Cap. 19
El golpe en mi puerta llega mucho antes de lo que esperado. Podría ser literalmente cualquier persona a esta hora, pero conozco el golpe. Un poco impaciente y lleno de vida.
Sonrío incluso antes de llegar a la puerta.
Se ha cambiado desde el entrenamiento, y tiene buen aspecto. Realmente bueno.
Con una rápida mirada hacia el pasillo, lo agarro de la camisa y lo meto dentro, pero antes de que pueda empujarlo contra la pared y darle un estúpido beso, War se aparta de mi alcance. No me mira a los ojos, y de repente me preocupa que esté aquí por otra razón que no sea la de besarse.
Se aparta más.
Oh-oh.
¿Ha terminado esto?
Me enderezo y hago todo lo posible por ocultar el pánico repentino. Puede que haya sido idea de War continuar con esto, pero definitivamente no me he quejado. Cada noche que se escabulle aquí, me hace desear más.
—Así que esto es fuera de nuestro horario habitual —digo con cuidado.
War fuerza una pequeña risa.
—Ah, sí. Pensé en pillarte antes de la cena, para ver si tenías hambre, tal vez. —Sigue actuando de forma extraña, pero al menos no parece que esté aquí para acabar con las cosas.
—Podría comer.
—¿Podrías?
Lo miro fijamente durante un minuto, sin estar seguro de si está bromeando.
—¿Por qué estás raro?
—Estoy... —Me doy cuenta de que está a punto de negarlo cuando se relaja—. Mi hermana quizás adivinó lo nuestro.
—¿Adivinó?
—Al parecer tu pequeña muestra de celos no pasó desapercibida. Y tampoco mi salida a escondidas. ¿Estás enfadado?
¿Lo estoy? Siento que debería estarlo. War ciertamente espera que lo esté.
—No se puede evitar.
—OK, ¿Quién eres y qué has hecho con Anan?
Contengo la risa y lo acorralo de nuevo.
—¿Quién eres tú? Llevas aquí unos minutos y aún no nos hemos besado.
—¿Quieres besarme?
No le respondo. En su lugar, aprieto mis labios contra los suyos y me inclino al sentir su cuerpo contra el mío.
—¿Cena? —me pregunta contra mi boca.
—Claro, déjame buscar las llaves.
—¿Y tal vez quieras cambiarte de camisa?
Es una petición tan extraña que me quedo mirándolo un momento. Sus vaqueros ajustados y su camisa abotonada, y...
Trago saliva.
¿Es una cita?
Los nervios me retuercen las tripas mientras fuerzo mis pies hacia el armario y me pongo la camiseta por encima de la cabeza. No tengo mucha variedad, así que saco de la percha la primera camisa abotonada azul marino que veo y me meto en ella, sin dejar de darle la espalda a War.
Tal vez estoy leyendo mal. Esa sería la opción más obvia. ¿Por qué no me atrevo a hacer algún tipo de broma mientras aclaro lo que sea que esté pasando aquí? Me observo el cabello en el pequeño espejo. Los lados afeitados han empezado a crecer, pero al menos la longitud de la parte superior está bien.
—Bien, vamos.
Sigo a War hasta su coche, y por suerte no vemos a nadie conocido. Si uno de nuestros compañeros de equipo nos viera ahora mismo, no tengo ni idea de cómo explicaría que estuviéramos juntos, y mucho menos que estuviéramos bien vestidos y nos fuéramos del campus.
Podría imaginarme a Pirapat y a Leo asumiendo que nos dirigimos a un club y pidiéndoles que nos acompañen.
—¿Qué tal suena el italiano? —pregunta War mientras sale del aparcamiento.
—Delicioso —Mis sonrisas son más fáciles ahora, y estoy dejando que se vislumbren más de lo que nunca he hecho con él. Supongo que eso es lo que los orgasmos hacen a un hombre—. ¿Conoces un lugar?
—Sí, tiene apariencia un poco de mierda, pero la comida es buena.
Se queda en silencio después de eso. Y en lugar de la sofocante incomodidad que esperaba, es un poco relajante. Miro hacia donde está conduciendo y me pregunto qué pasaría si le tocara el muslo. ¿Es demasiado? Es decir, si se trata de una cita, entonces sería de esperar. Pero si realmente son dos compañeros de equipo que se excitan mutuamente, entonces podría ser cruzar una línea.
Llegamos al restaurante, y War tiene razón, es una mierda. Todo ladrillo amarillo y toldos a cuadros rojos y blancos. Dentro, las luces son tenues, cubriendo todo en un brillo amarillo oscuro. Las mesas de madera están astilladas y ninguna de las sillas hace juego.
Una dulce mujer mayor nos conduce a un lugar, y el restaurante está lleno. Sólo hay un par de mesas libres. Espero a que deje los menús, tome nuestros pedidos de bebidas y se vaya antes de inclinarme hacia War.
—Es posible que suene como un idiota, pero este no parece ser tu tipo de lugar. Se toma un momento para mirar a su alrededor.
—Una noche llegué aquí borracho y tuve un orgasmo por la comida. Entonces asumí que era buena porque en ese estado todo sabe bien. Pero volví y ahora... —Se encoge de hombros—. Me gusta este lugar.
—Tiene un extraño encanto.
—No hace falta que empieces a ser amable ahora.
—No, de verdad. No todas las noches puedo cenar rodeado de gente con ictericia [color amarillento]
War se ríe.
—Sí, la iluminación hace que todos parezcan enfermos.
—Excepto tú.
—¿Qué? —Sus ojos azules brillan.
Considero si debo decir lo que estoy a punto de decir o no. A la mierda.
—Siempre tienes buen aspecto.
—¿Ah, sí?
—Y lo sabes.
—Eso no significa que no quiera volver a oírlo.
—Entonces deberías haberme grabado —Finjo mirar el menú, pero estoy bastante seguro de que pediré la carbonada y acabaré con ella. Estoy demasiado pendiente de él como para concentrarme.
La mujer vuelve con nuestros refrescos y toma nuestros pedidos. Cuando se va de nuevo, War me da una patada en el pie.
—¿Oye, Topher?
—¿Sí, Teddy?
—Sabes que quería que esto fuera una cita, ¿Verdad? —Y mierda, nunca he visto a War tan inseguro como esta noche. Los ojos grandes, la frente arrugada. ¿Dónde está el tipo seguro de sí mismo con el que estoy tan acostumbrado a bromear? Y aunque no tengo ni idea de lo que quiere decir con eso de pedirme una cita, o estar nervioso, sí sé que me gusta.
— Entonces, ¿Qué haces ahí?
Se desliza rápidamente de su lado al mío, y para cuando War está a mi lado, vuelve a ser el tipo que conozco. Su sonrisa completa está a la vista mientras planta su codo en la mesa y angula su cuerpo hacia mí.
—Sabías que era una cita.
—Lo sospechaba.
—Y viniste de todos modos.
Me lo pienso.
—Supongo que sí —Espero que me llame la atención por lo que significa, que me presione y se burle, pero en lugar de eso, lo deja pasar por completo.
—¿Quieres saber la verdadera razón por la que me gusta este lugar? — pregunta.
—Claro.
War mira hacia abajo mientras traza uno de los puntos de la mesa.
—Me recuerda a lo que la gente dice que debe ser un hogar. La primera vez que entré aquí... me sentí cálido por dentro —Se queja—. Cielos, eso es patético.
—No es patético.
—No es una sensación que tenga muchas veces.
Estoy nervioso mientras me inclino hacia adelante. No tengo ni idea de lo que pensaría la gente que nos rodea si supiera que estamos en una cita, o si se diera cuenta de que estoy a punto de besarlo. No tengo ni idea de si alguien va a montar una escena por lo que estoy a punto de hacer. Todo lo que sé es que War me permitió conocerlo, y contemple probablemente el lado más genuino de él que jamás haya visto. Y aparentemente, cuando War está deprimido, tengo un impulso abrumador de levantarlo de nuevo.
Toco mis labios con los suyos. Es rápido, y no es para nada lo que me apetece, pero espero que él sepa estoy intentando lo que signifique esto. Lo cual es una estupidez, porque en realidad ni siquiera sé qué es.
Me enderezo y me acerco un poco más.
—Sabes que a veces olvido que sólo porque tengas dinero y parezcas feliz todo el tiempo, no significa que no tengas cosas que te afecten.
—Tengo suficientes de esas cosas para mantener a un psicólogo en el negocio durante años —Y a pesar de sus palabras, sonríe mientras envuelve su pierna alrededor de la mía bajo la mesa.
—¿Quieres contarme algo de eso?
—¿Vas a usarlo en mi contra?
Le dirijo una mirada seria.
—Quizá cuando esto termine, volvemos a enemistarnos, ¿Quién sabe? Pero creo que ya hemos dejado atrás las tonterías del instituto, ¿No crees?
—Sólo nos llevó tres años.
—Y múltiples orgasmos.
Se ríe.
—Y espero que muchos más —Levanta su copa como un brindis, y yo golpeo mi vaso contra el suyo.
—Muchos, muchos más.
Tomamos un trago, y mientras me recuesto en la cabina, cedo a mi impulso de antes y pongo mi mano en su muslo. Estamos lo suficientemente lejos del campus como para no tener que preocuparme de que nos vean. Nadie nos molesta a pesar de que no somos sutiles por estar aquí juntos.
Algo de mi tensión se alivia.
—Entonces, ¿Cuáles son tus planes después de que nos graduemos? — Pregunto.
—Esta noche estás lleno de preguntas, ¿No?
—Y tú estás lleno de tácticas de distracción.
Sus labios se mueven. Quiero volver a besarlo.
—Creo que ya he hablado bastante de mí.
—Me has dicho una cosa.
—Es más de lo que planeaba.
—War...
—Mira, mi futuro está más o menos planificado, por eso no hablo de ello. Todo lo que hace es deprimirme, y prefiero centrarme en las cosas divertidas.
—Supongo que ese futuro no incluye el hockey.
—No —Duda—. Sé que para ti y para Jumpol el hockey significa mucho, pero yo no puedo pensar así.
—¿Así que te haces el tonto?
—Exactamente —La voz de War baja un poco más—. No tiene sentido tomarse las cosas en serio y encariñarse cuando sé que en un año tendré que dejarlo todo de todas formas.
Sacudo la cabeza.
—No lo entiendo.
Su mano aprieta brevemente la mía.
—¿Tu familia espera que algún día te hagas cargo de la granja?
Frunzo el ceño ante el repentino cambio de tema, pero lo dejo pasar. Quiero ver a dónde quiere llegar.
—Para ellos, probablemente sería lo ideal. Se espera que uno de nosotros lo haga, pero por suerte, tengo tres hermanos menores y Tony ya trabaja en la granja a tiempo completo. Ni siquiera se presentó a la universidad. Ha estado aprendiendo la parte de la gestión desde que dejó el instituto.
—Ahora imagina que no tuvieras hermanos. Queda claro muy rápido a qué quiere llegar.
—De acuerdo, sí. Si no tuviera hermanos, me sentiría obligado a hacerme cargo. Esa granja ha estado en nuestra familia durante generaciones. No podría venderla.
—Ahora imagina que la granja es el mundo de los negocios, y que estás viendo mi futuro. Mi padre ni siquiera me preguntó si lo quería, ¿Sabes? Es lo que se espera. Y es una mierda.
—¿Y Baby?
—Le falta lo que todo hombre de negocios necesita según nuestro padre.
—¿Sentido de los negocios?
War se burla.
—Un pene. Ella es diez veces más inteligente que yo, pero él no quiere oírlo.
—Eso es...
—Se te permite decirlo. Es la masculinidad tóxica en su máxima expresión. Las mujeres no pueden ser directoras generales. No pueden ser más que bonitas amas de casa.
Llega nuestra cena y tenemos que separarnos brevemente para comer, pero no dejamos de hablar. Es sorprendentemente fácil cuando no estamos en la garganta del otro... o llenando la garganta del otro.
War parece empeñado en alejar la conversación de su vida hogareña, pero me las arreglo para sacarle pequeños trozos.
Es una mierda que después de este año, el hockey se haya acabado para él. Y no es que no tenga talento, porque sé que el entrenador le ha hablado de cazatalentos. Sin embargo, entiendo la obligación. El hockey se acaba para mí porque estoy demasiado motivado económica y familiarmente para ir por ello. Pasar unos años en un equipo de la AHL intentando llegar al gran espectáculo, abandonando la granja familiar por completo, no me parece bien. Puede que no quiera ser un agricultor a tiempo completo, pero todavía quiero ayudar. Con trabajo y con dinero.
En el caso de War, puedo escuchar el dolor cuando habla de que esta es su última temporada, y tengo una curiosidad insana por saber por qué no va por ello. Nunca ha tenido problemas para hacer lo que quiere.
Ya es de noche cuando nos vamos, y lo tomo de la mano durante el corto trayecto desde las puertas hasta su coche.
Él no lo menciona, y yo tampoco.
Mi polla empieza a interesarse en el camino de vuelta mientras veo su gran mano cambiar de marcha y sus fuertes muslos flexionarse con cada movimiento. No puedo esperar a que estemos en mi habitación para poder desnudarlo y sentir esos músculos debajo de mí. Y, sin embargo, yo también estoy un poco nervioso. No estoy acostumbrado a tantas emociones.
Quiero decir, no es que no nos hayamos visto desnudos antes. Pero no sé, si con una cena, algo ha cambiado.
Una vez que ha aparcado, nos bajamos de un salto y ponemos un ritmo rápido de vuelta a nuestros dormitorios. Me duele la polla.
Nos cruzamos con algunas personas en el vestíbulo de la residencia, pero por suerte el ascensor está vacío. En cuanto se cierran las puertas, War me atrae y me besa lenta y profundamente. Gimo, y mis manos encuentran su culo. Tal vez esta noche tenga las pelotas para sacar a relucir el tema de follar con él de nuevo.
El ascensor se detiene y nos separamos rápidamente, pero mi pasillo está despejado. Salgo, pero me doy cuenta de que no me ha seguido. Sigue dentro, con la mano impidiendo que se cierren las puertas.
—¿Vienes?
—No.
Mis ojos casi se salen de mi cabeza.
—Espera, ¿qué?
Tiene las pelotas de sonreírme.
—Lo siento, Topher. No lo hago en las primeras citas.
—¿Me estás jodiendo ahora mismo?
—Ni un poco.
Dejo caer mi cabeza hacia atrás con un gemido, y ahueco mi erección.
—Entonces, ¿Qué debo hacer con esto?
—En realidad no es mi problema.
Vuelvo a mirar por encima del hombro antes de acercarme.
—¿Y este repentino pudor se extiende a las segundas citas?
—Supongo que tendrás que llevarme a una para averiguarlo.
Incluso sabiendo que no voy a tocarlo esta noche, no puedo evitar sonreír.
Una segunda cita... Con War.
Maldita sea, cómo han cambiado las cosas.
Aprieto su fuerte mandíbula y le robo un último beso.
—Alguien se está volviendo valiente —dice.
O tal vez se está volviendo demasiado adictivo.
—Cuidado. Estás dando la impresión de que podría gustarte un poquito.
Sonrío contra su boca.
—Ridículo.
—Completamente ridículo.
Lo beso de nuevo antes de separarme. Antes de que las puertas del ascensor puedan volver a cerrarse, le digo por encima del hombro:
—Creo que me gustas un poco más que eso.
🔥 𝕭𝖑-𝖋𝖎𝖈𝖘
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