10

Yolo estaba buscando la ropa que utilizaría ese día, era Noche Buena, le emocionaba pasar ese día con Paloma, hasta había olvidado que le habían dejado otro mezcal y una nota de Guido, lo más inexplicable fue que lo dejaron en la mesa del comedor, seguían escogiendo su outfit, hasta que...

—Hola—susurraron cerca de su oído

Yolo volteó muy rápido—¡Ay, no mames Aristóteles! ¿Qué te pasa?

—Ay no, tu cara fue épica—dijo sin parar de reír

—Eres un imbécil—lo golpeó con una blusa

—Perdón, perdón—trató de parar de reír

—Idiota, te odio.

—Uy si, haré como que te creo, como cada vez que me dices que vas a cambiar la cerradura del departamento

—Ahora si lo haré

—Sí, claro—se sentó en la cama viendo la ropa que su amiga había sacado

—Hablo en serio... Alguien entró a dejarme un paquete y una nota

—¿En serio?—la cara del chico cambió totalmente

—Sí, cuando iba a desayunar ahí estaba, tuvieron que entrar en la madrugada

—A mi también me dejaron un paquete... Siendo específicos un mezcal y una nota de... Ya sabes

—No quiero hacerme idea, ó sea, está en la cárcel

—Ya recordé a que vine... Le conté a Dani sobre lo que ha estado pasando y me dijo algo que me dejo helado

—¿Qué?

—Me dijo que... En realidad nunca lo agarraron, que como eramos muy chicos y nos veía muy presionados y asustados con ese tema, mi abuela le dio el consejo de que nos mintiera

—No es cierto—la chica se puso pálida, sintió como su corazón comenzaba a latir muy fuerte, todo le comenzó a dar vueltas, de verdad estaba muy asustada, el simple hecho de pensar que Guido estaba muy cerca la ponía a temblar— ¿Por qué nunca nos lo dijo?

—Le hice la misma pregunta y ni ella me supo contestar, hay que andar con cuidado, aunque no lo creas estoy muy paranoico, escucho un ruidito y ya casi quiero saltar a los golpes

—Y no se te da—salió una pequeña risa

—Y también vine por otra cosa 

—Ay no, ¿ahora qué me va a arruinar por completo este día que pintaba ser hermoso? 

—Arquí, me dijo que los planes de Navidad de nuestros padres...  del compromiso siguen en pie, que por más que él y tus hermanos quisieron impedirlo no pudieron

—Ay no, ya, listo, me voy a matar, vuelvo en cinco minutos.—aventó la ropa que tenían al piso

—Cálmate dramática 

Su amiga se aventó a su cama, no pudo evitar comenzar a llorar, estaba harta y en ese momento con lo de Guido sentía que todo empeoraba. Ari se alarmó un poco, raras veces veía llorar a Yolo, pero la entendía, se sentía igual.

—Hoy tiene que ser el día, no podemos seguir ocultándonos—limpió sus lágrimas

—¿Estás segura?—la miró algo asustado

—No, pero, no me quiero casar, al menos no contigo

—Va... No es cierto, no me siento listo, bueno sí, pero... Ay no sé

—Si tú no quieres, no tienes que hacerlo

—No, si, ya es justo, es sólo que vaya.... No quiero ser el responsable de la muerte mi abuela

—Pues la tierra ya la reclama—hizo una mueca

—¡Yolo!

Ella alzó las manos. Estuvieron platicando de como le dirían a su familia, tenían miedo, pero el hecho de ya tener la edad suficiente y el como salir adelante hacían que el miedo disminuyera, Ari ya estaba viendo departamentos, al igual que Yolo, pues donde vivía estaba a nombre de su mamá.

El reloj marcaba las 8 pm, terminaban de arreglarse, tan sólo esperarían a Temo y Paloma, también tenían en mente que era momento de pedirles una relación. Se escucharon unos golpes en la puerta, Yolo caminó muy rápido y al abrir la puerta se encontró con una caja

—¡Aristóteles!—gritó asustada

—¿Qué pasa?— dijo casi corriendo hacia la entrada

—Esto—señaló al piso

—Ay no —la tomó, la caja tenía un post-it pegado diciendo "Pasen una increíble noche... Tal vez y es la última :). G.M" Abrieron la caja y era un par de moñitos con los que el italiano utilizaba.

—¿Regalo sorpresa?—preguntó Paloma llegando junto a Temo

—No, no, alguien que está molestando

—¿Qué es?—preguntó Temo viendo dentro de la caja— ¡Uy, mira, siempre he querido utilizar uno!—tomó uno color rojo y se lo puso

—No, Temo—dijo el oxaqueño

—¿Me veo mal?

—No de hecho se te ve bien, es sólo que... Olvídalo—sonrió— Que bueno que ya llegaron

—Sí, entren, tenemos algo que decirles—pidió Yolo dejando la caja en el piso

—Gracias, se ven muy bien—habló Paloma

—Ustedes igual—dijo Córcega

Yolo vestía una falda roja, blusa blanca, en medio tenía un arbolito de Navidad, botines negros y una chamarra color vino. Aristóteles utilizaba un pantalón de mezclilla color negro, una camisa blanca y un suéter color café con adornitos como renos, pinos y rayitas y tenis blancos. Temo, tenía una camisa color crema, al igual que Ari un pantalón de mezclilla color negro, el moño rojo, un saco negro. y zapatos negros. Por último, Paloma utilizaba, un vestido color vino, zapatillas negras y una gabardina del mismo color.

—¿Y que querían decirnos?

—Mmmm hemos tomado la decisión de que hoy le diremos a nuestras familias sobre nuestras preferencias

—¡Wow, que bien! Nosotros estaremos ahí para apoyarlos, ¿verdad?—preguntó viendo a Paloma

—Así es, ya verán que todo saldrá bien

—Ojalá —dijeron ambos

Tomaron sus cosas y salieron de ahí para dirigirse hacía el edificio Córcega, Paloma había llevado su auto, así que subieron a este, el camino estaba siendo muy callado, el ambiente se sentía con muchos nervios, Temo no podía dejar de mirar a Ari, parecía como si tuviera que decirle algo, en cambio Paloma evitaba ver a Yolo.

—¿Están bien?—cuestionó Rey—Se ven... Raros

—No es sólo que... —Temo callo—Nos contagian sus nervios, sólo eso

—Bueno, lo que me tranquiliza es que estará una prima —miró a Yolo—  Julieta y ella siempre me ha apoyado, antes de salir al departamento le mande mensaje diciendo lo que haríamos y me dijo que no dudara en que estaba conmigo

—Julieta siempre ha sido un amor.

El chico asintió, después intercambiar un par de palabras, llegaron al edificio. Bajaron del auto, subieron hasta donde estaba el departamento de la abuela de Aristóteles, se quedaron parados ahí unos segundos, se podía escuchar la música proveniente de ese hogar

—Tranquilos, todo estará bien—trató de animarlos

—Exacto, traten de vivir esta noche como si fuera la última—siguió Paloma

Ari y Yolo se miraron, dieron un gran suspiro y él abrió la puerta. Julieta estaba en ese pasillo, no dudaron en abrazarse, tenían meses sin verse, ya que ella, Robert y sus hijos vivían en New York, así que rara vez iban de visita a Oaxaca.

—¿Están listos?—les cuestionó mientras los abrazaba

—Sí, pero espera... Tampoco es como que voy a entrar ahorita y decir "Familia, soy gay"

—No estaría mal —dijo Temo riendo

—¿Y ellos son?—pregunto Julieta

—Oh, ella es Paloma y él Temo—los presentó Yolo

—Ah... Mucho gusto—les sonrió y se saludaron cordialmente.—Bueno, entremos, por cierto, deben ser rápidos que sus padres piensan hacer lo del compromiso en minutos

Los nervios los estaban comiendo a más no poder, Temo y Paloma los miraron con cierta confusión, pero decidieron ignorarlos. Daban los pasos más cortos, pues tenían que acomodar sus ideas, entraron a sala, todas las miradas se posaron ellos.

—Hija, que guapa te ves—dijo la madre de Yolo— Igual tú Aristóteles, sin duda la mejor pareja

—Así es—expresó en un susurro el toluqueño

—Familia... Familias—empezó hablar Ari— Tenemos algo que decirles, antes de que otras personas—miró a sus padres— Hagan sus planes

—Pero si ya lo sabemos—dijo Linda muy emocionada

—No, no, no—ahora Yolotl tomó la palabra—Tanto Audifaz, como Ariadna, están mal. Siempre lo hemos dicho, nosotros no somos pareja, ni somos nuestro tipo. Sólo somos amigos y de ahí nada va a cambiar.

—¿Pero, si son tan unidos como no van a ser novios?—cuestionó Marisol.

—Porque nos entendimos muy bien, tenemos algunas cosas en común y le ayude mucho a Yolo cuando llegó a Oaxaca y la amistad, es más, la hermandad nació, porque eso somos para nosotros, hermanos.

—Mamá, papá, abuela, primas, primos y tíos... Soy... Gay

—Mamá, papá y personas con las que no quiero emparentar... Soy lesbiana

—¿Qué?—dijeron todos al mismo tiempo, a excepción de los hermanos, Julieta y Robert, quienes los veían con una gran sonrisa

—¡No, no! Ya sé, se adelantaron al día de los inocentes—dijo Imelda intentando reir.

—No es ninguna broma—expresó muy serio Ari

—Creo que si nosotros fuésemos pareja no tendríamos ningún problema en afirmarlo, son 7 años ¿y ustedes creen que lo estaríamos ocultando?

—Mi hija es... ¿lesbiana? ¡No, me niego aceptarlo y aceptarte a ti en mi familia!

—Ariadna estás mal, nada cambia, Yolotl seguirá siendo la misma de siempre—expresó con molestia, Julieta

—Dios, creó a Adán y Eva, no a dos Adanes o 2 Evas—Audifaz interrumpió hablando con seriedad.

—Y Dios siempre dio como ejemplo amar al prójimo—habló Temo 

—¡Ustedes no tienen nada que hacer aquí, esto es familiar y sólo están confundiendo a estos 2!—gritó Imelda.

—Ellos se van, porque nosotros tampoco nos vamos a quedar, sabíamos que esto podía pasar e hicimos otro planes, no nos van arruinar la noche —contestó Yolo y después le regaló una sonrisa a Julieta 

Le habían pedido a Aguilar que les prestara su casa (apesar de vivir en Nueva York, no quisieron venderla, porque sabían que iban a volver), para poder festejar, ella no se negó, pues le encantaba ayudar a su primo.

—Ustedes deberían entender que tanto mi hermano como Yolo están siendo felices con ellos—señaló a los chicos que se encontraban detrás de los mencionados— Y si yo que soy un niño lo entiendo, no veo por qué ustedes no

—Deberían escuchar a Arquímides—habló Robert— Familia, Ari tiene el derecho de elegir a quien amar, ustedes ni siendo sus padres pueden elegir por él, lo mismo para ustedes—señaló a los Rey.

—Nosotros los esperamos afuera, ¿si? —susurró López cerca del oído de Ari

—No te vayas a ir—volteo a mirarlo

—No, ¿cómo crees?—lo tomó de las manos ignorando las miradas de— Todo estará bien, pasaremos la Navidad juntos, al menos ya tomaste la iniciativa y todo estará bien.—Aristóteles asintió—  Los esperamos en el auto.

Paloma le dio un abrazo a Yolo y un beso en la mejilla. Cuauhtémoc y la pelirroja salieron del departamento, ambos en silencio. Bajaron, entraron al auto, Temo dejo salir un pesado suspiro.

—No puedo, Paloma—rompió el silencio

—No es de que puedas, es de que tienes que hacerlo y nos lo advirtió—dijo sin siquiera mirarlo

—Sí, pero, pensé que iba a poder controlarme, si tú no sientes nada por ella termina tú el trabajo y de paso conmigo, pero yo no pienso hacerlo

—Temo, no lo compliques—tragó saliva.

—Sólo dime algo,— la miró—¿de verdad no sientes nada por Yolo? ¿No la quieres un poco?

—No empieces—expresó con un tono molesto

—Bueno, ya te dije, hazlo tú—gritó

—¿Si sabes que él no se va a quedar con los brazos cruzados, verdad?—habló con mucha seriedad.

—Pero yo me pienso arriesgar—sacó su celular

"No puedo hacerlo, perdón, no puedo llevar a cabo tus planes de Navidad, Guido"

Mensaje enviado.

FIN

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