Capítulo 11
Rose lo miró por varios segundos para luego imitar la sonrisa y hacerse un lado, permitiéndole pasar. Roy entró al departamento, dejó el vino sobre la mesa y le entregó el ramo de flores.
—Gracias —Murmuró la joven para luego retirarse a la cocina, regresando al momento junto con un jarrón y con las flores ya adentro de este— ¿Quieres un té, café?
—No, gracias, yo tomaré vino.
—Te traeré un vaso, toma asiento —Le dijo para luego volver a perderse en la cocina.
El pelinegro esperó a que la menor entrara en la otra habitación para empezar a caminar por la sala de estar, estaba muy bien decorada a diferencia de la pobre y monótona decoración que tenía en su casa. Había muchos adornos antiguos, seguramente reliquias de la familia Armstrong, y también había muchas fotos, la mayoría era de cuando era joven. Sonrió con algo de tristeza cuando se encontró con la foto de la boda de Hughes; en ella se podía ver a la pareja recién casada y a Rose, quien llevaba un precioso vestido rojo y el cabello más corto del que tenía ahora. Los tres se veían tan felices.
Cuando se dio cuenta de la fecha en que había sido la boda abrió los ojos con sorpresa, la celebración se había llevado a cabo un año después de la muerte de William y su hijo ¿Cómo había hecho para estar de pie en esa boda? ¿De parecer tan feliz? De hecho ¿Cómo había logrado salir adelante luego de la pérdida de un hijo? Era la perdida más desgarradora que podía haber, lo sabía, le tocó ver como madres destruidas lloraban la muerte de sus hijos luego de la guerra.
Trató de sacar esos pensamientos de su cabeza y siguió mirando los adornos que decoraban las blancas paredes de la sala; la mayoría eran antiguos, seguramente regalos de su familia y que seguramente costaban una pequeña fortuna, otros eran cuadros y adornos más modernos pero que igual lograban encajar con la elegancia de los demás. Con tan solo mirar las paredes de la habitación Roy sacó la conclusión de que Rosalyn tenía un muy buen gusto para el arte y la decoración. También tenía buen gusto para la ropa, era la primera vez que veía a una mujer que use un pijama similar al de un hombre y que le quedara tan bien.
Justo en ese momento, Rose salió de la cocina con una bandeja que tenía dos copas, una pequeña tetera y una tasa para el té.
— ¿No tomarás vino? —Le preguntó el más alto con curiosidad.
—No, mañana necesito estar sobria, lo siento —Le contestó para luego sentarse en una de las sillas—. Ven, siéntate.
El pelinegro asintió y se sentó en la silla que se encontraba en frente a la rubia, fue entonces que vio algo pequeño y brillante que colgaba del cuello de la joven y que le llamó mucho la atención.
—Es un collar muy bonito ¿Puedo verlo? —Le preguntó el pelinegro a lo que Rose bajó su mirada a su pecho y tomó el pequeño collar.
—Por supuesto —Se lo sacó y se lo entregó—. Es un relicario, todos en la familia Armtrong tienen uno, claro que cada uno tiene una piedra e iniciales diferentes.
Acercó el pequeño collar a sus manos, admirando los hermosos detalles del mismo y la pequeña piedra roja que había en el centro. Era un relicario precioso, uno que quería abrir y describir lo que escondía. Y cuando recibió una mirada de aprobación lo abrió con delicadeza, encontrándose, para su sorpresa, con la maquinaria similar a una caja musical.
—Es muy lindo —Murmuró para luego regrésaselo. Soltó un suave suspiro y se acomodó en su asiento—. Sé que debes estar cansada de escuchar esta pregunta pero... ¿Cómo te sientes?
— ¿Sabes que? Mejor sírveme un poco de ese vino —Roy no pudo evitar sonreír y le sirvió un poco de vino en la otra copa—. ¿Cómo me siento? Como la mierda, hoy fue un día horrible. Uno que no pensé que viviría.
—Si, me doy una idea de lo terrible que debió ser —Dijo el pelinegro—. Me dijeron que fueron bastantes molestos a la hora de interrogarle.
—Ellos no entienden —Murmuró con tristeza e ira mezclados—. Ellos no entienden lo que es vivir eso, ver a tu mejor amigo desangrarse hasta morir y no poder hacer nada para impedirlo...es una situación que no se la deseo ni al peor de mis enemigos —Tragó con dificultad, sintiendo como se le formaba un nudo en la garganta—. Me hicieron describir todo, una y otra vez, como si mi sufrimiento fuera su deleite.
—Tienes razón, ellos no entienden y lamentablemente la única forma que entiendan es que vivan por lo mismo —La rubia asintió débilmente para luego beber un poco de vino—.Hoy hablé con el Mayor Armstrong sobre los posibles asesinos de Hughes, me dijo que había posibles sospechosos pero que no sabían quiénes eran esas personas, también que podría estar relacionado los altos mandos y la piedra filosofal.
—Si, algo sabia sobre eso —Dijo Rose para soltar un suspiro—. Se nos ordenó no hablar. Pero eso era de esperarse, es obvio que no quieren que se investigue.
— ¿Quién no quiere que investiguemos? —Le preguntó Roy con seriedad.
—La orden vino de lo más alto pero dudo que solo se haya tratado de la orden de una persona, hay alguien mas detrás de todos esto es algo que aún no sé quien es pero que me gustaría saber —Le contestó de la misma manera—. Ahora puedo investigar con total libertad, ya no tengo nada más que perder.
Ahora que Roy sabía todo su pasado, entendía lo que significaban esas palabras y el dolor que había en ellas. Hughes debió haber sido una de las personas que la habían ayudado a salir adelante luego de la muerte de su prometido e hijo, había sido su mejor amigo y más grande confidente. Haberlo perdido a él también y por la misma razón debió haber sido un golpe muy duro del que le costaría levantarse.
—Eso no es cierto, tienes a tus hermanos y amigos que siempre estarán contigo, no estás sola —Se aventuró en colocar su mano sobre la de la ojiceleste, algo temeroso de que pudiera rechazar el gesto. Pero para su sorpresa y alegría, Rose entrelazó su mano con la suya—. Si quieres, también puedes con confiar en mi.
—Si, lo sé, lo dejaste en claro cuando me pediste que uniéramos fuerzas para derrocar a King Bradley —Le dijo la rubia con seriedad, cosa que hizo que el más alto se pusiera algo nervioso—. Si me planteaste eso es porque entendiste mi odio hacia ese tipo y mis deseos de verlo muerto, pero proponerme semejante cosa a través de una carta, carta que pueden interceptar y leer, fue muy peligroso.
—Si, pero lo hice porque me sentía en confianza contigo —Le explicó el pelinegro, jugando con los delgados dedos de la menor—. Hablar sobre esto en el comando es difícil, las paredes pueden escuchar, y no quería esperar a ser trasladado para plantearte esto.
—Si lo pones de esa forma, es comprensible, pero eso no quita que haya sido arriesgado —Bebió lo que quedaba de vino en su copa y se sirvió más—. Supongo que sería algo que nos convendría a los dos, la región del sur y el este unidas suena mucho mejor que una sola región contra Central.
— ¿Tus subordinados apoyan esto? —Le preguntó el ojinegro con interés.
—Por supuesto, me son completamente files, acatarán cualquier orden que les dé incluso si ya no soy su líder —Le aseguró la rubia para luego sonreír—. Logré algo que solo pocos líderes logran, ganarme a los soldados por mis ideales y convicciones y no por temor y amenazas.
—Eso es digno de reconocer, no cualquiera logra eso —Murmuró el más alto—. Oye, si sigues bebiendo de esa forma te emborracharás —Le advirtió con diversión al ver como se volvía a llenar la copa, ocultando la molestia que le había causado que Rose alejara su mano de la suya.
—Estoy en mi casa ¿Recuerdas? si me pongo ebria solo me acostaré a dormir —Le dijo para luego sonreírle—. Además dos copas de vino no me harán nada.
Que equivocada estaba. Esas palabras que había dicho con tanta seguridad se las terminó llevando el viento cuando, luego de cuatro copas más, ya estaba borracha. Ebria, pero no inconsciente, si había de lo que se podía sentir orgullosa es que jamás perdía la memoria cuando se emborrachaba. Y Roy se encontraba en una situación similar, tal vez un poco menos ebrio que Rose, pero ebrio al fin.
— ¿Enserio reaccionaron de esa forma cuando te uniste a los altos mandos? —Le preguntó el pelinegro con cierta sorpresa.
—Si, debiste ver sus caras cuando me senté a su lado, estaban rojos de la ira —Le siguió la contando la ojiceleste—. Ellos me odian porque no soportan que una mujer tenga igual o más poder que ellos, son unos viejos anticuados y machistas que solo piensan que las mujeres servimos para cuidar la casa —Golpeó la mesa con frustración— ¿Sabes lo que más me hierve la sangre? Que yo, por el simple hecho de ser mujer, tuve que trabajar el doble que ellos, tuve que hacer el trabajo "sucio", tuve que soportar el peor de los tratos, y al final ellos se llevaban todo el crédito.
—Pensé que esas cosas no te pasaban a ti.
—Claro que si, lo peor empezó cuando subí de rango y se esparció el rumor de que era la perra de medio Comando —Bebió todo el líquido que había en su copa y se sirvió más—. Pero a mi no me importan lo que digan de mi, mi consciencia está tranquila de saber que conseguí todo lo que tengo porque me rompí la espalda demostrado que soy la mejor.
—Y no lo dudo, eres muy buena estratega así como una excelente luchadora —Le dijo Roy mientras mantenía sus ojos clavados en los rojizos labios de la joven—. Sé ve que no te caen bien.
—Claro que no, los detesto —Le aseguró la joven para luego beber un poco de su copa—. Son unos viejos verdes, anticuados, machistas, egoístas, egocéntricos que creen que mientras más grande es el falo que te cuelga entre las piernas más poderoso eres, y no tienen ni la menor idea de cuán equivocados están. Olivier tenía razón, todos son unos viejos inútiles.
— ¿Te llevas bien con la Comandante de Briggs? —Esa pregunta hizo que la rubia alzara una ceja con confusión—. Quiero decir, son hermanas y todo eso pero ella es, ya sabes, algo complicada de tratar.
—Olivier es diferente conmigo, no se si la llamaría amable pero es menos severa al tratarme —Le contestó con tranquilidad—. De mis cuatro hermanos, con ella tengo una relación mucho más estrecha, sabemos mucho la una de la otra y nos cuidamos las espaldas.
—Te escucho y no puedo creer que estemos hablando de la misma mujer —Comentó el pelinegro para luego reír, incapaz de creer que Olivier Armstrong pudiera ser "amable" con alguien—. Aunque bueno, no tenemos una buena relación.
—Si, me lo dice muy a menudo —Dijo la ojiceleste para luego sonreír—. El otro día me llamó, dice que la simple idea de que empieces a trabajar en el mismo lugar que yo le repugna. Piensa que me transmitirás tu inutilidad, oh si, y de que tratarás de seducirme y conquistarme.
"Y no está equivocada, Rose, en lo segundo tiene mucha razón". Pensó Roy mientras miraba de manera coqueta a la rubia que tenía enfrente suyo, quien aún no se daba cuenta de cómo la miraba y de que su pierna estaba peligrosamente cerca de las de la joven.
—Estoy seguro que si lo hago, no solo ella me matará sino también King Bradley —Rose puso los ojos en blanco al escuchar ese último nombre—. Se me hace que ese hombre sea tan apegado a ti te ha jugado en contra, deben pensar que ustedes dos son amantes.
—Pensar en eso me revuelve el estómago, si tan solo supieran que King Bradley me tiene como su esclava, me manda para aquí, me manda para allá, me hace trabajar horas extras, que vea la evolución de los cadetes, que revise todos los informes ¡No me deja respirar! —Exclamó la rubia con frustración—. Ese es otro hombre al que odio, siempre vigilándome. No me deja un minuto en paz.
—Contigo es muy asfixiante ¿Verdad?
—Si, a veces se torna muy insoportable, es como si fuera un padre posesivo que no puede dejar a su hija sola porque tiene miedo que haga algo que no debe —Le respondió para luego bufar con molestia—. Yo ya tengo un padre, uno que me quiere ver feliz y no encerrada con un anciano leyendo pilas y pilas de informes.
—Debes haber hecho algo muy malo para que tenga vigilada de esa forma —Dijo el pelinegro con picardía, cosa que hizo que la ojiceleste se llevara un mano al pecho, fingiendo estar ofendida.
—No hice nada de lo que estás pensando, pervertido —Rose lo golpeó suavemente en el hombro, haciendo que el mayor solo se echara a reír—. Ojala hubiera hecho algo como eso para que valiera la pena tanta vigilancia, aunque lo dudo mucho. Soy muy apagada a las reglas, el hombre en cuestión tendría que atraerme demasiado como para que yo cometiera semejante locura.
—Supongo entonces que no tienes tiempo para estar con alguien —Le dijo el de mirada rasgada, bebiendo de su copa.
—Supones mal, hace unas noches conocí a uno de los amigos de Gracia, James, parecía un tipo interesante —Comenzó a contarlo, recordando lo que había pasado esa noche—. Pero al final resultó ser toda una decepción. Era sumiso, tímido e inexperto, fue aburrido estar con él.
— ¿Y qué es lo que te gusta en un hombre? —La voz de Roy había sonado diferente al hacer esa pregunta, más profunda y sensual, cosa que le llamó atención a la ojiceleste.
—Me gustan los hombres dominantes, seductores, expertos en el tema —Le respondió con simpleza—. Suficiente tengo con los niños a los que entreno como para querer a uno en la intimidad también.
— ¿Conoces a alguien que sea así?
Rose sonrió de lado para luego apoyar su mejilla sobre su mano.
—Tal vez, pero está prohibido.
Había un simple razón por la que Rose no bebía mucho y no era por miedo a que le pudiera pasar algo, sabía que si alguien intentaba propagarse con ella en ese estado lo golpearía sin piedad. Era porque todas sus inhibiciones desaparecían con el alcohol, perdía toda vergüenza o pudor y se volvía alguien mucho más coqueta. Hacia cosas que nos debía, como seguirle los coqueteos e insinuaciones a Roy por ejemplo.
Nunca había seguido las insinuaciones de los militares que estaban interesados en ella por dos simples razones; la primera era que no iba a arriesgar todo lo que había logrado por abrirle las piernas a un hombre que luego le contaría a todo el mundo, poniéndola en ridículo y haciéndole perder su rango, y segundo, nunca había conocido a alguien que lograra atraerle tanto, claro, hasta que llegó Roy Mustang.
El muy bastardo había logrado encantarla, por supuesto que nunca lo iba a decir en voz alta pero eso no le impedía disfrutar de él cada vez que podía tenerlo cerca. Además estaba como le gustaban, altos, fuertes, carismáticos, seductores, caballerosos y bastante románticos. Era perfecto. Pero también había otro problema...y era Riza, sabia de los sentimientos de su amiga por el Coronel y lo mucho que le dolía el hecho de que Roy ya no estuviera interesado en ella, aunque en parte era su culpa, después de todo ella lo había rechazado en innumerables ocasiones. No era correcto estar interesada en el interés amoroso de tu mejor amiga, era un código de amistad...pero no podía evitarlo.
La forma en que la miraba, le sonreía, le hablaba, la manera en que buscaba hacer contacto físico, por más pequeño que fuera, con ella, todo eso le encantaba. Le hacia sentir emociones y sensaciones que pensaba que habían muerto hacia mucho tiempo. También le provocaban unas inmensas ganas de saltarle encima, romper todas las leyes militares, y besarlo como si no hubiese un mañana.
Pero debía reprimir esos deseos, o todo terminaría mal.
—Creo que mejor me voy a dormir —Alejó su pierna de la de Roy y se levantó de su asiento, sintiendo como la cabeza la daba vuelta—. Ya es muy tarde para que te vayas, duerme en el sillón.
—Déjame ayudarte —Se puso de pie rápidamente y se le acercó para sujetarla de los brazos.
—No, no, puedo caminar sola —Le respondió la rubia mientras trataba de alejarlo.
—Si, puedo verlo —Comentó con sarcasmo para luego seguirla por atrás, viendo como se tambaleaba hacia los costados.
Pasó lo inevitable y Rose se terminó enredado con sus propios pies y se fue de lado hasta caerse sobre la alfombra junto con Roy pegado a ella quien había intentado, de manera fallida, no dejarla caer, ambos encajando de manera perfecta, pegados el uno con el otro.
Roy estaba embelesado, el tenerla tan cerca le permitía detallar cosas de su rostro que no había podido ver antes. Los pequeños hoyuelos que se le formaban en las mejillas cuando sonreía, en este caso se reía, los pequeños y casi imperceptibles lunares que decoraban su pálida piel, esas hebras doradas que estaban esparcidas por el suelo y esas largas y oscuras pestañas...era como ver un ángel.
Acercó su mano al sonriente rostro de la rubia para poder acariciar su sonrojada mejilla, quien solo abrió los ojos para poder mirarlo. Desde la primera vez que la conoció, siempre había deseado tenerla así de cerca y ahora que su sueño se hacia realidad no perdería la oportunidad de tocar esa suave y pálida piel. El exquisito olor a durazno que despedía lo estaba volviendo loco, deseaba pasear su nariz por su cuello y pecho para poder memorizar ese perfume...deseaba poder posar sus labios sobre esa lechosa piel.
Deslizó su pulgar hacia los rojizos y carnosos labios de la menor, quien solo miraba fijamente. Rose quería alejar sus manos del suelo y acariciar el oscuro cabello del mayor, recorrer su pecho con las manos, pero sabia que si hacía no habría marcha atrás.
—Roy, no debe-
Las palabras murieron en su boca cuando el pelinegro posó sus labios sobre los suyos en un suave beso, sintiendo como sus mejillas eran sujetadas con delicadeza. Rose se recuperó con rapidez de su aturdimiento solo para cerrar los ojos lentamente y rodear el cuello del más alto con lentitud, correspondiendo el beso que poco a poco empezaba a subir de intensidad. Roy soltó un suave jadeo en medio del beso y la sujetó con fuerza de la cintura para poder sentarla sobre él, Rose subió sus manos por la nuca del mayor y las enredó en las oscuras hebras, profundizando el beso con deseo. El pelinegro introdujo sus temblorosas y cálidas manos por debajo de la camisa del pijama, provocando que la joven soltara un pequeño gemido dentro del beso al tiempo que se estremecía.
Se separaron por unos momentos a causa de la falta de aire pero el ojinegro volvió al ataque, esta vez llenando de besos y chupones la piel de su cuello. No puso evitar reprimir un suave gemido al sentir esos cálidos labios sobre tan sensible zona al tiempo que estrujaba con fuerza la tela de la camisa que llevaba puesta.
Eso era lo que estaba buscando, un hombre que lograra hacerla temblar de esa forma con tan solo besarla. Un hombre que supiera dónde tocar para lograr despertar ese lado atrevido que intentaba ocultar de todos, y no estaba equivocada cuando pensó que ese hombre podía ser Roy Mustang.
Pero se llevó una gran sorpresa cuando el pelinegro detuvo sus acciones y alzó el rostro, sujetando nuevamente sus mejillas. Iba a quejarse pero toda su molestia se desvaneció al ver el rostro jadeante del pelinegro y esos ojos oscurecidos por el deseo la provocaron un escalofrió que le recorrió todo el cuerpo. Le encantaba verlo de esa forma y saber que ella era la causante de que perdiera su serena máscara.
— ¿Seguro que quieres cometer esta locura conmigo? —Le preguntó mientras acercaba su rostro al de la rubia, rozando la punta de su nariz contra su piel.
Y ahí estaba ese lado tan caballeroso que le encantaba, incluso en un momento tan subido de todo no podía dejar de lado esa caballerosidad que se cargaba. De cierta forma agradecía que fuera así, cualquiera otro tipo no le habría preguntado si quería continuar.
—Yo no me acuesto con mujeriegos, eso ya te lo dije —Murmuró para luego sonreír de lado.
—Solo necesito que me lo pidas y no volveré posar mis ojos en otra mujer que no seas tú —Le aseguró el mayor con seguridad—. Seré solo tuyo.
La rubia amplió su sonrisa para luego colocar su mano sobre el pecho de Roy y empujarlo hasta dejarlo recostado sobre el suelo, comenzando a abrirse la camisa del pijama.
—Descubramos si vales el riesgo.
Y como si se tratase de magnetismo, sus bocas se volvieron a unir en un acalorado beso, uno más lento y más profundo que el primero, cargado de emociones encontradas que ni siquiera habían tenido tiempo para meditarlos.
*************
Riza salió del cuarto donde se estaba hospedado y se acercó al cuarto contiguo, donde supuestamente se encontraba el Coronel. Tocó la puerta con suavidad y aguardó a que el pelinegro le abriera la puerta, que asegurarse de que se encontraba bien y de que ya había empezado todas sus cosas ya que su tren salía dentro de un par de horas. Al no recibir respuesta alguna, volvió a tocar con un poco más de fuerza, tal vez estaba profundamente dormido y por eso no la había escuchado.
Nuevamente no recibió respuesta alguna y esta vez se preocupó, sacó su pistola rápidamente y abrió la puerta de una patada. Grande fue sorpresa al no encontrar a nadie en el interior de la habitación, es más, la cama seguía tendida y las maletas del Coronel seguían en el mismo lugar. Era como si no hubiese vuelto de su salida de anoche.
Frunció los labios con preocupación, preguntándose dónde y con quien podría haber pasado la noche, para luego bajar la pistola y empezar a caminar hacia la puerta. Fue entonces cuando le dedicó una última mirada al cuarto y notó algo raro bajo la almohada de la cama, se volvió a acercar al mueble y sacó lo que había debajo. Abrió los ojos con cierta sorpresa y curiosidad mezcladas al ver que se trataba de una ficha de algún militar importante, por algo tenía la palabra "confidencial". Al abrir y pasar las primeras hojas se llevó una gran sorpresa al ver que se trataba del informe de su mejor amiga, Rose.
En dicho informe estaba toda la historia personal y laboral de su amiga, cosa que no le gustaba para nada porque ella sabía mejor que nadie que Rosalyn no quería que nadie supiese muchas de las cosas que estaban escritas en esas hojas.
—Va a matarlo si se entera —Murmuró mientras seguía pasando las páginas, mirando las fotografías que tenía de la rubia con un sentimiento que no sabía como describir— ¿Qué hace el Coronel con todo esto?
Cerró la carpeta con fuerza y salió de la habitación rápidamente, entrando nuevo a la suya. Se acercó al teléfono que había al lado de la cama y marcó varios número con rapidez.
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Les gustó el cap de hoy?
Yo sé que si 7u7
Hola gentecita bella, como están?
Espero que estén pasando una mañana/tarde/noche genial
Lamento haberme demorado, pasa que en lugar de este capítulo tendría que haber publicado un especial....pero no tenía inspiración para hacer
Si tienen alguna idea de lo que les gustaría que haga en ese especial no duden en comentarlo
Y ahora al cap de hoy....
SE BESARON
Y parece que pasará algo más
Jejejeje
Ahora se me hace que se les armará alto problema jajajaja
Ustedes que creen? Creen que esa noche pueda cambiarlo todo de manera radical?
Si les gustó el cap dejen estrellita y comenten, se los agradecería de corazón
💖💖💖💖💖
Sin más que decir...
Bye Bye
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