13 : Déjame verte

— Tranquila, estás demasiado tensa, tienes que relajarte para poder disfrutar  —susurró en mi oído.

— ¿Cómo quieres que me relaje? Para ti hacer estas cosas será normal, pero para mi no, así que no me digas que me relaje porque eso me pone más histérica —alcé mi voz más de lo que me hubiera gustado.

Incluso ni me había dado cuenta de que me había separado de él y ahora me encontraba encarándolo.

Cuando me di cuenta de mi error ya era demasiado tarde.

Jungkook me había cogido bruscamente y sentado encima de su escritorio, me miraba seriamente, sin un ápice de broma en su rostro.

— Estoy intentando ser gentil contigo, he aplazado tu castigo y te he pedido que te toques tú para que te sientas más cómoda —habló despacio haciéndome estremecer con cada una de sus palabras—. Así que como vuelvas a hablarme en ese tono te follaré duro tal y como tenía planeado para hoy —pronunció sin apartar su penetrante mirada.

Tragué duro ante sus declaraciones y entendí que si no hacía lo que me pedía acabaría peor.

Se separó de mi, dejándome sentada en el escritorio.

— Ven aquí —ordenó autoritario.

Obedecí y me bajé del escritorio de un saltito, posicionándome enfrente de él.

Me giró colocando sus manos en mis caderas, para después volver a nuestra posición anterior, sosteniendo mis manos, que se veían muy pequeñas en comparación con las suyas, y volviendo a pegar su cabeza a la mía.

Llevó de nuevo mi mano a mi intimidad haciendo que comenzará a acariciar mi zona, mi propio tacto me estaba haciendo estremecer y estaba perpleja por ello.

Aumentó la rapidez de mis movimientos haciendo que inconscientemente inclinase mi cabeza hacia atrás, recostándola en el hombro de Jungkook.

Solté un suspiro pesado, que podía ser fácilmente confundido por un gemido.

— Bien, lo estás haciendo bien —habló de repente Jungkook—. Ahora tienes que hacerlo tú sola —dijo soltando mi mano haciendo que mis movimientos cesaran.

Me quedé quieta, con la respiración agitada.

Noté su mano en mi cintura, donde apretó ligeramente.

— Termina lo que has empezado ¿O acaso te vas a quedar con el calentón? —susurró con la voz más ronca y sexy que había escuchado.

— No —suspiré.

Definitivamente no estaba en mis cabales.

— Entonces ¿A qué esperas? —volvió a hablar con esa voz que te producía orgasmos con solo escucharla.

Respiré hondo y comencé con los movimientos previamente abandonados, imaginándome que era Jungkook quién me los impartía y no yo, de lo contrario no podría hacerlo.

Seguramente mañana me sienta sucia por haber llevado a cabo actos tan impropios en mi, pero ahora disfrutaría del momento.

Empecé a soltar varios gemidos debido a mis movimientos, esto era realmente bueno, aumenté un poco la velocidad, no sé por qué tenía la necesidad de más, necesitaba acallar ese incesante cosquilleo que crecía en mi.

De repente mi interior se contrajo levemente.

— Oh Dios mío —dije sin poder evitar mi asombro ante estas nuevas sensaciones.

Volvía a sentir esa contracción, y de repente unas ganar de ir al baño impresionantes me atacaron, parecía que me iba a dar una paro cardíaco de lo rápido que palpitaba mi corazón.

Y sin esperarlo.

— Jungkook —gemí ahogadamente al sentir una contracción mucho más fuerte que las anteriores, dejando mi intimidad palpitando como loca y mojada.

A los pocos segundos escucho un gran gruñido, procedente del individuo detrás de mi, ya casi se me había olvidado que estaba ahí.

Junto con el gruñido de Jungkook sentí mi trasero empaparse de un líquido caliente.

Pero no le presté mucha atención, mi respiración, mi corazón y mi intimidad palpitaban por mi reciente primer orgasmo, dejándome demasiado atontada como para pensar coherentemente.

— Lo has hecho muy bien —comentó Jungkook recobrando su respiración al igual que yo—, me he corrido encima de tu culo.

— ¿Qué? —exclamé dándome la vuelta para ver una gran mancha en mi trasero.

— Quítate el uniforme.

— No pienso quitarme nada, mi jornada a acabado —mentí con el propósito de poder irme de una vez.

— Quítatelo antes de que se seque, sino la mancha se quedará y ¿cómo le vas a decir a mi madre que te de un uniforme nuevo porque el antiguo te lo he manchado de semen?

Visto desde ese punto tenía razón.

— Está bien —accedí corriendo para encerrarme en el baño, no dejaría que Jeon me viera.

Cerré con pestillo y comencé a quitarme el uniforme. Ya me había desabrochado la blusa, por lo que me encontraba bajando mi falda cuando la puerta se abrió de golpe dejándome ver a un sonriente Jungkook.

— ¡¡Jungkook!! ¡¡Estoy desnuda!! ¡¡Fuera!! —chillé ante su presencia.

Pero al parecer no me escuchó pues cerró la puerta quedándose él dentro.

¿Cómo la había abierto si había echado el pestillo?

Por otro lado a mi me faltaban manos para poder cubrirme.

— ¿Cómo has entrado? —pregunté rompiendo el silencio que se había formado ya que él no decía nada.

— Es mi casa, se como abrir un simple pestillo —dijo encogiéndose de hombros.

— Am...eh ¿Te podrías ir? Por favor —formulé amablemente.

— No —contestó con tranquilidad acercándose a mí.

Yo retrocedí chocando con el lavabo.

El posicionó ambas manos a mis costado apoyándose en el lavabo, quedado a centímetros de mi.

— No se me ha olvidado que has gemido mi nombre cuando has llegado al orgasmo —sonrió con malicia.

— Yo no... —intenté contestar avergonzada.

— Venga ya ¿vas a tener el descaro de decir que no? —alzó una ceja—. ¿En qué estabas pensando para decir mi nombre?

Silencio.

— ¿Acaso pensabas que era yo el que te tocaba? —pronunció buscando mi mirada.

Creo que mi expresión corporal contestó a sus preguntas, ni siquiera me atrevía a mirarlo de la vergüenza que tenía ahora mismo.

— Tus fantasías se pueden hacer realidad, solo tienes que pedirlo —soltó un guiño seductor para rematar la frase.

Yo ya estaba acalorada de solo pensar en Jungkook tocándome.

— Déjame verte —soltó de repente.

Eso sí que no, prefería que me tocara a que me viera, sin duda alguna.

Mi inseguridad respecto a mi cuerpo era demasiada como para dejar que Jungkook me viera. Seguramente le parecería poca cosa, acostumbrado a estar con mujeres despampanantes y voluminosas.

Negué con la cabeza repetidas veces.

Al parecer no era la respuesta que esperaba ya que frunció el ceño y me cogió de las muñecas.

El pánico y la vergüenza me invadió.

— No, por favor —supliqué al borde del llanto.

Algunos podrían pensar que era una exagerada, pero de verdad que esto era muy significativo para mi, en mi adolescencia siempre había recibido críticas y burlas por ser delgada y no tener demasiado pecho y culo, burlas que a la larga se fueron convirtiendo en un trauma, tanto que ni siquiera era capaz de ponerme en bikini delante de la gente.

Al parecer a Jungkook no le gustó nada mi reacción ya que frunció aún más el ceño, seguramente estaría enfadado y eso me aterraba más.

Jungkook podía llegar a ser muy cruel, lo había visto más de una vez meterse con los chicos del colegio, no me podía llegar ni a imaginar lo que sería capaz de decirme a mi.

Apretó mis muñecas con fuerza y las aparto, dejando mi cuerpo expuesto a él. No pude evitar soltar un sollozo, las lágrimas inundaban mis ojos y no me dejaban ver. Ya me estaba preparando mentalmente para recibir sus crueles insultos.

Al ver que no decía nada, empecé a forcejear para volver a cubrirme, pero Jungkook no me lo permitió.

— ¿Se puede saber por qué lloras? —la irritabilidad podía notarse en sus palabras.

— Suéltame —fue lo único que alcancé a decir entre sollozos.

— No hasta que me digas por qué lloras —endureció su voz.

Negué repetidas veces, admitir mi inseguridad era algo que tampoco era capaz de hacer.

Jungkook suspiró cansado.

— ¿Es porque no se quita la mancha de semen? —preguntó ahora suavizando su tono de voz.

Negué en respuesta.

— Joy no soy adivino. Dímelo.

— Por favor suéltame —pronuncié un poco más calmada.

Ni siquiera me atrevía a mirarlo.

Segundos después soltó mis manos, dejándome libre para poder cubrirme de nuevo.

— ¿Puedo irme ya? —formulé dándole la espalda.

— Si, puedes irte.

Y como si sus palabras hubieran sido mi pistoletazo de salida salí corriendo de su habitación, bajé las escaleras, me vestí en tiempo récord y salí de la casa de los horrores, donde tus mayores miedos se hacen realidad.

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Gracias por leer💜💜💜💜

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