Capítulo 10
—Necesito que me repita de nuevo lo que sucedió, Comandante Armstrong —Le pidió el oficial mientras se sentaba frente a la joven rubia, quien tenía la vista ida y enrojecida por las lágrimas que seguía derramando.
Rose fijó su vista muy lentamente sobre el hombre que estaba frente suyo, harta de esa maldita conversación.
—Ya le dije todo lo que sé, fui a buscarlo a los archivos y ya no se encontraba ahí, salí a buscarlo en la plaza que hay enfrente del edificio y escuché el disparo a lo lejos. Seguí el sonido...y lo encontré tirado en el suelo —Se le formó un nudo en la garganta y luego frunció los labios—. Eso es todo, no sé nada más. Mi historia no cambiará no importa cuántas veces me interroguen.
—Lamento tener que hacer esto, es solo el protocolo para descartar que usted sea sospechosa del asesinato —Rose puso los ojos en blanco y se apoyó en el respaldo de la silla—. Esta es la última pregunta ¿Viste a alguien sospechoso rondando esa zona?
La rubia lo observó en silencio, recordando de manera detallada aquella figura femenina que salió corriendo cuando ella llegó a la escena del crimen. Se removió en el asiento, sus manos ya estaban lastimadas de tener esos grilletes en las manos.
—Solo vi una sombra corriendo a lo lejos, no pude distinguir si era un hombre o una mujer —Le respondió la joven con tranquilidad— ¿Ya me pueden soltar?
Los tres hombres que estaban en el cuarto junto con ella se reunieron en una esquina para hablar en vos baja, haciendo que la Comandante bufara con cansancio. La tenían en ese lugar desde que Hughes estaba muerto, apenas le habían dado algo de tomar y de beber mientras la tenían encadenada a esa mesa, ni siquiera habían tenido la decencia de darle un pañuelo para que se limpiara la sangre del rostro.
De pronto, la asistente del Führer entró en el cuarto y les pidió que salieran unos momentos, los hombres se disculparon con la rubia y se retiraron del lugar, dejándola sola. Rose soltó un suave suspiro y se miró en la ventana-espejo que había en aquella habitación; su mejilla derecha y labios estaban manchados con sangre, al igual que sus manos y la parte delantera de la camisa y careta del uniforme, sus ojos celestes estaban enrojecidos de tanto llorar y la piel bajo estos estaba adornada por las bolsas oscuras que se habían formado por culpa del estrés y el cansancio, su cabello estaba hecho un desastre y ni hablar de cómo estaba emocionalmente.
Había sido una noche horrible. Luego de realizaran el peritaje en la escena del crimen, la habían trasladado junto con el cuerpo de Hughes al Comando Central en donde la encerraron en ese cuarto para realizarle el interrogatorio. Había sido muy cooperativa, más de lo que habría imaginado para el estado de shock en el que se encontraba, pero ya habían sido muchas horas ahí, quería irse y prender fuego el uniforme que llevaba puesto.
El oficial volvió a entrar al cuarto y, para su grata sorpresa, le quitó las esposas y se disculpó por la forma tan dura que la habían tratado. Rose se levantó de su asiento, sintiendo un mareo por haber estado tantas horas sentadas y comenzó a refregarse las muñecas en un intento de calmar el dolor.
—Tu coartada fue confirmada por el Capitán Fokker y los demás soldados que lo acompañaban, quedas en libertad —La joven asintió y tomó sus pertenencias—. Lamento si mis subordinados fueron algo bruscos contigo, serán reprendidos.
—No se preocupe, gracias por todo.
Salió de aquel lugar y se encontró con que todos los pasillos eran un caos, la gente corría hacia todas direcciones mientras llevaban expedientes y otros documentos más. Era algo normal cuando alguien de rango alto era asesinado.
— ¿Rose? —La nombrada se giró para encontrarse con Gracia, quien ya vestía completamente de negro.
Al verla, los ojos de la rubia se llenaron se lágrimas para luego empezar a llorar desconsoladamente. Gracia se acercó rápidamente para poder abrazarla.
—Lo siento...lo siento...lo siento —Empezó a susurrarle mientras correspondía el abrazo con fuerza, si entiendo como la otra mujer empezaba a temblar—. No pude hacer nada, lo intenté pero-
—Esta bien, tranquila, no te culpo por nada de lo que sucedió —Le dijo la ojiverde mientras le entregaba un pequeño pañuelo húmedo—. Maes suele...solía ser demasiado testarudo, no me sorprende que haya seguido investigando.
—Si tan solo hubiese estado con él, tal vez-
—Tal vez habrías sufrido el mismo destino —La interrumpió mientras se sentaba en una banca que había por el pasillo, haciendo que Rose imitará la acción—. Era una posibilidad, este trabajo siempre fue muy arriesgado...hoy más que nunca.
—No hubiera permitido que nada le pasara, habría dado mi vida con tal de saber que volvería a tu lado y el de Elicia —Murmuró la ojiceleste mientras apoyaba la cabeza sobre la pared—. Pero llegué tarde, fui lenta.
—Hiciste todo lo que estuvo a tu alcance, y eso es más que suficiente —Le sujetó la mano y apretó el agarre con fuerza—. A Hughes le gustaría que supieras que fuiste muy importante en su vida, te quería muchísimo.
—Y yo a él, no sé que haré sin sus charlas largas y divertidas —Comentó mientras sonreía con tristeza.
—Estoy segura que encontrarás a alguien más con quien tener esas charlas —Rose bajó la mirada al escuchar eso—. Eres una persona muy buena, y bastante linda debo decir, no será difícil que alguien quiera charlar contigo.
Justo en ese momento, un soldado se paró frente a ellas.
—Señora Hughes, ya puede pasar para vestirlo —Le comunicó el joven con suavidad. La mirada solo se entristeció aún más y luego asintió con la cabeza.
—Esta bien, voy en un momento —Se levantó de su asiento y le sonrió a la rubia de manera suave—. Ve a bañarte, te van a necesitar aquí.
Rose asintió lentamente y observó en silencio como su amiga se alejaba del lugar junto con el oficial. Era la misma silueta que había visto la noche anterior en el parque, pero se negaba a creer que ella hubiera cometido semejante acto contra su propio esposo. Gracia no sabia ni como cargar un arma.
Volvió a recargar la cabeza sobre la pared, cerrando los ojos para ver si podía descansar un poco aunque solo conseguía revivir las escenas de la noche anterior, provocando que sus ojos se volvieran a llenar de lágrimas.
Tan encimada estaba en sus pensamientos que no se percató de la presencia del Mayor Armstrong y el Coronel Mustang, quienes la miraban en silencio.
— ¿Cómo ha estado? —Preguntó el pelinegro sin dejar de mirarla.
—Nada bien, la han estado interrogando desde que logramos separarla de...del General de Brigada —Le respondió el rubio—. No ha querido hablar con nadie ni tampoco ha querido irse a su departamento. Esta pérdida le ha afectado más que las otras.
— ¿Las otras? —Repitió Roy con confusión a lo que el rubio solo se aclaró la garganta y le entregó un vaso de plástico con café adentro.
—haz que beba esto, logrará despertarla un poco —Le dijo Alex con seriedad—. Yo debo ir a buscar el sarcófago.
El más alto se despidió con un ademán y se retiró del lugar, dejándolo solo. El pelinegro regresó su vista nuevamente hacia donde estaba Rose, le dolía verla de esa forma, tan...destruida, derrotada y débil. Estaba tan acostumbrado a verla con un semblante tan sereno pero orgulloso, no le gustaba para nada verla así de mal.
Suspiró suavemente y se acercó hacia donde estaba la rubia, quien abrió los ojos rápidamente al sentir como se señalaba a su lado.
—Es para ti, bébelo —Le entregó el vaso y luego frotó sus manos suavemente.
—Gracias —Murmuró para luego regresar su vista a un punto inexistente—. Lo siento, no pude salvarlo.
—Deja de culparte, no fue culpa de nadie —Colocó una de sus manos sobre el hombro de la más baja y ejercía un poco de presión—. De hecho, si, la culpa la tiene el mal nacido que lo haya matado.
—Pude haberlo salvado, si tan solo hubiese salido antes...el estaría aquí con nosotros.
Roy frunció los labios con impotencia para luego rodear con su brazo a la ojiceleste, acercándola a su cuerpo. Rosalyn rodeó el cuello del pelinegro y apoyó su rostro contra la del contrario, soltando un suave sollozo.
—Debemos ser fuertes e intentar salir de esta, es lo que Hughes hubiera querido —Le susurró el ojinegro para luego sujetarla de las mejillas, secándole las lágrimas con sus pulgares—. No creo que le haya gustado verte echa un mar de lágrimas ¿O si?
—Tienes razón, él decía...que las mujeres bonitas no lloraban —Comentó la joven, sonriéndole suavemente—. Ya me pondré bien, lo prometo.
Roy le sonrió para luego apoyar su mano sobre el hombro de la rubia, apretándolo con fuerza. De pronto, una de sus secretarias le entregó el uniforme que utilizaría en el entierro de Hughes y le comunicó que debía cambiarse lo más pronto posible porque ella sería una de las personas que cargaría el ataúd. Rose asintió y le agradeció por todo, haciendo que la joven castaña se retirara del lugar.
—Supongo que tendremos que seguir hablando luego —Le dijo la rubia mientras se ponía de pie, suspirando de manera profunda—. Gracias por el café.
—Rose, ¿Sabes quien hizo esto? —La nombrada dejó de caminar y se giró para verlo—. Lo siento, sé que no es el mejor momento pero-
—Siempre que alguien investiga al gobierno y descubre algo es silenciado —Le dijo con seriedad—. Leí tu carta, Roy, y solo puedo pedirte que tengas cuidado con lo que haces, no vayas a ser el siguiente al que quieran silenciar.
Roy quedó asombrado ante esas palabras mientras miraba como se iba la rubia hacia los baños del Cuartel. ¿Había entendido bien? Acaba de acusar al gobierno de haber sido los posibles culpables de la muerte de su querido amigo. ¿Qué era lo que había estado investigando Hughes? ¿Qué era lo que sabía ella de toda esta situación.
Todas esas dudas habían permanecido en su cabeza hasta que llegó el momento de partir al cementerio en la enorme caravana que le habían hecho el nuevo General de Brigada. Y, aunque muchos hubieran deseado que ese momento no llegara nunca, se terminó celebrando el funeral.
Un grupo de personas se encargó de llevar el ataúd hasta el lugar donde lo iban a enterrar mientras otro grupo disparaba sus armas al compás de la marcha fúnebre, una vez que lo dejaron sobre el agujero de tierra Rose regresó a ocupar su lugar junto a su hermano. Fue entonces que alzó su cristalizada mirada hacia el cielo, soltando un jadeo ahogado. Esto no podía estar pasando ¿Cómo había terminado todo de esa forma? A pesar de que ella lo había tenido entre sus brazos hasta que dejó de respirar se negaba a creer que eso había pasado, él no podía haber terminado así...no así.
—Mami ¿Por qué están enterrando a papá? —Preguntó la pequeña niña mientras jalaba del vestido de su madre. Varios hombres habían empezado a cerrar el agujero—. Si lo hacen no podrá ir a trabajar.
Esa última oración terminó por romperle el corazón a Rose, quien cerró los ojos para impedir que las lágrimas salieran de ellos. Gracia alzó a su hija y le dio un fuerte abrazo, como si intentara consolarla...aunque sabia que ella también intentaba consolarse en ese abrazo.
— ¡Papá dijo que tenía mucho trabajo que hacer! ¡Deténganse, no lo entierren!
Alex comenzó a derramar lágrimas en completo silencio mientras se llevaba una de las manos al rostro, seguramente quería evitar que los demás lo vieran de esa forma. Las manos del Führer habían comenzado a temblar al escuchar los desgarradores gritos de la niña mientras que Roy solo mantenía cabizbajo, sin moverse ni emitir un solo sonido.
Rose soltó un suave suspiro y cuando menos se dio cuenta ya habían cerrado el agujero y estaban colocando las lapida, Gracia se había retirado para impedir que su hija continuara viendo eso. El Führer se retiró del lugar, no sin antes rendir los honores como correspondía, y la mayoría de los oficiales siguieron el mismo camino. Fue cuando decidió que era el momento indicado para dejar una hermosa corona de flores blancas sobre el grabado en piedra que había mandado a hacer, perdió un poco el equilibrio ya que no usaba tacones en mucho tiempo pero logró recomponerse antes de que alguien la viera.
—Cuando dijiste que este sería el último lugar al que vendría a visitarte no creí que fuera tan pronto —Murmuró la rubia mientras metía sus manos en los bolsillos en el saco negro que llevaba puesto, sonriendo entre lágrimas—. Supongo que ahora tendré otro motivo por el cual venir todos los días.
—Rose —La nombrada se giró para encontrarse con el Coronel Mustang, quien se había quitado el sombrero del uniforme.
—Roy, imagino que tu también quieres pasar tiempo a solas con él —Se secó las lágrimas rápidamente y caminó hasta quedar frente a él—. Hablamos luego.
La rubia puso su mano sobre el hombro del más alto para luego alejarse del lugar, el pelinegro la siguió con la mirada hasta que ella se encontró con su hermano, quien tenía un ramo de flores. Regresó su vista hacia la tumba y soltó un suave suspiro.
—Promovido dos rangos por haber muerto en la línea de deber, General de Brigada Hughes —Murmuró mientras leía las inscripciones de la lapida— ¿De que me sirve que me hayas dicho que trabajarías bajo mi mando y que me apoyarías si al final terminaste por encima de mi? —Se preguntó mientras sonreía sin gracia, sintiendo como se le formaba un nudo en la garganta—. Idiota...
—Coronel... —Lo llamó la Teniente detrás suyo.
—Los Alquimistas Estatales son criaturas desagradables ¿No lo cree, Teniente? —Le preguntó el mayor a la rubia, quien solo lo miraba en silencio—. En este momento estoy pensando desesperadamente en la transmutación humana, creo que ahora entiendo como se sintieron esos chicos cuando trataron de transmutar a su madre.
— ¿Se encuentra bien? —Le preguntó la ojimarrón.
—Si, estoy bien —Le contestó el ojinegro para luego colocarse el gorro militar—. Debemos irnos, va a empezar a llover.
—No, no lo cre-
—No, esta lloviendo —Murmuró mientras las lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas.
—Tiene razón, mejor vámonos o nos resfriaremos.
***********
Roy caminaba por las concurridas y brillantes calles de Central. Conocía ese camino muy bien, cada restaurante, cada casa, cada pequeño detalle que había descubierto en cada una de las veces que había tenido que recorrer ese camino hacia el bar de Madame Christmas. Cuando entró al bar, fue recibido por dos hermosas jovencitas que no dudaron de llenarlo elogios y caricias...pero no se sentía con ganas de coquetear con nadie, ni siquiera sabía porque había ido a retirar la información de la investigación. Pero ahí estaba, sentado en la barra de bebidas.
—Me alegra verte, Roy-boy —Le dijo la mujer que se encontraba del otro lado de la barra, Madame Christmas—. Pensé que ya no vendrías, ya sabes, por lo que le sucedió a tu amigo.
—Yo tampoco sé que hago aquí, pensé que tal vez venir a visitarte me mantendría distraído —Dijo Roy mientras jugaba con el vaso que le había servido su tía— ¿Y, descubriste algo?
—La verdadera pregunta es ¿Quieres saberlo? —Le preguntó la mayor mientras sacaba de debajo de la barra una gran carpeta, la cual tenía el rótulo de "confidencial"—. No es nada lindo lo que hay ahí adentro.
El pelinegro observó fijamente a su tía, algo desconcertado por las palabras que habías dicho. Bajó su mirada hacia la carpeta ¿qué había ahí adentro? ¿Realmente quería saberlo? Ya era un poco tarde para echarse para atrás, los documentos estaban frente suyo...casi le susurraba que los leyera.
—Si, quiero saberlo —Le respondió con seguridad.
—Bien, imagino que no quieres saber sus datos personales, ya debes haber averiguado eso —La mayor le sonrió con picardía mientras abría la carpeta, haciendo que Roy imitará la sonrisa.
—Tienes razón, eso ya lo sé —Le dijo para luego beber un poco del vaso—. Te mandé ciertas cosas específicas que quería que buscaras ¿Pudiste encontrarlas?
—Si, y tenías razón, la relación entre esta niña y King Bradley es más complicada de lo que uno podría creer —El menor la miró con interés al escuchar eso—. Los dos se conocieron cuando Rose fue a visitar a su hermana en la base militar en la que estaba entrenando, al parecer ella lo idolatraba. Como sea, posterior a ese encuentro, King Bradley empezó a acercarse a la familia Armstrong hasta que finalmente logró su cometido, convencer a Rose de dejar el mundo del modelaje e inscribirse a la escuela militar.
— ¿Por qué quería que entrara con tanta desesperación? —Se preguntó Roy, buscando en sus cabeza algo que le hubiera dicho la rubia que explicara tanta insistencia—. Sea como sea, su relación ya no es buena.
—Pues eso comenzó luego de la guerra de Ishval, al parecer ella no estaba a favor de esa guerra y el que la haya obligado a participar en la masacre es algo que no le pudo perdonar —El pelinegro abrió los ojos con cierta sorpresa al escuchar la palabra "obligación"—. Si, la obligó a participar, no pudimos descubrir con que la amenazó para que aceptara.
— ¿Qué paso después de eso? —Preguntó mientras miraba las distintas fotografías que había de Rose junto con el Führer.
—Bueno, luego de la guerra la ascendieron a General de Brigada pero ella rechazó el cargo porque quería retirarse.
— ¿Por qué querría retirarse si-
—Estaba embarazada —Roy miró a su tía sin poder creer lo que sacaba de escuchar a lo que la mayor solo le entregó una foto en la que se podía ver a la rubia intentando esconder su abultado vientre—. Comprometida por supuesto, quería dejar la milicia para poder casarse y llevar una vida tranquila con su hijo nonato y su futuro esposo, William Johnson.
Roy no podía creer lo que había escuchado ¿Rosalyn con esposo y embarazada? Sonada como una locura ya que no había visto ni al dichoso hombre y a su hijo; no llevaba el apellido del hombre, nunca había escuchado sobre el niño por parte del Mayor y la Teniente, mucho menos por parte de Hughes. Todo era demasiado raro. Fue entonces que a su cabeza llegó el pensamiento terrible de que algo les podría haber ocurrido, algo muy malo.
— ¿Qué les pasó?
—Rose había empezado a investigar al gobierno y los movimientos extraños que notaba meses antes del casamiento, pensaba que estaba haciendo todo bien porqué nadie la había descubierto...pero estaba equivocada—Comenzó a contarle—. La descubrieron. Al parecer había personas que no quería que se supiese esas cosas y le mandaron una advertencia, mataron a su prometido el día de la boda y le dejaron un mensaje en la pared.
Madame Christmas le entregó una fotografía en la que se encontraba el cadáver de un hombre, con toda la cabeza y parte de la pared manchadas de sangre. Arriba del cadáver se podía leer "No investigues más".
"Cada vez que investigas al gobierno y descubres algo, te silencian". Esa oración regresó a su cabeza con la fuerza de un tornado y solo ahora, habiendo descubierto esto, entendía porqué se lo había dicho con tanto dolor. Había descubierto algo grave y le mataron a su prometido como forma de amenaza, de que no se moviera más, de que no investigara más, que se quedara sentada y en silencio. Ya tenía razón de la falta de anillos y hombre a su lado, pero aún quedaba algo suelto...
— ¿Y su hijo? —Preguntó con temor a la respuesta que se avecinaba.
—La muerte de su prometido le causó depresión y picos constantes de estrés, emociones que la llevaron a un parto prematuro que se complicó por una hemorragia —Le respondió la mujer—. Nació muerto.
El pelinegro cerró los con fuerza al escuchar eso, sintiendo como se le formaba un nudo en la garganta. Que pasado de mierda. Pensó mientras continuaba viendo las fotografías que habían sacado durante los dos entierros de manera infraganti.
— ¿Continuo? —Roy tardó en responder pero terminó asintiendo con la cabeza—. Meses después, volvió a presentar la renuncia pero solo consiguió la enviaran al sur del país, donde vivió los siguientes tres años.
—Y luego volvió, por órdenes del mismísimo King Bradley —Comentó el ojinegro mientras sonreía de manera sarcástica—. Es asombroso como ese hombre utiliza su poder y autoridad para manejar a todos a su antojo. Rosalyn es un claro ejemplo.
—Se sabe que siempre la ha mantenido cerca suyo, por eso se empezó a rumorear que eran amantes—El menor la miró con asco a lo que la pelinegra solo sonrió—. Pero yo pienso que es otra cosa, quizás la mantiene cerca suyo porque sabe que es la única forma en la que la puede vigilar.
—Es la única forma en que no se rebele en su contra, aunque no le está sirviendo de mucho —Comentó con seriedad, recordando las cosas que le había dicho la vez que habían cenado juntos.
—Hay otra cosa que debes saber, algo que es bastante curioso e importante —Le dijo la mujer—. A pesar de la pésima relación que Rose y King Bradley tienen, ella es una de las espías que trabaja para su red de información secreta, se ha encargado de recolectar información en Aerugo, Creta y Drachma, información que les ha permitido desestabilizar y anular cada ataque que han hecho hacia nuestro país.
Sacó de un sobre un par de fotografías donde se podía ver a Rose, con distintos tonos de cabello y atuendos elegantes, junto a varias figuras importantes de los países anteriormente nombrados. Roy observó las fotos en silencio, tratando de asimilar la información que le acababan de dar mientras que también trataba de pensar en cómo descubrir que ella no lo estaba espiando a él. Se había expuesto mucho con ella sin saber si realmente lo iba a apoyar, o si simplemente estaba en contra del gobierno actual.
—No es idiota, sabe que esa es la única forma de que no la descubran mientras investiga al gobierno —Murmuró para luego sonreír de lado. Era muy inteligente—. Una persona que tenga acceso a información tan importante me serviría muchísimo.
—Debes averiguar si está de tu lado, mi niño, y debes ser precavido en eso —Le advirtió la mayor mientras apagaba el cigarro en el cenicero—. Es la primera vez que te interesas en una mujer con ella.
—Bueno, uno no puede evitar caer en la tentación con una mujer tan bella —Dijo mientras miraba una foto donde estaba la ojiceleste junto a sus hermanas—. Debo irme tía, gracias por todo.
— ¿Estás seguro que puedes manejar? —Le preguntó la mayor con cierta preocupación—. Dime que no harás nada arriesgado.
—Si, no te preocupes, no tomé mucho —Le respondió para luego colocarse el saco negro y tomar la carpeta con los archivos—. Y no, no haré nada arriesgado, solo debo asegurarme de algo.
***************
Rosalyn salió del baño, secándose el cabello con una toalla. Caminó hasta su habitación y saco del ropero uno de los pijamas que tenía colgados, poniéndoselo rápidamente. Cuando terminó de vestirse, regresó nuevamente al living y apagó la radio para luego sentarse en uno de los sillones que estaban cerca de una de las ventanas. Agarró un pequeño libro, lo abrió donde se había quedado y justo cuando iba a ponerse a leer sonó el timbre.
Alzó una ceja con intriga, eran más de las 10 de la noche y no esperaba a nadie. Dejó el libro sobre una mesita y levantó del sillón, se acercó a una cómoda que había al lado de la mesa y de uno de los cajones sacó una pistola; caminó con sigilo hasta llegó a la puerta, se apoyó en la misma y se acercó para ver por el agujero que había. Abrió los ojos con sorpresa al ver que se trataba de Roy, por que bajó la pistola y se apresuró en abrir la puerta.
—Roy, que sorpresa —Exclamó la ojiceleste para luego sonreírle, cerrándose la bata del pijama—. No te esperaba...
—Si, lo sé, es sólo...que no quería estar solo —Le dijo el ojinegro mientras le sonreía suavemente, alzando la botella de vino y el ramo de flores que tenía en las dos manos.
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Les gustó el cap de hoy?
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Hola gentecita bella, como están?
Espero que estén pasando una mañana/tarde/noche genial
Aquí regreso con un capítulo nuevo
Roy descubrió el pasado de la protaaaaaa
O al menos, casi todo su pasado.
Piensan que tener esos documentos le traerá problemas?
A partir de ahora va cambiar todo
Incluida la relación entre Rose y Roy
Jejejejejejejej
En fin
Si les gustó el capítulo dejen su estrellita y comenten, se los agradecería de corazón
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Sin más que decir...
Bye Bye
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