— ¿Qué le hiciste qué?! —chilló Lisa en mitad del patio.

Le estaba contado lo que había pasado la tarde anterior en la casa de Jungkook.

— Shh baja la voz —pedí alarmada mirando a mi alrededor.

— Joder tía es que esto es muy fuerte.

— Lo sé.

— ¿Y el beso? ¿Lo besaste? —curioseo mi amiga.

— Bueno...le di un beso en la mejilla —me sonroje al recordar mi gran estupidez.

— ¿Le haces una paja pero te da vergüenza darle un beso como Dios manda? Definitivamente no hay quien te entienda —rodó los ojos.

— Es diferente, además no pienso volver a hacerlo, no sabes cómo se puso por el estúpido beso.

— ¿Por qué? ¿Qué pasó?

— Me ató las manos a la lámpara del techo y...bueno...me tocó... ahí —confesé bajando mi mirada a mi entrepierna para que entendiera.

— Joder Jungkook es bien caliente —se abanico con las manos como si tuviera calor—. Yo que tu le daba otro beso, a ver si hay suerte y te quita todo ese estrés que tienes.

— No pienso hacer eso y yo no estoy estresada —dije algo molesta.

— Admite que te hace falta un buen polvo y que él es el candidato perfecto —recitó con perversión.

— Cállate —ordené mirándola con seriedad.

— Oye ¿y después que hicisteis?

— Nada, se levantó, me limpió las manos y la barriga, me dijo que me vistiera y se fue.

— ¿Cómo que se fue?¿No te dijo nada?

— No, sólo me dijo que me vistiera y cuando salí del baño él ya no estaba por ninguna parte.

(...)

Después de contarle todo a Lisa sonó el timbre, haciendo que nos despidiéramos y fuéramos cada una por nuestro lado.

Las últimas clases pasaron lentas y aburridas, tanto fue mi aburrimiento que incluso tenía ganas de ir a trabajar a la casa de los Jeon.

Al fin me encontraba en la puerta de la casa, entré como todos los días y me cambié en el baño, el cual limpié, al salir no me encontré con Jungkook como solía hacer, en lugar de eso me encontré con una casa solitaria.

Comencé con mi labor de limpiar, hasta que escuche ruido en la cocina.

— ¿Jungkook? —pregunté acercándome al lugar del que procedía el ruido.

Cuando llegué me encontré con una anciana, delgada y arrugada, que al verme se asustó un poco dando un saltito.

— Oh por dios me has asustado —se llevó su mano al corazón.

— Disculpe no era mi intención —acompañé mi disculpa con una reverencia.

— No es nada querida —hizo un gesto con la manos restándole importancia—. ¿Qué haces aquí? Por tu vestimenta deduzco que eres la nueva empleada del hogar —me escaneo de arriba a abajo llevándose su mano a la barbilla.

— Deduce bien —respondí amable.

— ¿No eres muy joven para trabajar?

— Si, pero necesito el dinero para pagar mis estudios.

— Oh ya entiendo —asintió con la cabeza—. Estoy segura de que ya has conocido a mi nieto —dijo aclarando mis dudas acerca de quién era la anciana.

— Si, señora Jeon.

— ¿Y qué te parece?

¿Qué clase de pregunta era esa?

— Em...pues bien —contesté con una sonrisa fingida.

— Ui, ese bien no ha sido muy convincente —comentó sentándose en la silla de al lado de la mesa—. Te estará tratando bien ¿Verdad?

¿Qué si me trataba bien?

Bueno obviando el hecho de que me extorsiona para que prácticamente sea su esclava sexual, si bien.

Creo que por la expresión que tenía en mi rostro contesté a su pregunta.

— Aish este niño —negó con la cabeza—. Ahora cuando venga le daré una buena reprimenda.

Una reprimenda para Jungkook causada por mí sería prácticamente mi muerte.

— ¡No! por favor no le diga nada —supliqué, me veía patética.

— Oh ya veo, no tienes por qué tenerle miedo, Jungkook es un niño de lo más cariñoso y amigable.

Fruncí el ceño ¿Cariñoso?¿Amigable?

¿Estábamos hablando del mismo Jeon Jungkook?

En ese momento se escuchó la puerta de casa.

— Abuela, ya estoy aquí, no había de chocolate, así que te los he traído de nata —se escuchó a Jungkook hablar por el salón, hasta que llegó a la cocina.

Se paró en seco cuando me vio, llevaba una bolsa de plástico en la mano.

Su mirada expresaba de todo menos alegría.

— Los de nata están bien —dijo su abuela arrebatándole la bolsa, él sin embargo no quitaba su mirada de mi—. Jungkook deja de mirar así a la chiquilla, que la vas a asustar —regaño a Jungkook, haciendo que este dejara de mirarme de inmediato.

Nunca había visto a Jungkook tan sumiso, conmigo se comportaba como un lobo sin embargo con su abuela era una tierna ovejita.

— Ven siéntate querida, vamos a hablar —palmeo el asiento junto al suyo.

— No quiero ser maleducada con usted, pero tengo que limpiar el resto de la casa —me excuse con el propósito de salir de ahí lo más rápido posible.

— Ya lo limpiaras mañana, ahora siéntate, es la hora de merendar y Jungkook ha traído unos dulces deliciosos —insistió la abuela Jeon.

— Está bien —cedí rindiéndome.

— Jungkook, me ha dicho un pajarito que no tratas adecuadamente a el servicio de esta casa —comenzó a hablar su abuela a la ver que engullía uno de los dulces.

Mierda, mierda y más mierda, esta mujer me iba a buscar la ruina si seguía hablando.

— ¿Ah si? —contestó Jungkook divertido y alzando una ceja.

Su reacción me sorprendió, pensaba que se enfadaría por el comentario de su abuela, pero al parecer tubo el efecto contrario.

— ¿Y qué más te ha dicho ese pajarito de mi? —preguntó sonriendo.

Vale esto era demasiado raro, no sabía si sentirme aliviada o asustada de lo que me esperaría después.

— Pues no mucho más, niña coge uno que estás muy delgada —ordenó la abuela sirviéndome un dulce.

Yo hice una reverencia agradeciéndole, aunque en realidad ni siquiera podría darle un bocado, soy alérgica al gluten.

— No, ella no puede comer eso —habló Jungkook de inmediato sorprendiéndome.

— ¿Y por qué no? —formuló la anciana dirigiéndose a Jungkook.

— Por que es celiaca, no puede comer gluten —la seriedad baño su rostro.

— Oh lo siento —se disculpó apartando el dulce de mi rápidamente.

— No es nada —le sonreí amablemente.

Su abuela comenzó a hablar, contándonos lo emocionada que estaba por ir mañana a una firma de libros de su autor favorito, parecía una quinceañera, era bastante adorable.

De repente el móvil vibró en mi bolsillo, lo saqué disimuladamente para ver de qué se trataba.

Jeon Jungkook:

Lárgate.

Será estúpido.

Se iba a enterar, este era mi momento perfecto para vengarme por todas las cosas que me ha hecho, delante de su abuela no me haría nada, así que tendría que aprovechar, ya tendría tiempo de arrepentirme después.

— Señora Jeon hábleme de Jungkook —solté de repente ganándome una mirada de odio procedente del anterior nombrado—. Es un chico muy reservado, nunca me cuenta nada, ni siquiera contesta mis preguntas —hice un puchero.

— Tranquila querida no eres la única, este muchacho no suelta prenda nunca, pero pregúntame lo que quieras y si lo sé te contestaré con gusto —dijo sonriendo.

— ¿Jungkook tiene novia? —ni siquiera sé por qué pregunté eso, pero al parecer a su abuela le gustó que sacará el tema, ya que sonrió ampliamente.

— Eso Jungkook ¿tienes novia? —alzó su abuela ambas cejas repetidamente.

— Abuela sabes que no me gusta hablar de eso —bufó.

— Aigo, siempre me contesta lo mismo. ¿Entonces de que te gusta hablar Kookie?

¿Kookie? ¿Podía haber un apodo más tierno que ese?

— Abuela —se quejó—, no me llames así —dijo algo irritado, pero no tenía ni comparación a lo intimidante que se veía cuando estaba conmigo.

— ¿Tienes novia sí o no? —preguntó su abuela ahora más sería.

Jungkook la miró de soslayo, se quedó un rato callado, hasta que por fin habló.

— No ¿Contenta? —nada más responder se levantó y se fue.

— No se lo tomes en cuenta, es un chico muy impulsivo, pero estoy segura de que sabrás cómo manejarlo —me guiñó un ojo para levantarse al igual que Jungkook e irse, dejándome sola y confusa.

¿Yo? ¿Manejarlo? No llevaba ni un mes en esta casa y cada vez que entraba salía más confundida, a parte de que estaba bastante lejos de manejar a Jungkook, si ni siquiera era capaz de manejarme a mi misma.

Mi teléfono volvió a vibrar de nuevo sobresaltándome, estaba segura de quién se trataba, y tenía miedo.

Jeon Jungkook:

Mañana no te vas a poder ni sentar de lo duro que te voy a follar.

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Gracias por leer💜💜💜