5 : Obedecer

Estúpido Jungkook, está era la tercera noche que no había podido pegar ojo por su culpa. En mi cabeza no paraba de repetirse una y otra vez la conversación que habíamos mantenido esta tarde.

~Flashback~

Creí que ya te lo había dicho, yo lo sé todo —subió aun más su mano, casi rozando la tela de mi ropa interior.

Reaccione rápidamente ante sus palabras y actos, apartando bruscamente su mano y levantándome como si tuviera un resorte en el trasero.

El volvió a soltar una carcajada, no entendía que le parecía tan divertido.

Yo en cambio lo miraba con un claro enojo en mi semblante.

Dime una cosacomenzó a hablar con tono divertido—. ¿Qué te molesta más que sepa que eres virgen o qué no puedas pasar más de dos segundos a mi lado sin ponerte nerviosa?

Lo miré sería, estúpido imbécil, se le notaba claramente que sabía muy bien como jugar y que yo parecía una chiquilla inexperta a su lado, cosa que era verdad, pero no le dejaría ganar tan fácilmente.

¿Vas a contestarme o te vas a quedar callada como siempre? —alzó una ceja, retándome.

Es lo que tiene hacer preguntas estúpidas, solo me limito a contestar preguntas coherentes y de mi interés, y me temo que todo lo que tú dices carece de ambas hablé orgullosa.

~Fin del flashback~

Después de mi contestación no volvió a decir nada más, solo se limitó a mirarme con su característica sonrisa de roedor.

Yo por mi parte salí huyendo, como lo hacía siempre que me sentía incómoda ante una situación.

Nunca pensé que jugar a este juego fuera tan difícil, pensé que dominarlo sería pan comido, pero todo lo contrario.

Y ahí volvía a encontrarme yo, en frente de la casa de los Jeon, lista para otra jornada de trabajo.

Al llegar hice mi rutina de cambiarme y hacer los baños, cuando los terminé comencé con la cocina, de repente vibro el móvil de mi bolsillo.

Desconocido:

Sube a mi habitación.

Fruncí el ceño al ver el mensaje ¿subir a su habitación? Seguramente se habrían equivocado.

Yo:
Lo siento, se ha equivocado de
número.

Contesté para volver a mi trabajo.
No pasó ni un minuto cuando mi móvil volvió a vibrar.

Desconocido:

Joy que subas de una maldita vez.

Me quedé perpleja ante el nuevo mensaje, el desconocido sabía mi nombre y quería que fuera a su habitación, sólo conocía a una persona que pudiera pedirme eso de tan mala gana, Jeon Jungkook.

Tardé un poco en reaccionar ¿cómo había conseguido mi número de teléfono? Tardaría poco en averiguarlo ya que se lo preguntaría en cuanto pisara su habitación.

Subí las escaleras corriendo y llegué a su puerta, toqué con mis nudillos como de costumbre, recibiendo un "pasa" con voz dura de parte de Jungkook.

Entré en la habitación encontrándomelo tumbado en su cama, cuando me vió entrar se reincorporó quedando sentado.

— Ven aquí —ordenó haciendo un movimiento con la mano en señal de que me acercara.

Me adelante posicionándome en frente de él.

— ¿Cómo has conseguido mi número? —pregunté intrigada y un poco asustada.

¿Cómo era posible que él supiera tanto de mi cuando yo no tenía ni la más mínima idea de él? Pensé en que yo quizá soy demasiado trasparente y él demasiado imprevisible, pero aún así me faltaban piezas en el puzle.

— ¿Qué más da? —le restó importancia.

— Pues claro que da, mi número es personal, privado e íntimo y no quiero que lo tengas —pronuncié malhumorada.

— Tu intimidad acabó el mismo día que entraste a trabajar aquí —habló serio.

Lo miré ofendida y escandalizada, pero me abstuve de hacer cualquier comentario ya que su mirada me indicaba que no estaba para juegos, irónico ¿verdad?

— ¿Para qué querías que viniera? —formulé cambiando de tema e intentando suavizar un poco el ambiente.

Se quedó callado unos segundos mirándome de arriba abajo, deteniéndose en mis ojos.

— Quítate las bragas —dijo serio dando a entender que no estaba de broma.

Al escuchar sus palabras mis ojos casi se salen de las órbitas y no solo se tiñeron mis mejillas de rojo, sino que ahora también les acompañaban mis orejas.

— ¿Qué? —pregunté con el asombro aún en mi expresión.

— Que te quites las bragas —volvió a repetir igual de serio.

— Pero ¿por qué? —formulé sin entender el fin de su demanda.

— Porque lo digo yo. Quítatelas —ordenó señalando mi intimidad.

Tragué duro ante su petición, quería que le diera mi ropa interior, esto no me podía estar pasando a mi.

¿Por qué justo hoy había decidido ponerme las bragas más infantiles que tenía en el armario? ¿Cómo le iba a dar mis bragas amarillas con un estampado de corazones, que además tenía la imagen de Bob esponja con unas gafas de pasta negra y adornadas con la frase ' I love nerds'?

— ¿No te las vas a quitar? —preguntó alzando una ceja.

En ese momento cerré los ojos y me recordé " Joy tienes que jugar".

Y así lo hice, comencé a deslizar mis bragas lentamente por mis piernas hasta dejarlas en mis tobillos, levanté ambas piernas para poder quitármelas del todo y las cogí haciéndolas una bolita, escondiéndola en mi mano.

— Buena chica, ahora dámelas —dijo señalando mis manos.

Obedecí y se las entregué, el las cogió y las observó detenidamente, a mi se me estaba cayendo la cara de vergüenza.

— He de admitir que me esperaba otra cosa —comentó divertido—, pero esto es mucho mejor, sin duda.

Fruncí el ceño sin entender ¿Qué ropa interior se esperaba que llevara puesta?

Se levantó de la cama y caminó hacia mi, una vez en frente mía y lo suficiente cerca como para notar su respiración, cogió mis bragas y se las llevo a la nariz aspirando todo el aire que sus pulmones podían, haciendo que soltara una mueca de asco y repulsión ante su acto ¿en serio acababa de olerlas?

— Mmm, me gusta como hueles —dijo con la voz ronca, mirándome.

Volvió a acercarse más a mi haciendo que mi pecho rozara con el suyo, causándome escalofríos. Acercó su rostro a mi oído para después susurrar.

— ¿Sabes que me excita más que tú limpiando mi salón sin ropa interior?

Podía notar su caliente aliento chocar con mi cuello, provocando corrientes eléctricas por todo mi cuerpo.

— No —logré decir en un susurro casi inaudible.

Él esbozo una sonrisa que me puso los pelos de punta.

— Tener tus bragas en mi bolsillo y observar como lo haces —hizo una pausa para separarse un poco de mi y poder mirarme a los ojos—. Quiero que limpies el salón ahora, conmigo delante, y quiero que después me sirvas algo de comer.

No dije nada, solo me limité a asentir y a pensar en lo humillante que sería cumplir con todos sus mandatos.

— Ah y una cosa más, te vas a ir a casa sin bragas, estás me las quedo yo —informó señalándolas.

______________________________________

Gracias por leer💜💜💜💜

Pd: la ropa interior mencionada existe, España Primark 2017, no encuentro foto en internet, sad.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top