Roy, quien ya estaba despierto, sonrió levemente al ver como la rubia se refregaba los ojos para luego tomar un pequeño mechón rubio y empezar a jugar con él.
—Así que..."imprudente" —Repitió el mayor con voz adormilada para luego sonreír.
—Lo eres, en muchos sentidos —Se sentó en la cama para luego suspirar—. Como esto por ejemplo, anoche fuiste un imprudente al besarme...y todo lo demás que me hiciste.
—Yo no te vi quejándote, al contrario, disfrutaste cada cosa que te hice —Rose lo golpeó con la almohada, cosa que hizo reír al ojinegro—. Ya, lo siento, en mi defensa solo puedo decir que en ningún momento se me cruzó que terminaríamos así. Solo quería hablar contigo.
—Lo sé, no tienes porque explicarme nada —Agarró la camisa del más alto y se la puso—. Estábamos bastante sensibles y el alcohol solo sacó a flote...deseos y sentimientos que queríamos mantener ocultos, no porque fueran desagradables sino porque están prohibidos para personas como nosotros.
—Ah, cierto, el reglamento militar —El ojinegro se sentó en la cama y soltó un suave suspiro—. Supongo que estamos metidos en un gran embrollo.
—Tienes razón, y si no me equivoco empezaron a complicarse —Roy la miró sin entender—. Riza sospecha algo de nosotros, de otra forma no me habría llamado para saber si estabas aquí.
—Maldita sea, me olvidé que hoy regresamos a Ciudad del Este —Se llevó las manos al rostro, refregándoselo con fuerza—. Ya inventaré una buena excusa, diré que me fui a un bar y que estuve ahí hasta el amanecer.
—Buena idea, veamos si se la cree —Sonrió levemente, un poco triste—. No puedo ser tan cínica, le dije que no sabía dónde estabas cuando de hecho su lo sabía. Tuve sexo varias veces con el tipo del que está enamorada mi mejor amiga...que buena amiga que soy.
—Hey, no te eches toda la culpa a ti misma —Se le acercó para poder tomarla de las mejillas—. Esto también es mi culpa, si no te hubiera besado-
—Esto iba a terminar pasando, haya sido anoche o en un par de meses, íbamos a terminar haciéndolo —Lo interrumpió—. Lo sabemos bien, por algo seguíamos el coqueteo del otro —Soltó un suave suspiro y continuó—. Eso es lo que más me duele, que sabia que pasaría y no hice nada por evitarlo.
—Lo siento, te puse en una situación incómoda con la Teniente. Pero te puedo asegurar de que no me arrepiento de haber pasado la noche contigo —Le aseguró mientras recorría las mejillas y cuello de la rubia con delicadeza.
—Yo tampoco, pero eso no quiere decir que no sienta culpa de haberlo disfrutado tanto.
— ¿Qué es lo que haremos ahora? —Le preguntó Roy con seriedad.
—Supongo que lo mejor será fingir que no pasó nada entre nosotros —Le respondió la joven para luego separarse del agarre—. Lo siento, sé que hacer esto es de cobardes pero tampoco podemos arriesgarnos a que nos descubran.
Decir que esas palabras no le habían dolido al pelinegro era una mentira, pero también entendía porqué decía eso. Mantener relaciones sexuales y/o sentimentales entre militares estaba prohibido, si bien eso no le había impedido terminar entre las piernas de la Comandante sabia que si alguien los descubría serían destituidos de sus cargos o peor aún, los echarían de la milicia. Sabia que eso era algo que ninguno de los dos se podía permitir, hacerlo significaba perder la oportunidad de llevar a cabo sus planes para poder liberar al país de la dictadura en la que estaban.
Frunció los labios con un poco de tristeza y se acercó nuevamente a la rubia, a quien tomó por las mejillas para que lo mirara.
—Entiendo tus motivos para decidir eso, yo también opino que es lo mejor —Murmuró mientras acariciaba las mejillas con el pulgar—. Pero al menos...déjame besarte una última vez, por favor.
Rose sonrió suavemente para luego acortar toda distancia que había entre ellos, besando de manera suave los labios de Roy.
************
El Coronel caminaba por los pasillos del hotel donde se estaba hospedados en absoluto silencio, pensaba cual sería la maravillosa excusa que le daría a la Teniente Hawkeye sobre porque no había regresado a dormir. Luego se le vino a la mente el pensamiento de "¿Por qué tendría que explicarle dónde estuve?", ya era grandecito y podía hacer lo que quisiera sin tener que dar explicaciones. Sin embargo también sabia que la Teniente le preguntaba tanto por preocupación, habían asesinado a su amigo, el responsable aún andaba suelto, y Scar seguía merodeando por la ciudad, era lógico que hubiera llamado a varias personas para saber de él.
Llegó a la habitación que le había tocado y abrió la puerta con lentitud, se quitó el abrigo de color negro y lo dejó sobre la mesa que había en un costado del lugar. Se sentó en uno de los pequeños sillones que había frente a la cama y soltó un pesado suspiro; estaba cansado, la noche anterior no había podido dormir pero eso no significaba que se estuviera quejando, disfrutó cada segundo que estuvo despierto y entre los brazos de Rose. Pero incluso esos brazos cálidos y suaves no habían logrado que se olvidara de la muerte de Hughes, un dolor que, si bien había olvidado por un par de horas, ahora golpeaba su pecho y le formaba un nudo en la garganta.
¿Qué habría dicho Hughes si le contase que se había acostado con Rosalyn? ¿Cómo reaccionaría? ¿se pondría feliz o se molestaría con él? Esas eran preguntas que rondaban en su cabeza sim descanso y que lamentablemente no tendrían respuesta, ya no. Ya no tendría la posibilidad de contarle lo bien que se había sentido al estar con ella, o la felicidad que sintió cuando no lo corrió después terminar el "acto", o que se estaba enamorando de ella.
No pudo evitar sonreír ante ese último pensamiento. "Estoy enamorándome de alguien, y esa persona siente lo mismo por mi" porque sabía que ella sentía lo mismo, se lo había demostrando en esas pequeñas y suaves caricias durante su encuentro, en esos besos apasionados, en esas sonrisas que le había dedicado. Y por eso le dolía tanto que tuvieran que fingir que no había pasado nada entre ellos, finalmente una mujer le correspondía y no podían estar juntos por culpa del maldito reglamento militar.
—Maldita sea —Murmuró con molestia para luego levantarse del sillón y meterse en el baño.
Quizás una buena ducha lo harían sentirse mejor. Para su mala suerte eso no pasó. El agua no estaba lo suficientemente caliente para su gusto, no había ningún elemento de limpieza salvo una pequeña tacita de champú en una esquina y un jabón abierto. No iba a usar ninguna de esas cosas, preferidas mujeres y esperar hasta llegar a la Ciudad del Este para darse un buen baño. Salió del baño, más molesto de lo que había entrado y se acercó a la cama, movió la almohada y se encontró con el expediente de Rose.
Ese expediente, ese era el motivo por el que había ido a la casa de la rubia, quería hablar con ella y tratar de descubrir si estaba de su lado o si lo había estado espiando. Al final todo terminó de otra forma, pero de cierta forma había encontrado la respuesta a sus incógnitas. Rose no estaba del lado de King Bradley y posiblemente aceptaría formar parte de la alianza contra él. Había hecho mal en investigarla, pero tal vez sin esa información no se habría atrevido a ir a la casa de la Comandante. Frunció los labios y tomó de su maleta uno de sus guantes, se lo puso y tomó la carpeta con la mano, chasqueo su dedo y el expediente ardió en llamas hasta volverse cenizas.
Esperaría a que ella le contara todo, no insistiría y no aceleraría el tiempo. Porque sabía que, aunque ahora lo rechazaba por él reglamento militar", ella terminaría regresado a él...y él a ella.
Los suaves golpes de la puerta los sacaron de sus pensamientos y se apresuró en guardar de nuevo el guante, alejarse de la cama y abrir la puerta. Riza estaba del otro lado de la puerta, quien había abierto la boca para decir eso pero quedó en silencio, posiblemente por ver a Roy con la camisa abierta. Parpadeó un par de veces antes de hablar.
—Coronel, que alivio ver que ya ha regresado —Riza sonrió levemente para luego regresar a su característica seriedad—. Coronel, fue irresponsable de su parte haberse retirado sin comunicarme, recuerde que la ciudad no es segura en estos momentos.
—Lo sé, tiene toda la razón teniente y por eso me disculpo por haberla preocupado —Le dijo el pelinegro mientras se hacía a un lado para dejarla pasar, cerrándose la camisa en el proceso—. Anoche...anoche solo quería distraerme un poco.
—Entiendo, solo le pido que me avise la próxima vez —Dijo la rubia mientras dejaba su maleta en el suelo, soltando el aire que tenía en sus pulmones con nerviosismo— ¿Fue a un bar?
"No, de hecho, estuve en la casa de tu mejor amiga quien por cierto sabe moverse de maravilla en la cama" Pensó el ojinegro para luego sonreír levemente, gracias a dios estaba dándole la espalda porque estaba acomodando su maleta.
—Si, quería beber un poco y se me fue la mano, me quedé hasta el amanecer —Le respondió el más alto mientras se colocaba la parte superior del uniforme azul, girándose para verla—. Ya casi estoy listo, termino de arreglar un par de cosas y podremos irnos a la estación de trenes.
—Está bien señor —Murmuró la ojimarrón con tranquilidad—. El Mayor Armstrong me llamó, dijo que vendría a buscarnos para llevarnos a la estación de trenes.
—No me sorprende que lo haga, seguramente quiere protegernos —Murmuró Roy con seriedad, cerrando su maleta y tomando su abrigo negro— ¿Nos vamos?
—Si, señor.
Tomaron sus pertenencias y salieron de la habitación rápidamente rumbo a la estación. Durante el viaje en el auto, Roy se dio cuenta de que la Teniente estaba algo tensa y seria, seguramente no se había tragado por completo su mentira...le era difícil mentirle a ella pero no le quedaba otra. No podía decirle que había estado en la casa de la Comandante y mucho menos que se había acostado con ella, no porque temiera que pudiera delatarlo con los altos mandos de la milicia sino porque sabía que causaría un disgusto enorme entre las dos rubias. Y no quería indisponerlas.
Solo él podía elegir a mujeres tan problemáticas y que casualmente eran íntimas amigas.
Soltó un suave suspiro, tratando de alejar de sus pensamientos a la ojiceleste, y se bajaron del auto cuando este se detuvo frente a la entrada de la estación de trenes. Pero la suerte no estaría de su lado esa mañana, de eso se dio cuenta cuando que la mismísima Rosalyn estaba esperándolos junto a un soldado.
Quería olvidarla a ella y a la fabulosa noche que habían pasado juntos ¿Y se le aparecía de esa forma? ¿Con ese uniforme que le quedaba como un guante, con ese cabello ondeando con el aire, con esa maldita sonrisa de "no hicimos nada"? Era demasiado cruel con él, aunque no podía negar que le alegraba saber que había ido a despedirse...alegría que no pudo oculta y que no pasó desapercibida por la Teniente y el Mayor.
—Comandante, que alegría verla —Exclamó Riza para luego sonreírle— ¿Vino a despedirse?
—Por supuesto, no permitiría que te vayas sin despedirme —Le respondió la rubia para luego tomarla por las manos, sonriéndole levemente—. Espero volver a pronto, no pudimos hablar casi nada.
—Te prometo que la próxima vez tendremos más tiempo para hablar —Le aseguró la ojimarrón—. Ahora, si me disculpan, debo ir a hablar con el chófer.
—Permítame ayudarla con el equipaje —Le pidió el mayor de los Armtrong para luego tomar todas las maletas y seguirla, dejando solos a Roy y a Rose.
—Bueno, me dio gusto verlo Coronel —Alzó su mano en forma de saludo. El más alto solo sonrió con ironía, ya que se saludaban de esa forma cuando hace no más de tres horas habían tenido sexo—. Lamento que haya tenido que ser en circunstancias poco alegres.
— ¿Seguro que estarás bien? —Le preguntó mientras correspondía el gesto para no llamar la atención de nadie—. No me gusta la idea de dejarte sola.
—No estaré sola —Los dos desviaron la mirada para ver al enorme hombre que ayudaba a la rubia a subir las maletas—. Alex no me dejará sola ni un solo momento, así que no te preocupes.
—Si, supongo que será una buena compañía —Soltó la mano de la joven con lentitud y le sonrió suavemente— ¿Nos seguiremos manteniendo en contacto?
—Por supuesto, y recuerda ser más disimulado si me llamas por la línea militar —Roy sonrió de lado para luego bajar la mirada—. Escucha Roy, luego de pensarlo bien he decidido aceptar tu propuesta de unir fuerzas contra King Bradley.
El nombrado la volvió a mirar, esta vez con sorpresa, para luego ampliar su sonrisa.
—Me alegra saber eso, a partir de ahora toda la información que descubra te la haré saber —Le dijo el de mirada rasgada—. También espero que juntos podamos descubrir quién asesinó a Hughes.
—Ten por seguro que lo haremos, apenas tenga tiempo te empezaré a enviar toda la información que estado recolectando —Añadió la ojiceleste—. De todos modos debemos ser precavidos, no podemos enviarnos documentos de ese tipo tan de golpe. Debemos pensar en una forma de encriptar los archivos de tal forma que nadie salvo nosotros pueda leerlos.
—Supongo que se nos ocurrirá algo —El silbato del tren comenzó a sonar, anunciando que ya se iba—. Bueno, me tengo que ir.
—No se demore en regresar, Coronel, lo vamos a necesitar mucho en Central —Le dijo Rose para luego sonreírle.
Roy quiso creer que había alguna doble intención oculta en esas palabras, de cierta forma ese pensamiento le gustaba, aunque solo se limitó a esbozar una pequeña sonrisa.
—Volveré en una semana y media, lo prometo.
Sin más que decir, siguió su camino para poder reunirse con la Teniente. Abordaron el tren a los pocos minutos y cuando finalmente lograron tomar asiento, giró su rostro hacia la ventana para poder verlos por última vez. Los dos hermanos alzaron la mano y se despidieron, retirándose de aquel lugar con rapidez.
**********
King Bradley caminaba en absoluto silencio hacia la sala de reuniones, siendo seguido por dos guardaespaldas que se mantenían algo alejado de él. Estaba molesto, muy molesto, y nadie sabía porque. Solo sabían que debían mantener su debida distancia para no irritarlo más.
Una de esas era Rose, quien solo lo seguía en completo silencio, tratando de pensar en que le podría haber pasado para tener ese humor de perros.
—Comandante —La rubia se acercó rápidamente— ¿Pudo hacer la evolución de los nuevos ingresantes?
—Si, señor —Le entregó varias hojas—. Ayer me llegaron los informes y-
— ¿Logró revisar cada uno de los documentos que le entregue?
—S-Si, ya los envié a su oficina —Le respondió la joven con rapidez.
El mayor se detuvo, haciendo que los dos hombres y la Comandante hicieran lo mismo, se giró para poder ver a la joven quien le sonrió suavemente. Se acercó a la joven y puso su mano sobre su hombro.
—Has estado haciendo un excelente trabajo, y por eso quiero pedirte que hagas algo por mi —Le pidió el pelinegro que lo que la rubia asintió con seriedad—. Como sabes, la semana que viene días tendré que ir al sur para una inspección y quiero que tú quedes a cargo del Comando durante esa semana.
Rose abrió los ojos con sorpresa ante esa petición y no puedo evitar soltar una pequeña risa, cosa que desconcertó un poco al Führer.
—Führer, una cosa es que me de los documentos para que revise y otra muy distinta es encargarse de todo el Comandando Central —Dijo la ojiceleste sin dejar de sonreír—. Además, ese es el trabajo del Teniente General Raven, aceptar esto sería como quitarle su trabajo de manera deshonesta y no deseo tener más problemas con los integrantes de los altos mandos.
—Raven ya fue informado de mi decisión, así que no te preocupes por él —Le dijo el más alto—. Además no te lo estoy comentando, te lo estoy ordenando.
La sonrisa de Rose desapareció y fue reemplazada por una mueca de seriedad, se puso derecha y colocó los brazos a los costados de su cuerpo.
—Como usted ordene, señor.
King bradley sonrió suavemente y siguió caminando hacia la su oficina junto con la rubia y los dos guardaespaldas. Cuando entraron, saludaron a la secretaria del pelinegro y caminaron rápidamente hacia el escritorio de masera que estaba frente al ventanal. Bradley tomó un pequeño folio y se lo entregó a la joven.
—Te tengo asignada una nueva misión —Rose tomó el folio y lo abrió para sacar la hojas que había adentro—. Necesito que consigas cierta información de Creta ya para eso vas a tener que ir a ese país.
—Esta bien, Führer, prepararé mis cosas y saldré de inmediato —Le dijo la ojiceleste con seriedad—. Volveré antes de que se retire al sur.
—Confío en que será así, ya puedes irte.
Rose hizo una pequeña reverencia y se retiró de la oficina. Cuando estuvo seguro que estaba completamente solo, abrió uno de los cajones de su escritorio y sacó el expediente de la Comandante.
— ¿Qué hacías con esto, Roy Mustang? —Se preguntó el mayor para luego sonreír de lado—. Ahora tengo un arma para alejarte de ella.
%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%
Hola gentecita bella, como están?
Espero que estén pasando una mañana/tarde/noche genial
Aquí regreso con un nuevo capítulooooooo
Riza llamó a Rose!
Será que sospecha de esos dos? O solo fue una coincidencia?
Rose le pidió a Roy que finjan que no pasó nada entre ellos
Cuanto creen que duren de esa forma? Fingiendo que no se quieren y desean?
Ustedes que dicen? Jejejejejje
Además
King bradley tiene en su poder el verdadero expediente que tenía Roy en su habitación
Que creen que pase ahora? De que creen que es capaz de hacer Bradley con tal de separarlos?
Pd: avisen si quieren que suba en un especial las cochinadas que hicieron estos dos 7u7
Si les gustó el capítulo dejen estrellita y comenten
Se los agradecería de corazón
Sin más que decir....
Bye Bye
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top