12 : ¿Me tienes miedo?
No me podía creer que estuviera haciendo esto, yo Kim Joy, esperando que la puerta de los Jeon se abriera de par en par, recibiéndome, entrar a esa casa no sólo suponía tener que ir al trabajo, sino que para mi era mucho más que eso.
Tendría que dejar mi dignidad fuera y junto con ella la vergüenza y nerviosismo que surgían en mi de tan solo pensar lo que Jeon tenía preparado para esta tarde, tenía miedo, bastante miedo a decir verdad.
Las puertas se abrieron ante mi presencia, me adentré en la casa, la cual parecía desierta.
Hice lo mismo de todos los días, fui al baño, me desnudé para ponerme mi nuevo uniforme y limpié habitáculo exhaustivamente.
Al salir del baño me encontré a Jungkook recargado en la pared, por lo visto estaba esperándome.
Se me cogió un pellizco en el estómago cuando lo vi, después de unos segundos aparté mi mirada e hice como si no lo hubiera visto.
El por su parte soltó una carcajada ante mi reacción y me siguió, con una distancia demasiado prudente y moderada para ser Jungkook.
— Joy —pronunció mi nombre con parsimonia.
— Mmm —emití como respuesta sin siquiera mirarle.
— ¿Me estás ignorando? —preguntó divertido.
A Jungkook se le veía distinto, parecía que estaba algo así como ¿feliz?
Negué con la cabeza respondiendo a su pregunta.
— Ya —comentó sarcástico.
Comenzó a acercarse a mi haciendo que mis nervios aumentaran.
Se colocó detrás mía, rodeando mi cintura con sus grandes manos, apoyó su cabeza en mi hombro y suspiró.
Acaso estaba siendo ¿tierno?
Era la primera vez que se acercaba de esa manera a mi, sin restregarse o besar mi cuello o susurrar en mi oído con voz seductora haciéndome estremecer.
— Joy.
— ¿Qué? —contesté sin moverme del sitio.
— ¿Me tienes miedo? —preguntó con suavidad, nunca había visto esta faceta de Jungkook.
Su pregunta me puso más nerviosa todavía.
¿Qué si le tenía miedo?
No, miedo no, pánico definía mejor lo que sentía cuando estaba con él, aparte de otros sentimientos que no admitiría delante de su persona por nada del mundo.
Me quedé callada unos minutos, por miedo a dar mi verdadera respuesta.
— Responde —ordenó con un tono más propio de él.
— Em...bueno...yo —mi frase se vio interrumpida por las palabras de Jungkook.
— Quiero que me digas la verdad.
Respiré hondo antes de dar mi respuesta.
— Si, me das miedo —confesé.
Sabía que probablemente había cavado mi propia tumba con la reciente declaración.
Jungkook se quedó callado durante un buen rato, sin cambiar su posición.
— ¿Estás enfadado? —me atreví a preguntar esperándome lo peor.
Jeon suspiró pesadamente.
— No —habló con sinceridad—, sólo me fastidia porque tendré que aplazar mi castigo un poco, pero sólo un poco, no te emociones.
— Gracias —dije algo tímida, no sabía que le había pasado a Jungkook, ni tampoco el castigo que tenía preparado para mi, sólo sabía que ahora podía respirar un poco más tranquila.
— No, no te equivoques, no voy a aplazar tu castigo gratis.
Mi tranquilidad duro menos que Bts en romper un nuevo récord.
— ¿Qué tengo que hacer? —formulé cansada.
— Te lo diré en mi habitación —pronunció cogiéndome de la mano, haciendo que un extraño cosquilleo se instalará en mi estómago.
Me llevó a su habitación cerrando la puerta una vez entré.
Se sentó en su silla junto al escritorio, girando para estar frente a frente conmigo. Me escaneó de arriba a abajo hasta que se decidió a hablar.
— Quiero que te toques —pidió con la mayor seriedad del mundo.
— ¿Cómo? —formulé con mis ojos casi precipitando de mi órbitas, esto tenía que ser una broma ¿De verdad me estaba pidiendo eso?
— Que te toques, masturbes, que te des placer...
— Ya, ya se lo que significa —hablé cortándole enfadada y sonrojada.
— Pues ¿A qué esperas? Empieza —ordenó haciendo un ademán con la mano indicando que comenzará.
— ¿Delante tuya? —pregunté avergonzada.
— ¿Ves a alguien más en la habitación? —pronunció alzando una ceja.
Eso bastó para contestar mi pregunta.
¿Qué se supone que tendría que hacer ahora? Debo de verme ridícula ahora mismo.
— ¿Piensas empezar hoy? —insistió Jungkook una vez más.
— Es que...no sé muy bien que tengo que hacer —dije cabizbaja.
El suspiró sonoramente y se levantó de la silla a la vez que se acercaba a mi, posicionándose justo delante mía y a pocos centímetros de mi.
— ¿No te has tocado nunca? —preguntó girando su cara, en busca de mi mirada.
— Sabes perfectamente que no —contesté de mala gana.
Soltó un bufido y se posicionó de nuevo detrás mía.
— Dame tus manos.
Hice lo que me pidió.
Me cogió por la mitad de mis manos y muñecas, pegó su pecho a mi espalda y colocó su cabeza junto a la mía, de forma que su boca estaba pegada a mi oído.
— Ahora tienes que seguir todas y cada una mis indicaciones sin rechistar o negarte ¿He sido lo suficientemente claro?
Yo asentí con la cabeza, no me encontraba en mis plenas facultades para articular palabra.
Acto seguido bajo una de mis manos por todo mi vientre, metió nuestras manos bajo la falda de mi uniforme, hasta llegar al monte de Venus, donde se detuvo un rato.
La cercanía de Jungkook me intimidaba, pero a la vez conseguía excitarme de una manera única.
Sin previo aviso comenzó a mover de nuevo mi mano, haciéndome acariciar mi zona intima por encima de la delgada tela de mis bragas.
Cuando mis dedos rozaron mi clítoris di un respingo, apartando la mano de mi zona de inmediato, me había gustado ese roce, me había gustado más de lo que había podido imaginar y eso me aterraba.
Me aterraba el pensamiento de que me había gustado, pero me aterraba aún más pensar que si hubiera sido Jungkook me habría gustado un millón de veces más.
Mi reacción al parecer le resultó graciosa y me lo hizo saber soltando una risita burlona.
Intentó acercar de nuevo mis manos a mi zona intima, a lo cual me negué.
— Tranquila, estás demasiado tensa, tienes que relajarte para poder disfrutar.
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