15 : Mi turno
Venga Joy respira, no puede ser tan malo.
Ahí me encontraba yo, tratando de auto convencerme para entrar en la casa de los Jeon.
Cada día se me hacía más difícil entrar y hoy no era la excepción.
Volví a respirar hondo para armarme de valor y entrar, pero alguien llamó mi atención.
— Te vas a desinflar con tanta respiración —la inconfundible voz de Jeon Jungkook resonó en mis oídos.
— ¿Cuánto tiempo llevas ahí? —pregunté perpleja.
— Lo suficiente para saber que estás de los nervios —dijo con una sonrisa—. Entra de una vez que no te voy a comer, por ahora —sentenció en un susurro audible para mis oídos.
Jungkook abrió la puerta echándose a un lado, invitándome a pasar.
Dudosa acepté su invitación y entré con él detrás mía pisándome los talones.
— He comprado algo para ti —habló dirigiéndose a su habitación.
— ¿Para mi? —pregunté asombrada.
¿Me había comprado algo?
Que tuviera ese detalle conmigo me gustaba, se había tomado la molestia de comprar algo para mí, lo que significaba que me había tenido presente en sus pensamientos para comprarlo.
Aunque pareciera una tonta, esos pequeños detalles me ilusionaban, a lo mejor Jungkook podría estar sintiendo algo de afecto por mi, sólo el hecho de imaginármelo me hacía sonreír.
— Si, para ti. Acompáñame —pronunció más bien afirmando que preguntando puesto que me cogió de la muñeca y tiró de mi para que lo siguiera, tan amable y romántico como siempre.
— ¿Y qué es? —curioseé un poco.
— Ya lo verás.
Llegamos a su habitación y saco una caja de mediano tamaño color rosa, con un grabado dorado en el que se podía leer el nombre Victoria Secret.
Al leer ese nombre mi sonrisa se apagó, dejándome viendo la caja como una tonta.
— Ábrela —ordenó Jungkook.
Obedecí de inmediato.
Acerqué mis temblorosas manos a la tapadera de la caja, destapándola.
Mierda.
Mis especulaciones acerca del contenido de la caja se confirmaron, dejándome ver un bonito y bastante provocativo conjunto de encaje negro.
— ¿No me dijiste que te debía unas bragas por haber roto las tuyas? Pues ahí las tienes.
Maldita la hora en la que yo abrí mi gran bocaza.
— Ahora quiero que te lo pongas y desfiles para mi —habló entre seductor y divertido.
— Pero...
— Shhh, nada de peros, me ha costado un ojo de la cara, así que te lo vas a poner y vas a desfilar para mi.
Tragué saliva ante sus palabras, Jungkook podía ser bastante intimidante cuando se lo proponía.
Caminé con la caja en mis manos hacia el baño.
Me desvestí quedando en ropa interior, miré dudosa a mi alrededor, lo único que me faltaba es que entrara Jungkook. En un abrir y cerrar de ojos me quité mi ropa interior para cambiarla por la costosa lencería que Jeon había comprado para mi.
Me miré apenada en el espejo, de frente, por los costados, por detrás; por mucho que mirara la imagen seguía siendo la misma y me sentía asqueada por ello. Evitaba verme en el espejo a toda costa, pues nunca me gustaba lo que este reflejaba.
Tocaron a la puerta sobresaltándome y sacándome de mis pensamientos.
— Sal ya.
Joder no estaba lista todavía.
— Joy —me llamó detrás de la puerta.
— Voy —pronuncié cómo pude, estaba realmente nerviosa.
Me acerqué a la puerta y la abrí un poco dejando ver solo mi cabeza.
— ¿Qué haces que no sales? Llevas ahí media hora —bufó molesto—. ¿Te lo has puesto?
— Em...si —dije algo tímida.
— A ver —intentó abrir la puerta.
— ¡No! —use la poca fuerza que tenía para evitar que abriera la puerta.
— ¿Cómo que no? —parecía bastante molesto por mi actitud.
— Es que...me da vergüenza —me sinceré.
— ¿Vergüenza? Déjate de tonterías.
No me dio tiempo a reprochar nada o a negarme, pues Jungkook había logrado abrir la puerta del todo. Me encontraba encarándolo temerosa, pues se le notaba que estaba bastante enfadado.
— Estoy teniendo demasiada paciencia contigo, y ya se me está acabando —me pegó a su cuerpo bruscamente.
Llevó su boca a mi cuello, haciendo que sintiera su caliente respiración en él y erizando la piel de todos los rincones de mi cuerpo.
Se quedó parado en esa posición unos minutos, parecía que se estaba controlando e intentando relajarse.
De repente se me vino a la cabeza la conversación que había tenido con Lisa.
Y sin siquiera pensarlo le di un tierno beso en la mejilla, gesto del cual me arrepentí en el mismo instante.
El cuerpo de Jungkook se tensó de sobre manera y al parecer mi gesto le saco de quicio.
Me cogió de las muñecas y me sacó del baño bruscamente.
Se acercó a uno de los cajones de su escritorio, donde sacó una cuerda negra.
Oh no.
¿Quién diablos guarda una cuerda negra en su escritorio?
— No Jungkook...
Ni siquiera me dejó terminar, cogió mis muñecas y las levantó, atando mis manos a la lámpara fija del techo.
Yo me retorcía intentado que me soltara, pero todo mi esfuerzo fue en vano, ya que no conseguí nada.
Cuando terminó de atarme acercó su cara a la mía, quedando a escasos centímetros de su rostro.
— No. Vuelvas. Ha. Hacer. Eso ¡Nunca! —escupió enfadado.
— Lo siento —me disculpé cabizbaja incapaz de aguantar su mirada, la cual ahora mismo ardía en mi piel.
— Ya lo creo que lo vas a sentir —pronunció recorriendo todo mi cuerpo con su mirada lasciva.
Yo estaba demasiado asustada como para responder.
Se separó de mí unos cuantos centímetros, y comenzó a andar, rodeándome y posicionándose detrás de mi.
Palmeó mi trasero con fuerza, sobresaltándome y haciéndome chillar.
A continuación pegó su cuerpo contra el mío, sujetándome por las caderas y pegando su erección a mi espalda baja.
No sabía cómo en tan poco tiempo su entrepierna había alcanzado ese volumen.
Subió sus manos por todo mi vientre, hasta llegar a mis pechos, donde los apretó haciéndome dar un pequeño saltito.
Comenzó a morder y succionar mi cuello haciendo que un cosquilleo se implantará en mi vientre dejándome inquieta.
Una de sus manos comenzó a masajear uno de mis pechos, mientras la otra bajaba por mi vientre hasta llegar a mi intimidad.
Pasó uno de sus dedos lentamente por toda mi zona, haciéndome estremecer de placer.
Dejé caer mi cabeza sobre su pecho, dejándome llevar por las caricias que Jeon me proporciona, se sentía incluso mejor de lo que me imaginaba.
— Estás tan mojada —gruño en mi oído.
Al parecer yo también había conseguido excitarme en tan poco tiempo.
Sin previo aviso metió su mano en el interior de mis bragas de encaje, sacándome suspiros de placer.
Exploró toda mi intimidad con sus dedos, hasta que introdujo uno de sus dígitos en mi interior tensándome por completo y activando mi alarma de pánico.
Me revolví incómoda sin poder mover mis manos por la estúpida cuerda.
— Tranquila —pronunció Jungkook infundiendo en mi el sentimiento contrario a la tranquilidad.
— No, Jungkook, no estoy preparada —farfullé atropelladamente con la respiración agitada.
— Joy estás empapada, lo que significa que estas más que preparada —habló dejando que su voz ronca inundara mis oídos.
Haciendo caso omiso a mis plegarias introdujo por completo uno de sus dedos en mi, haciéndome gemir y cerrar mis ojos con fuerza.
Se sentía tan extraño pero a la vez tan bien.
Jungkook movió su dedo en mi interior, amoldándose a mis pliegues, a la vez que acariciaba mi clítoris, causando que mis piernas poco a poco perdieran fuerza.
Sus movimientos al principio eran lentos, casi podría definirlos como dulces, pero poco a poco su velocidad y agresividad aumentó al igual que mi excitación.
Mi interior se tensaba con cada movimiento que Jungkook daba en mi interior.
— Dios Jungkook —gemí su nombre sorprendiéndome a misma por mis acciones.
— Joder —gruño en mi oído.
Sentí como mi interior latía con fuerza arrancándome otro gemido, mi orgasmo se acercaba y yo sentía que iba a desfallecer ahí mismo.
Jungkook al parecer se percató de mi estado, ya que aceleró sus movimientos en mi interior haciéndome enloquecer.
Tan solo unos segundo después las sensaciones de placer me inundaron, haciéndome temblar y convulsionar.
Alcancé mis límites llegando al clímax con el nombre de Jungkook saliendo de mis labios.
— Eso ha sido...caliente —dijo Jungkook con la respiración agitada.
Yo por mi parte todavía me estaba recuperando de mi reciente orgasmo.
— Mi turno.
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Gracias por leer💜💜💜
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