1 : Que comience el juego

— ¿Así que tienes experiencia como empleada del hogar?

— A si es señora —mentí.

— Bien —hizo una pausa mirándome de arriba abajo, deteniéndose en la mochila escolar que tenía mí lado—. Eres joven y por lo que veo estudiante ¿No es así?

— Si señora —asentí agachando mi cabeza, temía que no me diera el puesto por mi corta edad y por la restricción de tiempo que tenía debido al instituto.

— ¿Te viene bien todos los días, exceptuando los fines de semana, de 2 a 6 de la tarde?

— Si, me viene muy bien —dije nerviosa, pensaba que me rechazaría como todas las demás casas que había visitado en busca de trabajo.

— Perfecto, empiezas hoy. Tú sueldo será entregado a final de mes, te pagaré 8€ la hora, por lo que recibirás 672€ al mes ¿Estas de acuerdo?

— Si por supuesto —dije emocionada.

— Bien pues si no tienes ninguna duda más —se levantándose de la silla de su despacho y acompañándome a la salida—. Cuando llegues a las 2 te reunirás con el resto del personal, ellos te esperarán en la entrada, te explicarán todo, te enseñaran la casa y te dirán lo que tienes que hacer.

— De acuerdo.

— Bueno pues eso es todo —habló con una sonrisa perfecta.

— Adiós y muchas gracias —me despedí de la señora Jeon para después salir de su enorme casa.

Corrí calle arriba de la emoción que tenía de haber encontrado trabajo, bueno de eso y de que si no corría perdería el autobús del colegio.

Llegué a la parada en pocos minutos, a tiempo para coger el autobús.

Me dejé caer agotada en uno de los primeros asientos y observé el paisaje por la ventana, al fin conseguiría el dinero para poder pagarme mis estudios.

Mis padres trabajaban ambos a tiempo completo, pero aún así llegábamos con las justas a fin de mes.

Hace unas semanas llegó una carta a mi casa, era una carta del colegio al que asistía, comunicando que el colegio se había vuelto privado y que todos los estudiantes debían abonar la cantidad de 300€ al mes.

Mi mundo se derrumbó con aquella carta, si mis padres apenas llegaban a fin de mes ¿Cómo podrían afrontar el gasto que les supondría mantenerme en el colegio? Tendría que dejar el colegio y eso no era una opción viable para mi, por lo que decidí romper la carta y buscar trabajo a escondidas de mis padres para poder costearme los estudios.

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Las clases pasaron rápidas, ya que estaba ansiosa por llegar a casa de los Jeon.

Cuando sonó el timbre, corrí literalmente hacia la salida, cogí el autobús y llegué al hogar de los Jeon antes de lo que pensaba.

Me paré en frente de la gran casa, era preciosa, tanto por fuera como por dentro.

Llamé al timbre, donde apareció una voz de una mujer.

— ¿La señorita Kim? —habló la voz a través del telefonillo.

— Si, soy yo.

— Pase — indicó a la vez que la puerta de entrada se abría de par en par automáticamente.

Cruce todo el jardín hasta llegar a la puerta, donde me esperaban un hombre de unos 50 años vestido con un traje, supongo que será el chófer de la señora Jeon, a su lado, una mujer más joven y vestida con el uniforme de señora del hogar.

— Hola, mi nombre es Iseul y soy la encargada de la cocina de la familia Jeon —se presentó la mujer de unos 40 años amablemente.

— Mi nombre es Shin y soy el chófer de la familia Jeon —dijo el hombre educadamente.

— Kim Joy, es un placer —contesté haciendo una reverencia.

— Bueno ahora que ya sabemos quién es quién acompáñame, tengo que enseñarte la casa, darte tu uniforme y explicarte cómo funciona todo —dijo la mujer adentrándose en la casa conmigo siguiéndola, dejando atrás a Shin.

Me enseñó la parte de abajo que consistía en una amplia cocina con una isla en el centro, un salón enorme con una tele de lujo, dos cuartos de baño, una sala de videojuegos, por lo que supuse que tendrían hijos, además de dos despachos.

— Tendrás que estás aquí a las 2 en punto, ni un minuto más y ni uno menos, la señora Jeon odia la impuntualidad. Lo primero que harás cuando llegues es limpiar todos los baños, después harás la cocina ya que los señores habrán terminado de comer y los cuartos y el resto de la casa lo harás por turnos es decir unos días los cuartos y otro el resto de la casa ¿Entendido?

— Si.

— Bien, antes de enseñarte la parte de arriba ponte el uniforme —dijo entregándome un uniforme similar al de ella, que consistía en una bata negra que se abrochaba con botones en la parte delantera, llegaba por encima de las rodillas, a parte de un delantal blanco atado a la cintura.

Una vez que lo tenía puesto me enseñó el resto de la casa, que era igual de lujosa o incluso más.

Hice caso a Iseul y comencé a limpiar los cuartos de baño, empecé por los de abajo, que eran dos.

Me encargué de dejarlos relucientes, para después subir a la planta de arriba donde había un baño por habitación es decir 3 baños, esto parecía la casa blanca con tantos baños.

Limpié el baño de la habitación de la señora Jeon, recogí todo los productos de limpieza y me dirigí hacia uno de los cuartos perteneciente al hijo de la señora Jeon.

Entré en la habitación que estaba completamente desordenada, con toda la ropa tirada por el suelo. Confirme lo que Iseul me había contado, se trataba de una habitación típica de un chico de 18 años.

Me dispuse a recoger la ropa cuando de repente se abre la puerta del baño pegándome un susto de muerte, no solo por haber abierto la puerta de golpe si no por lo que había detrás de la puerta.

El mismísimo Jeon Jungkook completamente desnudo a excepción de una diminuta toalla rodeando su cintura, dejándome ver su torso desnudo bien trabajado y definido, unas piernas y unos muslos que harían enloquecer a cualquier mujer cuerda, añadiéndole que estaba empapado de agua, haciéndole ver más sexy, si eso aún era posible.

Abrí mis ojos como platos y me giré rápidamente tapando mis ojos y mi rostro que ahora mismo estaba ardiendo por lo que había visto.

Escuché una risilla proveniente del sujeto detrás mía.

— ¿Te das la vuelta y te tapas la cara avergonzada después de haberme violado con la mirada? —dijo para después hacer un sonido con sus labios negando—. Tu a mi no me engañas.

— Yo... —ni siquiera termine la frase, no sabía que decir, así que opté por lo más sensato, correr.

Pero él como era de esperar fue mucho más rápido que yo, cerrando la puerta y acorralándome contra ella hábilmente.

— ¿Dónde ibas? —preguntó demasiado cerca de mi cara—. ¿Acaso pensabas escapar? —preguntó mirándome divertido.

Bajé mi mirada avergonzada nivel 100, nunca había pasado tanta vergüenza en mi vida y mucho menos había estado tan cerca de un chico como lo estaba ahora de Jungkook.

— ¿Sabes hablar? —formuló pegando su mojado cuerpo al mío.

— Si.

— Pues entonces contesta —dijo con un tono de voz dura que me hizo estremecer.

— Si.

— Si ¿qué? —podía notar su aliento chocara con mi cara.

— Pensaba escapar —tartamudeé como una estúpida.

— ¿Y donde pensabas ir? —dijo alzando una de sus cejas.

— No lo sé —admití avergonzada.

— Pensé que eras más lista Kim Joy —me miró con una sonrisa.

Yo lo mire atónita ¿Sabía quién era? ¿Él? El mismísimo Jeon Jungkook se sabía mi nombre.

El nombre de una insignificante chica de un curso menor que él a la que no se le acercan ni las moscas, en cuanto a chicos respecta, ya que amigas tenía unas cuantas y bastante buenas.

— ¿Cómo? —alcancé a preguntar.

El volvió a sonreír de lado.

— Yo lo sé todo —me susurró al oído haciendo que se me erizara la piel—. ¿Saben tus padres que trabajas aquí? —preguntó de la nada, haciendo que el pánico me invadiera.

— No —dije en un susurro bajando mi cabeza de nuevo y rezando para que no se lo dijera a nadie.

— ¿Sabes lo que eso significa? —preguntó con una sonrisa maliciosa.

— ¿El qué? —formulé temerosa de su respuesta.

— Que comienza el juego.

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Gracias por leer💜💜💜

Pd: resubida por petición popular. 

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